— ¿Sabes algo?. —

—¿Hmm?. —

— Te amo. —

Volteo a verlo con una gran sonrisa que es correspondida inmediatamente.

— Yo también te amo. — Le dije, acaricie su mejilla con suavidad.

— Jamás me cansaré de esto. —Me dijo.

—¿De qué?. —

— Tú y yo, haciendo el amor, disfrutando de estos momentos. — Llevó una de sus manos a mi trasero y apretó una de mis nalgas haciendo que suelte un jadeo. — Me gustas mucho. —

— Es bueno saber eso. – Respondí y le deje un ligero beso sobre sus labios.

Luego un pequeño silencio se alojó entre nosotros.

O más bien, yo lo había puesto ya que, debía decirle algo importante.

—Estas muy callado. — Me dijo Yami.

—¿Eh?... —

— Usualmente hablamos después de tener nuestro "momento". — Me dijo haciendo que me ruborizara. — Esta vez, parece que el gato te ha comido la lengua. —

Pues era algo así.

Me acerque más a él y me refugie en su pecho.

—¿Yugi?, ¿todo está bien?. —

—Sí... — Dije quedito.. — Es solo que, quería acomodarme. —

—Oh. – Me abrazo más fuerte. — ¿Así está bien?, ¿no te asfixio?. —

— No. Así está bien. —

De nuevo otro silencio.

"¡Vamos Yugi debes de decirle!.”

—Oy... -

—¿Sabes?. —Me interrumpió.  —La otra vez estaba pensando acerca sobre el futuro y ya lo pensé muy bien. —

—¿el qué?. —

—Qué yo no quiero tener hijos. —

Mi corazón se estrujo, y mis ojos se cristalizaron no pudieron creer lo que decía. .

—O-oh... —Tartamude y sin poder evitarlo un nudo se hace en mi garganta. — ¿Y- y eso por qué?. —

— Porque no quiero. – Respondió sin más. — Tengo muchos proyectos por delante y no quiero que nada ni nadie me distraiga de mis objetivos. —

—El tener un bebé, ¿sería cómo...?. —

—Una distracción. Un obstáculo. — Dijo. Me volteo a ver. — Pero tú no. Jamás podrías serlo. — Beso mis labios, sin embargo yo le respondí el beso, solo me quedé estático

Yami no quería tener hijo, no quería... Y yo...

Parpadee varias veces para impedir que una lagrima se escapara de mis ojos, no iba a llorar en frente de él, debía aguantar hasta que estuviera solo y dejar escapar el dolor en mi corazón.

— ¿Hmm?, ¿qué ocurre?. —

— Recordé qué debía terminar un proyecto. — Me excuse tontamente mientras levantaba mis cosas  y me vestía.

— Oh, entonces déjame... —

— Solo por esta vez... — Lo detuve antes de que pudiera salir de la cama, Yami me miró sorprendido mientras terminaba de ponerme la camisa, agarre mi mochila para irme yo solo. — Quiero irme solo. —  Declare demandante, intentando ocultar el tono agobiante en mi garganta.

— Pero... —

— Luego te veo. — Dije sin permitirle decirle otra cosa, solo salí de su habitación y después de su casa.

Enserio  pensé que a Yami le daría gusto tener un cachorro, pero me equivoque  y no es que lo este culpando por esto, ¡debí suponerlo primero!, aun éramos muy jóvenes para hacer padres, claro, él tendría sus proyectos a futuro y yo lo mismo pero al parecer...

Toque mi vientre, sintiendo un pequeño bulto crecer.

Habrá un cambio de planes.

Quítate las lágrimas de los ojos Yugi, que el mundo no se está acabando.

Me reprochó mi mente.

¡Puedes hacerlo!.

— Disculpa. —  Escuche una voz profunda luego de haber caído a la cera de trasero mientras seguía en mi mente.

Levante la vista y note una cabellera azabache con unos incomparables ojos brillantes y la piel blanca, casi, como la nieve.

— ¿Te lastime, Yugi?. —

Haku, mi compañero de la escuela, me ayudaba a pararme de mi sitio.

— Estoy bien, no te preocupes. — Dije, de modo que mi voz sonora sería pero amigable. — Adiós. —

Sin embargo lo único que conseguía era que mis palabras sonarán agitadas y muy cansadas y Haku lo noto de inmediato.

El Alfa enfrente de mi, sabía a la perfección que algo me pasaba y no era algo bueno.

— Yugi, ¿seguro que estas bien?. — Me pregunto, cuando tomo mi mano para detenerme. — No te ves en muy buen estado, luces pálido. —

— Sí. — Le sonreí. — Solo estoy un poco... —

Comencé a ver borroso, luego sentí como me costaba respirar.

— ¿Yugi?. —

Creo que me voy a desmayar.

— ¡YUGI!. —

*Continuará...