Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 23









-Vaya son tonto y re tonto –había dicho Kieran notablemente molesto cuando llegamos a la piscina. Él se había sentado a tomar limonada mientras que Alec y yo lavábamos el estanque vacío. Habíamos tenido que cepillar y restregar antes de rellenarlo nuevamente. Una vez la piscina había quedado como a Kieran le gustaba, nos miró con resentimiento–. Que no vuelva a suceder –fue lo único que nos dijo antes de marcharse enojado.

Yo sentía todo el cuerpo adolorido y después de pasar por el comedor para tomar nuestra comida, Alec y yo nos habíamos dirigido a nuestras habitaciones. Después de una rápida despedida, Alec entró a su habitación y yo a la mía. Ni siquiera me molesté en quitarme el uniforme, me tiré en la cama dejándome llevar por los brazos de Morfeo.









-Su alteza... su alteza –llamó una suave voz junto a mi oído–. Su alteza –esta vez la voz fue más fuerte, pero no tanto como para que los guardias frente a mi habitación escucharan.

Abrí lentamente mis ojos y allí, frente a mí, se encontraban unos ojos verdes brillando... y aquel familiar rostro estaba inclinado hacia mí. Ahogué un gritito y me levanté de golpe, estrellando mi frente contra la del chico. Solté un suave torrente maldiciones antes de mirar a Ragnor con el ceño fruncido.

- ¿Nunca te han dicho que jamás despiertes a una persona así?

- ¿Qué te quejas? –Ragnor me miró malhumorado–. Eres tú que el que me ha golpeado con esa cabeza dura que tienes.

-Bien, quizás no deberías inclinarte así sobre mí –regañé antes de caer en cuenta lo que estaba sucediendo–. ¿Ragnor?

Mi amigo rodó los ojos.

-No, soy el coco –respondió con sarcasmo.

-Oh diablos, creí que eras mi mejor amigo.

Ragnor lanzó una risita antes de tomar mi almohada para golpearme en el rostro con ella.

-Eres un idiota –soltó con cariño.

-Quizá, pero, en fin, ¿tú qué haces aquí?

- ¿Qué? ¿En verdad creías que no iba a estar para tu cumpleaños?

Yo lo miré parpadeando sorprendido.

- ¿Te acordaste?

-Por supuesto que sí, gran imbécil, y te tengo un regalo.

Mi amigo, que llevaba una enorme sudadera, extrajo de un bolsillo de ella una fotografía un poco arrugada y me la tendió. La miré sorprendido. Éramos Ragnor y yo en el festival de verano en el cual habíamos comprado las pulseras. Recordaba todo de ese el día. Mi mejor amigo y yo nos habíamos dirigido a una de las cabinas de fotografía y nos habíamos tomado un montón. Ragnor las había guardado, pero al final del festival me había dicho que había perdido las fotografías. Yo lo miré extrañado.

- ¿Cómo...?

-Nunca las perdí, sólo que las quería para mí... quizá haya sido un poco egoísta, pero es lo único que me ha permitido sobrevivir todo este tiempo. Esta es una de ellas, por supuesto no te las daré todas, pero quiero que la tengas... y quiero que recuerdes esa época cuando éramos niños y cuando éramos felices –Ragnor suspiró–. Aunque por supuesto –una sonrisa melancólica se instaló en los labios de mi mejor amigo–. Supongo que tú eres muy feliz.

-Soy feliz con Alec, pero Ragnor... –yo tomé la mano de mi mejor amigo–. No seré completamente feliz hasta que no estés nuevamente a mi lado.

Ragnor me miró con tristeza y aquel temor que había visto esa noche en el claro, brilló en los ojos de mi amigo, quién tragó grueso antes de abrazarme.

-Hay infiltrados en los guardias –susurró–. Sé que me herirán por decírtelo, pero tienes que saberlo... Magnus, nunca te quedes solo con los guardias...

- ¿Los guardias? –Pregunté suavecito–. No es posible, mi abuela dijo que era gente de su entera confianza...

-Magnus los están traicionando desde adentro y quizá me hagan daño por decirte esto, pero... –Ragnor tragó grueso y cerró los ojos–. Nos están escuchando en este momento... no están felices por todo lo que te estoy diciendo, pero si esta información te pone a salvo –el chico apretó los puños mientras se levantaba de mi cama y se acercaba a la ventana.

Yo me puse en pie rápidamente.

-No te vayas...

-Debo irme, están molestos...

- ¿A qué te refieres? Ragnor por favor...

-Feliz cumpleaños Magnus, fue lindo verte...

-Gritaré, gritaré para que vengan los guardias por ti –declaré decidido.

-No, no, no, no, no, no puedes hacer eso.

-Si te quedas acá no te sucederá nada.

-No me importa mi seguridad, me importa la tuya –gruñó Ragnor–. Magnus, no puedes hacer eso, por favor no lo hagas –musitó suplicante, pero el grito ya estaba en mi garganta.

- ¡Guardias! –Grité más fuerte lo que pretendía.

Una última mirada de pánico me fue dirigida de Ragnor antes que la puerta se abriera de golpe y uno de los guardias entraran con rapidez. Yo lo miré suplicante.

-Su alteza, ¿se encuentra bien?

- ¡No lo dejes ir! –Rogué.

- ¿A quién? –Preguntó confundido.

Yo me giré hacia dónde estaba mi amigo... o bueno, donde había estado, porque ahora el lugar estaba vacío. En la habitación sólo se encontraba un guardia muy confundido y yo, con un enorme agujero negro de tristeza consumiéndome completamente.

Apreté la fotografía que tenía en mi mano y me tiré al suelo llorando.

-Se ha ido –mascullé con voz rota y lágrimas deslizándose por mis mejillas



















...⁐̤ᕐᐷ dos meses después ...⁐̤ᕐᐷ

























-Ey tu –llamó Jace a mi lado.

El guardia al cual se le dirigía Jace se acercó.

- ¿Sí señor Herondale?

- ¿Puedes traerme unas galletas con leche?

El guardia asintió antes de mirar mis otros acompañantes.

- ¿Alguien desea algo más? –Preguntó el hombre.

-Yo quiero pudín –musité aburrido mientras cambiaba de página.

-Sólo un vaso de agua –dijo Alec.

El guardia nuevamente asintió y se retiró del lugar. Yo miré a Jace arqueando una ceja.

-Si sabes que es un guardaespaldas y no una mucama, ¿verdad?

-De algo sirve tener ocho de estos siempre a nuestro alrededor.

Yo solté una risita volviendo mi vista al libro que tenía en mi regazo.

Los tres nos encontrábamos en la sala de estar. Las conversaciones se escuchaban a nuestro alrededor. Había varios estudiantes sumergidos en sus juegos de mesa, ajedrez y póker. Frente a la chimenea sólo nos encontrábamos nosotros tres... bueno nosotros tres y siete guardias a nuestro alrededor.

Jace se encontraba en un mullido sofá frente a la chimenea, yo estaba en otro y mis pies reposaban sobre un taburete; Alec estaba tirado a mi lado, sentado en la esponjosa alfombra mientras estudiaba su libro de biología.

Nuestra vida últimamente era así. Alec y yo nos despertábamos temprano en la mañana, nos dirigíamos a las duchas antes de arreglarnos, íbamos a desayunar, después nos dirigíamos hacia nuestras respectivas clases de la mañana, cuando terminaban, íbamos a almorzar y luego nuevamente a clase, y cuando por fin terminaba la tortura estudiantil, nos dirigíamos a la sala de estar para pasar el rato. Claro todas y cada una de aquellas actividades las realizamos con ocho guardaespaldas siguiéndonos el paso.

Así había sido desde la noche que Ragnor había desaparecido de mi habitación. Cerré el libro con fuerza mientras miraba las llamas ardiendo en la chimenea. Recordaba aquella noche como si hubiera sido hacía apenas unas horas. Tan pronto como Ragnor se había ido de la habitación y yo me había tirado al suelo, el guardia me interrogó. Entre sollozos le había relatado lo sucedido y minutos después me encontraba en la oficina de Jem junto a Alec y dos guardias. Mi abuela había sido llamada por teléfono, y si yo tenía alguna esperanza de no ser seguido por guardias todo el tiempo, había desaparecido.

El siguiente día no fue mejor, la entrevista de mi abuela, revelando mi identidad, ya había salido a la luz pública y casi inmediatamente en la academia se había sabido aquello. Me escondía frecuentemente en la sala de estar porque estaba agobiado de caminar por los pasillos y que las personas murmuran sobre mí, que me miraran con temor o con adoración. Aquellas miradas que me habían extrañado notar hacia Isabelle, ahora estaban posadas sobre mí y no sabía cómo actuar respecto a ello. Jem me había dicho que debía prepararme para eso, pero no había tenido tiempo para hacerlo. Isabelle y Alec me habían jurado que pronto lo superaría, pero ya habían pasado dos meses y seguía sintiéndome incómodo.

Una garganta se aclaró a mi lado y yo me sobresalté antes de alzar mi cabeza. Allí se encontraban Tessa y Catarina, mirándome avergonzadas.

-Disculpa Magnus, ¿crees que podamos tener un minuto a solas? –Habló Tessa.

Yo miré a Alec y Jace.

-No lo sé...

-Sólo si quieres –aseguró Alec–. pero creo... creo que está bien.

Yo asentí mientras me ponía en pie y salía de la sala de estar junto con las chicas y los guardias.

- ¿No crees que podamos tener algo de privacidad? –Preguntó Tessa y yo negué.

-No, lo siento, cuando se refieren hablar a solas, espero que sepan qué significa sin mis amigos, no sin los guardianes.

-Vaya –exclamó Tessa incómoda.

-Bueno, está bien, ¿quieres ir al exterior? Hay mucha gente aquí –musitó Catarina.

Yo me encogí de hombros mientras metía mis manos dentro de los bolsillos del gabán que llevaba. El invierno comenzaba a arribar y el frío era insoportable. Hubiera querido estar más cubierto cuando el exterior nos golpeó con su viento helado.

Los tres caminamos un poco más antes de dirigirnos hacia un lugar completamente vacío. Los guardaespaldas se hicieron a nuestro alrededor, protegiéndonos. Yo rodé los ojos.

-Bueno. ¿De qué quieren hablar? –Pregunté recostándome en un árbol.

-Queremos disculparnos –musitó Tessa.

- ¿Qué? –Inquirí confundido.

-Nos comportamos como unas idiotas –soltó Catarina–. Nos dejamos llevar por los rumores que decían sobre ti.

-Llegamos a conclusiones erradas sin preguntarte antes.

-Oh eso –atiné a decir.

-Sí, eso –Catarina suspiró–. Sé que fuimos muy malas contigo y qué te evitamos...

-Las escuché –anuncié.

- ¿Qué? –Preguntó Tessa.

-Me encontraba rondando por los muros cuando ustedes estaban hablando con Zara. Las escuché... ¿de verdad creían que yo podía ser capaz de matar a mi mejor amigo? –No pude evitar que aquel frío y amargo tono de voz se escapara, pero estaba demasiado dolido con ellas–. Ni siquiera me dieron la oportunidad de explicarles... ni siquiera me preguntaron. Ragnor es parte de mí, ¿y ustedes creen que lo asesiné? –Pregunté con ira contenida–. ¿Parezco ese tipo de persona?

-No, claro que no –Catarina me miró con vergüenza.

-Lo sentimos Magnus... y no tienes porqué perdonarnos, pero queríamos decirte que en realidad lo sentimos. Eres asombroso...

- ¿Es porque ahora soy heredero legítimo de Edom? Porque eso no significa nada para mí, pero al parecer para todos en esta academia sí.

-No –Catarina parecía horrorizada por mis palabras–. No es por eso...

-Bueno sí –Respondió Tessa y yo la miré con una ceja arqueada.

- ¿Qué quieres decir? –Inquirí ofendido.

-Es que antes era un misterio para nosotras el saber porque estabas aquí. Ahora que lo sabemos... bueno, ya sabemos que todos esos rumores no son ciertos –señaló Tessa.

-Nos estamos disculpando porque queremos ser tus amigas –aseguró Catarina–. No porque vayas a ser rey. Nos estamos disculpando porque nos dimos cuenta que no eras un asesino.

-Bueno pues gracias –solté con sarcasmo–. Hubiera sido mejor que se dieran cuenta sin saber que era rey. ¿Eso es todo?

-Supongo que sí –Tessa agachó su cabeza.

-Magnus –habló Catarina–. Creíamos que los rumores podían ser verdad porque eras un anónimo... pero ya no lo eres.

-No sé a qué quieren llegar –gruñí con amargura.

-Queremos ser tus amigas, pero no tiene que ver con que seas importante o no –explicó Catarina–. Lo sentimos.

Yo suspiré y asentí.

-Debo irme, seguro Jace y Alec se van a preocupar si no vuelvo rápido –comencé a retirarme, pero algo me motivó a detenerme y mirarlas sobre uno de mis hombros–. El baile es pronto, ¿verdad?

-Sí, la próxima semana –respondió Tessa con desaliento. Yo mordí mi labio, esperaba no arrepentirme.

-Clary, Isabelle y yo nos arreglaremos en la habitación de Izzy, sería guay sí ustedes van... podríamos arreglarnos todos juntos –fue lo único que dije antes de encaminarme nuevamente al interior de la academia sin esperar la respuesta de las chicas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro