7: Pequeño Tae.
— ¡¡¡WUUUAAA!!!, ¡¡WUAAA!!. —
—Ya nació. Muchas felicidades, joven, es un niño. — Dijo el médico en cuanto me entregó a mi recién nacido.
En cuanto lo tuve cerca, comencé a llorar, era espectacularmente hermoso, no me podía creer que tuviera a este pequeño en mis brazos y que lo lleve dentro de mí por nueve meses.
— Hola... — Le dije suavemente mientras acariciaba sus regordetas mejillas. — Soy tu papá. —
El pequeño bebé que tenia en mis brazos, abrió los ojos y mi corazón latió tan fuerte que sentí que se me saldría del pecho , esa mirada era idéntica a la de Atem.
Quería llorar, ahora la felicidad se había disipado, y mi bebé lo noto, pronto cambió sus facciones, como si estuviera preocupado por mi. Abrace a mi hijo.
— Perdoname, solo... Me puse un poco nostálgico. — Le dije. Él en respuesta, alzó uno de sus bracitos y tomó mi mejilla. Reí un poco, era tan tierno, él trataba de consolarme. — Todo estará bien, ya verás. Te protegeré con mi vida. —
——————
[ P R E S E N T E]
— Señor, la reunión de hoy se llevará acabo en el edifico Black, en el piso 11 a las 8:30.de la noche. —
Me decía mi asistente.
— Entiendo. —Dije, estaba nervioso, baje la mirada y mire entre mis manos aquel regalo que llevaba para mí escritor favorito y futuro socio, claro si es que quería hacer negocios conmigo.
El auto entra al estacionamiento. Inhalo y exhalo, intentando quitar los nervios que subían por todo mi cuerpo.
— ¿Listo señor?. — Me pregunta ella y asiento. — Bien, vamos. —
Enseguida salimos del auto y para cuando lo hicimos otro auto también se estacion alado del mío.
— En buena hora. — Dijo mi asistente mirando el reloj. — Son las siete de la noche y él ya se encuentra aquí. —
Increíble, tanto como yo como el escritor llegamos al mismo tiempo y temprano, la reunión sería a las 8:00 de la noche por lo que podría invitarlo a cenar.
Sostengo con firmeza el regalo entre mis manos, cuando veo la puerta de su auto abrirse, mi corazón comenzó a latir frenéticamente, los nervios aumentaron, cuando del auto salió una silueta que se me hizo familiar.
— Bienvenido escritor Iguy, lo estábamos esperando. — Saludo mi asistente, yo me quedé sin palabras, el regalo cayó al suelo y mi mirada no se despegaba de aquella silueta elegante, pequeña ; reconocí esos singular mirada amatista y brillante, esa piel, esos labios y cabello tricolor, todo. Todo lo reconocía.
— Gracias por la invitación. — Dijo, su suave voz y aterciopelada viajo por todo mi cuerpo haciendo que temblara, en cuanto me miro, me puse tenso, se acercó a mí, con esa sonrisa y esa mirada agradable que te hacía sentir como en casa.
Sin embargo perdí esa mirada por un segundo, pues de inmediato el reparo en la caja y la alzó.
— Se te cayó esto. — Me extendió la caja, tontamente lo tomé. — Debes ser Atem, ¿cierto?. —
Asentí sin decir ninguna palabra.
— Mucho gusto, soy Iguy, el escritor. — Me extiende su mano a modo de saludo. — Pero mi nombre es Muto Yugi. Mucho gusto. — Amblia su sonrisa y yo...—¡Cuidado!. —
—¡Jefe! —
Solo pude desmayar me.
*Continuará...
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