Pensar
Minami era una anfitriona muy amable, no dudó en ofrecer todo tipo de bocadillos a Kohaku mientras esta le contaba parte de lo que había pasado para regresar a Tokio, confiando en que su intuición le decía que sus niñas estaban bien.
Tenía ciertos destellos de memoria de Minami, recordaba haberla visto un par de veces en sus memorias mientras estaba embarazada de su primera hija.
Luego de que acabara de hacerle un resumen, ella les sirvió té y la miró con sorpresa.
—¿Pero entonces apenas has recordado tan poco de tu vida? ¡Eso es terrible! ¿Y no te han mostrado fotos y esas cosas? ¡Oh! —De repente se le ocurrió algo—. Puedo mostrarte videos y fotografías, ¡siempre tenía a mi cámara conmigo en todos los eventos importantes! Y... ¡ah, yo grabé su boda! ¡Tengo una copia del video! ¿Quieres verlo?
Los ojos de Kohaku se iluminaron con curiosidad y anhelo.
Una parte de ella quería negarse, pero... no pudo resistir la tentación.
—Quiero...
—¡Excelente! —Minami corrió a buscar su computadora, regresando rápidamente y sentándose junto a ella mientras ponía el video—. Veamos, la boda de Taiju y Yuzuriha, la boda Saionji, la boda Nanami... ¡Y aquí está el tuyo!
Puso el video y Kohaku miró a todo con los ojos muy abiertos, quedándose hipnotizada por la vista de Senku con traje. Vestía mayormente de negro con una camisa roja y un pañuelo de un rojo más oscuro, color vino. Su cabello estaba medio peinado hacia atrás, dándole un toque más pulcro pero todavía rebelde. Minami estaba grabando desde su asiento, alternando la filmación entre la suave sonrisa idiotizada de Senku y Kohaku llegando al altar del brazo de un hombre que no conocía, pero que sonreía como si él estuviera teniendo el mejor día de su vida. Por alguna razón, estaba bastante segura de que debía ser el padre de Senku.
—¿Ese hombre es...?
—Tu suegro, sí. —Minami asintió alegremente—. Ishigami Byakuya. ¡Oh, y ahí están Lillian y Suika! —Las señaló en la pantalla—. Lillian es tu suegra y Suika tu cuñada. Y aquí está tu otra cuñada, Rei y tus cuñados Shinichi y Roy. —Señaló en otra fila de asiento a dos adolescentes o adultos jóvenes que se parecían mucho a Byakuya, junto a una adulta joven que debía ser Rei, idéntica a Lillian.
Kohaku sonrió suavemente, sintiendo que conocía a esas personas a pesar de que no tenía ningún recuerdo de ellos. Podía ver otras caras conocidas, como Gen, Ryusui y Francois, Tsukasa y Ukyo, y hasta las versiones bebés de Haishi y Umi.
Había otra pareja que se le hacía familiar, con la versión pequeñita de Kinji con ellos. Y también podía reconocer a Chrome y Ruchiru pequeñito con él.
Llegó al altar y tomó la mano de Senku, que se inclinó para susurrarle algo que la hizo sonrojar, aunque por desgracia la cámara no lo captó.
La boda fue rápida. Fue ante un juez que no dio demasiados rodeos, más que nada porque Senku no se lo permitió.
—Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de est...
—¿Podría ir al grano? Tenemos que tomar un avión en cuarenta minutos.
Kohaku rio divertida. Típico Senku.
Fue una ceremonia corta, pero bella. El beso fue rápido y casto, más porque no les gustaba ser muy afectuosos en público, pero él no dejó de sostener su mano ni cuando tuvieron que cortar la primera rebanada del pastel absurdamente gigante regalo de Ryusui. Fue ella la que lo soltó, para poder comer a gusto unas buenas rebanadas del pastel, y Kohaku ladeó la cabeza al sentir que recordaba el sabor del pastel.
La boda terminó con Minami gritando indignada al captarlos escapándose de la boda antes de tiempo, aunque el vídeo siguió con todos sus amigos dejando felicitaciones para ellos por su nueva vida juntos y el bebé que tendrían.
—¡¿Y qué te pareció?! Fue un gran video, ¿verdad? Tienen una copia en tu casa, o bueno, la de Senku. ¡Ah, también tengo fotos! Pero imaginó que te interesan más los videos, ¿no? También tengo el video de cuando nació Tsukiku-chan, su primer día en el jardín de niños, cuando ganó una feria de ciencias y cuando le ganó a mi hijo en un torneo de kendo. —Eso último la hizo hacer una mueca descontenta—. ¡Pero te aseguró que le ganó por muy poco!
Kohaku rio, sintiendo unos cuantos recuerdos venir a ella por las palabras de Minami.
—Recuerdo bien cuando nació mi primera bebé. Y estoy recordando un poco de su primer día en jardín de niños y cuando ganó la feria de ciencias... pero no recuerdo nada de ese torneo de kendo, la verdad.
—¡Entonces veremos ese video primero!
A Minami le encantó presumirle las victorias de su hijo a la edad de once años en el torneo, y en el video se la podía escuchar gritarle palabras de ánimo todo el tiempo. Por otro lado, Kohaku salía varias veces en el video gritando palabras de ánimo a su hija, sentado junto a Senku que tenía una pequeña bandera en su mano con las palabras "Vamos, mini-leona" escritas, mientras sonreía con orgullo al ver a su niña patear traseros.
La última pelea fue de Tsukiku contra Haishi, ambos se veían muy confiados, pero más Haishi, y Kohaku y Minami en el video entraron en una discusión de quién ganaría, mientras que Senku y Tsukasa (que también estaba allí junto a Minami) solo hablaban tranquilamente, comentando cuando sus hijos hacían una buena jugada.
Al final, fue Tsukiku la que ganó, ya que ella, como señaló Senku y como reconoció Tsukasa, tenía una estrategia desde el principio, mientras Haishi solo confió en su fuerza.
—Oh, hablando de mi pequeñito. —Minami de pronto sacó su celular mientras Kohaku veía a Tsukiku de nueve años recibir el premio por su victoria—. Me está llamando. Dame un segundo. —Se alejó unos minutos y volvió poco después, cuando el video ya había terminado—. Le dije que estabas aquí, ¿no hay problema, verdad?
—No, fue lo mejor. Dejé a Shizuku con Senku. —Suspiró—. Ya debería volver.
Antes de que Minami pudiera decir algo, su teléfono volvió a sonar.
—¿Hola? ¡Senku! —Se sorprendió y Kohaku también la miró sorprendida—. Sí, está conmigo en mi casa. Estamos hablando, como amigas, también es mi amiga, sabes. —Le hizo mala cara al celular—. Bien, bien, le diré que te espere. Nos vemos. —Colgó—. Dice que viene a buscarte, que lo esperes. Ah, y que ya encontró a Tsukiku, que no te preocupes.
—Menos mal. —Eso le quitó un peso de encima.
—¿Entonces... seguimos viendo videos? Incapaz de acallar su curiosidad, Kohaku asintió—. ¡Muy bien, tengo otros torneos de kendo! ¡En el siguiente mi Haishi fue el ganador!
—Ahora que lo recuerdo... —Un par de recuerdos estaban regresando—. Después de ese torneo donde lo venció la primera vez, él solo le ganó una vez más antes de que no pudiera volver a ganarle nunca. —Sonrió arrogantemente, más al ver los pucheros de Minami.
—¡Tu amnesia es realmente horrible! ¡Escoge los peores momentos para hacerte recordar!
Kohaku solo se rio, volviendo a ver la pantalla cuando el próximo video comenzó a reproducirse.
.
—Me sorprende que estuviera con la tía Minami —murmuró Tsukiku con los ojos muy abiertos mientras Senku esperaba a que su auto (que podía conducirse solo a través de una aplicación en su celular) llegará a la casa de Byakuya.
—A mí me sorprende que no estuviera buscándote, pero supongo que Minami tiene un mejor poder de convencimiento del que pensé. —Senku rio entre dientes mientras rascaba su oído.
—¿Quién ed Minami? —preguntó Shizuku confundida desde su lugar sentada en los hombros de su abuelo.
—Es la mamá de Haishi. —Tsukiku bostezó—. Menos mal que es tan chismoso como ella y de inmediato me dijo dónde estaba mi mamá apenas su mamá colgó.
—¡Podrás conocer a todo el mundo ahora que estás aquí, pequeña! —Byakuya la bajó de su hombro para dar vueltas con ella en brazos, haciéndola aplaudir y reír emocionada—. ¡Tu abuela Lilian se muere por conocerte también! ¡Y tus tíos también! ¡Todos quieren conocerte!
—¡Wow! ¡¿Tengo más tíos?! —Se quedó con la boca abierta.
—¡Sí, y ya están todos en camino para conocerte!
—¡Hurra!
—¿Eh? Viejo, te dije que ya iría a buscar a Kohaku. —Senku lo miró con una ceja en alto—. Me las llevaré conmigo, tengo que preguntarle a la leona si quiere quedarse en mi casa o si debo pedirle una habitación de hotel.
—¡No puedes hacer eso! —Abrazó a Shizuku contra su pecho, lloriqueando—. ¡Acabó de conocerla! Y Lillian ya viene con tus hermanos y todos quieren verla. ¡No te la puedes llevar!
—Demonios, Yok está haciendo la cena aquí. —Tsukiku hizo una mueca—. Quería quedarme, los bocadillos reales son los más sabrosos.
—¡Yo quiero conocer a mi abuelita y mis tíos! —Shizuku aplaudió emocionada.
—¡¿Lo ves?! ¡Ambas quieren quedarse! —Byakuya no dejó de lloriquear.
—Podrías traer a mamá aquí —propuso Tsukiku al ver la mala cara de su padre—. De hecho... —Sonrió maliciosamente—. Ve a buscar a mamá y llévala a cenar a casa. Luego el abuelo nos puede llevar. ¡Pero mejor, así pueden pasar tiempo a solas!
—No es mala idea, pero dudo que acepte. —Se llevó las manos a la cintura—. Dudó que acepte siquiera quedarse en mi casa, pero puedo hacer el intento.
—Solo di que seguro la pulga preferiría quedarse con nosotros, y dile también que yo la querría allí, cerca de mí. —Rio astutamente.
—Siempre con tu manía de manipularnos. —Él también rio—. Pues bien, haré el intento. Viejo, más te vale cuidarlas. Te llamaré para que las lleves a mi casa luego de cenar.
—¡A la orden! —Él y Shizuku celebraron chocando palmas.
Intentando disimular su nerviosismo, Senku fue a buscar su auto en cuanto este llegó.
Después de tantos gritos, palabras hirientes y todos los males a los que los llevó esta situación tan absurda, solo podía esperar que no fuera demasiado tarde querer reparar las cosas con Kohaku.
Condujo hasta casa de Minami y golpeó a la puerta, viendo que Haishi y Tsukasa ya estaban allí y Kohaku estaba esperándolo.
Se despidieron de sus amigos y Kohaku se subió al asiento del copiloto junto a él.
—¿Y las niñas?
—Están con su abuelo. —Carraspeó—. Él nos las traerá luego. Pero primero debes decidir si te quedarás en nuestra casa o en un hotel.
—No creo querer quedarme en tu casa. —Frunció el ceño.
—Bueno, Tsukiku vive ahí. —Intentó tener paciencia y no ponerse a discutir mientras conducía—. Y sin duda Shizuku estará más cómoda en una casa que en un hotel, sin mencionar que estará conmigo y su hermana. ¿Y tú no preferirías estar con Tsukiku?
Kohaku se mordió el labio.
—Está bien... Por lo que recuerdo es bastante grande, sé que deben haber suficientes habitaciones.
Él asintió, feliz de no tener que resaltar eso.
—También mande a preparar una habitación para Shizuku.
—¿Cuándo hiciste eso? —Lo miró con sorpresa.
—El mismo día que me enteré de su existencia —admitió sin pena, riendo por lo bajo.
Ella negó con la cabeza, pero pudo verle una pequeña sonrisa resignada.
Tomó aire.
Aquí vamos.
—También... quería invitarte a cenar a solas —dijo.
—¿Disculpa? —Alzó las cejas.
—Aún tenemos cosas de las cuales hablar —se excusó—. Y ellas cenaran con sus abuelos y sus tíos. Y el niño mafioso.
—¿Quién es el niño mafioso? —Lo miró confundida.
—Mijow Yok. —Hizo una mueca de disgusto—. Ya lo conociste.
—Oh, él me parece muy dulce. —Su mirada se ablandó.
—A mí me parece un delincuente en potencia. —Frunció el ceño y Kohaku se rio de él.
—Creo que solo estás celoso porque no te gusta ver chicos cerca de Tsukiku. —Lo codeó burlonamente.
—Tsk, claro que no. Eso es absurdo. A la mocosa no le interesan esas cosas. No tengo nada de qué preocuparme.
—Eso mismo decías tú. —Eso sí lo recordaba—. ¿Y dónde acabaste?
—En un auto, rogándote por una cena. —Estacionó el auto frente a su casa y le sonrió traviesamente, más aún al verla enrojecer.
—Ah, sí. —Carraspeó—. Bueno, es cierto que aún tenemos mucho de que hablar... pero no quisiera pelear, y menos si las niñas llegarán pronto.
—Tenemos tiempo antes de que llamé a mi padre. Además, prometo que no quiero pelear y evitaré a toda costa hacerlo. —La miró sinceramente.
Ella no pareció convencida, pero asintió.
—Muy bien... yo también intentaré no pelear. —Suspiró, sin parecer convencida de sus propias palabras.
Senku estaba preocupado de cómo acabaría esa cena, pero decidió ser optimista y se bajó del auto para abrirle la puerta, riendo al verla salir rodando los ojos.
Entraron y él empezó a cocinar algo rápido mientras ella ponía la mesa.
Para cuando tuvieron todo listo y se sentaron a comer, ninguno sabía bien qué decir.
Finalmente, Senku decidió que todo era absurdo y decidió ir al grano, directo y sincero:
—Kohaku... quiero volver a intentarlo —le dijo decidido, aunque no por eso menos temeroso. Ella abrió mucho los ojos y se quedó en silencio—. Lo estuve pensando mucho... y creo que finalmente entiendo todo. O la mayoría, al menos. —Rio sin ganas—. Definitivamente esto es diez billones por ciento lo más absurdo e inconveniente que nos ha pasado, pero estás aquí... estás viva, y sigues siendo la misma mujer con la que me casé. —Tomó aire—. Después de pensar que estabas muerta o que eras alguien horrible, en vez de enfadarme por toda la situación debería estar agradecido, y lo estoy, de poder estar aquí contigo... y estaría mucho más agradecido si me das la oportunidad de recuperar todo el tiempo que perdimos. —Quiso tomar su mano, pero ella no se lo permitió.
Se quedaron un buen rato en silencio antes de que ella quisiera hablar.
—No creo... no creo que sea buena idea. —Negó con la cabeza, con los puños apretados—. Yo... recibí una carta de Hanaki y puedo creer que nunca tuvieron algo realmente, pero... —Bajó la cabeza—. Fueron cuatro años, Senku... es mucho tiempo y sé que muchas cosas debieron haber cambiado...
—Nada. —Sabía a lo que ella se refería, por lo que rápidamente negó con la cabeza—. No siento nada por Hanaki ni por ninguna otra, no tuve nada con Hanaki ni con ninguna otra, Kohaku. Fueron cuatro años, sí, pero cuatro años buscándote. —Se le hizo un nudo en la garganta al recordar esos momentos tan difíciles, pero lo disimuló bien—. Cuatro años en los que todo lo que me importó fue cuidar a nuestra hija y encontrarte. Mi vida personal se resumía a eso. No tienes idea de lo mucho... —Tomó aire otra vez, sin querer quebrarse ante los recuerdos tan dolorosos—. Kohaku, te quiero de vuelta. —La miró con sinceridad.
Ella evitó su mirada, abrazándose a sí misma.
—La trajiste contigo... —murmuró, con la voz ahogada—. Tomaste su mano... Dijiste que era una mujer que valía la pena, a diferencia de mí. —Su tono se llenó de amargura—. Y ella te ama... Senku, ¿estás seguro de que no sientes nada? —Se veía traicionada y dolida, pero también enfadada y llena de escepticismo.
Él se frotó las sienes, recordándose que estaba metido en este problema por su propia culpa.
—Hanaki es diez años menor que yo y es una colega de trabajo, Kohaku, jamás la he visto de esa forma.
—¿Y qué tal a otras? —Lo miró con aún más desconfianza—. Sí no tuviste problemas en usar a esa chica para mentirme, seguro que no tuviste problemas en usar a otras en estos cuatro años. —Estrelló las manos en la mesa.
—Kohaku, ¿qué mierda? ¿De dónde salió eso? —La miró totalmente atónito—. ¿De qué mierdas hablas? Yo jamás he sido así y con todo y amnesia deberías saberlo.
—Bueno, con todo y amnesia no habría creído posible que me dijeras que tienes una prometida, sea mentira o no. —Cruzó los brazos otra vez, mirándolo venenosamente—. Maldita escoria, sé que después de lo mucho que nos dijimos no ibas a venir con flores a mi puerta, ¡pero viniste con otra mujer! —Los ojos se le llenaron de lágrimas y se puso en pie para tomar distancia de él y su mirada llena de incredulidad—. ¡Vete a la mierda! ¡Vete con ella o veté con otra, pero a mí no me vengas con tus proposiciones ridículas! ¡Este matrimonio está roto! ¡No quiero intentar nada!
Senku se tomó un tiempo para frotar sus sienes otra vez, contando hasta cien y recordándose que sí, que esto era su culpa, y que a pesar de que ella lo estaba exagerando a la décima potencia seguía siendo a causa del error que cometió, así que no tenía derecho a enfadarse con ella ahora y menos si quería recuperarla.
—Kohaku —habló con voz muy suave—. Cuando pasaron los años, todo el mundo me dijo que debería seguir adelante, pero jamás pude hacerlo, ni siquiera cuando Tsukiku me lo pidió. —Ella lo miró de reojo, antes de volver la vista a la pared—. El amor no me interesaba hasta que te conocí, e incluso así me costó aceptarlo. Lo arruiné a lo grande contigo, y lo volví a arruinar una vez más. —Rio sin humor—. Pero voy a seguir insistiendo, porque aunque al principio estaba molesto y creí que podría soportar por mi orgullo el no rogarte, me di cuenta de que no podría. No solo por las niñas, sino porque ya experimente lo que fue perderte. —Se puso en pie y se acercó a ella, que estaba inmóvil con los ojos cristalizados, aún fingiendo no mirarlo—. Y no quiero volver a estar así... No quiero volver a pasar horas sin dormir, mirando tu lado de la cama... No quiero poder besarte solo en mis sueños. No puedo. —Se acercó aún más a ella y colocó una mano en su mejilla, a lo que ella cerró los ojos y se apoyó en su mano—. Déjame demostrarte que solo te quiero a ti. —Rozó su nariz con la suya—. Déjame estar bajo tu merced otra vez... Déjame amarte. —Se inclinó para besarla, pero ella le ganó, uniendo sus labios con los de él con desesperación.
Había aún un poco de desconfianza y dudas, pero Senku se encargaría de disiparlas.
La besó lentamente, pero con intensidad, con decisión, sin alejarse cuando ella hizo un intento de pararlo, porque sabía que realmente no quería detener esto. Insistió, besándola más y más.
Llevó una mano a su nuca y la bajó lentamente por su espalda, haciéndola estremecerse.
Al cabo de unos minutos, se dio cuenta de que esto era una batalla perdida para ambos. Ella porque no podía resistírsele, y él porque la había extrañado tanto que apenas podía controlarse y parecía estar al borde de perder la cordura.
Quería usar sus mejores trucos para convencerla, quería recordarle que ella era la única que podía hacerlo temblar, pero se estaba deshaciendo con el mero hecho de que le correspondiera el beso, no podía pensar en nada más, dejándose dominar por ella y sus instintos más bajos, intoxicado con ella.
Aun así, su intento fallido de usar una estrategia por la falta de coordinación de sus neuronas borrachas de deseo funcionó de alguna forma. El fracaso del plan fue un buen plan, porque Kohaku, después de reírse de su obvia desesperación por ella, lo besó con más ánimos y comenzó a arrastrarlo a la habitación, sujetando el cuello de su camisa mientras sus lenguas jugueteaban la una con la otra, gimiendo cuando él atrapó su cintura y la pegó a su cuerpo.
Apenas y si recordaron cerrar la puerta antes de arrancarse la ropa el uno al otro, susurrando todo lo que querían hacerse, antes de caer en la cama sin intenciones de salir de allí en toda la noche.
.
Byakuya no se sorprendió de que la llamada de Senku para llevar a sus hijas a casa nunca llegará.
Y por la mueca de asco y resignación de Tsukiku mientras Lillian le explicaba a Shizuku que podrían ir con sus padres mañana, sabía que ella tampoco estaba sorprendida.
Shizuku nunca había pasado una noche lejos de su madre, pero estaba contenta de recibir toda la atención de sus abuelos y tíos, y hasta su hermana mayor quería jugar con ella, cosa que la ponía muy feliz.
No hubo lágrimas por no poder ir con su madre, solo se puso un poquito triste cuando Yok tuvo que irse.
—Lo siento, pero yo vivo en otro lugar. —El adolescente se inclinó para revolverle el cabello—. Te veré luego, me alegra que te haya gustado mi comida.
—Fue delichocha. —Siguió haciendo pucheros—. ¿Pero por qué te vas? No quiero... —Le dedicó sus mejores ojitos de cachorrito.
Por alguna razón, casi se sentía como si quisiera manipularlo...
Yok pareció a un pelo de caer en su truco, pero entonces el taxi que pidió llegó.
—De verdad lo siento. —Le acarició el cabello otra vez antes de ponerse en pie y tomar su abrigo, dirigiéndose a la salida—. Espero verte pronto. —Bajó su mascarilla, revelando una cicatriz en forma de cuatro arañazos en su boca que fue opacada por su sonrisa sincera y dulce dirigida a la pequeña, y sus ojos verdes suaves y cálidos al verla—. Adiós, Shizuku-chan.
—¡Adiós, onii-chan! —Aunque decepcionada, Shizuku se resignó a despedirse.
—Ja, es imposible darle una orden a su majestad, después de todo. —Tsukiku revolvió el cabello de su hermanita—. ¡Adiós, alteza! —Agitó una mano hacia él.
—No me digas así. —Rodó los ojos, pero también le dedicó una media sonrisa antes de colocarse la mascarilla y despedirse con un adiós general para los demás, para luego irse afuera a tomar su taxi.
Después de pasar otra hora con sus tíos, Byakuya y Lillian llevaron a Shizuku a la habitación que compartiría con Tsukiku para arroparla.
—Me encantó conocerte, pequeña. —Lillian besó repetidas veces su frente—. Queremos mucho a tu mami, y a ti también. —Le acarició las mejillas con dulzura.
—Siempre estaremos aquí para ti. —Byakuya la abrazó estrechamente antes de cubrirla con las mantas.
Tsukiku se recostó junto a su hermanita, sin querer que ella se sintiera sola en su primera noche lejos de su madre, y ambas escucharon a Lillian cantar.
A pesar de que ya era una adolescente, el canto de Lillian aún podía hacerla dormir, sobre todo porque su madre siempre le cantaba esas canciones cuando era pequeña, por lo que ambas se durmieron casi al mismo tiempo.
Byakuya y Lillian sonrieron enternecidos y besaron las frentes de ambas antes de marcharse.
Mañana sería un día agitado, más con todos los planes que habían hecho para ayudar a Senku y Kohaku a luchar por su matrimonio.
Esos dos siempre fueron el uno para el otro, eso no cambiaría.
.
Kohaku estaba decidida a no dejar que su matrimonio peligrará.
No por peleas tan estúpidas. Fue una tontería enfadarse con Senku por Maiko. ¡Maiko, por todos los cielos! Bien que era una serpiente venenosa, pero era obvio que lo que quería lograr con sus comentarios era enfadarla.
No debería haberle gritado a Senku, él tenía razón en que no podía cancelar su viaje de negocios, y en vez de molestarse porque Maiko también iría a ese viaje debió haber aceptado su oferta de ir con él.
Pero no, lo dejó ir solo con su hija mientras ella se quedaba en casa, enfurruñada por tonterías.
Suspiró, preparando sus maletas.
Lo había llamado para decirle que iría, pero le contestó Maiko inventándose que se había acostado con él. ¡JA! Como si fuera a creer eso, le dijo a esa zorra que le devolviera el celular a su marido.
No estaba segura de sí se lo devolvió o no, ya que sus mensajes y llamadas no fueron contestadas hasta que de repente él empezó a contestarle que no quería que fuera a su viaje, pero no le haría caso porque podría ser Maiko fingiendo ser él.
Simplemente iría a Inglaterra y le diría a Senku que esa arpía le robó el celular.
Con esto Maiko estaría arruinada, finalmente sería una excusa suficiente para despedirla.
Feliz con esa idea, Kohaku quiso partir de inmediato y fue con sus maletas al puerto, ya que no había aviones disponibles para ir a Inglaterra hasta mañana por lo que buscó en internet, y ella quería ir hoy.
Quería descubrir la maraña de mentiras de Maiko, y además quería abrazar a su Tsukiku y arreglar las cosas con Senku.
Por desgracia, no encontró ningún barco con destino a Inglaterra.
O eso pensó.
—¿Viajas a Inglaterra, bella dama? —Un hombre anciano con acento inglés se le acerco después de que ella le preguntará a alguien por el viaje que quería hacer.
—Así es, pero quiero partir hoy mismo.
—¡Estás de suerte! Mi sobrino y yo regresamos a Inglaterra hoy, vinimos a hacer un viaje corto aquí a Japón. En realidad no somos de ninguna compañía ni nada, ¡pero soy muy diestro en el mar! ¡Puedo recorrer grandes distancias sin problema! Además, le cobraré el pasaje barato.
—No tengo problemas con el dinero. —Rio—. Soy rica, le pagaré bien —admitió sin problemas.
—¡Ah, pues con muchas más ganas la llevaré! —Rio afablemente—. Permítame su equipaje.
Confiando en el hombre y su sonrisa amigable, Kohaku decidió hacer el viaje con él, también porque parecía ser su única opción.
El barco era pequeño, solo estaba el hombre anciano, su sobrino y otros dos tripulantes que eran hombres de mediana edad muy borrachos.
Aun así, Kohaku se sintió cómoda y fue a sentarse junto al anciano mientras él manejaba el barco.
—¿Te llamas Kohaku, dijiste? —Ella asintió alegremente—. Sabes, bella Kohaku... Tengo un buen ojo con las personas. —Sonrió con ternura—. Tú eres una mujer que brilla... Resplandeces. ¿Sabes lo que significa?
Kohaku jadeó escandalizada, porque en Japón eso solía significar que tenía la apariencia de tener mucho y muy buen sexo (lo cual era cierto ¡pero él no sabía eso!), así que estuvo muy tentada a golpearlo de no ser porque él se rio y continuó hablando.
—No sé lo que estés pensando, pero estás haciendo una cara graciosa. —Se carcajeó—. Quiero decir, que brillas porque has sido bendecida por Dios. —Alzó las manos al cielo nublado sobre ellos—. Dime, ¿podría ser que estés esperando un pequeño angelito? ¡Tengo un buen ojo, y lo creo muy posible! —Le sonrió felizmente.
Ella se quedó con la boca abierta. ¿Le estaba preguntando si podría estar embarazada?
Estuvo a punto de negarlo, pero entonces se le pasó por la mente que de hecho tenía un pequeño retraso de su periodo. ¿Podría ser?
Para ser honesta, la idea le gustaba y mucho.
Se llevó las manos al vientre, sonriendo enternecida.
Al llegar a Inglaterra se compraría un test de embarazo... y quizás podría ser una sorpresa doble para Senku y Tsukiku.
—Ja, no lo sé con certeza... pero me gustaría.
—¡Pues yo confió en mi buen ojo, así que permíteme felicitarte de antemano!
—¡Gracias! —Rio nerviosamente, aun acostumbrándose a la idea de tener otro bebé.
A pesar de todo, estaba feliz, y presentía que Senku lo estaría también.
Unas horas después, cuando estaba medio dormida en un sofá, un fuerte estruendo y una súbita ola inundando el barco la despertó de golpe, totalmente sorprendida y asustada.
Corrió hacia el capitán, que estaba gritándole a su sobrino.
El cielo ahora era casi negro, con rayos y relámpagos iluminando las olas erráticas.
—¡¿Cómo que esos borrachos idiotas rompieron el motor?! ¡Te dije que debías supervisarlos ya que tú los contrataste!
—¡Lo siento, tío, no podía saber que ese rayo hizo tanto daño!
—¡Corre a intentar repararlo! ¡No tenemos mucho tiempo! —le gritó preocupado, antes de voltear con pánico hacia Kohaku—. Oh, demonios... —La vio con inmensa preocupación, antes de correr a buscar un chaleco salvavidas y colocárselo rapidamente—. Como lo siento, bella Kohaku... no sé si saldremos de esta...
—¿Qué? —Palideció.
—Lo único que le pido a Dios ahora... es que tú te salves. —Miró al cielo con desesperación—. Le ofrezco mi vida a cambio de la tuya sí es necesario... por favor. —Kohaku no entendió mucho de lo que decía debido a que habló en inglés, pero antes de que pudiera preguntar él corrió hacia el timón.
Todo lo que intentaron fue en vano, de pronto una ola diez veces más grandes que su pequeño barco se cernió sobre ellos.
El barco se dio vuelta y Kohaku salió disparada al mar, chocando su cabeza contra una viga antes de acabar hundida en el mar, desmayada y asustada, pensando en que todo lo que quería era sobrevivir para poder tener a ese bebé en su vientre.
Era todo lo que quería.
Kohaku se despertó sobresaltada, despertando a Senku ya que estaba abrazado a ella.
Al ver su rostro empapado en lágrimas, la abrazó de inmediato, a lo que ella sollozó y se abrazó a él desesperadamente.
Le contó lo que había recordado, no pudiendo calmarse sino hasta que él la besó con dulzura, recordándole que ahora estaba bien, que su bebé estaba bien, sus dos bebés, y que ahora estarían juntos y nada les pasaría.
Ella siguió abrazándolo incluso cuando se quedó sin lágrimas para seguir llorando, secándose el rostro y mirándolo con rostro pensativo.
Lo amaba muchísimo... estaba tan feliz de haberlo encontrado aún con todo lo que pasó...
Pero... después de hacerse tanto daño... ¿realmente podrían volver a estar juntos?
—Senku... ¿me darías tiempo? —preguntó en un susurro.
Él entendió instantáneamente y la abrazó con más fuerza, asintiendo.
—Toda mi vida de ser necesario. —Sonrió sinceramente.
—Gracias... —Lo abrazó un poco más... antes de alejarse de él.
Ahora que tenía toda la información que necesitaba para tomar una decisión, solo le quedaba pensar.
Continuará...
Holaaa! :D
Muchas gracias a Caren por pedir este cap como comisión! :'D
Espero q les haya gustado! Ya solo quedan un par de capitulos para que esta historia llegue a su fin! :'3
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro