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#Incomodidad

[Hoseok]

—¿Duncan Chae puso a su hijo a trabajar?
—Baekho levantó una ceja, dudando de lo que le decía.

—¿Por qué te sorprende tanto? No veo nada de malo en que quiera que el muchacho asuma responsabilidades.

—Seguro. Solo se me hizo raro. Según tengo entendido el chico Chae es uno de esos parranderos extremos. Anda siempre con el hijo de Lee Shindong y con el de Im Donghae de fiesta en fiesta.

Me reí por el chisme. —¿Envidioso?

Baekho se encogió de hombros.

—¿Acaso tú no quisieras volver a tener veinte años?

—Si hubiera nacido en cuna de oro como esos tres chicos, seguro. Pero a mis veinte solo estudiaba y trabajaba —empecé a desvestirme para tomar una ducha— así que en respuesta a tu pregunta, no. No quisiera volver a mis veinte.

Baekho rió y se metió en la cocina.

—Ve a ducharte, te prepararé algo de comer y luego, ¿qué tal unos masajes?

Me acerqué y lo abracé. —Eres el mejor, ¿lo sabías?

—Y aún así no soy suficiente para ti.

Lo hice girar para que me mirara. —No digas eso, ¿estamos bien o no? ¿Cuál es la necesidad de apurar las cosas? —Me incliné y besé la comisura de sus labios.
Suspiró y se movió para besarme más profundamente.

—Está bien, prometo no sacar más el tema —dijo y con un movimiento rápido me tomó por la cintura y me subió a la mesa, colocándose entre mis piernas— ahora ve a la ducha antes de que te cene a ti...

Cenamos sentados en el sofá mientras mirábamos un programa de variedades cuando salió una nota sobre una discoteca que estaba muy de moda.

— ...por supuesto que la clientela es de lo más exclusiva —la cámara paseaba por el lugar, mostrando cómo se divertían los chicos ricos de Seúl— ¡Oh, miren a quién tenemos aquí!, no es nada menos que el hijo del magnate de bienes raíces, Lee JooHeon, acompañado del guapo Chae Hyungwon, hijo de Duncan Chae de corporaciones Pharma.

La cámara enfocó el rostro de HyungWon en primer plano. Él sólo sonrió y tapó el lente con la mano. Sus ojos resaltaban por el maquillaje ahumado y el cabello negro le caía sobre la cara.

—Wow, ¿ese es el hijo de Chae? —preguntó Baekho mirándome.

Asentí sin dejar de comer.

—Parece modelo, ¿estás seguro de que es hijo de Duncan?

Me reí ya que yo me había hecho la misma pregunta antes. Duncan Chae no era lo que la mayoría de la gente llamaría agraciado.

—Claramente salió a la madre —dije.

—Eso es cierto, la vi un par de veces y recuerdo que era una mujer muy bella. Ahora no sé si debo sentirme celoso, tienes que ver eso —señaló la pantalla— todos los días, ¿se ve así de bien en persona?

No. Se ve aún mejor.

—Baek, es un niño.

—Estaba bromeando, tonto. Ahora ven aquí para que pueda hacerte esos masajes que tanto te gustan...

[HyungWon]

—¿A quién se le ocurre salir de fiesta un día de semana? —me senté en la silla al lado de mi padre que ya había empezado a sermonearme.

—Era la inauguración de Helium, pa —por supuesto le importaba una mierda.

—¡Qué Helium ni que ocho cuartos! Tienes un trabajo ahora, se acabaron las fiestas en días laborales. ¿Entendido?

No tenía sentido ponerme a discutir ahora. Así que asentí y empecé a comer mis cereales de todos los días. No toleraba otra cosa por las mañanas.

—Hoseok me llamó anoche —dijo. De repente el dolor de cabeza desapareció y puse todos mis sentidos a funcionar.

—¿Si?

—Me dijo sobre tu idea de los mercados emergentes —dobló el periódico y me miró.
Mi madre entró al salón como si fuera una reina y me dio un beso en la frente.

—¿Cómo está mi príncipe hoy? —preguntó acariciándome el pelo.

—Con sueño, anoche salí con Honey...

—Me parece muy bien, los jóvenes tienen que divertirse.

—Deja de mimarlo, no tiene cinco años como para que sigas tratándolo como un bebé —la retó mi padre.

—Siempre será mi bebé —dijo ella tirándome un beso que por supuesto  devolví.

—Lo dejaré pasar porque al parecer nuestro bebé se está adaptando muy bien al trabajo de oficina y tuvo algunas ideas que podrían ser innovadoras para la empresa.

Mi mamá me miró entre orgullosa. —¡Muy bien, mi rey! —aplaudió.

—Sé que Hoseok había querido incursionar en el tema de los medicamentos genéricos pero la junta lo había rechazado en su momento. Así que el hecho de que tú hayas tenido la misma idea lo entusiasma mucho.

—¿Hoseok había hecho la misma propuesta?

—Al parecer tienen mucho en común
—observó mi padre— espero que trabajen a la par.

Oh, yo también esperaba hacer muchas cosas con Hoseok. Trabajar entre otras cosas.

—Invítalo a cenar —propuso mi madre— hace mucho que no lo veo, ¿sigue con el muchacho Kang?

—¿Quién es Kang? —pregunté aunque ya sabía quién era. Mi rival.

—Kang Baekho, el hijo de Marcus Kang, el de las clínicas.

Disimuladamente googleé su nombre y casi me caigo de la silla. ¡Dios mío!, ¿dónde estaba la granja donde criaban esa raza de superhombres? Nunca había tenido problemas de autoestima antes pero esa mañana me prometí internarme en un gimnasio y vivir allí hasta que no pudiera pasar por ninguna puerta. ¿Y yo quería competir con él? Quise cavar un agujero en la tierra y esconderme allí para siempre.

—Si, de paso podríamos profundizar en tu propuesta, ¿qué dices, hijo?

Me encogí de hombros. Ya no me quedaban ganas de vivir en este mundo cruel.

Estacioné el auto y bajé con los ánimos por
el piso cuando alguien me agarró del brazo y me giré asustado. Era MinHyuk.

—Idiota —casi grité— ¡Me asustaste!

—¿Por qué no me habías dicho que eras el hijo del dueño? —me reprochó en un tono ofendido.

—¿Quién te lo dijo? —miré para todos lados esperando que nadie nos hubiera oído.

—Anoche saliste en ese canal de moda, ¿cuándo pensabas decírmelo?

Diablos, me había olvidado que me había filmado. Maldito, Jooheon, las cámaras siempre andaban persiguiéndolo a todos lados.

—Por favor, no se lo digas a nadie, Min.

—¿Qué hay de malo en eso? Tú no elegiste dónde nacer.

—No quiero que todos lo sepan, me van a tratar de otra manera y no tengo ganas de que digan que estoy acomodado.

—Estás por debajo mío, no estás muy acomodado que digamos.

Resoplé molesto. —Bien, tienes razón, pero de todas maneras no quiero que nadie se entere.

—¿Eres tonto o tanta fiesta te quemó las pocas neuronas que te quedaban?

—¡Hey, soy el hijo del dueño, puedo echarte si quiero!

—Si, si, como sea. Anoche saliste en la tele, genio. Alguien tuvo que haberte visto.

—Es una oficina llena de personas con carreras, ¿por qué iban a estar mirando un programa que se dedica al chimento y a la moda?

—Yo estudié finanzas y te ví.

—Tú eres un gay al que le gusta la moda y eres chismoso.

—Buen punto —dijo— pero ¿qué dirás si alguien pregunta?

Me quedé pensando unos minutos hasta que alguien nos tocó bocina. Genial. Era el bombón asesino de mi jefe.

—Hola, señor Shin —saludamos al unísono.

—Hola, muchachos. ¿Pasó algo que están en el estacionamiento cuando deberían estar arriba?

—Eh... yo... —miré a Min y este me guiñó el ojo.

—Estábamos discutiendo unos puntos de la propuesta que íbamos a presentarle —dijo oportunamente.

Hoseok sonrió ampliamente. —¿Tienen nuevas ideas para sumar?

—Si, algunas. Pero queremos pulirlas antes de entregárselas.

—Perfecto, me alegro que se tomen esto con seriedad —empezó a caminar hacia el ascensor—. Hagamos algo, almorcemos juntos y podrán contarme lo que estuvieron pensando, ¿no estarán pensando dejarme afuera del proyecto, no? —dijo bromeando mientras nos sonreía a ambos.

—Por supuesto que no, señor —dijo Min entrando al ascensor.

—¿Y tú HyungWon? Espero que te estés adaptando.

Cuando bajamos en nuestro piso, Hoseok me llamó aparte.

—Tu padre me ha invitado a cenar mañana en la noche —dijo.

—Si, algo me comentó esta mañana. A usted y a... su pareja.

Esas palabras me dejaron un sabor amargo. Ahora sí sabía que nunca tendría una oportunidad con ese hombre.

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