Jimin llegó a su casa después de un día ajetreado de consulta tras consulta, terminó casi con una paleta en su cabello debido a que un niño no paraba de llorar y sus padres ni caso alguno le hacían.

—¡Jimin!

—¡Llegaste! —salieron las dos pequeñas gemelas corriendo hacia él, abrazando su cintura, mientras el alfa soltaba su maletero, haciendo que cayera al suelo para luego inclinarse a besar las frentes de sus dos hermanas.

—¿Dónde está mamá? —dijo el alfa.

—Está con papá preparando la cena —dijo Haseol.

—Estaban haciendo sopa —dijo Geumsoo.

Las dos preciosas gemelas omegas de la casa tenían apenas catorce años, eran las menores, pues nadie se imaginaba que en uno de sus celos de Jooyeon, quedaría embarazada de ellas.

Jimin las amaba con todo el alma, al igual que sus padres, ambos médicos y con las cuentas bancarias llenas.

—Hola, mami —dijo el alfa como un cachorro besando la frente de su madre omega.

—Hola, papá —dijo el castaño dándole un beso en la frente a su papá, Insung, un alfa.

—Jimin, tenemos que hablar seriamente —dijo Insung.

El mayor fruncio el ceño mientras que su madre apretaba los labios en una línea recta.

—¿Qué pasa? —dijo Jimin.

—Tu madre me hirió mis sentimientos diciendo que mi tarta de piña sabía feo —se puso una mano en su pecho dramáticamente mientras las tres mujeres soltaban una carcajada.

Jimin soltó una carcajada acompañando a su hermanas y madre, mientras que Insung abría su boca indignado, mejor dicho dramáticamente, mientras que luego llevaba su tarta de piña a la mesa para comerlas solito.

Después de darse una ducha, regresó para cenar con su familia, mientras que conversaban y comían la tarta de Insung, para no hacerlo sentir mal, Jimin sonreia para él mismo mientras pensaba en el omega de ojos bonitos.

—¿Qué pasa, hijo? Andas muy feliz la noche de hoy — dijo Jooyeon.

—Encontré a un omega, muy bonito, mamá, el más bonito del mundo —dijo Jimin.

—Sería el de tu mundo, porque la omega más bonita es mi esposa —dijo Insung orgulloso mientras miraba a Jooyeon.

Las gemelas sólo voltearon los ojos, pues todavía no encontraban a alguien para hacerlas sentir de esa manera.

—Pero no puedo hacer nada, tiene un cachorro y no sé si tenga un alfa —dijo Jimin.

—Invítalo a salir.

—Secuéstralo.

Dijeron Insung y Jooyeon al unísono.

Jimin sólo negó con la cabeza.

Había encontrado al omega de sus sueños, le encantó cómo trataba a Wonsook, pero no podía hacer nada más, ¿y si tenía a un alfa?, no podía llegar a destruir su relación.

Pero sólo quedaba esperar y rogar al destino que lo cruzara nuevamente en su camino.