#Juego
HyungWon vació la segunda copa de martini y agarró a Taemin de la mano para llevarlo a la pista. Hoseok pidió otro whisky y se los quedó mirando, medio sonriendo de lado. Podía ver que el chico estaba molesto y por supuesto no lo culpaba, había arruinado su noche. Pero Hoseok también sabía que HyungWon no era de los que daban una batalla por perdida sin dar pelea antes.
—Hey, ¿estás solo? —dijo un joven delgado con pintas de haber salido de una sesión de fotos de moda tomando asiento a su lado. Hoseok sonrió y asintió. Él le sonrió también al tiempo que estiraba una mano que dejaba entrever algunos tatuajes.
—Ryota —dijo. Hoseok le estrechó la mano brevemente. —Ahora dime qué hace un hombre tan atractivo como tú sentado aquí solo. Eso no está nada bien.
Hoseok se encogió de hombros y fijó la vista en su vaso. —Solo estoy de pasada. ¿Y tú?
El chico se acodó sobre la barra y dejó salir un suspiro que Hoseok encontró muy gracioso.
—Mis amigos me abandonaron. Todos están acompañados y ya sabes cómo es esto... En fin, ¿quieres bailar un poco?
Hoseok pareció pensarlo hasta que vio a HyungWon acercarse peligrosamente al chico del laboratorio y se levantó de un salto.
—Claro —Estiró una mano y el chico la tomó, encantado.
Hoseok y el chico se abrieron paso por la pista y se instalaron muy cerca de HyungWon y su pareja.
La música que estaban pasando era bastante sensual y pronto Hoseok se vio bailando muy pegado al chico que sonreía peligrosamente acercándolo a su cuerpo. Ni siquiera reparó en que HyungWon prácticamente había dejado de bailar para mirarlos. Ryota, viendo que el hombre ridículamente atractivo no se alejaba sino que le respondía con entusiasmo, pasó un brazo por sus hombros y se refregó contra el cuerpo musculoso. Hoseok soltó una risita y le pasó las manos por la cintura.
HyungWon moviéndose con Taemin abrazado a su cuerpo, giró con brusquedad llevándose por delante a la pareja que los miró sorprendidos.
—Ups, lo siento —dijo HyungWon sonriendo. Hoseok le echó una mirada que nada tenía de simpática. —Oye —le dijo entonces al chico que bailaba con Hoseok— yo que tú buscaría en otro lado. Él —señaló a Hoseok— está comprometido.
Ryota lo miró un segundo y se alejó un poco.
—¿Estás comprometido? ¿Por qué no me lo dijiste? Pensé que estabas solo.
HyungWon sonrió con malicia. —Ah, es que su novio no está acá y bueno, quería divertirse.
Hoseok lo miró. —Tú nunca cierras la boca, ¿no es así?
HyungWon se encogió de hombros y siguió bailando. Hoseok le puso una mano en el brazo y lo hizo girar.
—Te estoy hablando —rugió.
HyungWon se alejó de Taemin y este resopló ofuscado.
—¿Alguien me puede explicar qué está pasando? —preguntó. El chico que estaba con Hoseok se giró y se fue. Hoseok se pasó las manos por el cabello, barriéndolo hacia atrás.
—No pasa nada —dijo HyungWon. —Yo solo dije la verdad.
—Cierra la boca, HyungWon —dijo Hoseok.
—¿Acaso dije algo que no fuera cierto?
—esta vez Taemin vio que había algo raro en todo eso.
—¿Pasa algo entre ustedes?
Ambos lo miraron como si estuviera hablando klingon. —¡No! —dijeron al unísono.
Taemin soltó una risita y suspiró moviendo la cabeza de un lado a otro.
—Bien, creo que mejor será que me vaya.
HyungWon lo agarró de las manos.
—¡No! No, espera.
Taemin se soltó del agarré suavemente y también se dio vuelta para irse. HyungWon quiso ir detrás suyo pero Hoseok se lo impidió.
—Déjalo —le dijo ejerciendo un poco de presión en el brazo. HyungWon sacudió el brazo y se dio vuelta hecho una furia.
—¡Suélteme! ¡Mire lo que ha hecho, él se fue!
—Yo no hice nada, tú empezaste. Yo estaba bailando con Ryota y tú tuviste que abrir la boca.
HyungWon se envaró y lo golpeó con el dedo en el pecho.
—¿Yo empecé? ¿Quién me siguió como si fuera un niño de cinco años?
—A juzgar por como te comportas yo diría que más bien tienes tres —le dijo Hoseok en el mismo tono y agarrándolo por la muñeca.
—Soy mayor de edad, puedo hacer lo que me salga del trasero —le gritó.
—Eres un mocoso que no sabe nada, ¿que dirá tu padre cuando sepa que te escabulliste del hotel para irte a encontrar con un hombre?
—No sé, ni me importa. ¿Por qué no lo llama y le pregunta ya que tanto le preocupa? —HyungWon tenía las mejillas coloradas y sus ojos estaban más oscuros que de costumbre.
—Nos vamos —Hoseok lo tomó del brazo y lo empezó a arrastrar fuera de la pista pero HyungWon se resistió y al final Hoseok tuvo que desistir para no seguir haciendo un escándalo.
—Dije que me soltara. Yo no me voy a ningún lado.
—HyungWon no seas chiquilín —Hoseok estaba perdiendo la paciencia. Se sentía demasiado viejo para andar corriendo tras un chico de veinte años.
—Yo no soy el chiquilín acá, usted es el que se comporta como si tuviera diez años. Váyase y déjeme solo. Sé el camino de regreso —dijo y se dirigió a la barra donde pidió un vaso de algo de color rojo y naranja que Hoseok no supo identificar. Él por su parte pidió otro whisky ya que sentía que lo necesitaba para soportar la noche.
Un rato después HyungWon salió a la pista a bailar, levantando los brazos, echando la cabeza hacia atrás y moviendo el cuerpo de manera serpenteante. Un chico alto se paró detrás suyo y lo tomó por las caderas. Y eso fue todo lo que Hoseok estaba dispuesto a permitir. Se acercó a donde se encontraba su empleado y alejó de un empujón al muchacho que al ver el tamaño de Hoseok levantó las manos en señal de rendición para luego desaparecer entre la gente.
—HyungWon —lo llamó Hoseok.
HyungWon abrió los ojos y frunció la boca.
—¿Va a espantarme a todos los hombres que se me acerquen? —le preguntó pasando las manos por su pecho al ritmo de la música, moviendo su largo y delgado cuerpo de manera hipnótica.
—Tomaste demasiado —Hoseok sentía la boca seca. HyungWon estaba moviéndose sensualmente y aunque él quería apartar los ojos de ese cuerpo escandaloso, no podía.
—No me respondió —HyungWon dio un paso hacia él y Hoseok retrocedió un poco. —¿Tanto le molesta verme con alguien, jefe?
Hoseok cerró los ojos, sentía que estaba jugando a algo que sabía que iba a perder de antemano.
—Yo, yo... yo solo quiero cuidarte... Se lo prometí a tu padre.
HyungWon siguió avanzando, con su mirada depredadora sobre él.
—¿Ah, si? —preguntó. Hoseok asintió. —¿Y a usted quién lo cuidará?
—Yo no necesito que me cuiden...
HyungWon sonrió mostrando esos hermosos dientes blancos. —Yo creo que usted más que nadie necesita que lo cuiden.
—¿Por qué lo dices? —no sabía en que momento habían salido de la pista pero su espalda chocó contra una pared. Veía a HyungWon acercarse despacio hacia él.
—HyungWon...
El chico levantó una mano y la apoyó en la pared, a un lado de su cabeza y Hoseok lamentó no poder atravesar el cemento.
—Primero me besa y luego se arrepiente
—HyungWon le hablaba en un tono grave y su voz cavernosa le hizo cosquillas en la piel— luego me sigue y arruina mi cita con un chico ardiente.
—No, yo...
HyungWon levantó un dedo y lo apoyó sobre los labios de Hoseok que abrió los ojos alarmado.
—Shh, no quiere estar conmigo pero tampoco quiere que nadie se me acerque...
Digame, jefe. ¿Cómo debo interpretar todo eso? —El aliento de HyungWon, levemente frutal y con un dejo a alcohol, lo hizo estremecerse—. ¿No cree que está siendo un poco egoísta? —Acercó más la cara y con un movimiento rápido atrapó el labio inferior de Hoseok entre sus dientes y chupó. Hoseok jadeó.
Cuando la lengua de HyungWon se metió en su boca, Hoseok le pasó una mano por la cintura y lo giró, casi estampándolo contra la pared. Se pegó a HyungWon que suspiró contra el beso, esta vez no podía resistirse ni alejarse, ni nada. Sólo quería perderse en la boca de HyungWon. Sentía las manos del chico sobre su cuello y luego sobre su espalda.
—HyungWon...
—Ni se le ocurra decir nada. Mañana podrá regañarme todo lo que quiera —dijo HyungWon volviendo a juntar sus bocas.
Sus sentidos estaban dormidos, pero a la vez más despiertos que nunca. HyungWon besaba increíble y él sentía un hormigueo agradable en todo el cuerpo. Alejó la boca para posarla en el cuello del alto que jadeaba contra su oído y entonces sintió la mano en su bulto. Gimió casi sin fuerzas y abrió los ojos. HyungWon sonreía con los ojos cerrados y decidió que el chico tenía razón.
Ya tendrían tiempo de arrepentirse al otro día. Ahora quería saborear entero al delicioso chico que tenía entre sus brazos.
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