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8: Eres Cruel.

Esos cabellos rubios eran alaziados por aquella mano suave que acariciaba su cabeza, el de la mano, sonrió enternecido al ver las facciones del empresario, eran bellas hermosas y duras, como las de un verdadero macho.

Le complació saber que podía observar de esa manera a Atem.

— ¿Entonces te quedaras aquí?, ¿no bajaras?. — Le preguntó su representante.

Yugi subió la mirada y con una sonrisa amable, negó.

— Quiero quedarme aquí a cuidarlo. Miralo, necesita que alguien se quede aquí con él, después de todo, se desmayo. —

Su representante, otro Alfa, solo bufo, odiaba cuando el omega era amable con desconocidos y más con ese Alfa que tenía en sus piernas.

— Bien. — Dijo el otro. — Regresaré en una hora, te traeré comida para que te alimentes. —

— Ve con cuidado. — Le dijo suavemente a Haku, haciéndolo sonrojar.

— No tardaré. —

Haku se marchó de la habitación y dejó solo a Yugi y Atem. Ese malnacido que nunca, ¡NUNCA!, debió de cruzarse en su camino.

Pero bueno, no debía preocuparse demasiado, ya que Yugi no lo recordaba.

Mientras tanto, Atem comenzaba a moverse, despertaba por aquellas caricias suaves y ese cálido tacto que lo hacía suspirar, hace tiempo que no se sentía tan calmado y seguro, incluso quería sumergirse en un profundo sueño, solo para despertar bien descansado a la mañana siguiente.

Pero sus ojos se abrían lentamente, cuando de pronto escucho una melodiosa voz que le cantaba.

Esa canción que le había sido dedicada y  tenía en su celular como un buen recuerdo: Don't leave me.

Al despertar lo primero que vio fue a Yugi sonreír mientras le cantaba suave y despacio, soboreando cada palabra de la canción.

¿Acaso estaba soñando? ¿O estaba muerto?, por qué estaba viviendo una dulce ilusión de aquel primer amor que tuvo y que le cantaba cuando él no podía dormir o solo cuando se lo pedía.

— ¿Cómo te sientes?, ¿te duele la cabeza?. — Preguntó el menor en cuanto vio a Atem despertar.

— ¿Qué?. —

Yugi dio otra caricia a la cabeza de Atem y este por inercia cerró los ojos dejándose llevar por la caricia.

—Te desmayaste. — Dijo Yugi y Atem abrió los ojos en cuanto recordó su tonto y embarazoso encuentro.

Rápidamente se levantó, Yugi jadeo sorprendido y preocupado, el no debería de hacer esos movimientos bruscos, podría desmayarse de nuevo.

— Tranquilo. Calmate. — Le dijo el menor parándose y tratando de tomar de su brazo, sin embargo Atem estaba alterado, o más bien no podía similar la situación.

— No estas aquí. — Dijo Atem.

—¿eh?. —

—No, no puedes estar aquí. No eres real. Debo estar soñando. Debo  estar soñando. — Repetía Atem mientras caminaba en círculo.

Yugi veía confundido y divertido a Atem, ¿acaso eran ese tipo de situaciones en el que el fan conocía a su ídolo en persona y este no podía creerlo?, ¿era así?.

— No, no estas soñando. Esto es real. —Dijo Yugi. — Estoy aquí, enfrente de ti. — Camino hasta estar enfrente del moreno y detuvo su andar cuando le tomó de ambas manos. —¿Ves?. —

Atem no lo podía creer.

No podía creerlo.

El tacto se sentía real.

Él se sentía real.

—Yugi. — Mencionó Atem, casi, apuntó de llorar. —¿De verdad eres tu?. —

—¿Quién más podría ser?, ¡soy yo!.— Rió suavemente. — Y tu eres Atem. —

El corazón de Atem latió frenético, se sonrojo, sus labios se volvieron una sonrisa sincera y la felicidad comenzó a albergar le como nunca.

Atem abrazo a Yugi.

Y Yugi correspondió ese abrazo que le tomó por sorpresa, debía de acostumbrarse, pronto tendría una reunión con sus fans que le esperaban mañana  en la tarde.

— ¿Sabes cuanto te  e extrañado?. —Atem se separó un poco, acaricia las mejillas de Yugi, lo contempló por un minuto, se había puesto más hermoso que nunca. — ¿O las veces que llore por ti?.

Yugi parpadeo confundido.

— Te busque por un buen tiempo para saber porque qué habías terminado conmigo, pero nunca apareciste. —La mirada del Alfa era lastimera y eso podía verlo un muy extrañado omega.

Yugi no comprendía lo que Atem le decía, ¿de que estaba hablando?.

—¿Es... — Comenzó hablar Yugi confundido. — ¿Es alguna letra de una canción de lo que me estas diciendo?. —

—¿Qué?. — Miró extrañado a Yugi. —N-no.—

— ¿Seguro?, creo que he escuchado esa frase en algún lado. —

Atem quedó estupefacto, ¿acaso le estaba bromeando?.

— Yugi, no hagas ese tipo de bromas, son dolorosas. —Le regaño.

¿Qué broma?., se preguntó Yugi,de verdad no comprendía al Alfa.

— Ah... No te entiendo. — Dijo Yugi. —¿Qué broma?. —

— ¿Es enserio?. — Atem se acercó a Yugi, sin darse cuenta su cuerpo expulsó un aura amenazante para el omega, que no tardó en darse cuenta y retrocedió. — Yugi. —

— Creo que debo de irme. Me esperan abajo. — Yugi se mantuvo firme a pesar del aura amenazante de Atem, sin embargo su omega comenzaba asustarse por escuchar los hilos de la voz del alfa.

Intentó pasar a lado de Atem....

— Hay un vaso de agua en la mesa y una pastilla en la mesa para el dolor de cabeza. Tengo que irme, adiós. —

— Espera.—

Pero no logro pasar, Atem lo tomo de su mano, Yugi sintió una extraña descarga eléctrica con ese toque tan cálido.

Se detuvo y miró al Alfa que lo retenía.

— ¿De verdad vas a tratarme así después de tanto años de no vernos?, ¿vas a dejarme sin ninguna explicación por qué te marchaste de mi lado?. —

—No entiendo lo que dices. — Respondió cohibido Yugi. —Jamás te he evisto en mi vida. —

Esas palabras destruyeron a Atem, aun que también lo confundieron.

— ¿Cómo puedes ser tan cruel?. — Le cuestionó Atem bajando la cabeza, estaba dolido y enojado. No podía creer que lo estaba negando el haberlo conocido y el haber tenido algo, ¿pero hacerse el loco con esta situación?, era molesto.

— Te juro que no se de que hablas. —

Atem subió la mirada y Yugi se sorprendió al ver, por primera vez a un Alfa con los ojos llorosos pero también furiosos.

Todo su cuerpo comenzó a temblar de pies a cabeza, su corazón se encogió, y sus ojos también se pusieron llorosos.

¿Por qué?, ¿por qué dolía ver a un desconocido en ese estado?, ¿por qué le dolía el corazón?.

— Sueltame... — Dijo Yugi en tono bajo, apenas podía controlar todos sus sentimientos que se habían vuelto un huracán.

Atem lo soltó y Yugi, casi corriendo se fue de la habitación sin comprender nada.

*Continuará....

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