Capítulo dos: Cállate Riven
20 de abril del 2018
Leah Silva
Bueno no era tan mal día como pensaba, aunque bueno que tu querido mejor amigo te despertara saltando encima de ti no era un muy buen plan.
—¡Riven quítate! —intenté apartarlo, pero como era de esperarse él era más fuerte que yo así que me había dado por vencida.
—Pero si estoy muy cómodo mujer, ni que te fuera a aplastar —se acomodó mejor y yo sentía como cada vez se me dificultaba respirar, si lo sé, puedo llegar a ser muy exagerada.
—Quítate que me voy a morir —Riven me ignoro y cerro los ojos. Esperaba que no se durmiera porque el desgraciado tenía un sueño demasiado profundo.
—¿Qué demonios pasa aquí? —como pude gire mi cabeza hacia la puerta para ver a Sky apoyado en el marco de la puerta con una expresión divertida en su rostro. ¿Le hacía gracia que su mejor amiga se muriera por falta de oxígeno?
—¡Sky no te quedes ahí mirando y quítame al idiota! —Sky no se movió.
—¿Qué gano a cambio? —otro idiota de mejor amigo, a este paso moriría por falta de aire.
—¿Vale que no te golpee? —le regale una sonrisa fingida, rezaba para que apareciera mi padre en cualquier momento porque Sky no me sería de gran ayuda en estos momentos.
—Sky únete, se está muy bien —dijo Riven y yo seguía intentando quitármelo de encima, hasta que de pronto se le unió Sky.
—¡Socorro! ¡Voy a morir asfixiada! —de pronto apareció mi padre y nos miró demasiado confundido y también pude percibir en su mirada una pequeña expresión de seriedad. Se me olvido decir que era demasiado sobreprotector conmigo.
—¡Quitaros de encima de mi hija par de tarados! —Sky y Riven rápidamente se levantaron y por fin pude respirar sin ninguna dificultad. Gracias papá salvaste a tu hermosa e irresistible hija de quedar muerta a falta de aire.
—Gracias por Merlín, papá eres mi salvación —papá volteo los ojos.
—Deberíamos hacer que deje de ver Harry Potter ya hasta en una de esas personas se está convirtiendo —escuche como Riven le susurraba a Sky y este último negó mientras soltaba una pequeña risa.
—Cuanto te odio Riven —le solté yo mientras me cruzaba de brazos. Se notaba sin duda que era un estúpido muggle sin gusto.
—El sentimiento es mutuo mi querida Leah —me guiño el ojo y Sky le dio un golpe en la nuca— ¡Auch! ¿Y eso por qué? —dijo adolorido mientras se tocaba la parte afectada, maldito exagerado.
—Por idiota —miré a mi padre y este volvió a voltear los ojos.
—Panda de idiotas salir del cuarto de mi hija e ir a entrenar de una vez —Sky y Riven salieron de mi cuarto corriendo mientras yo soltaba una carcajada.
—¡Cobardes! —les grité porque seguro que me escucharían.
—¡Estamos salvando nuestra preciada vida! —grito Riven.
—¡Cállate Riven! —le grito esta vez mi padre y yo estaba que me moría de la risa.
—¡Me callo señor! —papá me miro y yo solo me limité a sonreír.
—Bien ahora que se fue Sky y Riven. Buenos días hija —se acercó a mí con una sonrisa y me dio un beso en la cabeza.
—Buenos días papá —me levanté de la cama para poder abrazarlo, el feliz me lo correspondió.
—Bueno ahora Leah ve a cambiarte y ve a clases Farah te está esperando para que vayas —me separe de él y asentí. Él me regalo una última sonrisa antes de irse dejándome sola en la habitación porque mi compañera Kat estaba segura de que se había ido antes, la muy mala persona no me despertaba pronto.
Cuando acabe de hacer todo, cogí rápidamente mi mochila y empecé a correr porque ya estaba llegando tarde a mi clase con la directora Farah, pero como la suerte no estaba de mi lado me choque con alguien.
—Leah, no es Leah si no choca con alguien —sabía de quién se trataba esa voz, esa voz llena de diversión y burla.
Stella.
—Buenos días para ti también reina brillitos, ahora lo siento tengo que irme —se colocó enfrente de mí.
—¿Es que Silva no te enseño a mirar al frente? —voltee los ojos cansada de su actitud. Hace tiempo la consideraba una buena amiga ahora, ahora ni conocida.
—Es que suelo no ver a la gente irrelevante —tanto ella como sus amigas me miraron un poco sorprendidas y Stella me dedico una mala mirada.
—Mira Leah... —unas voces que conocía perfectamente la interrumpieron.
—Pero si es mi rubia favorita —Riven soltó ese comentario con sarcasmo y se acercó a mí para abrazarme por los hombros.
—Stella déjala en paz —y ahí estaba Sky poniéndose al lado de ella y agarrándola del brazo, seguro que para llevarse lejos de mí, porque sabía que era capaz de golpearla.
—¿Ahora la defiendes? Siempre la defiendes a ella —y ahí íbamos de nuevo, al final esa excusa cansaba.
—Ya hemos hablado de esto y te pido por favor que no montes una escena sin motivo.
—Ya claro yo soy la que monta una escena —se fue de ahí enfadada con su estilo de reina que me ponía de los nervios.
—Esta loca —le daba la razón a Riven, pero Sky lo fulmino con la mirada.
—¿Puedes dejarle de decir loca? —¿por qué la defendía? Stella era la persona más irritante y malévola que conocía, tal vez porque se parecía a su madre.
—No voy a dejar de decir algo que es cierto —si no los paraba ahora tal vez más adelante dirían algo hiriente y eso es lo menos que quería, además ya llegaba tarde a mi clase.
—Bien chicos se acabó. Sky ve con tu preciosa y amable novia —le solté con sarcasmo y luego dirigí mi mirada hacia Riven— Y tú me acompañaras a mi clase porque sé que ahora no tienes nada —Riven asintió y juntos nos fuimos dejando a Sky con las palabras en la boca.
—Debiste dejarme darle un golpe seguro le arreglaba lo idiota que tiene —solté una pequeña carcajada.
—O tal vez le dejes más idiota, así que mejor no lo intentamos —Riven volteo los ojos divertido mientras me abrazaba por los hombros.
—El caso es que ese idiota se pierde a una chica genial, por si no te has enterado aun esa chica eres tú —sin poder evitarlo me sonrojo.
—Cállate Riven —le empujé un poco y empecé a caminar más rápido.
—¿Te sonrojaste pequeña Silva? Si lo hiciste —soltó una carcajada mientras volvía a mi lado y volvió a abrazarme.
—En serio cállate —le conteste, me arrepiento demasiado que hubiera descubierto que estaba enamorada de Sky, porque a veces le encantaba sacar ese tema a la luz y molestarme.
—Bien me callo, pero recuerda que siempre voy a estar ahí —lo mire confundida por su actitud.
—¿Qué mosca te pico? —le pregunté divertida, nunca lo había visto de ese modo y si lo vi fueron muy pocas veces.
—Mejor ignóralo loca, ahora vamos —solté una risa y seguimos caminando a mi clase.
NOTA DE LA AUTORA
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