No estaba pensando. Su mente estaba en blanco, sólo mírala hacia aquella cuchilla en el suelo. Tentación, le picaban los dedos por tomarla y sentir el dolor. Quería sentirse vivo.

¿Podía hacerlo? Si podía, si quería, pero algo lo impedía.

Algo en su pecho decía que no lo hiciera. Algo dentro de él decía que no pasará esa cuchilla por su cuello, le decía que siguiera viviendo.

Pero él no sabía que era ese algo. Su mente estaba ganando. Su impulso estaba ganando. La tomó, cortó el costado de su cuello.

¿Dolor? no había sin embargo la sangre escurría.

—No lo vuelvas hacer.—su esposo otra vez.—¡Yoongi! no lo vuelvas hacer.—Hoseok logró llegar a tiempo y poner su mano en donde la cuchilla iba a cortar.—No lo volverás a hacer, prométemelo. Sé que no te gusta ver a hoseokie sufrir, no lo volverás a hacer.

—No lo haré, te lo prometo. Ahora debo cu-curarte.—la mano de su esposo sangraba. Hubiera deseado recordar antes que ese algo era Hoseok. Y que por él debía de mantenerse vivo.—No lo volveré hacer, lo prometo.

Y más promesas se sumaban, uno las olvidaba y el otro vivía por recordárselas.