¤¤ Capítulo 4 ¤¤
N/A: Pon la canción hasta que lo indique.
¤¤¤¤¤☆¤¤¤¤¤
Una semana transcurrió desde la esperada velada de los hermanos Strauss. Sin duda, Natsu comprendió cuánta influencia podían tener los mismos con la mayoría de las personas de buena posición en Londres. Mirajane, la mayor, era sin duda encantadora; y tenía el respeto de la mayoría de mujeres viudas de la alta sociedad. Estas alegaban que semanajante mujer no necesitaba de un marido que controlara sus pasos y le dijera qué debía hacer. Su hermano, Elfman, la apoyaba sin un ápice de duda y estaba orgulloso de ella. Por último, pero no menos importante, estaba la menor de los Strauss: Lisanna. Una muchacha llena de dulzura e igual de hermosa que su hermana mayor. Apenas un año atrás fue presentada en sociedad, y los pretendientes no le faltaban. Pero la joven alegaba no tener prisa y quería seguir junto a sus hermanos para encargarse del negocio familiar.
Natsu notó, desde el momento en que bailó con ambas hermanas, que muchas otras madres empujaban a sus hijas hacia él. Otras tantas llegaban por propia voluntad con risitas mal disimuladas y batiendo las pestañas. Zeref le dijo que Mirajane era de gran influencia, y no era para menos si consideraba lo exitosa que era; por ello, si era aceptado por los Strauss, sería aceptado por todos.
Aunque era un tanto hipócrita por parte de las personas, decidió morderse la lengua ante la mirada de advertencia que tanto su padre como su hermano le dirigieron, y se dedicó a hacer un despliegue de toda su caballerosidad para no gruñir cuando le pisaban el pie. Al menos, aquello debería acallar las críticas hacia Igneel por reconocer como hijo a alguien tan salvaje. Lo único que lamentaba de aquella noche fue la imposibilidad de acercarse a Lucy. Al principio pensó que se trataba de simple casualidad; cada vez que intentaba acercarse a ella, Lucy era llamada por Mavis o su padre, quienes la llevaban a un círculo de importantes accionistas que sólo conversaba con el lord y dejaban a la muchacha de lado apenas hacían los saludos correspondientes. Notaba en Lucy una expresión serena, más no pudo evitar preguntarse si aquello era sólo una máscara. Fue más que obvio que Jude no quería que se acercara cuando le dirigió una mirada de advertencia y mandó un recado a Igneel por medio de Mavis. La pequeña le miró con algo parecido a la pena, y eso lo confundió. Considerando la mirada de desagrado de aquella mañana... Más tarde entendió por qué.
Jude Heartfilia lo quería lo más lejos posible de Lucy.
El resto de la velada, con su humor un tanto arruinado, sólo se dedicó a comer y beber de vez en cuando, sin poder dejar de enviar miradas a donde Lucy permanecía en completo silencio y con Mavis aferrada a su costado, con la misma expresión impasible. ¿Aquella orden eran sólo los deseos de Jude o también de ella? Si ella pudiera ver... ¿lo buscaría por la habitación tal como el hizo en cada evento al que asistió a lo largo de la semana? Natsu buscó disculparse con Jude. Tal vez eso era lo que lo tenía molesto, sin contar el haber entrado a su jardín sin permiso. Lord Heartfilia mostró con mayor énfasis su rechazó al decirle a la cara que no tenía nada que oír de su parte.
Igneel le pidió que desistiera, o incluso dejaría de ver a Lucy en los bailes.
—Es injusto —recalcó de nueva cuenta, verificando la silla de su caballo. Saldría un rato, estaba harto de las indirectas bastantes directas de Grandine—. La tiene encerrada todo el maldito día y en los bailes no hace más que arrastrarla a su lado.
Su cabello siguió moviendo la cola sin prestarle la menor atención.
—¿Ahora de qué tanto te quejas? —Zeref se acercó, con una manzana en su mano—. ¿Vas a salir? Mm, Natsu, sobre lo que dijo mamá...
—No quiero hablar de eso —con la facilidad que le otorgaba la práctica, montó al animal y tomó las riendas—. Zeref, ¿Jude siempre fue así?
—¿Cómo?
—Hablo de lo sobreprotector que es con su hija. Entiendo que quiera protegerla debido a su condición, pero hay límites —Natsu dio una vuelta alrededor, aguardando la respuesta del hombre de cabellos azabache—. No la deja ni a sol ni a sombra.
—Ah, hablas de Jude —Zeref masticó un trozo de fruta antes de continuar—. Sí, siempre ha sido así. Sólo que ahora la condición de Lucy le da la excusa.
—¿A qué te refieres? —Detuvo el caballo.
—Lucy tenía unos cinco o seis años cuando su madre falleció. Fue entonces que Jude se centró por completo en ella; los más grandes cumpleaños, vestidos hechos según la moda del momento, una educación de primer nivel... prácticamente le dio todo lo que una señorita podría desear —puso una sonrisa arrogante y se señaló con un gesto dramático— incluso a mí.
Natsu puso los ojos en blanco y por poco le echó el caballo encima.
—Sé serio, ¿de verdad no sabes qué accidente se llevó su visión?
—Te notó demasiado interesado en el tema de lady Lucy. ¿Acaso la fiebre de chismoso se te ha pegado o hay algo más oculto?
—Cállate, como si tú no husmearas.
—Está bien, está bien. Pues según dicen las malas lenguas, Lucy escapó de casa ese día —su voz bajó un par de tonos, y Zeref volvió a masticar del fruto en su mano, cargando el ambiente de expectación—. Entonces se encontró conmigo, un dios griego encarnado, y... ¡De acuerdo, ya paro!
Zeref aguardó a que Natsu le soltara el cuello de la camisa y trató de no reír.
—No sé sabe muy bien qué pasó. Yo estaba solo en casa cuando uno de los criados me dijo haber escuchado rumores de que Lucy salió a cabalgar y al parecer su montura no era muy segura. La muchacha cayó de un barranco con todo y animal. La yegua no sobrevivió a la caída, y Lucy... pues ya la has visto.
—Dios... —Natsu no podía dejar de pensar la magnitud del accidente que le arrancó la vista a la chica—. ¿Cómo supieron dónde encontrarla?
—No lo sé. Jude llegó con ella inconsciente al hospital. Pero eso no es todo... —Zeref le ofreció el resto de la manzana al caballo. Su mirada se volvió fría y se frotó el cuello con incomodidad—. Alguien sobornó a una enfermera para que dijera qué pasó con Lucy... Te lo voy a decir, pero pobre de ti que...
—No diré nada.
—... La enferma dice que la ropa de Lucy estaba hecha jiras y había demasiada sangre. Dicen que volvió en sí pero no dejaba de gritar que la dejaran, que no quería ser tocada. —Zeref mantuvo su mirada para decir lo siguiente—: al parecer la violaron. Se dice que Lucy estaba huyendo de esa persona. El lugar del accidente no coincide con la gravedad de su estado. Por lo que han llegado a concluir es que lograron cogerla en algún punto del camino y... bueno, cuando terminaron con ella intentaron arrojarla lejos.
Natsu se bajó del caballo, inseguro de poder seguir erguido luego de escuchar aquello. La mirada de Zeref parecía atormentada, y por primera vez, vio la agonía e impotencia en el rostro de su hermano mayor.
—Yo espero que todo eso tan sólo sean rumores malintencionados para terminar por aplastar la posición de Lucy. Me batía en duelo cada vez que un infeliz lo contaba por allí. Jude estaba furioso... Más no dio ninguna explicación, y desde entonces jamás me dejó a solas con Lucy.
—Pero, ¿quién querría hacerle algo así?
—Las personas llenas de odio y envidia no necesitan suficientes motivo, hermanito —observó pensativo—. Y Jude tampoco es un santo. Quizás quisieron darle en donde más le dolía, o a ella... trato de no pensar en ello. Ese día yo tenía una cita con ella, pero comí algo que me tuvo vomitando todo el día y me fue imposible salir. A veces pienso que, de yo haber estado con ella...
—No lo hagas —le cortó sin verle. Sus ojos se hallaban centrados en su caballo inquieto—. El hubiera no existe, Zeref. Las cosas sucedieron así y...
—¿Crees en el destino, Natsu?
—Pienso que todos tenemos algo que hacer, más no está escrito. Somos nosotros mismos quienes forjamos nuestro camino, pero antes debemos saber dónde estamos y a dónde queremos llegar.
—Eso es muy sabio de tu parte.
—Mamá me lo decía constantemente —y una sonrisa llena de recuerdos cruzó sus labios. Sin saber qué más decir, volvió a montar—. Si papá regresa antes sólo saldré a cabalgar un rato, volveré antes de la cena.
—No hace falta —Era Igneel, que justo detenía a su corcel frente a él—. ¿A dónde crees que vas?
—Quería salir un rato.
—Ve a que preparen el carruaje, vendrás conmigo.
—Pero, ¿a dónde?
—Tengo unos asuntos que atender, sirve que te comienzas a familiarizar con el ambiente. —Igneel desmontó y le entregó las riendas del animal a un criado que salió a su encuentro—. Ponte algo más adecuado, andando.
—Suerte —Zeref le palmeó la espalda y se giró de regreso a la mansión—, la necesitarás.
—Pero... Pero... —La mano de Igneel se posó sobre la cabeza de su hijo menor, revolviendo sus caballos en un gesto que le pareció demasiado infantil. Apartó la cabeza y le dirigió una mirada de advertencia. En cuestión de segundos, tanto su padre como su hermano había desaparecido del patio—. Perfecto, lo que me faltaba.
Una hora más tarde, y en contra de su voluntad, vio horrorizado como el carruaje se detenía frente a la mansión Heartfilia. Los nervios eran algo que creyó haber superado con la edad. Bueno, allí estaba el remordimiento para recordarle que no era así y que, como cualquier otro ser humano, podía ponerse nervioso de nuevo.
—Papá, ¿qué hacemos aquí?
—Jude me invitó para tratar unos asuntos. Pensé que podrías aprender un poco del negocio familiar.
—No me interesa —afirmó al detenerse el carruaje. Su padre se quitó los guantes a la espera de que le abrieran la puerta. Natsu rodó los ojos y se adelantó a la manija. Igneel lo abofeteó con el guante hasta que se sentó de nuevo a su lugar—. ¡Hey!
—Uno fue por decir que no te importa, te recuerdo que de allí provienen tus lujos y nuestro buen nombre. Dos por ser un desesperado y no esperar a que el cochero cumpla su función, ¿acaso quieres ofenderlo? —La puerta se abrió y el hombre se puso de pie, bajando por las escaleras que el vocero bajó—. Gracias, Max. Puedes darte una vuelta, me quedaré a cenar.
—Muchas gracias, lord Igneel.
—Eso fueron más de dos golpes.
—El resto fue para ver si quitas esa cara. Jude sigue algo enfadado, así que sé buen chico y pide disculpas a él.
La misma criada de pelo corto los recibió, inclinándose y prometiendo anunciar su llegada mientras los dejaba pasar al salón principal. Natsu se dedicó a observar la casi vacía habitación con gesto curioso. Sopesando que Jude era tan adinerado como su padre, creyó que llenaría de lujos su mansión.
—Es para Lucy —murmuró Igneel, atrayendo su atención—. La mayoría de habitaciones están así de vacías para que ella no choque con nada.
—Ah —atinó a decir. ¿Dónde estaba ella? Buscó alrededor, esperando escuchar su voz o verla, aunque era poco probable. No obstante, su escrutinio se detuvo al ver una furiosa mirada dirigida a él. Se tensó y le propinó un codazo a su padre que seguía comentando la antigüedad de aquella mansión—. Buenas tardes, lord Heartfilia... ¿cómo se encuentra?
—¿Para qué lo has traído? —Jude no disimuló su disgusto y arqueó una ceja. Igneel se adelantó y estrechó su mano con una expresión tranquila.
—Pensé que podía acompañarnos a cenar, ¿fue mala idea?
—Quizás —Jude tiró de un cordón al lado de la puerta, procediendo a quitarse la chaqueta—. No me malinterpreten, sé que es tu hijo, Igneel, pero...
—En realidad... —Natsu lo interrumpió, dando un paso al frente. Ese hombre no disimulaba su disgusto, y estaba bien con ella, al menos era consciente de su posición respecto a él—. Lord Heartfilia, quisiera disculparme formalmente por el incidente de hace una semana, durante la noche de mi baile.
La mirada de Jude se enfureció y si antes creyó que era un bastardo a sus ojos a pesar de que su padre quisiera probar lo contrario, el hombre lo redujo a una cucaracha.
—Y también por entrar sin permiso en su casa... quería saber cómo se encontraba lady Lucy, y no pensé que eso sería una falta de respeto hacia usted. Le pido que acepte mis disculpas.
—¿Entrar sin permiso? —A Igneel no le gustó escuchar aquello y miró a su hijo con desaprobación—. Natsu, eso no me lo contaste.
—¿No? Tu pequeño entró al día siguiente en el jardín trasero, a pesar de que mi criada le dejó en claro que mi hija no recibía visitas sin estar yo presente —su tono era de un claro desprecio que intentaba quedar encubierto bajo un falso tinte de diversión irónica—. Tu muchacho todavía tiene mucho por aprender.
—Le ruego que me perdone —Natsu se sorprendió de sí mismo. ¿Rogar? Él no rogaba a hombres como Jude, jamás. Se creían la gran cosa sólo por el dinero que llenaba sus bolsillos. Pero en su mente sólo existía un pensamiento: si Jude aceptaba sus disculpas, podría ver a Lucy—. Papá hace lo mejor que puede para educarme y convertirme en un hombre a su altura. Él... Él no tiene la culpa de mis salvajes costumbres.
Jude sonrió. Natsu apretó las manos en puños. No estaba equivocado, ese hombre quería verlo humillado.
—Vaya... si lo pones así —Jude se adelantó, posando una mano sobre su hombro—. Acepto tus disculpas, pero te sugiero que andes con cuidado y no hagas nada que pueda poner a mi hija en un compromiso.
—Sí —acababa de rogarle a un noble. Natsu seguía procesando aquello.
—Virgo, atiende al muchacho en lo que necesite. Igneel, acompáñame a mi despacho.
El cabeza de la familia Dragneel envió una mirada de preocupación a su hijo menor. No le había gustado el tono de auto desprecio en su voz. Natsu le parecía un hombre inquebrantable e incapaz de pisotear, su hijo no sé dejaba amilanar por nadie y siempre iba con la frente en alto. Ver cómo se reducía con aquellas palabras le dolió. ¿Qué lo llevó a hacerlo? Tendría que esperar para averiguarlo.
***Pon la canción***
Natsu se dejó caer en la silla luego de despedir a la criada. Apoyó su cabeza en sus manos, pensando una y otra vez por qué dejó que alguien le viera así, que lo tratara como... Una suave melodía lo sacó de sus caóticos pensamientos y de su orgullo herido. Parecían las notas que un piano emitía.
Al estar la mansión tan vacía de objetos o grandes muebles, la voz que surgió a continuación resonó en las paredes, poniéndole los vellos de punta ante el sentimiento tan cargado de nostalgia y dolor que dejó entrever. Era una voz femenina. Natsu se puso de pie de inmediato, y verificando que no hubiese nadie alrededor decidió seguir el magnífico sonido. Era suave, cautivador y tan desgarrador que dejó de escuchar todo a excepción de la melodía y la hermosa voz. Llegó a unas grandes puertas que no estaban deo todo cerradas, y de donde nacía el sonido.
Cuando abrió la puerta con el mayor cuidado posible y se asomó a lo que parecía ser un estudio, estuvo seguro que lo que tenía delante suyo sólo podía ser una aparición, algo irreal que ningún mortal debería tener la posibilidad de ver ante lo manchado del mundo. Lucy estaba sentada delante de un piano, sus hábiles manos se realizaban por las teclas arrancando notas llenas de magia y encanto, mientras sus labios se movían a la par que las palabras escapaban de ellos. Sus ojos se mantenían cerrados, a pesar de que no era necesario si lo que quería era no ver aquel vacío que parecía inundarla. Se veía tan sola, pero estaba tan bonita con la luz naranja que el gran ventanal detrás de ella dejaba entrar. El sol estaba en su punto exacto, supuso, para hacer parecer aquella muchacha una especie de ángel con sus rayos derramados sobre su delicada figura.
El corazón le dolió ante sus últimas notas, cuando sus dedos se movieron con mayor destreza para crear la melodía perfecta. Tuvo que apoyarse en la pared al lado de la puerta, porque las rodillas le temblaron y la respiración se le dificultó. De pronto, el amargo trago de su humillación se desvaneció y le pareció un precio incluso insignificante ante el placer de semejante espectáculo.
Y lo supo, había valido la pena cada maldito segundo. Cuando procesó la letra de la canción, no pudo más que pensar en que tanto él como Lucy, tenían más en común de lo que imaginaban. Y quiso conocerla, quiso entender a aquella joven encantadora de corazón atormentado. Sin detenerse a pensarlo, preguntó:
—¿Te molestaría si pido permiso a tu padre para cortejarte?
¤¤¤¤¤☆¤¤¤¤¤
Continuará...
N/A: Ya sé, habíamos quedado que los viernes pero ese día tuve una salida y el capítulo no terminaba de convencerme. Lo escribía y lo borraba, pero luego surgió esto y quedé satisfecha. ¿Qué les pareció?
Nos leemos ♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro