Namjoon

—Pasaporte, maletas, dinero, llaves, comida para Jin... ¡Está todo, vámonos!

     Mi madre nos invitó el fin de semana a pasar el tiempo en mi antigua casa así que Seok Jin y yo nos encontrábamos partiendo hacia el aeropuerto para llegar por la madrugada.

—¿Por qué tenía que venir también?

—Para que conozcas a tu suegra. —Paré en seco al darme cuenta de lo que acaba de decir.

—¿Mi qué?

Otra vez pensando en voz alta Namjoon.
Sacudí mi cabeza y jale de la mano a Jin.

—Tú sólo ignórame.

—No tengo problema con eso.

Jin

—Ahhhh... Namjoon.

—¿Te gusta?

—Pervertido... Ahh.

     Me estaba retorciendo en el asiento del avión, Namjoon no dejaba de tocar mi entre pierna por debajo de la delgada manta y me estaba haciendo desesperar. No, no quería terminar haciéndolo en el asiento de un avión.
¿O sí?

     Me mordía el labio mirando por la ventana mientras echaba la cabeza hacia atrás, no aguantaría más tiempo y bien me importaba poco toda las demás personas que estaban durmiendo alrededor. Empecé a sentir una mezcla de dolor y calidez ahí abajo pero Namjoon cada vez bajaba la velocidad.

—¡Es hora de dormir Seok Jin!

—¿Qué? —Retiró su mano dándose la vuelta, se cubrió con la manta sin decir absolutamente nada más dejándome con la palabra en la boca y con un problema que debía solucionar así que me levanté como rayo hasta el baño. —Jodido Namjoon.

     No recuerdo el momento en el que me quedé profundamente dormido, pero había despertado recargado en el pecho de Namjoon mientras la manta nos cubría a ambos. Él todavía seguía dormido así que me levanté, tomé la botella de agua que estaba a un costado y la apreté ligeramente mientras liberaba el líquido sobre su cuello.

—¡Qué Mier... —Tomé su rostro y lo besé sorprendiéndolo, siendo sincero yo también estaba sorprendido.

—Llegamos holgazán.

     La madre y hermana de Namjoon eran adorables, él era idéntico a su madre en muchos aspectos.
Habíamos pasado una linda mañana desayunando con ellas, me percaté de cómo su familia emanaba una calidez muy grande que por un momento desee que fuera mi familia.

Namjoon

—¿Seguro que no necesitas lubricante? —Mi hermana llevaba más de medio día dándome de codazos o picando mis costillas preguntándome cosas acerca de Seok Jin.

"Es muy lindo" "Al menos no es una piojosa".

Niñas de ahora...

—Por décima vez pequeña, hoy no lo necesito.

—No es un "no" definitivo así que te dejé uno en tu cajón. —La miré mal así que solo se encogió de hombros y tomó su mochila para irse a sus clases de danza. —Digo, por si cambias de opinión.

     Mi madre estaba en yoga con sus amigas del vecindario, solo éramos el pink boy y yo solos.

—¡JINNNNNNN! —Grité desde la planta baja de la casa esperando a que el susodicho bajará, pero no conté con que me lanzaría un cojín. —Estas jodido Jin.

     Subí corriendo por las escaleras esperando poder alcanzarlo, el tipo corría más rápido de lo que una vez imaginé . Cuando por fin lo alcance lo tomé de la cintura haciendo que ambos cayéramos al piso.

—¡Namjoon! Suéltame que sigo molesto por lo de ayer.

—¿Ayer? ¿Qué te hice yo ayer? —Jin se tornó rojo y volteo la cara. Le dije a mi pequeña hermana que no utilizaría su regalo hoy, no Namjoon debes concentrarte y ser fuerte ante ese rostro qu... A la mierda la fuerza de voluntad, Jin, voy a romperte el culo.

Lo cargue hasta la tina del baño dejándolo delicadamente sobre está.

—No entiendo cómo es que puedes verte inocente y tan malditamente provocador al mismo tiempo. —Me coloqué sobre él susurrándole al oído —¿Estaría mal si hago esto? —Pasé mi mano por encima de su sudadera rosa comenzándola a subir poco a poco.

—¿Qué- qué haces? Espera a estar en nuestro departamento, solos Ahg...

—Oh yo creo que no.

     Metí una mano a su pantalón sintiendo como sus piernas se movían debajo de mí. Desabroché su pantalón y lo baje lentamente, lleve mi mano dentro de su bóxer y comencé a mover mi mano de arriba a abajo sobre su pene.

     Joder Jin y sus gemidos comenzaban a volverme loco, miré su rostro y se encontraba tirando del cuello de su sudadera. Llevo sus manos hasta mi cuello y se aferró fuerte.

     Comencé a besarlo, pasando por su cuello decidido a llegar a hacer más que eso, cuando el timbre de la puerta retumbó por toda la casa haciendo que ambos nos exaltáramos y saliéramos de aquella tina haciendo como que nada había pasado, excepto por el bulto en nuestros pantalones.

     Creí que sería mi madre o mi hermana que habían olvidado algo pero no contaba con la persona del otro lado de la puerta.

—¿Suga?

—Tengo un asunto pendiente y vine hasta aquí a pesar del frío, ¿Dónde está Jin?

     ¿Cómo rayos sabía Suga donde estábamos? Jin se asomó por encima de mi hombro y a Suga pareció movérsele el mundo mirándolo con su ya tan conocido rostro de desinterés, me hice a un lado para dejarlo entrar y ambos empezaron a conversar.

—¿Cómo nos encontraste?

—Fácil, Jin dejó un aviso en el trabajo de sus "vacaciones" pero necesita dejar terminado un material. —Le entregó un sobre y llevó sus manos hasta sus bolsillos.

Ambos asintieron y por mi parte me sentía fuera de lugar.

—¿Trabajo?

—Es nuestro subordinado. —Señaló a Suga. —Está trabajando a tiempo parcial en mi empresa.

—¿Yoon Gi? ¿En redacción? Con dificultad habla coreano, ¿Cómo traduce otros idiomas? —Suga me miró mal, muy mal.

—Ya ya ya, yo también me pregunto como no has hecho explotar la estación de gas. —Oh, quiere pelea.

—Sus letras son muy buenas. —Aclaró Jin.

     Suga sonrió por apenas unos segundos, regresó la vista hasta mí y encarnó una ceja para luego sentarse en el sofá.

—Voy a ponerme cómodo en el sofá, hace mucho que no venía. —Jin lo miró fijamente —¿Y la señora Kim?

Suga, ¿De verdad vienes por trabajo?

Se fijó en el bulto en mis pantalones y bufó.

—Justo a tiempo.