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Frío Cómo El Hielo.

Se qué eres alguien a quien no le gusta conversar mucho.

Se qué eres alguien que no está acostumbrado a recibir afectó.

Se qué no estás acostumbrado a recibir besos y abrazos de parte de alguien más que no se tu propia madre .

Pero aún así, haces tus intentos por aceptar mis abrazos y besos.

Desde que somos novios, no he parado de decirte que te quiero.

Te tome de la mano algunas veces, te robe uno que otro beso, que por supuesto, sutilmente fueron rechazados en un principio.

Y eso me dolía cómo no tenías idea, aveces eras malo conmigo; aveces no me hablabas o solo me ignorabas todo el día.

Empecé a creer que no me querías a tu lado, aun qué eso no tenía sentido, ya que tu me habías pedido ser tu novio de forma directa, sin ningún tipo de cartel, flores o chocolates, solo me lo pediste sin más y yo aun así estaba emocionado por ello.

Aún que acepte de buena manera, con una sonrisa que no fue correspondida.

Con el tiempo fui pensando que era alguna apuesta tuya y de parte de tus amigos.

- Yami, ¿yo soy un juego para ti?. -

Te pregunte directamente, me contestaste con un no muy seriamente, hasta podía ver que estabas molesto y muy sorprendido por mi repentina pregunta.

- ¿Por qué piensas que yo haría eso contigo Yu?. - Me cuestionaste mientras limpiabas mis lágrimas. Me había enfrentado a ti cuando recién salías de tu entrenamiento de fútbol americano, nos apartamos de tu equipo, me llevaste hacia las gradas de la cancha.

- Porqué no me muestras algún indicio de cariño. - Te conteste. Te escuché resoplar, no te alejaste de mi. - No se por qué me pediste ser tu novio si solo me vas ignorar, llevamos juntos tres meses y medio, y te he soportado que no me hables y me ignores, parecemos unos completos desconocidos en vez de ser una pareja... - Desvíe mi mirada de la de él, podía sentir cómo me veía intensamente, y eso me incomodaba. - Terminemos nuestra relación si solo se va basar en eso. -

Me quise ir del lugar en silencio, pero me detuviste agarrando mi mano y entrelazandola con la tuya, me sentí completamente estático al sentir lo cálida que eran tus manos, luego me abrazaste ocultando tu rostro en la cobertura de mi cuello.

- Pueda que no te muestre ningún tipo de afectó, pueda que no te brinde mis besos o abrazos, pero es que todo esto es nuevo para mi. - Me dijo con voz sincera, mientras tomaba mi mentón para que lo volteara a ver. - Me gustas. Por eso me declare a ti, me gustas mucho, pienso que eres precioso. Todo tu ser es hermoso. -

Mi sonrojo apareció en un, dos por tres al igual que el suyo; Yami jamás me había dicho tanto en estos últimos meses, de hecho solo se dedicaba asentarse a mi lado y a quedarse callado mientras yo comía o estudiaba o me acompañaba hasta mi casa y luego se despedía con un: "hasta luego o te veo mañana."

En las noches me mandaba mensajes muy cortos pero lindos, me dedicaba las buenas noches o los buenos días, pero nada de eso se comparaba a que conviviéramos y habláramos en persona.

Yo realmente quería conocerlo, pues se me había hecho atractivo y muy misterioso.

Podría decir que desde que lo vi por primera vez me gustó mucho, pero nunca me atreví a decírselo, al contrario, él fue quien me habló primero, aún que solo me brindase un hola o un adiós.

- Dame una oportunidad más y te mostraré que tanto te quiero conmigo. -

La sinceridad en sus palabras había calado tanto en mi corazón, sin embargo ya había tenido suficiente de esto.

- No creo pod... -

Mis palabras fueron silenciadas cuando los labios de Yami me besaron, fue un tacto delicado, me besaba con un poco de miedo como si sintiera que en cualquier momento me iba romper o lo iba a rechazar, pero no había tiempo de pensar en eso cuándo sus manos se dirigieron a mis caderas, fue de apoco profundizando el beso, me arrincono en la pared, deslizó sus manos hasta las mías para tomarlas y colocarlas a ambos lados de mi cabeza, el beso se alargó, jugo con mi lengua y después de un tiempo intentando que el oxígeno no se acabará en nuestros pulmones, deshizo el beso y luego apego su frente contra la mía mientras ambos nos veíamos con un brillo que expresaba cariño por el otro mientras nuestras mejillas estaban rojas como nuestros labios.

Tu actitud puede ser fría pero tu tacto es cálido.

¿Cómo es que puedes ser tan frío cómo el hielo, pero a su vez tan cálido cómo el fuego?.

Aquella combinación me encanto mucho más de ti.

- Sólo una oportunidad más. - Me pidió. - Por favor. -

Deje que el silencio lo invadiera por algunos minutos, haciéndolo sufrir creyendo que diría que no, cuando vi que inclino su cabeza rendido dije:

- Está bien. -

Yami volvió a subir su rostro y me miró con ojos iluminados e ilusionados, me sonrió un poco y luego me dejó un corto beso en mis labios.

- Tenme un poco de paciencia con esto, no soy muy expresivo pero lo intentaré. - Me dijo acariciando mi mejilla con suavidad.

- Okey. - Contesté.

Desde aquel momento mi chico seguía siendo frío, cuándo hablaba y trataba con los demás, pero conmigo, era todo lo contrario, era cálido y en cierto punto caliente.

A veces me gustaba que me hablara de forma seria y su voz ronca cuando charlábamos, le daba ese toque especial a la relación e incluso al sexo.

- Mírame. - Me habló con su voz ronca y profunda, sus ojos estaban incrustados en mi alma como si quisiera devorarla mientras sus penetraciones eran duras y certeras cuando se llevo mi virginidad. - Bebé, mírame. - Gruño.

Era imposible, estaba tan perdido en aquella deliciosa sensación que me brindaba, pero hice el esfuerzo, abrí mis ojos y me encontré con la imagen más erótica que Yami me podría regalar.

Estaba viéndome, sus ojos parecían brillar, sus labios estaban entre abiertos, me invitaban a besarle hasta el cansancio, algunos de sus mechones rubios estaban desordenados, le daban un toque más salvaje, más varonil.

Lo abrace por el cuello, lo atraje a mi y nos besamos mientras nos perdíamos en la mirada del otro, adoraba estos momentos cuando éramos uno.

- Ah~. - Gemí cuando se enterró de nuevo en mi; tan lento, tan profundo, se sentía tan bien cuándo Yami estaba así conmigo. Que rica sensación era el pertenecerle y verle tan excitado por mi culpa. - Yami~. -

-¿Sí?. -

- Más ~.

Puedo jurar que mi piel ardía con sólo el toque de sus manos cuando las deslizaba de un lugar a otro, sus labios marcaban mi piel como si fuera de su propiedad; dejaba marcas notables en mis clavículas, mi cuello, mis muslos, mi espalda y pecho y le gustaba abofetear mi trasero hasta ponerlo rojo, no mentiré eso me derretía en sus brazos y sobre todo cuando estaba arriba de él.

- Joder Yugi, más~. Dame más bebé -

Ahora yo me encontraba arriba de él, montándolo despacio, mientras mi cadera se movía en círculos haciéndole sacar algunos gruñidos de placer, su cabeza se echaba hacía atrás resistiendo en gemir alto, lo disfrutaba, verlo así luchando por retener su orgasmo.

- Yami~ - Gemi su nombre una vez más cuando saltaba sobre su miembro, el me agarraba de mis caderas para hacerlas más rápidas y profundas las penetraciones  causando el sonido de nuestras pieles chocando.

- Me vengo. ~ - Me advierte mientras noto su abdomen contraerse.

- Yo... Yo también. -

- Juntos. - Me dijo, luego cambiamos de posiciones, ahora el estaba arriba de mi y comenzó a darme fuertes estocadas que hacían arquear mi espalda, gemía su nombre en alto y después de unos minutos sentí su esencia espesa y caliente dentro de mi. Me me corrí entre nuestros vientres mientras culminábamos el acto en un beso profundo y lleno de amor.

- Feliz día de san Valentín. - Me susurro a la par de mi oreja y me dejo un beso en mi mejilla. - Feliz aniversario. - Volvió a darme otro beso en mis labios. - Te amo. -

- Y yo a ti. -

Adoraba cómo Yami era frío cómo el hielo con los demás, pero caliente cómo el fuego conmigo.

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