-Cuando la conocí yo apenas era un niño desgarbado. Sí, por supuesto el hijo de un importante empresario, pero era un niño tímido e inseguro de sí mismo. Teníamos apenas doce años cuando llegamos aquí. Y entonces Bethari se acercó a mí y se presentó con una enorme sonrisa en su rostro: "hola, yo soy Bethari, encantada de conocerte, tú vas a ser mi mejor amigo", fue lo primero que dijo. Por supuesto, en el momento sólo me pude reír y mirarla extrañado. "Está loca", pensé, pero tenía razón, ¿sabes? Se convirtió en mi mejor amiga. Cuando tuve mi primer novio... bueno, ya sabes, las cosas han cambiado. Antes no era tan fácil ver a dos chicos juntos, pero cuando alguien intentaba mirarme mal, tu madre parecía una fiera y me defendía con sus garras... era adorable. A dónde ella iba, yo la seguía, y cuando se entristecía por la presión de su madre, acudía a mí...

- ¿Mi abuela? -Pregunté sorprendido y Jem asintió.

-Sí, ella estaba ansiosa de que tu madre tomara su lugar, pero Bethari se había enamorada de un chico en Nueva York una vez que fuimos de compras... ella quedó fascinada con él. Y él se desvivía por ella. Se enviaban cartas todo el tiempo. No teníamos cosas como Tinder, pero ella se enamoró de él por correspondencia. Él era el correcto.

- ¿Papá? -Escudriñé con una enorme sonrisa y Jem volvió a asentir.

-Tu madre lo quería, pero tu abuela no lo aprobaba, ¿cómo lo haría? Al lado de ellas era un don nadie, pero tu madre lo amaba. Le dije muchas veces a Bethari que se evitara problemas, que encontraría a otro chico, pero ella no quería otro. Ella quería a Asmodeus, por lo cual, después de graduarse, huyó y se casó a su escondidas. Tu abuela le dio la espalda y nunca quiso saber nada más de ella... -los ojos de Jem se cristalizaron y tuvo que taparse la boca para ahogar su sollozo-. Incluso cuando ese terrible cáncer... -la voz de mi director se quebró y yo tragué grueso-. Intenté decirle, intenté hablar con tu abuela, pero no dejó acercara a ella... cuando por fin pude comunicarme, ya era tarde. Por supuesto, tu abuela no ha vuelto a ser lo que fue antes, perder a su hija mató una parte en ella, creo que aún se culpa.

- ¡Pero...! -Empecé a protestar-. ¡Fue mi abuela quién se alejó de mamá! Le dio la espalda y luego...

-Lo lamenta, tu abuela creía que al tener mano fuerte con tu madre, ella volvería, ¿sabes? Siempre lo había hecho. Cuando tu mamá quería algo y tu abuela no estaba de acuerdo, simplemente le daba la espalda y la amenazaba con dejarla en la calle, con quitarle todo. Tu madre siempre la había obedecido, pero esta vez era diferente, ella estaba enamorada de Asmodeus y enfrentaría a todo el mundo sólo por su amor. Y así lo hizo. Después de graduarse de Idris y de casarse a escondidas, se alejó de todos... menos de mí, por supuesto -Jem sonrió con enorme nostalgia-. Tu abuela intentó anular el matrimonio, pero sin el consentimiento de Bethari, eso no podría ser posible. Tu madre era mayor de edad y había tomado la decisión sola... no había nada que tu abuela pudiera hacer. Tu abuela jamás la perdonó, pero creo que tampoco se perdonó cuando la perdió -Jem suspiró pasándose la mano por el rostro en gesto agotado-. A veces por amor podemos llegar a equivocarnos. Tu abuela amaba tu madre... la amaba tanto que creía que presionándola iba a conseguir que su hija tomara buenas decisiones... y sí, las tomó, formó una familia y fue feliz mientras vivió.

-No lo entiendo -musité agotado-. Aún si mi mamá estudio acá... bueno... sí, mi abuela parece alguien importante, pero, ¿quién es en realidad? ¿Quién fue mamá? ¿Quién es mi abuela? -Jem me miró con seriedad antes de ponerse en pie para servirse un trago de lo que pude reconocer whisky y tomárselo de golpe-. ¿Tan malo es? -Pregunté sorprendido; Jem volvió a su sitio.

-Magnus, por años tu madre llevó orgullosa el nombre de Bethari Bane, pero antes de eso ella fue Bethari Nahali Indira Patrota, hija de Lilith Satrina Batna Patrota Kendall, reina de Edom -soltó de golpe.

Por un largo rato yo no dije nada, no tenía que decir, aún seguía conectando cables y procesando toda la información.

Mamá había estudiado en Idris porque era hija de alguien importante, pero había dejado todo por amor a papá. Ese alguien importante era mi abuela, quién era reina de un lugar llamado Edom, del cual jamás había escuchado hablar... si mi abuela era una reina eso significaba que mamá era una princesa... y sí mamá era una princesa, entonces...

- ¿¡Espera qué!? -Pregunté mientras me ponía en pie-. No, no, no, estás bromeando conmigo, no, no, y por si las dudas, no -solté dando vueltas-. Yo no... no, no, soy un chico problemático de Brooklyn que le encanta hacer novillos y la cerveza barata. ¡No soy un príncipe! Por supuesto que no, no, quizás el príncipe de la moda para mis amigos, y era el príncipe de la ridiculez frente a Ragnor, ¿pero príncipe de verdad? ¿De un lugar? No, por supuesto que no -solté una carcajada histérica-. No...

-Magnus... sí, y no sólo es eso...

- ¿¡Hay más!? -Pregunté aterrado, Jem asintió y señaló el sillón; mordí mi labio, volví a sentarme allí y Jem suspiró.

-No sólo eres un príncipe, esto... -hizo un extraño ademán con sus manos señalando todo lugar-. Es tuyo... no completamente, pero sí gran parte.

- ¿Tu oficina? -Pregunté confundido.

-No seas ridículo... tu abuela no sólo es Reina de Edom, ella es una de las herederas de La academia Idris.

- ¿Cómo? -Pregunté sin entender.

-Magnus, ahora que lo pienso creo que jamás te conté la historia de la academia... quizá tuve que hacerlo, pero no encontré la oportunidad y no me pareció relevante... aunque sí lo es -Jem nuevamente se puso en pie, se sirvió otro trago, se lo tomó, pero no se volvió a sentar, simplemente caminó por la oficina-. Esta academia fue fundada en el siglo XVIII por cuatro familias importantes: los Morgenstern, los Lightwood, los Herondale y los Patrota, ellos creían que las familias élite del mundo tenía que permanecer unidas, por supuesto, eran muy clasistas, todo eso es ridículo, pero creían fervientemente en esto, por lo cual mandaron construir un precioso castillo donde sólo los hijos de los más importantes dirigentes pudieran estar juntos, aislados del mundo. Realmente la entrada de hijos de personas famosas y músicos es muy reciente, eso gracias a una nueva dirección... como sea, por mucho tiempo las familias convivieron en paz, fortaleciendo la academia, trayendo a los mejores maestros para enseñar, alejando a sus hijos del resto del mundo y entrenándolos para qué, cuando llegara su tiempo, pudieran heredar sus cargos en el gobierno, ya fuera como presidentes, ministros, o en el caso de los Lightwood y los Patrota, monarcas. Pero cuando la dirección del consejo estuvo a cargo de Edmund Herondale, todo cambió -Jem me estaba dando la espalda, mientras miraba por el enorme ventanal-. Él creía que se debía dar oportunidad a otras personas... de ahí viene la apertura de la academia. Edmund creía fervientemente que el arte alimentaba el espíritu, por lo cual, con una votación ganada por mayoría, la academia abrió las puertas a hijos de actores y artistas, para que siguieran los pasos de sus padres. Los mejores literatos, pintores, escultores, cantantes... músicos de todo tipo, han estudiado aquí.

-Pero... -interrumpí su historia-. Dijiste "la mayoría", ¿hubo alguien quien no estuvo de acuerdo?

-Los Morgenstern siempre han sido un poco más... conservadores y extremistas. No les parecía nada bien aquella apertura. "La academia es simplemente política, para gobernantes, no necesitamos mezclarnos con gente de otra calaña" fueron las palabras del abuelo de Jonathan Morgenstern, creo que lo conoces.

- ¿Quién no? -Pregunté con amargura y Jem soltó una risita.

-Por supuesto, Jonathan es la viva imagen de su abuelo y su padre.

- ¿Y qué pasó entonces?

-Los Morgenstern dijeron que abandonarían el consejo si se hacía aquella apertura. Gabriel Lightwood y su esposa Cecily votaron a favor de la apertura, al igual que Edmund Herondale, cuya esposa había fallecido meses atrás. Tu abuela votó en contra, al igual que Oskar Morgenstern, pero eran minoría...

- ¿Mi abuela estuvo en contra?

-Por supuesto, ella también estaba a favor de conservar la línea diplomática y no se ha perdido, simplemente hemos dado una nueva oportunidad a otro tipo de talentos. Los Morgenstern se retiraron del consejo, y tras la misteriosa muerte de Edmund Herondale, su hijo está Stephen y la esposa de éste, Celine, sólo quedaron sus hijos, el menor es amigo tuyo, Jace y el mayor, por apenas dos años, Will, pero los dos eran apenas unos niños cuando sucedió todo, así que la familia Herondale quedó completamente excluida del consejo. Actualmente los únicos dueños de la academia son los Patrota y los Lightwood...

-Espera un momento... ¿cuántos años tiene Will ahora? -Pregunté curioso.

-Hace un par de semanas ha cumplido los dieciocho...

- ¿Y cuántos años tienes tú?

-Treinta y seis -respondió Jem, pero por su tono de voz, noté que no entendía a dónde quería llegar.

- ¿Jem, estás saliendo con un joven dieciocho años menor que tú? ¡Eso es asqueroso! ¡Podría ser tu hijo! ¿Qué te pasa?

Mi director me lanzó una mirada de resentimiento.

- ¿Tú de verdad quieres tocar ese tema? ¿Es en serio? -Preguntó con brusquedad y yo lo pensé mejor.

-Siento curiosidad morbosa, pero probablemente me meta en problemas y Alec se enoje conmigo, así que no, prefiero evitarlo.

-Sabia decisión -espetó Jem con resentimiento-. Como sea, ahora en el consejo sólo queda tu abuela y los Lightwood. Tu abuela esperaba que tu madre tomara su lugar como monarca y como directora del consejo.

- ¿Mi abuela es directora del consejo?

-Por supuesto, y es mi superiora, no hay nada que suceda en esta academia de lo que ella no se entere.

- ¿Así que sabe sobre tus aventuras con Will?

- ¡Magnus! -Reprendió mi director sin paciencia y solté una risotada.

-Lo siento, lo siento -sacudí mi cabeza varias veces para despejar mi mente antes de mirarlo-. Espera un momento -caí en cuenta por fin-. Es decir... ¿ella sabe que yo estoy estudiando aquí?

-Por supuesto, no podías estar aquí sin su autorización.

- ¿Eso significa que no tengo una beca?

- ¿Con tus últimas notas? Por supuesto que no, eso fue una mentirita piadosa para que tu padre te permitiera venir aquí. En realidad, es tu abuela quién está pagando tus estudios.

- ¿Qué? -Pregunté alterado-. No, pero no quiero nada de esa mujer desagradable... digo, le dio la espalda a mamá, y puede que no la haya conocido, pero era mi madre.

-Lo entiendo Magnus, pero tu abuela quiere que estés aquí. Quiere que aprendas más sobre este mundo.

- ¿Por qué? -Pregunté frustrado.

Jem suspiró mientras negaba.

- ¿Aún no lo entiendes Magnus?

-No, lo siento, ¿me estoy perdiendo de algo?

-Magnus concéntrate -Jem se acercó a grandes zancadas y tomó mis manos entre las suyas-. Magnus, tu abuela está anciana y tu madre ha fallecido, no queda ningún otro heredero aparte de ti.

- ¿Que estás diciendo? ¿Eso significa que Edom ya no tendrá monarca?

-No Magnus, concéntrate, por favor -suplicó Jem mirándome con seriedad-. Significa que alguien debe tomar el trono, su último descendiente vivo. Magnus, tu reinarás.