#El adonis, a.k.a mi jefe
[HyungWon]
La secretaria me sonreía mientras yo estaba queriendo morir. No había dormido casi nada, apenas dos horas y mi padre me arrastró fuera de la cama para empezar mi 'grandiosa vida laboral'. Apestaba. Todo apestaba. Ni siquiera me molesté en devolverle la sonrisa a la chica.
—Ya puedes entrar —dijo y me guió hacia la puerta.
Suspiré y me impulsé hacia adelante. Y casi patino con mi propia baba. Dios mío, el hombre que estaba con mi padre era una cosa de otro mundo. Estoy seguro de que mi mandíbula se desencajó de manera permanente. Hermoso. Escultural. Un dios del olimpo.
—Hijo, ven aquí, te presento al que será tu jefe.
Mi jefe. Mi padre debió haber empezado por ahí si quería ganarse mi atención. Si hubiera sabido que semejante hombre iba a ser mi jefe, con gusto me hubiera puesto de rodillas a lamerle los zapatos. Sonreí como nunca antes y sus ojos oscuros se clavaron en los míos. Incluso estaba al borde de la hiperventilación. Mi cerebro rebotaba de un lado a otro felizmente vacío
—Shin Hoseok —dijo con esa voz fuerte y áspera. Ese hombre podría empezar a ladrarme y yo todavía le agradecería.
—HyungWon —dije acercándome a estrechar su mano. Una mano fuerte, venosa y muy blanca. Esa mano se vería fabulosa en mi trasero.
—Desde hoy empezarás a trabajar en las oficinas. Harás todo lo que te indique el señor Shin.
Por supuesto que sí. Todo lo que él quiera y más.
—Hijo, ¿me estás escuchando? —mi padre me tocó el codo sin disimulo. Yo estaba perdido en el mediterráneo, imaginándome colgado del brazo de mi nuevo jefe, tostándonos al sol...
—¿Eh?
Mi padre suspiró y miró a mi jefe con pena.
—Lo siento, es un buen chico, te lo aseguro —dijo disculpándose por mi penosa existencia—, solo un poco atolondrado.
¡Hey! —quise gritarle a mi padre que estaba poniéndome en ridículo frente a mi futuro marido. Le eché una mirada de enfado y mi padre me ignoró.
—No se preocupe, estoy seguro de que HyungWon hará un estupendo trabajo.
—Eso espero. Sé firme con él, Hoseok. No tengas reparos en llamarle la atención, cuando esté aquí quiero que te olvides que es mi hijo.
Eso, firme. Rudo. Castígueme señor Shin. ¡Cásese conmigo...!
El bombón, aka mi jefe, me sonrió y quise besarlo. Debería poder hacer eso, era el hijo del dueño después de todo, ¿no? Debería poder exigir ese derecho. Lo hablaría en la junta algún día.
—Bien, yo ya debo irme —mi padre estrechó una vez más la mano de Hoseok y luego se volteó hacia mí.
—Y tú, compórtate. —Me echó una mirada capaz de congelar glaciares pero a la que yo ya me había acostumbrado.
—Si, señor —dije sonriéndole.
—No te pases de listo, muchacho. Y recuerda, acá le perteneces al señor Shin. Hazme quedar mal y te mandaré a picar piedras a Nicaragua.
Vi como Hoseok reprimía una risita y me sonrojé. Mi padre de veras pensaba que era poco menos que un idiota. Sus razones tenía pero eso Hoseok no lo sabía.
Luego de algunas promesas al señor Shin y algunas amenazas a mí, mi padre se fue dejándonos solos en la oficina. Mi jefe se giró hacia su escritorio lo que me dio una excelente excusa para radiografiarlo de espaldas. Quise aplaudir. ¡Qué espalda y ese trasero...! Si ponía un carbón entre esas nalgas estaba seguro de que saldría un diamante.
—Siéntate, HyungWon —dijo señalándome la silla de cuero frente a él.
Casi tropecé con mis pies por apresurarme a hacer lo que me dijo.
—¿Qué edad tienes?
—Diecinueve, señor. Cumpliré veinte en poco tiempo.
—Estás estudiando administración de empresas, ¿no es así?
Asentí efusivamente. Mis manos apoyadas en las rodillas. Era un chico bueno después de todo.
—Imagino que estarás al tanto de lo que hacemos aquí.
—Emmm, algo así...
Me miró y asintió despacio. Luego sacó unas carpetas y se levantó. ¡Dios, que muslos!
—Está bien, no te preocupes. Ahora voy a mostrarte las oficinas y a presentarte con el resto de tus compañeros.
Se encaminó hacia la puerta y lo seguí. Cuando salimos, su secretaria se levantó.
—Hani, él es HyungWon. Desde hoy trabajará con nosotros.
Mi nuevo y hermoso jefe me indicó que lo siguiera por un pasillo hasta llegar a un sector amplio y lleno de cubículos.
—No te preocupes por nada —dijo cuando vio mi expresión asustada—, nadie tiene por qué saber que eres el hijo del dueño si no quieres.
—Creo que será lo mejor por el momento. ¿Puedo usar el apellido de mi madre?
Hoseok estuvo de acuerdo. —Me parece bien —empujó la puerta con delicadeza y me hizo pasar.
Todos levantaron las cabezas y cuando vieron al jefe, se levantaron a saludar.
—Buenos días a todos, quiero presentarles a un nuevo compañero —todos me miraron curiosos y sonreí.
—Hola, soy Park HyungWon, cuiden bien de mí —dije haciendo una pequeña reverencia.
Hoseok apoyó una mano en mi hombro. Quise gritar.
—HyungWon estará trabajando con nosotros como pasante. Espero que todos lo ayuden para que él pueda adaptarse y háganlo sentir cómodo.
Todos asintieron y pronto dejaron de prestarme atención para seguir trabajando. Hoseok se dirigió a un cubículo cerca de la entrada donde estaba sentado un chico rubio y bonito que nos sonrió.
—MinHyuk, HyungWon va a ser tu compañero.
El chico asintió y me estiró una mano.
—Lee MinHyuk —dijo con una sonrisa enorme.
—Por lo pronto muéstrale las estadísticas, el nivel de ventas, la planificación. Mañana tenemos una reunión y no quiero se esté tan perdido.
—No se preocupe, señor Shin. Haré lo que esté a mi alcance.
Luego Hoseok me miró. —Cualquier cosa que necesites, HyungWon, ya sabes dónde está mi oficina. No dudes en llamar a mi puerta si tienes alguna duda.
Le agradecí y dejé mi mochila a un costado.
—Bien, te dejo en buenas manos —palmeó el hombro de MinHyuk y salió de la sala.
—Así que HyungWon —dijo el rubio girando su silla hacia mí—, ¿cómo fue que te eligieron para Pharma? No suelen aceptar pasantes.
Me encogí de hombros. —Suerte, supongo.
—Bueno, te voy a mostrar dónde está todo y luego nos pondremos a trabajar, ¿de acuerdo?
MinHyuk me mostró dónde estaba la cocina del lugar, los baños, las salas de conferencias, la de reuniones y de paso me presentó a todos los que pasaban por al lado nuestro. No había pasado ni media hora y yo ya quería volver a casa.
—Cuando salgamos a almorzar vendrás conmigo.
—¿El señor Shin comerá con nosotros?
El chico me miró como si estuviera hablando en otro idioma.
—¿Por qué comería con nosotros?
—No lo sé, ¿acaso no come?
Min se echó a reír. —Me gustas. Siento que nos vamos a llevar muy bien. Ahora manos a la obra que estos informen no se llenan solos.
Para cuando tocó la hora del almuerzo me dolían las muñecas y los dedos de tanto tipear en la computadora. Sentía pinchazos en el cuello y mi cabeza estaba a punto de estallar.
—Vamos, tenemos una hora para almorzar —dijo MinHyuk poniéndose el saco.
Cuando pasábamos por la oficina del señor Shin para ir a los ascensores vi que se abrió la puerta y él salió junto con otro hombre que agitaba unos papeles en la mano. Seguí a MinHyuk y nos paramos a esperar. Hoseok y el hombre seguían hablando y se pararon atrás nuestro.
— ...registró un crecimiento del 2,7% el año pasado...
—Bien, trataremos esos tres puntos en la reunión de mañana, estoy seguro de que podríamos incrementar ese crecimiento a un 28,8...
Me giré para mirarlo y ambos levantaron la mirada.
—Oh, hola HyungWon —saludó mi jefe— ¿van a almorzar?
Asentí con timidez y miré al otro hombre que estaba con él.
—Él es Son HyunWoo, trabaja como consultor en la empresa.
El moreno alto apenas sonrió y volvió su atención a los papeles que tenía entre las manos.
Las puertas del ascensor se abrieron y entramos, Hoseok y el moreno seguían enfrascados en una charla sobre porcentajes y valores de los cuales no entendí ni una palabra. Pero tenía una vista espléndida del trasero de mi jefe. ¡Lo que daría por darle un mordisco a ese pastel!
MinHyuk me codeó y lo miré. Me hizo un gesto con los ojos que por supuesto no entendí hasta que el ascensor paró y me agarró del brazo para arrastrarme hasta uno de los baños.
—Hey, ¿qué te sucede? —dije zafándome del agarre.
—¿Acaso te volviste loco?
—¿Qué hice?
—Poco más y hubieran tenido que operar al señor Shin del trasero para despegarle tus ojos de encima.
Atrapado.
—Yo no estaba...
—Al menos sé un poco más disimulado
—MinHyuk se inclinó para ver por debajo de las puertas de los baños y suspiró aliviado—. Escucha, sé que eres nuevo y todo, pero baja tus expectativas. Shin Hoseok está muy por afuera de nuestra liga y además tiene pareja.
—¿Es casado? —pregunté algo decepcionado.
—No aún. Pero tiene pareja hace años.
—Debe ser alguna famosa, con el cuerpo que se carga el tipo, no podría exigir menos.
—Es gay, pero no estás muy errado. Su novio es una cosa de locos. En fin, vamos a comer algo que me muero de hambre.
Así que mi hermoso y varonil jefe pateaba para el mismo equipo que yo y para colmo de males estaba amarrado. De repente el poco entusiasmo que sentía se fue a la basura.
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