Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

#Despedida

Tomó aire antes de golpear la puerta de la oficina. Nadie contestó del otro lado. Hani tampoco estaba por ningún lado a la vista. Debía dejar la carta. Era su último día en la empresa. Miró el reloj y se aventuró a entrar en la oficina. Apenas entró notó que el perfume de Hoseok flotaba en el aire. Cerró los ojos, aspirando un poco del aroma que tanto le gustaba. ¿Debía esperarlo? Su padre lo mataría si se enteraba que había dejado la carta de renuncia para el último día pero no quería cruzarse con Hoseok. Caminó hasta el escritorio y vio la cajita negra sobre una pila de papeles. Las sortijas de compromiso. Retrocedió un paso no sabiendo bien qué hacer pero al final decidió que eso ya no era su problema. Nunca lo había sido en primer lugar. Levantó la cajita y dejó el sobre. Luego volvió a apoyar la cajita encima. Pasó el dedo por la superficie y se fue.

[HyungWon]

Min tenía los ojos nublados.

—No irás a llorar, ¿no? —dije riendo, pero Min me dio un golpe en la cabeza y luego me atrapó en un abrazo.

—Cállate, estúpido —dijo limpiándose los ojos con la la manga de su camisa—. Sabes que yo tendré que soportar al bebé enorme de tu amigo ahora que ustedes se van.

—Ah, si. Lo siento por eso —respondí agarrando mi mochila—. Te llamaré, ¿si? Haz un buen trabajo y quizás le diga a mi padre que te ascienda.

—Más te vale, cuando vuelvas estaré en una oficina tan grande como la del señor Shin.

—Ah, a propósito, no lo vi esta mañana, ¿sabes si está en el edificio?

Min sacudió la cabeza. —Se fue hace unas horas, tuvo que salir a una reunión. ¿Quieres que le diga algo?

Lo pensé unos segundos. —No, solo iba a despedirme. Bueno, no importa, tampoco éramos tan cercanos después de todo. En fin, un último abrazo antes de irme.

Min me abrazó una vez más. Vi que Kihyun pasaba por afuera y nos echaba una mirada muy poco amistosa.

—Un último favor antes de irme, patéale el trasero a ese enano altanero de mi parte.

Min se giró y se empezó a reír. —Creéme que ganas no me faltan. Ahora vete sino no te dejaré ir. Estudia mucho y diviértete un poco. Y cuídate, tonto. Te extrañaré.

—Cuida a Joo. Es un llorón así que compra pañuelos.

Me fui de la oficina sintiéndome un poco triste, pero así debían ser las cosas. Cuando salí del ascensor, vi a Hoseok a lo lejos conversando con un grupo de personas. Por un momento dudé en acercarme pero luego recordé las sortijas y desistí. Era mejor tapar la herida y dejar que curara sola y no seguir escarbando. Miré una vez más hacia donde estaba, luciendo perfecto en su traje de diseñador, con su cabello oscuro perfectamente peinado y su hermosa sonrisa y le dije adiós en silencio.

Y salí del edificio.

           


—Hani, arriba de mi escritorio dejé un estuche negro. ¿Podrías ponerlo en una bolsita y mandarla a la dirección que está en la tarjeta que pegué en el ordenador? Debía devolverlas ayer pero no tuve tiempo.

Hani asintió y se apresuró a entrar en la oficina. Lo hizo casi corriendo y tropezó, tirando la pila de papeles al piso. Maldijo en voz alta y se agachó a juntar todo apresuradamente. Dejó la pila de papeles donde estaba y preparó el estuche como le había pedido su jefe. Sacó la tarjetita del ordenador y salió a enviar el pedido.

Hoseok recogió unas planillas de la fotocopiadora y se asomó discretamente en la oficina general. No vio a HyungWon. De hecho no lo había visto desde la noche de la reunión esa. Pero a juzgar por la hora que era, el chico debía estar en la universidad. Necesitaba hablar con él. Esperaría a mañana.

BaekHo pasó esa noche a recoger algunas pocas pertenencias que todavía tenía en la casa de Hoseok.

—¿Tus padres ya lo saben? —preguntó cuando terminaron de juntar las cosas y se sentaron en la sala.

BaekHo asintió. —Si —dijo—. Sabes cómo es mi madre, ya estaba por señar el salón y todo.

—¿Cómo se lo tomaron?

BaekHo hizo una mueca y frunció el ceño. —Bueno... No lo sé, no les di muchas explicaciones. Pero lo entenderán. Ellos querían vernos juntos —Hoseok lo sabía. Sus ex suegros lo adoraban y siempre habían alentado el compromiso.

—Lo siento —dijo.

—No, Hoho. No lo hagas. Esto no es problema de nadie. Sólo de nosotros dos. No tenemos que dar explicaciones a nadie.

—Lo sé, pero aún así...

—Deja de hacerte la cabeza. Vamos a estar bien. ¿Devolviste las sortijas?

—Si, esta tarde lo hice.

—¿Quieres que salgamos por un café?

Hoseok lo miró y finalmente aceptó.

—Vamos.

Había empezado a nevar y Hoseok miró al cielo. BaekHo tiró de él hacia una cafetería.

—Vamos, te congelarás.

Compartieron el último café de su vida de pareja. Habían pasado buenos momentos.

—Voy a extrañar esto —dijo BaekHo soplando aire caliente en sus manos.

—Hey, tampoco significa que no vayamos a vernos más.

—Me refería a esto, a lo nuestro.

Ambos se miraron. Habían estado juntos por un poco más de dos años pero habían sido unos buenos años. Ambos podían reconocer eso.

—Yo también voy a extrañarlo. Prométeme que nos seguiremos viendo.

BaekHo asintió y le tomó una mano.

—Por supuesto. Aunque lo nuestro no funcionara eres una de mis personas favoritas —dijo riendo—. Ahora toma el café, se va a enfríar.

Esa noche conversaron por unas horas más y luego BaekHo lo dejó en la entrada de su apartamento. Se sentía un poco triste, pero aliviado a la vez. Se dio un baño caliente y se acostó, pensando en todo lo que había pasado en su vida los últimos meses. Y pensó en HyungWon.

Se moría de ganas de verlo. Y quizás aún estaba a tiempo de arreglar las cosas para los dos.

Pensó en mandarle un mensaje, pero luego se dio cuenta de que era muy tarde para hacerlo y decidió esperar a verlo al otro día. Con esos pensamientos positivos se quedó dormido, soñando con unos labios con sabor a fresas.

A la mañana siguiente pasó por un café y estacionó el auto en la puerta del edificio. Son estaba esperándolo afuera, conversando por teléfono.

—Shin, al fin llegas. Necesitamos ir a Incheon. Te lo explicaré en el camino.

Hoseok quiso protestar pero Son ya se había subido a su auto. Otra mañana sin ver a HyungWon.

Cuando llegó a la oficina ya eran casi las seis de la tarde. HyungWon hacía rato que se había ido. Intentó llamarlo para invitarlo a cenar, pero las llamadas eran desviadas o directamente no entraban. Debía calmar su ansiedad. Después de todo recién acababa de terminar una relación y ya quería correr a los brazos de otra persona. Pero eran los brazos a los que quería correr ahora que era libre. Suspiró y se dejó caer sobre su escritorio. Paciencia. Un día más.



Hola, pekes. Bueno estamos llegando a la recta final de esta historia. De paso les aviso que se viene una nueva historia. Espero que cuando salga le den mucho amor y que les guste tanto o más que las otras historias que subí. .

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro