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Kohaku estaba inmensamente preocupada por su hija mayor. No entendía del todo sus acciones, pero al intercambiar miradas con Senku ambos supieron exactamente lo que querían y debían hacer.
—Vamos por ella.
Senku usó sus influencias para conseguir un vuelo a Tokio en solo un par de horas, y mientras esperaban probaron a llamar a su hija y a todos los que iban con ella, pero ninguno contestaba.
—¿Exactamente qué sucedió para que se fuera de ese modo?
—Tía, ya te lo dije tres veces...
—¡Pues dime otra vez!
—Parece que nuestra dulce Kohaku-chan está un poco nerviosa~.
—¡Tú cállate, como sea que te llames!
—¿No recuerdas mi nombre?~ Eso duele~.
—Ya, mentalista, déjate de tus juegos. —Senku guardó su celular en su bolsillo después de su enésimo intento de llamar a su hija mayor—. Kohaku, ¿qué fue lo que no entendiste de la explicación de tu sobrino?
—¡No entendí nada! —Cruzó los brazos y se sentó molesta junto a la cama—. ¿Quién es Maiko? ¿A qué se refiere con hackear? ¡¿Por qué no nos dijo nada y se fue de ese modo?!
—Primero, tranquilízate. Tsukiku sabe cuidarse sola. —Senku hurgó en su oído con fastidio, luciendo increíblemente agotado—. Segundo, Maiko es una compañera de laboratorio, o más bien mi empleada. Está obsesionada conmigo desde hace años y siempre te ha odiado —dijo sin tapujos—. Y tercero, a lo que Tsukiku debe referirse es que posiblemente tú sí me notificaste que viajarías pero Maiko intervino en nuestra conversación o bien no me dejó recibir tus llamadas, lo cual es muy posible y ya lo ha hecho antes con Hanaki.
—Con tu amante, ya veo. —El gesto de Kohaku se amargó al escuchar el nombre de esa mujer.
Senku rodó los ojos y pareció a punto de contestar de mala manera, pero entonces Shizuku regresó de la cocina con un gran vaso de chocolatada.
—¿Qué ed amante? —preguntó confundida.
—Eh... No es nada importante, pero no digas esa palabra otra vez, ¿sí, mi vida? —Kohaku empezó a sudar frío.
—¡Ok! —Sorbió de su chocolatada—. ¿Cuándo vuelve mi nee-chan?
—Iremos a buscarla, princesa. —Senku le revolvió el cabello.
—Tú te quedas con tía Amaryllis mientras tanto, ¿sí?
—¡Pero yo quiero ir también! —Hizo pucheros.
—No, hija, volveremos muy pronto.
—Pero... —Sus ojos se aguaron.
—Hija, el viaje será dentro de dos horas y llegaremos muy tarde a Tokio, no es bueno para ti —Senku se arrodilló a su lado para hablarle de forma más comprensible para ella.
—Pero yo quiero ir contigo, papi. —Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas regordetas.
Senku se derritió como bola de nieve en la superficie del sol en menos de un segundo y miró resignado a Kohaku, que negó con la cabeza.
—Lo siento, hijita, ya te dije que no.
—Bu-bueno... —Sollozó, intentando secar sus lágrimas con sus puñitos—. Perdón por hacherte enojar, mami...
—No, mi vida, mami no está enojada...
—¡¿O chea que chi puedo ir?! —La miró con ojos brillantes.
—Eh... no, yo no dije que... —Las lágrimas volvieron a los ojos carmín de su pequeña y Kohaku suspiró resignada—. Bien, puedes ir.
—¡Hurra! —Corrió a abrazarla con una gran sonrisa.
El tal mentalista observó con una sonrisa orgullosa a Shizuku, aunque Kohaku no estaba segura de porqué.
Shizuku arrastró a su padre a ayudarla a hacer una maleta para sus peluches y Kohaku llamó a Amaryllis para cancelar sus deberes como niñera, y luego de acabar la llamada vio a Ruchiru mirarla muy seriamente.
—¿Qué sucede? —Lo miró con una sonrisa cansada.
—Eh... Tsukiku quería que te diera esto. —Le tendió una carta.
Kohaku se emocionó creyendo que le daría explicaciones, pero pronto descubrió que la carta no era de su hija, sino de Hanaki.
Frunció el ceño.
¿Por qué su hijita le daba una carta de esa mujer?
La guardó en su bolsillo y se marchó molesta a su habitación, empezando a empacar unas cuantas cosas por las dudas de que tuviera que estar unos días en Tokio.
Cuando acabó, se quedó sentada en su cama, contemplando el sobre.
¿Debería leerlo? Su hija se lo dio, pero aún así... ¿qué tal si lo que leía acababa lastimándola? Ya se sentía lo suficientemente mal con su hija a cientos de kilómetros y quizás a punto de confrontar a una posible criminal.
Pero ¿por qué estaba tan asustada? Senku ya le había dicho que no era nada con esa mujer, que el compromiso fue mentira y... Y ella no le creía, no del todo, al menos.
No recordaba tanto como le gustaría de su vida, pero recordaba bastante sobre Senku, sobre la época en la que fueron novios y los comienzos de su matrimonio. La primera época fue difícil, ella se sentía como una enamorada sin esperanza, tomando lo que podía de Senku y... Hanaki le recordó a sí misma. Después de casarse todo lo que recordaba era maravilloso, pero al comparar eso con su noviazgo no podía evitar preguntarse si en esos años que estuvieron separados tal vez Hanaki logró superar la fase de la enamorada incondicional y había conseguido enamorar a Senku.
Y estaba aterrada de que si luchaba por su matrimonio acabaría descubriendo que esos años fueron demasiado para Senku y él ya no sentía lo mismo. Y quizás si no era por Hanaki fuera por otra, no podía estar segura y eso la volvía loca.
Tenía miedo de que él ya no la amara tanto como ella lo amaba. Estaba tan asustada... tanto que no tenía el valor para hacer lo que realmente quería y luchar por él.
No se enorgullecía de sí misma, sin embargo no podía evitarlo.
Lanzó un gran suspiro y miró a la carta una vez más.
Su hija se la había dado, y nunca se atrevería a ser una cobarde si es que se trataba de sus niñas. De hecho jamás lo había sido, al menos en lo que podía recordar, pero su corazón estaba demasiado destrozado para soportar otra puñalada. Y aún así, si era por Tsukiku, estaba dispuesta.
Tomó aire y abrió la carta de Hanaki.
Querida Kohaku-san, sé que no te agradó, así que te prometo ser breve y espero de corazón que entiendas mis sentimientos.
No me recuerdas, pero siempre te he admirado. Siempre creí que tú, tu esposo y tu hija eran la familia perfecta, y a pesar de mis sentimientos hacia Ishigami-sensei realmente nunca pude sentir que podríamos estar juntos, y lo intenté, pero él jamás me miró de forma diferente, y yo jamás pude dejar de mirarlo como a tu esposo.
Por años he sufrido celos por la valentía de otras mujeres en confesarle sus sentimientos a sensei, creyéndolo un viudo, y alivio al ver que él rechazaba a todas y cada una de esas mujeres, pero aún entre ese alivio no dejaba de lado mis celos, porque sabía que esos rechazos significaban que aún te amaba, y me dolía muchísimo.
Cuando descubrió que estabas viva y estaba tan enfadado creyendo que los habías abandonado, ni siquiera así dejó de estar atado a tu recuerdo. Y debajo de toda la ira pude ver una inmensa tristeza.
Ese hombre que muchos tachan de insensible está indescriptiblemente enamorado de ti, Kohaku-san, y ese sentimiento, esa sensibilidad, es una gran parte por la cual yo estoy enamorada de él, de ese buen esposo y buen padre, fiel e incondicional, amable debajo de su fachada de indiferencia, y dedicado a su familia.
Estoy enamorada de tu esposo y es despreciable, por eso te pido mis disculpas una vez más.
Quizás no lo recuerdes, pero yo ya te dije todo esto hace años, cuando tú descubriste que yo amaba a tu esposo y aún así fuiste muy comprensiva y jamás me miraste con desprecio. Y en todos estos años nada ha cambiado, al menos no para mí y no para Ishigami-sensei.
Me disculpo si me extendí demasiado, y también me disculpo por mi atrevimiento, porque quiero pedirte algo.
Por favor no le rompas el corazón a Ishigami-sensei.
Es todo lo que tenía que decir.
-Hanaki Mikan.
Kohaku miró la carta con incredulidad, antes de volver a leerla una y otra vez.
No era lo que esperaba... Y no estaba segura de qué sentir al respecto. ¿Debería creer en todo lo que decía esa mujer? Quería, pero...
Vio la hora en su celular y suspiró al ver que ya era tiempo de tomar el avión.
Fue a buscar a Senku y Shizuku, sonriendo suavemente al ver a su pequeña coloreando junto a él.
No podía recordar sus años juntos criando a Tsukiku, pero estaba segura de que siempre fue un padre maravilloso.
—Senku, Shizuku —los llamó—. Ya es hora de irnos.
.
—¿Por qué tuvimos que tomar el tren? —Misaki hizo una mueca, revolviéndose en su asiento—. ¿No podíamos esperar a un vuelo? Llevo horas sentada aquí... Es muy incómodo.
—Lo siento, Saki, si esperaba por el avión sin hacer nada iba a enloquecer, además el idiota de Ruchiru me traiciono y fue corriendo a contarle a mis padres.
—Creí que era parte de tu plan para que te siguieran a Tokio. —Yok, sentado a su lado, la miró de reojo.
—Sí, pero el idiota estuvo tan entusiasmado por delatarme que ni se detuvo a oír detalles.
—Pero no deberías llamar a eso traición si es parte del plan. —Kinji sonrió resignado parado frente a ellos ya que le había dado su asiento a un anciano.
Tsukiku bufó y decidió cambiar de tema.
—Como sea, llegaremos en unos minutos. Aún no ha anochecido, Maiko debe seguir en el laboratorio. Apenas entremos quiero que Kinji-nii y su majestad la arrastren a la oficina de mi padre para comenzar con el interrogatorio. —Sonrió de forma perversa.
—Yo no creo poder hacer eso... —Kinji la miró indeciso.
—Bien, su alteza la arrastrará solo.
—¿Y qué gano yo con eso? —La miró con aburrimiento.
—Aún me debes por las refacciones que te conseguí hace dos meses, rey de los interesados. —Lo miró mal.
—Buen punto.
Llegaron a Tokio y de inmediato corrieron a tomar un taxi hacia el laboratorio de su padre.
Al entrar al laboratorio, vieron a varios de los colegas de su padre, y encontraron a Maiko en medio de una discusión con Hanaki.
—¡¿Tsukiku?! —Hanaki la miró sorprendida.
—No me delates con mis padres —dijo casi como una orden, antes de voltearse hacia Yok—. Haz lo tuyo, alteza. —El aludido asintió y se encaminó hacia la maldita miserable arruina-familias.
—¡¿Qué crees que...?! ¡Agh!
Kinji y Misaki bloquearon el camino a la puerta y Yok soltó a Maiko, a lo que Tsukiku la empujó al sofá y le envió una mirada amenazante.
—Nagashima Maiko... Al fin te descubrí. —Sonrió llena de furia—. Hackee tu computadora, celular y tus redes sociales, principalmente. Y sé que has estado experimentando con el espionaje, la violación y la intervención en redes sociales desde hace más de cinco años. —Extendió una mano hacia Misaki, que le dio su bajo con pesar—. Ahora será mejor que confieses que tú te metiste en la conversación de mis padres cuando mi mamá desapareció, ¡o estrellare esto en tu cabeza! —Apuntó el bajo a su garganta como si fuera una espada.
Ya le había prometido a Misaki que le conseguirá otro si la maldita Maiko no cedía.
Maiko la miró como si estuviera loca, pero no estaba tan asustada como le gustaría.
—No sé de qué hablas. Maldita niña salvaje como tu madre, no creas que puedes tratarme así y... —Calló cuando ella la abofeteó con el bajo.
—Te dije que confieses. —La miró mortalmente seria—. Tomaría demasiado tiempo restaurar los registros de mensajes que claramente destruiste hace cuatro años, y no tengo paciencia para hacerlo de ese modo, así que lo confesaras ahora o te dejaré sin dientes. Tú eliges, Maiko-sensei.
—Niña salvaje... —Escupió al suelo—. Haz lo que quieras, ya espíe la conversación de los amigos de Senku-sama, sé que tus padres se separaran de una buena vez. —Sonrió burlonamente—. Eso valdrá todo lo que quieras hacerme, además de que tus padres no podrán demandarme si tú me das una paliza, o al menos tendrían muy difícil ganar. —Rió de forma que hizo hervir su sangre—. Adelante, golpéame, veamos a dónde llega esto.
Ella gruñó, levantando el bajo para cumplir su promesa de destrozar su mandíbula, pero Kinji la detuvo.
—No puedo dejar que hagas eso. —La miró con tristeza—. Golpear a la gente está mal.
—¡Kinji-nii-chan!
—Bien pensado. —Yok le quitó el bajo de las manos—. Mejor yo lo haré, así no tendrá ningún argumento contra tus padres. —Maiko palideció al ver al chico de un metro ochenta (y el maldito seguía creciendo) apuntándola con un pesado instrumento musical—. Ya tengo fama de delincuente de todos modos, y solo soy un caballero con las damas, no con las arpías.
Todos miraron con la boca abierta como bajaba el bajo a gran velocidad para golpear a Maiko en la mandíbula.
—¡NO! ¡SÍ LO HICE! —chilló aterrorizada, y el bajo se detuvo a milímetros de su mandíbula—. ¡Lo hice! ¡Por favor no lo hagas! ¡POR FAVOR!
Tsukiku sonrió complacida.
—Ahora comienza a hablar, Maiko-sensei.
—N-no sin algo a cambio... ¡Si quieren la información al menos denme dinero!
—Lo único que recibirás son un par de horas de ventaja antes de que mis padres lleguen y lancen una orden de arresto para ti, así que comienza a hablar rápido para tenerle más ventaja a la policía. —Sacó un celular y le mostró que todo lo que decían estaba siendo grabado.
Maiko suspiró derrotada.
Yok le devolvió el bajo a Misaki, que lo abrazo como si fuera lo más hermoso del mundo, antes de mirar nerviosa a su mejor amigo.
—¿Realmente no ibas a golpearla, verdad? —Yok no dijo nada—. ¡¿V-verdad?!...
Él ladeó la cabeza y encogió los hombros.
—¿Quién sabe?
Misaki y Kinji se fueron de espaldas, mientras que Tsukiku le hizo una pequeña reverencia.
—Un trabajo digno de su real majestad.
Él rodó los ojos, pero le pareció que sonreía debajo de su mascarilla.
Maiko, al verse derrotada, comenzó a trabajar en su laptop mientras les decía exactamente qué fue lo que hizo.
—Llevaba meses leyendo las conversaciones de los dos, buscando el momento perfecto para comenzar mi plan de separarlos. Comencé con pequeños mensajes cortantes para que la salvaje de tu madre se molestara pero sin sospechar. En medio de mi plan surgió el viaje a Inglaterra, donde me esforcé mucho para ir. Mi plan era intervenir una llamada que la salvaje le hiciera a Senku-sama y fingir que me había acostado con él para darles el golpe final, y lo hice... pero no funcionó. —Bufó mientras Kinji cargaba en brazos a Tsukiku para que no se lanzara a golpearla—. Ella no creyó nada, pensó que yo le había robado el celular a Senku-sama y pidió que se lo devolviera, como la detesto. —Rodó los ojos—. Fue al día siguiente que lo llamó para avisarle que viajaría. Intercepte todas las llamadas que hizo, haciéndola creer que le colgaba o se rehusaba a contestar. Luego intercepte sus mensajes y no deje que llegaran a Senku-sama, luego los destruí. Creí que sería mi ruina cuando ella llegara a Inglaterra, pero... —Rió divertida—. La pobre salvaje naufragó.
Ahora Misaki estaba sujetando las piernas de Tsukiku mientras Kinji aún luchaba por contenerla, una lucha muy difícil luego de todo lo que escucharon.
—¡Yok, ayúdanos!
—Si ayudara a alguien sería a Ishigami a liberarse, no me tienten.
—Tan salvaje como su madre. —Maiko acabó de imprimir un papel y se lo tendió a Tsukiku, que finalmente dejó de maldecirla y tratar de asesinarla y tomó el papel con curiosidad—. Es la conversación que borré, ahora cumple tu parte y denme ventaja para huir.
—Ja, será mejor que corras antes de que me arrepienta. —Aún quería estrangularla.
Ella no lo pensó dos veces y huyó, mientras Tsukiku leía el papel que acababa de dejarle.
—Esto es muy bueno... Pero no sé si será suficiente.
—¿A qué te refieres?
—Mis padres son muy tercos... ¡Siento que esto no es suficiente! —Le dio el papel a Misaki y comenzó a jalar sus coletas—. ¿Qué más necesito? ¿Qué puedo hacer?...
¡¿Qué podía hacer para que no se divorciaran?!
No quería ver a su padre miserable otra vez ni tener que dejar de verlo, no quería separarse de su mamá y demonios que ya hasta adoraba a la pulga. Quería que fueran una familia como antes...
¿Era infantil y egoísta? Tal vez, pero quería intentarlo e iba a intentarlo.
Necesitaba pensar.
Veamos, esto probablemente convencería a su padre, pero no a su madre. Y de todos modos aún no sabía qué era a lo que su padre le tenía tanto miedo. Y él no se lo diría... al menos no a ella.
—¡Lo tengo! —Sonrió aliviada al pensar en su más grande aliado desde que nació. ¿Cómo pudo olvidarlo?
Le dio el papel a Misaki y salió corriendo lejos del laboratorio.
—¡¿A dónde vas?! —preguntó Kinji, preocupado.
—¡Debo hacer algo! ¡No me sigan y denle el papel a mis padres!
Los tres intercambiaron una mirada.
—La seguiré —dijeron al mismo tiempo.
—¡Soy su mejor amiga! —protestó Misaki.
—¡Yo solo quiero asegurarme de que esté bien! —lloriqueo Kinji.
—Yo soy más rápido, ustedes nunca la alcanzarían.
—Oh, cierto. —Kinji y Misaki se resignaron y Yok fue corriendo detrás de Tsukiku.
.
Después de horas de vuelo, finalmente llegaron a Tokio y bajaron del avión con Shizuku dormida en brazos de su madre.
—¿Me dejas cargarla? —Senku le extendió los brazos mientras esperaban a que llegara el chófer de Gen.
—Senku, te cansaste cargándola mientras bajabas las escaleras del avión, no empieces.
—Solo mientras estemos en el auto, luego tú la llevas todo lo que quieras. Es un trato diez billones por ciento justo —insistió.
Kohaku rodó los ojos, pero accedió a darle a la pequeña cuando el auto llegó.
Llegaron al laboratorio y lo encontraron vacío ya que era bastante tarde, solo estaba un científico que les indicó que habían adolescentes en la oficina personal de Senku, y al entrar allí encontraron a Kinji, Misaki, Haishi y Umi.
—¡Tíos, al fin llegan! —Kinji quiso abrazarlos pero Senku hizo una señal de alto y él se controló, aunque haciendo pucheros.
—¿Dónde está mi hija? —preguntaron ambos padres al mismo tiempo, muy serios.
—No lo sabemos, ella solo se fue corriendo sin decirnos a dónde.
—Típico. —Ruchiru bufó.
—¡¿Qué?! —Senku y Kohaku se horrorizaron—. ¡¿Y a dónde pudo ir?!
—No lo sabemos, no dijo nada. Después de hablar con Maiko-sensei pareció molesta y se fue —murmuró Misaki luciendo muy preocupada y culpable por haberla dejado irse.
Kohaku no lo pensó dos veces, dejó a Shizuku en brazos de su padre y salió corriendo de forma impulsiva, desesperada por buscar a su hija mayor.
No tenía muchos recuerdos de Tokio, quizás se perdería estúpidamente, pero nada le importo al cegarse de preocupación por su pequeña.
Corrió a través de las calles, intentando pensar a dónde podría haber ido.
Un parque, recordaba un parque al que solía ir con Senku ya que estaba cerca de su puesto de ramen favorito.
Le pidió indicaciones a una pareja que iba pasando y llegó al parque en poco tiempo, mirando en todas dimensiones.
¿Dónde podría estar su bebé?
—¿Kohaku? —Una voz femenina la hizo voltearse confundida—. ¿Eres tú?
Era una mujer rubia bastante bonita, de ojos marrones y con una cámara colgando de su cuello.
—¿Nos... conocemos?
—Oh, claro, la amnesia. —Rió nerviosamente—. Haishi ya me contó todo. Soy Shishio Minami, esposa de Tsukasa y madre de Haishi. Solíamos ser... Bueno, somos amigas. —Se le acercó sonriente—. Estoy buscando a mi hijo, se escapó de casa y se suponía que estaba castigado. Tsukasa se enfadará cuando regrese del trabajo.
—Oh, Haishi estaba en el laboratorio de Senku, pero no creo que sea algo malo, mi hija se perdió.
—¿Cuál de las dos? —Ella también se preocupó.
—Tsukiku, y estoy muy preocupada. Dijeron que estaba molesta y además se escapó de mí y de su padre.
—No deberías preocuparte, Tsukiku-chan es una chica fuerte. Sabe cuidarse sola. —La tomó del brazo y comenzó a jalarla lejos del parque—. Bien, me alegra saber dónde está mi hijo, luego lo castigaré. Por ahora creo que tú deberías relajarte.
—¡Pero mi hija...!...
—Tu hija es lo más peligroso en esta ciudad, créeme. —Rió divertida—. Estará bien, pero tú necesitas venir conmigo. ¡Quiero que me cuentes todos los detalles sobre ti y mi nueva sobrinita Shizuku-chan!
Kohaku estuvo demasiado abrumada como para alejarse de esa tal Minami y se dejó arrastrar, sobre todo porque ciertos recuerdos borrosos empezaron a hacer doler su cabeza levemente.
Solo esperaba que su hijita de verdad estuviera bien.
.
—¿Ya llamaron a todos los lugares a los que posiblemente iría? —Senku miró seriamente a todos, que asintieron.
—Nadie la ha visto.
—Dijeron que llamarían si la veían.
—Ryusui-chan vendrá a ayudarnos a buscarla, dice que podría hacer que sus empleados personales la busquen también si quieres —informó Gen.
—No, está bien. Sé que volverá y que estará bien, pero me preocupa qué es lo que quiere hacer. —Hurgó en su oído con el brazo que no estaba usando para sostener a Shizuku dormida contra su pecho—. A veces esa mocosa puede ser tan impulsiva como su madre.
—¿Y qué piensas hacer? —preguntó Gen con ojos interesados.
—Lo más sensato sería esperar, pero prefiero buscarla. Aunque necesitaré a alguien que cuide a Shizuku por mientras.
—¡Yo quiero bucar a nee-chan también! —dijo Shizuku levantando la cabeza de pronto.
—¿Cuánto tiempo llevas despierta?... No importa, de todos modos no puedes. Ya es muy tarde.
—Pero quiero encontrar a mi nee-chan. —Lo miró con ojos suplicantes y lo siguiente que Senku supo fue que ya se habían dividido en equipos para buscar y Shizuku iba felizmente tomada de su mano.
Al menos era una noche cálida.
—Tío, espera. —Umi comenzó a caminar a su lado, con Haishi junto a ella—. Misaki-chan me pidió que te diera esto, dijo que fue lo que Tsukiku sacó de su interrogatorio a Maiko-sensei. —Le tendió un papel bien doblado.
Senku miró el papel con ojos curiosos, antes de meterlo en su bolsillo.
—Lo veré luego, gracias.
—Es importante, por favor míralo apenas puedas.
Senku asintió y Haishi tomó de la mano a Umi, jalándola en la dirección contraria.
—Vamos, debemos buscar también.
—¡Ah, sí! —Apartó su mano rápidamente, con la cara roja—. ¡Vamos! —Se marchó a paso apresurado.
—Es por el otro lado, Umi...
—¡Sí, lo sabía! —Dio media vuelta con una sonrisa nerviosa.
Haishi rió divertido antes de seguirla, tomarla de la mano otra vez y girarla para llevarla en la dirección correcta.
Senku alzó una ceja ante esos adolescentes, antes de encoger los hombros y seguir su camino con Shizuku, pensando en lugares a los que Tsukiku pudo haber ido.
—¿Cuál ed plan? —preguntó Shizuku brincando mientras caminaban, a lo que Senku tenía que caminar más rápido que de costumbre para seguirle el ritmo.
—Pues buscaremos en un par de lugares hasta que conteste el teléfono o se haga demasiado tarde para ti. También deberíamos buscar a tu madre, dejó su celular en la maleta y podría meterse en problemas ya que no recuerda esta ciudad.
—¡Mami diche que ella le gana a todos los malos!
—Claro que les gana. —Rió divertido—. Pero aún así me preocupó por ella.
—¿Por qué la amas?
—Sí, porque... Espera, ¿qué dijiste? —Bajó la mirada con los ojos muy abiertos.
—Mami diche que me cuida porque che preocupa, y que che preocupa porque me ama —respondió inocentemente.
—Ese es un razonamiento simple pero efectivo. —Rió por lo bajo—. Sí... es cierto, me preocupa porque la amo —contestó sin problemas.
—Yo también la amo, pero ¿tú y mami che van a casar? ¿Cómo mis muñecas?
—Temo que ya estamos casados, lamentó decepcionarte. —Rió divertido.
—¿Y por qué te vas? —preguntó con tristeza y ambos se detuvieron—. Casarse significa que viven juntos, ¿no?...
—Bueno... sí. —Sonrió tristemente—. Es algo complicado. Son cosas de adultos y tendrás que esperar a ser mayor para entenderlas.
—Chí, no te entiendo nada. —Rió de forma adorable, volviendo a brincar y jalándolo con ella—. Pero quiero que te quedes conmigo y mami. Tú y nee-chan.
Él la miró largamente mientras intentaba seguirle el ritmo, antes de fijar su vista en el cielo nocturno y sonreír con suavidad.
Pasara lo que pasara, siempre iba a estar allí cuando esa pequeña lo necesitara, eso era lo único diez billones por ciento seguro.
Después de revisar el primer lugar, de camino a revisar el segundo, Tsukiku lo llamó.
—Al fin. —Tomó en brazos a Shizuku y la sentó en una banca cercana, para luego contestar—. Mocosa, ¿dónde diablos te metiste? ¿Tienes idea de todo el problema que armaste?
—Hola, viejo, imagino que ya estás en Tokio.
—Claro que estoy aquí. ¿Dónde estás tú?
—Estoy con mi abuelo.
—¡¿Con ese viejo?! ¡Le dije que me llamara si ibas! —Ahora ese viejo se había pasado de la raya.
—Y yo le dije que tiene otra nieta, ¿quién crees que está más enfadado?
Senku tuvo que tragarse su ira.
—Voy para allá. —Colgó y volteó a ver a Shizuku, que ahora estaba trepada en un árbol—. Eh... —Primero se tragó su preocupación y luego habló—. ¿Podrías bajar de ahí, leoncita? Ya encontré a tu hermana.
—Mami no quiere que me digad leonita, papi. —Rió mientras bajaba del árbol con tanta facilidad como su madre leona.
—Lo pensaré, leonita, ahora vamos. —La casa de su padre no estaba muy lejos de allí así que podían ir caminando.
En el camino llamó a todos los que lo ayudaban para avisarles que ya la había encontrado y que solo quería que hallaran a Kohaku. Solo esperaba que no se hubiera perdido.
Llegaron a casa de su padre y en menos de un parpadeo Shizuku voló fuera del suelo y Byakuya la tuvo en el aire, girando en sus brazos, haciéndola reír a carcajadas.
—¡MI NIETA! ¡Eres tan hermosa, linda, dulce y adorable! —La abrazó fuertemente.
—¡Tú barba me pica! —exclamó ella aún riendo, a lo que Byakuya la apartó aún lloriqueando de alegría—. ¿ Ered mi abuelito?
—¡Sí, lo soy! —Lloró de forma aún más escandalosa—. ¡Soy tu abuelito! —Sonrió temblorosamente.
—¡Hola, abuelito! —Se lanzó ella misma a abrazarlo.
Byakuya se quedó con la boca abierta al ver que alguien en su familia aparte de Lillian le mostraba afecto abiertamente, antes de ponerse a llorar aún más fuerte y abrazarla más.
Senku negó con la cabeza divertido y luego sus ojos se fijaron en Tsukiku parada al fondo del pasillo, de brazos cruzados. Al ver que lo miraba se dio media vuelta, en dirección a la oficina de su abuelo, y Senku rápidamente la siguió.
—Mini-leona, no sé cuál haya sido tu razonamiento para hacer esto pero ni creas que...
—Papá, ¿leíste el papel que te dejé? —Lo miró muy seria.
—No, pero eso...
—Léelo o me escaparé por la ventana para no tener que hablarte ahora y luego me mudaré con mi abuelo. —Se cruzó de brazos.
—Iba a leerlo, no seas tan exagerada. —Rascó su oído con fastidio antes de sacar el papel y desdoblarlo.
Sus ojos se ampliaron hasta su límite al ver la lista de mensajes supuestamente suyos y de su esposa, fechados en la época en la que ella desapareció.
Eran bastantes, pero se fijó en los más importantes.
"Senku, no sé porqué no me contestas las llamadas, pero quería decirte que planeo viajar a Inglaterra con ustedes. No hay vuelos para esta semana, así que iré en barco porque no puedo esperar".
"¿No eres demasiado controladora? No quiero que vengas, al fin estoy tranquilo lejos de ti".
"¿Sigues molesto por nuestra discusión? Ya me disculpe, y también siento mucho negarme a ir con ustedes. Pero saldré hoy mismo para allá".
"Te dije que no vengas, estamos muy bien sin ti".
"Te quitaré ese rencor ridículo cuando llegué. Te veré allá".
"¡Que no vengas!"
Habían más mensajes intentando convencerla de no venir, pero Kohaku los ignoró.
Senku leyó todo atentamente, antes de maldecir por lo bajo.
—Maiko... —Estrelló la palma de su mano en su frente.
—Te dije que debías despedirla desde hace tiempo.
—Nunca debí contratarla —gruñó—. ¿Qué hiciste con ella?
—Nada, le dije que le daría ventaja para que escape, así que esperemos un par de horas antes de decirle a la policía su ubicación exacta con el rastreador que le puse. —Sonrió malvadamente. Senku asintió distraídamente, aún leyendo los mensajes—. ¿Y bien? ¿Esto resuelve tu duda? —Cruzó los brazos sobre su pecho.
—Sí. —Volvió a doblar cuidadosamente el papel—. Muy bien, voy a luchar por mi matrimonio con tu madre.
—Escucha, sé que aún tienes tus estúpidas dudas sobre... Espera, ¡¿QUÉ?! —Se fue de espaldas.
—Voy a reconquistarla... si es que ella aún me quiere. —Hurgó en su oído con indiferencia—. Shizuku ya me había convencido, pero agradezco esto, me da más ánimos. —Sonrió burlón al verla con la mandíbula por los suelos.
—Maldito viejo... Ya había planeado toda una estrategia con el abuelo para convencerte. —También rascó su oído con enfado.
—Aún puedo ayudar. —Byakuya entró a la oficina con Shizuku muy contenta en sus brazos—. Kohaku-chan es una mujer muy decidida y será difícil hacerla cambiar de opinión, ¡pero puedo jugar mi carta del abuelo ilusionado por pasar tiempo con su nietecita!
—¡Yo también quiero ayudar! —exclamó alegremente la pequeña—. ¡Quiero vivir con papi y mami! —Aplaudió entusiasmada.
A Senku ni siquiera le importó que su padre estuviera espiando. La verdad necesitaría toda la ayuda posible, porque de verdad quería recuperar a su esposa, dejar de lado todos los errores y su orgullo y ser otra vez la familia que nunca debieron dejar de ser.
Su mayor miedo solía ser que Kohaku, antes de perder la memoria, se hubiera ido con la intención de dejarlo a él por los problemas que habían estado teniendo antes del viaje a Inglaterra, y que esa fuera la razón por la cual se fue sin decirle nada.
Tenía miedo de que ella hubiera dejado de amarlo antes de perder la memoria.
Ahora ese miedo se había evaporado, y ni siquiera sentía odio hacia Maiko, solo tenía unas inmensas ganas de recuperar a su leona.
Costará lo que costará, iba a arreglar las cosas entre ellos, diez billones por ciento seguro.
Continuará...
Holaaaaaaaaaaaaaaa :D
Debo confesar que iba a dejar este fic en Hiatus...
Por eso agradezco mucho a Juliana Lopez por pedir este capítulo como comisión! ❤
Ya estamos en la recta final de You Lost Me x'D
Ojalá que les haya gustado el cap! Si es así agradezcan a mi queridísima Juliana :')
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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