#Deseo
[Hyungwon]
Mi corazón golpeaba tan fuerte que por un momento creí que iba a explotar.
—Wow, eso fue... —dije con la respiración agitada.
—Lo sé —respondió Hoseok a mi lado.
Me tenía abrazado contra su pecho después de haberme hecho tener el orgasmo de mi vida. Estaba hecho un saco de huesos vacíos en sus brazos.
—¿Estás bien? —preguntó con cautela.
Asentí rápidamente y lo miré. Me sonrió. Lucía precioso después de tener sexo. Sus mejillas aún seguían coloradas y su pecho subía y bajaba.
—Debemos irnos, MinHyuk estará esperándonos.
Cierto. Me había olvidado completamente de mi amigo. Asentí y me incorporé, buscando mi ropa por la habitación. A mi camisa le faltaban algunos botones. Levanté la prenda y me giré hacia él. Se encogió de hombros y sonrió con vergüenza.
—Lo siento, lo siento —dijo levantándose también—. Te compraré otra.
Me eché a reír y me la puse de todas maneras. Nos mirábamos en silencio mientras terminábamos de vestirnos. Mi cuerpo todavía se sentía liviano y satisfecho, con un agradable hormigueo que me recorría hasta la punta de mis pies. Aún no había caído en lo que había pasado. Supongo que era algo que debía pasar, casi desde el primer día había habido una cierta tensión entre nosotros. De hecho, Hoseok me gustaba y mucho. Habíamos pasado un par de horas espléndidas y ahora todo debía retomar su curso pero por lo menos, hasta el momento en que cruzáramos la puerta de esa habitación, sólo éramos nosotros dos. Antes de salir, me atrajo hasta su cuerpo para besarme intensamente unos segundos y por último dejó un beso en mi frente.
—Vamos —dijo.
Llegamos a nuestro hotel y decidimos hacerlo por separado, había que mantener las apariencias. Y aunque mis piernas aún se sentían débiles entré a mi habitación con paso decidido. Minhyuk estaba dormido, aún vestido y con el celular en la mano. No me escuchó llegar, aún era de madrugada así que me metí rápidamente bajo la ducha antes de acostarme.
Mientras me bañaba no podía dejar de sonreír. Si cerraba los ojos todavía podía sentir sus manos en mis piernas, sus dedos clavándose en mi espalda, sus besos en mi boca. ¿Qué íbamos a hacer ahora que habíamos cruzado la línea? No era un novato en esas cosas pero de todas maneras me sentía diferente. Había sido diferente. Más allá del sexo, que había sido espectacular, yo había sentido algo que rara vez había sentido antes. Química. Y estaba seguro de que a él le había pasado lo mismo. ¿Serían así todos nuestros encuentros? Luego la realidad me golpeó demasiado temprano. ¿Habría otros encuentros? Decidí no pensar más en eso por lo que restaba de la noche y me acosté, con la cabeza vacía y el cuerpo feliz.
Ya tendría tiempo de arrepentirme después...
Horas después sentí que mi cuerpo era sacudido y yo no podía abrir los ojos.
—¡Wonnie, despierta!
Bostecé y me giré. Una punzada agradable de dolor me recorrió entero y volví a sonreír.
—Unos minutos más y me levanto.
—Nada de eso, tenemos reunión en un rato y el señor Shin ya se levantó. Hey, ¿dónde estabas anoche?
Abrí los ojos e intenté incorporarme pero hice una mueca de dolor.
—Ah, ya veo... —mi amigo se echó a reír.
—Cállate. No sé que estarás pensando, desde que estás con Joo estás cada día más pervertido.
Fingió indignación y se señaló.
—¿Yo? A mí no me molieron el trasero.
Le tiré con la almohada.
—Hablaré con Joo sobre eso más tarde, ahora pásame los pantalones. Tengo hambre.
—Cuéntame, así que el chico del laboratorio te dio batalla. Y ya veo quién ganó.
Yo quería moverme con normalidad pero mi cadera dolía un poco y aunque me decía que había valido la pena, lo cierto es que el tamaño de mi jefe no era cosa de chiste y una vez que mi cuerpo se enfrió, los pinchazos aparecieron para hacerme caminar como venado recién nacido.
—Cierra la boca y déjame en paz.
—No hasta que no me cuentes todo con lujo de detalles —dijo y se sentó cruzándose de piernas esperando el chisme.
—No sé qué quieres que te cuente, fuimos a bailar.
—Me imagino, y ¿dónde bailaste, arriba de un toro de rodeo?
Me reí y me mordí el labio.
—Bien, bien... Sí, tuve sexo.
—Se nota. ¡Pero cuenta! ¿Cómo estuvo?
—Bien, normal.
—Es raro, estás demasiado callado para ser tú. Bueno, ya te voy a ir sacando información. Ahora vamos que el señor Shin debe estar esperándonos para desayunar.
El señor Shin. Terminé de vestirme y luego de ponerme presentable e intentar ponerme derecho salí de la habitación. Mi hermoso jefe lucía fresco como una flor en primavera, vestido de manera impecable e informal, con su cabello perfectamente peinado y leía el periódico con sus anteojos de marco fino. Era una cosa preciosa.
Cuando cerré la puerta levantó la mirada y me guiñó un ojo que hizo que todas las imágenes de la noche reciente volvieran a mi cabeza y me asaltaron unas renovadas ganas de que me tomara entre sus brazos grandes y me empalara contra la mesa.
—Buenos días, dormilón —dijo sonriendo.
Le hice una inclinación de cabeza y me puse la chaqueta.
—¿Tienen hambre? —nos preguntó.
—Si, bastante —respondió MinHyuk revisando unas carpetas.
Yo no respondí ya que mi jefe me miraba de una manera demasiado intensa y estaba poniéndome nervioso.
Cuando estábamos saliendo y Min se alejó por el pasillo hablando por teléfono, me agarró del brazo y me tiró contra su cuerpo para luego besarme de manera un poco ruda.
—¿Cómo dormiste? —preguntó dejando un par de besos en mi cuello. Dios santo, este hombre quería matarme.
—Mmm, bien... —yo ya estaba suspirando.
Dejó un último beso y me dio un pequeño chirlo en una nalga para luego salir como si nada acabara de pasar. Diablos, me esperaba un gran día por delante.
[HyungWon]
—Una vez que las exclusividades de comercialización caduquen ya podemos aprobar los genéricos, habrá que presentar la solicitud para la aprobación...
Hoseok estaba contento y no podía parar de sonreír y una vez afuera del edificio donde se encontraban los laboratorios, se giró y nos abrazó.
—Estoy muy contento por como están yendo las cosas, chicos. Esto merece un pequeño festejo. ¿Almorzamos? Yo invito.
Al rato estábamos los tres sentados en un lujoso restaurant de sushi.
—Vamos a tener que proveer algunas nuestras —decía MinHyuk mientras anotaba todo en su agenda.
Yo estaba intentando prestar atención pero mi mente estaba en cualquier lado de la noche anterior. Miles de preguntas se agolpaban en mi cabeza. ¿Qué iba a pasar en los próximos días? ¿Cómo íbamos a comportarnos en la oficina? y lo más importante, ¿qué pasaría con su pareja?
—¿No tienes nada qué decir? —preguntó MinHyuk dándome una pequeña patada bajo la mesa. Me sobresalté y vi que ambos me miraban.
—Lo siento, ¿qué decían?
Hoseok me sonrió e hizo un gesto con mano.
—Parece que no dormiste bien anoche —dijo tomando un sorbo de su copa de vino.
MinHyuk empezó a toser y yo le lancé una mirada de odio a mi hermoso y sexy jefe.
—Algo así —dije devolviéndole la sonrisa más inocente que pude poner—. Un mosquito estuvo dando vueltas casi toda la noche y no me dejó dormir.
MinHyuk soltó una risita nervioso y Hoseok se mordió el labio, aguando la risa.
—Deberías haberlo ahuyentado —dijo encogiéndose de hombros—. A veces los mosquitos pueden ser muy molestos.
—Si, pero son unos insectos muy testarudos. No importa cuántas veces quieras sacártelos de encima, ellos simplemente terminan saliéndose con la suya.
—¿Te picaron mucho? —quise reír.
—Bastante. Tengo algunas ronchas en el cuerpo pero nada preocupante.
MinHyuk nos miraba con el ceño fruncido. La conversación estaba tomando rumbos demasiado personales y mi amigo no era estúpido. Me removí en mi asiento y me aclaré la garganta.
—Entonces, ¿qué más nos queda por hacer hoy? —pregunté para romper esa burbuja incómoda que de repente se había formado.
—Bueno —Hoseok agarró su celular y se puso a mirar la pantalla muy concentrado—Honestamente no pensaba que nos darían luz verde tan rápido, así que estamos libres. Pueden ir a pasear si quieren.
—Yo quisiera ir a dormir un poco —dije— estoy algo cansado.
—Yo debería ir a hacer algunas compras —dijo MinHyuk más animado— le prometí a mi madre llevarle algunas cosas.
—Bien —Hoseok se levantó— te dejaré donde tú me digas, Min y luego llevaré a HyungWon al hotel. Yo debo hacer algunas cosas luego. ¿Estarán bien sin mi?
Asentimos los dos y luego salimos del restaurant. Dejamos a Min en una zona comercial y quedó en volver en algunas horas. Luego fuimos al hotel. Y no me había desabrochado el cinturón de seguridad para bajar que ya tenía a Hoseok aprisionándome con su cuerpo contra el asiento.
—Al fin estamos solo, vamos arriba...
Intenté frenar sus besos pero Hoseok era algo persuasivo y yo muy débil ante su boca.
—¿Usted no tenía cosas que hacer?
—pregunté cuando logré juntar dos palabras entre jadeos
—Oh, sí. Créeme, tengo muchas cosas que hacer...
Y mi cerebro se había desconectado otra vez.
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