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Capítulo VII

Esto ya lo viví, pensaba Jisung, toda llena de encajes en la puerta de la iglesia.

— Me encantan las bodas — decía Seungmin mientras arreglaba el ramo de novio de su amigo. Jisung no respondió.

— ¿Y cuándo asistiremos a la tuya? — le preguntó Jeongin a Seungmin, mientras estiraba el saco de Jisung.

Seungmin se río entrecerrando los ojos, con algo de vergüenza.

— Ya me casé en la playa, Jeongin.

— Me refiero a la boda religiosa.

— La verdad es que no lo sé, Hyunjin y Félix quieren hacernos una gran fiesta en Australia, Jackson quiere una fiesta en China, Sana quiere que sea en Japón y mis padres quieren que sea aquí en Corea y que Chan se vuelva católico, yo quiero que sea en una iglesia pequeña, y Chan la quiere en un teatro, creo que pondremos las ideas en un sombrero y sacaremos una al azar.

El azar... el azar que logró que todo volviera al principio.

— "Aquí estoy, de nuevo a punto de casarme con un hombre que no me considera nada más que "el adecuado". — pensó Jisung.

Jisung sentía la irrealidad que estaba a punto de llenarlo, esa sensación de no estar ahí, o de querer despertar desesperadamente, pero no, era el momento de casarse con Changbin, y no le quedaba otra que asumir el destino, ya no había otra salida.

Seungmin se había mostrado tan contento cuando se concretó la fecha de la boda, Jisung sabía que estaba preocupado por Changbin. "Lo dejo en tus manos" le había dicho a Jisunf, y ésta pensó que no podía defraudar de nuevo a Seungmin.

La fecha se fijó en un restaurante, en una fiesta que Chan decidió llamar "Tratado de Versalles", pues según él era la paz después de una guerra y Changbin aceptó el nombre con una sonrisa de parálisis facial.

A la fiesta de "nuevo compromiso" asistieron los padres de Jisung, Changbin, Jeongin, Hyunjin, Félix, Seungmin y Chan, Jackson y Sana. No se habló mucho, pues los novios no demostraban gran felicidad, pero se llegó al acuerdo de que la boda religiosa sería lo más pronto posible.

Jisung quería gritar y negarse, pero Seungmin confiaba en que él cuidaría a Changbin.

Y además...

Además, estaba lo de Minho, él siempre había estado interesado en el dinero, el padre de Jisung le había mostrado a ésta un telegrama que firmaba Lee Minho.

Señor Han: Necesito hablar sobre un problema de dinero referente a su hijo, por favor, indíqueme cuando podemos reunirnos.

— Así que quiere la famosa recompensa, dale el dinero, se lo ganó... después de todo, sólo eso le interesaba de mí, debí haberlo adivinado — exclamó Jisung después de leer la nota.

No le quedaba otro camino que ser el "hombre adecuado" y casarse con Changbin.

Y ahora se encontraba en la puerta de la iglesia rehaciendo el ritual de seis meses atrás, parecía que se repetía todo, casi podía jurar que loa invitados llevaban la misma ropa.

¿O todo había sido simplemente un sueño?

Minho... su amado Minho, mientras caminaba por la iglesia recordó a ese hombre que, en verdad, jamás le dijo que lo amaba, pero él pensó que así era, pues se lo demostraba con cada mirada, cada gesto.

La puerta de la iglesia se veía más grande que nunca.

— Vamos a empezar — le susurró Seungmin.

Las puertas se cerraron un instante. ¿O era el piso que se acercaba?

Los murmullos de la iglesia parecían reventar sus oídos, un pelinegro lo llevaba en brazos, diciéndole algo que no entendía, pero que igual lo tranquilizaba.

— ...nervios de la boda — pudo entender.

— Convéncelo, mi amor — dijo Félix cerrando la puerta del lugar a donde lo habían llevado.

El hombre pelinegro lo sentó en una silla en la oficina de la iglesia, y le dio un vaso de agua.

— Hola, Jisung, no habíamos podido hablar hasta ahora — dijo Hyunjin.

— Hola, Hyunjin — dijo Jisung, sonriendo tristemente a su salvador.

— Espera, voy a decirle a Félix que les diga a los demás que aún estás desmayado, para que no nos interrumpan.

Hyunjin salió un momento, le dijo algo a su esposo, y luego entró, cerrando la puerta con llave.

— Jisung, quiero que seas sincero conmigo. ¿Estás enamorado de Changbin?

Jisung guardó silencio.

— ¿Sabes que el silencio significa aprobación?

— Él es adecuado para mí, es mi marido ante la ley, ahora lo será ante Dios, y debo respetarlo.

— Pero ¿Lo amas?

Jisung tragó saliva.

— Mamá dice que el amor viene con la convivencia.

— ¿Y qué me dices de Minho?

Jisung enrojeció violentamente y miró amenazadora a Hyunjin.

— ¿Qué sabes tú de ese... ese...?

— Sé lo que él me contó cuando fueron a la casa a buscar a Seungmin y lo que dijo cuando nos encontramos días después.

— Pues yo también sé bastante acerca de él, sólo estaba conmigo para cobrar la recompensa, de hecho, debe haberla cobrado para este momento y tal vez se está dando la gran vida con alguna de sus amiguitas.

— Minho no cobró ninguna recompensa, seguro hablas de ese telegrama que tu padre recibió, ¿verdad?

— Pero él pedía dinero...

— ¿Y nunca le preguntaste a tu padre qué dinero pedía exactamente?

— No, supuse que era el de la recompensa...

— Quería el dinero que había gastado en el viaje a Busan, dijo que se sentía estafado por ti, sentía que sólo lo habías usado para divertirte mientras hacías sufrir un poco a Changbin.

Jisung dejó de estar rojo y se puso pálido.

— ¿Se sentía estafado... por mí?

— Él te ama, Jisung, lo dijo, yo lo oí y Félix también, además sabes que Félix conoce bien a las personas de una sola mirada y él te dijo que tu relación con Changbin no iba funcionar ¿Recuerdas? — Jisung asintió — Pero con Minho, dijo que era el uno para el otro.

Jisung se levantó y se paseó por la oficina, retorciéndose las manos.

— Pero debo casarme... le prometí a Seungmin que cuidaría de Changbin.

— Changbin está bastante grandecito para cuidarse solo, Jisung.

— Pero se lo prometí a Seungmin...

— Seungmin no sabía de la existencia de Minho, supongo, o jamás te habría pedido que renunciaras a la felicidad.

— No, pero...

— Jisung, no somos tan cercanos como lo soy con Changbin, pero te tengo mucho cariño y te digo francamente que no me gustaría un matrimonio entre ustedes dos, no se aman, no se conocen bien, además ambos quieren a otras personas, el estúpido de mi mejor amigo tendrá que aprender a renunciar a Seungmin, y tú... bueno, tú tienes que demostrarle a Minho que lo amas. ¿No crees?

Jisung se mordió los labios, reflexionando y se levantó con una luz de valentía en los ojos.

— Vamos a explicarles todo — le dijo a Hyunjin.

— Bravo, Jisung, vamos — repuso él.

Y justo en ese momento se sintió la ansiosa voz de Seungmin.

— ¿Jisung? ¿Despertaste? Changbin está muy preocupado.

Jisung miró hacia la puerta, apretando los labios.

— Hyunjin, gracias por tus palabras, pero me casaré con Changbin, no puedo defraudar a Seungmin, no puedo.

Y diciendo esto salió de la oficina. Hyunjin de quedó dentro, con una mano en la frente, pensando en lo débiles que eran algunas personas.

— Tranquilo, amor — dijo Félix entrando a donde su esposo y tomando su brazo.

— Intente convencerlo.

— Changbin y Jisung no se van a casar, te lo aseguro, hiciste un gran trabajo.

La pareja salió y Jisung volvió a la puerta de la iglesia, sonriendo valientemente a Seungmin y Jeongin.

Comenzó la marcha nupcial, Jisung se obligó a guardar las lágrimas y fingir una sonrisa, porque Changbin lo esperaba allá, en el altar, junto a Chan y Hyunjin, ninguno se veía muy contento.

Todo su ser le gritaba que era un error.

Miró a Jeongin, que le devolvió la mirada, preocupado por su amigo, era obvio que Jeongin también sabía la verdad.

Miró a Seungmin, radiante en su traje de padrino de honor, feliz al pensar que su querido Jisung se casaba con el hombre de su vida y que ahora Changbin estaría en buenas manos.

No, no podía huir, no podía decepcionar a Seungmin.

Llegó sin tropezar ni equivocarse al altar, al lado de Changbin, éste le sonrió sin ganas.

— Queridos hermanos, nos hemos reunido...

Las palabras del ministro le llegaban como en un eco, no se dio cuenta de las cosas que decía, hablaba del amor, el compromiso, el apoyo y él sólo podía pensar en que Minho tenía el corazón destrozado.

Pero la alegría orgullosa de Seungmin lo animaba.

Sí, al fin podía hacer algo por Seungmin.

— ... Seo Changbin, ¿Aceptas a Han Jisung como tu legítimo esposo?

— Acepto.

Listo, nada más que hacer.

— Han Jisung, ¿Aceptas a Seo Changbin como tu legítimo esposo?

Silencio.

— ¿Han Jisung?

No podía decir esa simple palabrita, "Sí".

— Fuerza, Jisung — le susurró Seungmin.

Y de pronto, lo inesperado.

— ¡Yo me opongo! — gritó alguien.

Esa inconfundible voz solo podía ser de alguien, Minho.

— Hasta que al fin llegó... — masculló el señor Han.

Jisung se dio vuelta y vio a Minho en la entrada de la iglesia.

— Nunca te lo dije y ahora me arrepiento, tantas oportunidades que perdí, pero, aunque no sea ni el lugar no el momento, acá vengo a decírtelo, te amo ¡Te amo, Han Jisung! — dijo Minho lo suficientemente fuerte.

Él estaba todo sudoroso y con el pelo desordenado, se veía tan guapo, no importa como este, él era un guapo y que estuviera ahí para Jisung fue una aparición divina, era un hermoso ángel, era su ángel.

— ¡Minho! — exclamó feliz.

— ¡Es el mafioso! — gritó Hoseok y salió corriendo como alma que lleva el diablo.

Hyunjin y Félix intercambiaron una sonrisa cómplice, porque gracias al desmayo de Jisung, Félix había mandando a alguien por Minho, ya que él lo había contactado ese mismo día, diciéndole que iba a luchar por su precioso Hannie.

La pareja Hwang miraba a Minho con aprobación, sabían que eran esposos, que se amaban.

Changbin tomó posesivamente el hombro de Jisung y lo obligó a darse vuelta.

— Di que aceptas, no volveré a quedarme solo en el altar.

— Oye, deja que el tímido decida — repuso Chan.

— ¿No fue suficiente haberme quitado a Seungmin, compositor presumido? Ahora no te metas — gruñó Changbin.

— Estamos en la iglesia, Binnie, ubícate. — se burló Chan.

Minho se zafó del agarre de Changbin y caminó rápidamente por el pasillo y tomó la mano de Jisung.

— Aún no dices que aceptas y no me has respondido.

— No me has preguntado nada — dijo el menor sonriendo.

— ¿Te vas a casar conmigo, Jisung? No te ofrezco mucho, pero...

— Oye, amigo, estás interrumpiendo una boda — dijo Changbin.

Jisung miró tristemente a Minho, captando las palabras de Changbin.

— Minho, no puedo, le hice una promesa a Seungmin, nunca he hecho nada por él, así que...

— ¿De qué estás hablando? — interrumpió Seungmin, que había seguido toda la escena con el corazón en la mano — Nunca te he pedido que hagas algo contra tu voluntad, Jisung, si te pedí que cuidaras a Changbin es porque creí que eso era lo que deseabas... que aún lo amabas, nunca me contaste nada de...

— Mi nombre es Lee Minho, señor Bang, mucho gusto — dijo Minho.

Minho le sonrió a Jisung, le guiñó el ojo y se la echó al bolsillo para siempre.

— Encantado — respondió Seungmin, con una risita tonta que dejó algo molesto a su marido.

— ¡Oigan! Creo que yo también tengo algo que decir de esto — reclamó Changbin, pero nadie le hizo caso.

— Jovencito, usted y yo tenemos que hablar — dijo muy disgustada la señora Han —. Es de muy mala educación que usted interrumpa así una boda...

— Perdóneme, pero nunca pensé que la hermana de Jisung fuera tan bella — dijo Minho, besándole la mano.

La señora Han sonrió toda chinchosa y también cayó bajo el encanto de Minho.

— Supongo que hablaremos en mi oficina de los detalles, usted sabe que Jisung debe esperar una anulación... — dijo el papá de Jisung, que desde hace días había caído en el bolsillo de Minho.

De hecho, Félix y Hyunjin fueron quienes le habían dicho dónde y cuándo era la boda, claro todo por sugerencia del señor Han, este último fue quién le sugirió la idea de interrumpirla de esa forma.

En el fondo, el señor Han era un romántico.

FLASHBACK

Hace cuatro días, el señor Han había decidido recibir a ese tal Lee Minho, que exigía dinero relacionado con Jisung.

— Hyunjin — le dijo al pelinegro, que estaba de visita con su esposo — Le pido que me acompañe a enfrentar a ese bandido, ya que aparentemente usted lo conoce de antes, no quiero quedarme solo con él, parece una persona violenta, además, el joven Hoseok asegura que es un peligroso delincuente.

— No le creo una palabra a Hoseok, señor Han — repuso Hyunjin — Y le aseguro que ese joven merece más crédito que el que se le da, pero lo acompañaré si usted gusta.

Minho llegó muy digno, con un traje pobre pero muy limpio, aunque tenía restos de tiza en las mangas.

— Asiento, joven. ¿Viene del trabajo?

— Sí, señor Han, soy profesor y hoy comenzaron las clases verpertinas, por eso no pude venir en otro horario, lamento si esto es un inconveniente para usted.

— ¡Profesor! Vaya... yo también comencé como profesor, claro, hasta casarme con Jiwon, pero debí renunciar para hacerme cargo de los negocios de mi suegro — comentó Hyunbin, el padre de Jisung.

— Pues yo nunca dejaría la educación — dijo Minho —. De hecho, viajaré pronto a Busan a fundar una escuela, me parece que allá me necesitan más que acá.

— Vaya, vaya ¿Y para eso quiere los diez mil dólares de recompensa que ofrecí por mi hijo Jisung?

Minho se envaró, indignado.

— ¿De cuales diez mil dólares me habla, señor Han? Es una burla.

— ¿Encuentra poco diez mil dólares? Bueno, que sean veinte, mi hijo dice que usted se ganó bien el dinero.

— Su hijo piensa que todo se arregla con dinero, ¿Verdad? Pues no y yo no estaría acá si no fuera porque necesito el dinero para viajar, acá está todo anotado.

Minho le pasó al señor Han un papel manuscrito.

— Alojamiento en Busan, cinco dólares, pasaje de bus, cuatro dólares, alimentación, dos dólares, dinero perdido por huir de ciertas personas, cincuenta dólares, pantalón arruinado por el vómito del joven Han, un dólar, en total, setenta dólares — el señor Han dejó de leer y miró con sorpresa a Hyunjin.

— Y sólo aceptaré efectivo — dijo Minho.

El señor Han se sintió confundido.

— Espéreme un poco, joven... ¿Usted quiere los setenta dólares aparte de los veinte mil?

— ¿Y quién quiere veinte mil? — preguntó Minho — Yo sólo quiero los setenta dólares que gasté en el viaje a Busan, cuando tuvimos que huir de ese tal Hoseok que lo quería devolver a su casa, claro, era cuando yo creía que se había escapado para estudiar, no para darle una lección a su noviecito y divertirse por ahí.

— ¿Y quiere sólo setenta dólares?

— Es una cuestión de principios, él se río de mí, y no estoy dispuesto a que me deje en la ruina sólo porque me creí caballero andante.

El señor Han, callado, hizo el cheque y se lo alargó a Minho.

— ¿Puedo preguntarle algo? — dijo.

— Supongo.

— ¿Usted ama a mi hijo?

— ¿A ese ratoncillo tímido? Señor, cualquiera que ame a su hijo está loco de remate, es celoso, increíblemente tímido, le da miedo la oscuridad, no sabe cocinar bien y a veces no se le escucha lo que dice.

— ¿Pero lo ama?

— ¿Amar a ese chico anticuado? He conocido chicas que no se dejan rogar medio año para recibir un beso.

— ¿Lo ama usted, señor Lee?

— ¡Sí! Debo estar loco, pero sí, lo amo, y él se va a casar con otro, así que hasta aquí llegamos.

— Creo que tengo algo que decir con respecto a eso — repuso Félix, sosteniendo a Minho para que no saliera de la oficina — Tú no viste la cara que puso Jisung cuando Changbin lo tenía abrazada aquel día y no has visto su expresión de desconsuelo todo el tiempo.

— Si mi hijo se casa con Changbin, es sólo porque se siente obligado, a Jisung hay que presionarlo, es demasiado tímido.

— ¿Y a mí qué? — dijo Minho.

— Si usted ama a mi hijo, interrumpa la boda, entré y diga "Yo me opongo" — dijo el señor Han.

— Dile que la verdad, dile que lo amas —dijo Félix.

— Sábado a las siete de la noche, en la Catedral Central — Hyunjin le entregó un papelito.

— Te mandaré a buscar, si no vienes, habrás perdido a Jisung para siempre.

— ¿Por qué me dicen eso?

— Algo me dice que usted, joven Lee, hará más feliz a mi Jisung que Changbin, lo siento mucho Hwang Hyunjin, sé que ese joven es tu mejor amigo, pero lo creo así.

— Yo estoy de acuerdo con usted, señor Han — dijo Hyunjin.

FIN DEL FLASHBACK

— Cuando usted diga iremos a su oficina, señor Han — dijo Minho — Lo único que quiero es casarme con Jisung, si él me acepta — miro al menor — No me has respondido, Jisung.

— Pues creí que la respuesta era obvia para un hombre tan inteligente como tú.

— ¡Oigan! ¿Yo estoy aquí pintado, o qué? — reclamó nuevamente Changbin.

— Vamos, Changbin, — dijo Jeongin, acercándose a Changbin y tomó su mano para rescatarlo de la difícil situación.

— ¡Pero si es mi matrimonio! — protestó Changbin.

— Sí, pero me siento mal y un caballero como tú, no dejará que yo regresé a mi casa solo en esta oscura noche ¿Verdad? — dijo dulcemente Jeongin lo miró con tanta simpatía que Changbin por un momento se perdió en sus ojos y se dejó convencer, tomó su mano como y caminó lentamente con él hacia la salida.

El ministro, confundido, balbuceó algo acerca de deberes morales y se escabulló antes de que pasara algo más.

Minho abrazó a Jisung e intentó besarlo, pero él no se atrevió.

— No delante de todas estas personas — susurró.

— Te amo mucho, mi amor — dijo el pelinegro con voz alta, ganándose la curiosa mirada de los invitados.

Jisung perdió la vergüenza en ese instante al escucharlo.

— Mas que yo, lo dudo, mi amor.

Minho sonrió y le dio un suave beso en la frente, pero esta vez fue Jisung quien lo besó en los labios. Se puso de puntillas y enredo sus brazos alrededor del cuello de Minho, y este paso sus brazos por la delicada cintura del menor. Sus labios se unieron en un beso suave y dulce, un beso que ninguno de los dos había experimentado antes, todos los presentes los miraban, así era como se veía una pareja que se amaba.

Jisung no podía sentirse más feliz, se sentía completo, seguro, protegido y amado, ya no había ninguna duda, ese era el hombre al que amaba, él era la persona a la que su corazón había elegido, él era su verdadero amor y no tenía dudas que su felicidad estaba al lado de Lee Minho, el hombre con el que pasaría el resto de su vida.

Fin

Espero le haya gustado, muchas gracias por el apoyo que le dieron a la adaptación <3

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