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El mejor parque de diversiones de Tokio era uno al que Senku, Kohaku y Tsukiku solían ir muy seguido antes del accidente de barco.
Kohaku no lo recordaba para nada, así que apenas cruzaron las puertas se quedó maravillada por todas las figuras de personajes de animes y otros animales coloridos caminando o volando por ahí. El parque estaba muy modernizado, repleto de robots que formaban parte del encanto.
—¡WOW! —Shizuku también miró emocionada a todo, brincando en brazos de su abuelo Byakuya.
Lo que al principio iba a ser una salida familiar se convirtió en toda una excusión, con toda la familia Ishigami y amigos. Taiju y Yuzuriha y sus hijos. Chrome y Ruchiru. Minami y Haishi, y Umi (Tsukasa y Ukyo no pudieron ir por trabajo). Y Misaki y Yok.
Como eran más de veinte personas, y la mayoría eran adolescentes, decidieron dividirse por una hora y luego ver qué harían.
Senku y Kohaku se quedaron con Byakuya y Lillian, que estaban indispuestos a soltar a Shizuku, y Suika se quedó con ellos. Tsukiku se fue con sus amigos. Minami y Chrome se quedaron con Taiju y Yuzuriha y sus hijos más pequeños, ya que Kinji, Ruchiru y Haishi se fueron con Tsukiku. La hija mayor de Byakuya y Lillian, Rei, decidió ir a vigilar a sus hermanos menores Shinichi y Roy, que apenas entraron corrieron directo a la zona de karaoke y videojuegos, discutiendo por quién de ellos era mejor.
—¿Está bien dejar a tus padres solos? —preguntó Misaki con curiosidad mientras seguía a Tsukiku—. ¿Qué hay del plan?
—Ja, no te preocupes por eso. —Llevó su meñique a rascar su oído con despreocupación—. No soy la única metida en este plan. Mis abuelos también harán su parte. —Sonrió de forma retorcida.
—¡Y mientras tanto podremos divertirnos! —Kinji levantó los puños con emoción.
—¿Estás pensando lo mismo que yo? —Haishi miró con una sonrisa a Tsukiku, que le correspondió el gesto con aún más emoción que él.
—¡Esquí acuático! —exclamaron al mismo tiempo, corriendo al gran lago que estaba del otro lado del parque.
—¡Oigan! ¡No todos somos unos fanáticos del deporte extremo! —Ruchiru los siguió de mala gana, pisoteando.
—¿Qué clase de parque de diversiones tiene esquí acuático? —preguntó Yok, viéndose malhumorado por alguna extraña razón.
—¿Nunca antes viniste a este parque? —le preguntó Misaki, sorprendida.
—Sí, a repartir folletos y a vender cargadores de celulares.
—Bueno, este es el parque más famoso de Tokio porque tiene este tipo de actividades. —Umi decidió contestar a la pregunta del más joven de los chicos—. Si no les gusta el esquí, podemos pagar para ir en bote. ¡A mí eso me gusta mucho!
—Creo que probaré el esquí —murmuró secamente Yok, corriendo para ir detrás de Tsukiku y Haishi.
—¡Yo también lo probaré! —aseguró Kinji con emoción.
Los demás decidieron ir en bote, comiendo bocadillos y disfrutando el paisaje, preguntándose qué estarían haciendo los demás, y cómo iría el plan de Tsukiku de mano de Byakuya y Lillian.
Mientras tanto al otro lado del parque, Shizuku estaba sobre los hombros de su abuelo, señalando con emoción a cada robot y cada cosa llamativa que veían mientras caminaban por el parque de atracciones.
—¡Wow, una ballena!
—En realidad es una ardilla. —Senku rio divertido.
—¡Oh, allá hay una chepiente!
—Es un dinosaurio —corrigió Suika amorosamente.
—¡Y allá hay un pato!
—Eh, eso sí es una ballena, princesa.
—¡Oh! —Todos rieron alegremente, acercándose a una atracción apta para una niña pequeña como ella.
—Para subir a este juego debe ir con uno de sus padres —dijo de mala gana la adolescente atendiendo el puesto de un tren de juguete que daba varias vueltas a un túnel lleno de luces brillantes y esas cosas.
—Yo iré —dijeron Senku y Kohaku al mismo tiempo, para luego mirarse con disgusto.
—No creo que haya problema si va con otro familiar, ¿verdad? —preguntó Byakuya, a lo que la adolescente encogió los hombros—. Entonces, ¡ve tú, Suika! —alentó a su hija menor, que sonrió emocionada y de inmediato tomó a la pequeña Shizuku en sus brazos.
—¡Muy bien, nos vamos a divertir mucho! —Pagó por el juego antes de que Senku y Kohaku pudieran protestar.
—¡Nos vemos, mami! ¡Nos vemos, papi! —Shizuku agitó una mano alegremente hacia ellos mientras su tía la acomodaba en el asiento.
Ellos le sonrieron resignados mientras la veían alejarse.
—Bueno, ya que van a dar un par de vueltas podemos ir a un juego rápido mientras —propuso Byakuya.
—Prefiero quedarme —volvieron a decir al mismo tiempo.
—¡Oh, vamos! —Lillian los empujó suavemente para que caminaran hacia otra atracción—. ¡A divertirse!
—¡Sí, solo serán unos minutos! —Byakuya ayudó a su esposa a empujarlos.
Uno de los juegos más cercanos era una torre de metal con varios asientos a su alrededor. Era una atracción que consistía básicamente en hacerte subir y bajar a velocidad considerable hasta unos buenos diez metros de altura en la seguridad de tu asiento.
—Olvídenlo —Senku se negó de inmediato, con una mueca de repulsión y espanto—. Hay una probabilidad de diez billones por ciento de que vomité todo lo que comí.
—Ja, de hecho me gustaría probar eso, se ve divertido. —Kohaku miró con una sonrisa despreocupada el juego—. Y no dura tanto, yo subiré.
—Y tú también. —Byakuya empujó a Senku a un asiento justo cuando un grupo bajaba.
Kohaku rio divertida y le puso el cinturón de seguridad, a lo que él solo tragó saliva y se concentró en tratar de no vomitar.
Una vez el siguiente grupo acabó de subirse y ponerse los cinturones, salieron disparados desde el suelo hasta la cima de los diez metros, quitándole todo el aire de los pulmones a Senku mientras que Kohaku solo gritó emocionada, alzando los brazos.
Bajaron solo hasta la mitad de la torre, antes de volver a subir y volver a bajar a la mitad, para subir otra vez y bajar todo el camino, para luego repetir el proceso. Kohaku no dejó de gritar como niña, absolutamente encantada con la sensación, mientras que Senku apretó su boca con las dos manos para no vomitar sobre todos. A esta velocidad y con estos movimientos el vómito podría acabar casi en las caras de todos los que estaban sentados en la atracción.
Apenas lo liberaron de ese infierno, corrió a vomitar en el arbusto más cercano.
Le compraron una botella de agua y volvieron a la atracción donde estaban Suika y Shizuku, viéndolas comprando algodones de azúcar.
—Mientras comen eso, ¿qué tal si vamos a ver el espectáculo de robots mecha? —propuso Byakuya emocionado.
Los ojos de Senku y Suika se iluminaron.
—¡¿Y qué estamos esperando?!
—¡Ven, mini-leoncita, esto te va a encantar! —Senku tomó en brazos a Shizuku y se encaminó hacia donde un cartel indicaba que sería el espectáculo.
Compraron más bocadillo y miraron el show de robots de tres metros peleando con poderes que eran proyecciones holográficas, pero se veían impresionantes, y Shizuku miró todo con la boca abierta, aplaudiendo y gritando de emoción por todo, haciendo muchas preguntas que Senku contestó gustoso, intentando explicarle todo con cuidado, asegurándose de que lo entendiera lo mejor posible.
Luego del espectáculo, partieron rumbo a otro juego que fuera apto para una niña de tres años.
—Aunque saben, pronto cumplirá cuatro —dio Kohaku con una sonrisa enternecida—. En unas semanas.
Byakuya, Lillian y Suika jadearon emocionados.
—¡Tendremos que hacerle una gran fiesta para celebrar! —Byakuya prácticamente bailó en su sitio.
—¡Voy a cantar mis mejores canciones para ella! —Lillian no estaba menos emocionada.
—¡¿Qué es lo que más te gusta, Shizuku?! ¡Intentaré conseguirte lo que pidas! —Suika la abrazó felizmente.
—¿Lo que más quiero? —La pequeña ladeó la cabeza—. ¡Eso es fácil! Quiero quedarme con papi y mami, y nee-chan, y mis abuelos, y mis tíos, ¡y Chichi! —Aplaudió feliz.
—¡Aw, casi no puedo creer que seas hija del amargado de mi hijo! —Byakuya la cargó otra vez lloriqueando de alegría.
—Oye. —Senku lo miró mal, aunque en realidad él tampoco podía creer del todo que esa niñita tan adorable fuera su descendencia.
La siguiente atracción que visitaron fueron los teleféricos, donde tendrían que separarse en dos grupos.
—¡Nos llevaremos a Shizuku! —Byakuya corrió a un teleférico seguido de Lillian, que jaló a Suika con ella.
Senku y Kohaku rodaron los ojos. Era demasiado obvio que trataban de dejarlos a solas.
Senku rio por lo bajo al pensar que de seguro Tsukiku también tenía algo que ver con esto. Ella le advirtió que iba a hacer todo por ayudarlo a recuperar su matrimonio con Kohaku, y estaba seguro de que sus padres estuvieron encantados de ayudarla. En ese caso, él también haría su parte.
—Vamos. —Tomó la mano de Kohaku y la llevó a otro teleférico, riendo al ver su rostro pasmado.
Los teleféricos se elevaron en el aire, llevándolos al otro lado del parque, y Senku decidió hacer un movimiento, confiando en la noche maravillosa que pasaron ayer y las sonrisas de complicidad que compartieron en la mañana.
—¿Recuerdas la primera vez que estuvimos juntos en este parque de atracciones? —le preguntó sin mirarla, ambos mirando el paisaje a través de la ventanilla, pero ella volteó a verlo de inmediato ante esa pregunta, confundida.
—No...
—La primera vez que me besaste, fue en una de estas cosas. —Sonrió divertido ante el recuerdo, dejándola con la mandíbula desencajada.
—¡¿De verdad?! —Él asintió—. Vaya... no puedo recordarlo... —Su gesto entristeció.
—Quizás esto te ayude a recordar. —Se acercó a ella.
—¿A qué te refie...? —Calló cuando él la besó de pronto, haciéndola abrir muchísimo sus ojos azules.
Pareció a punto de apartarlo, pero él acarició su cuello, frotando su pulgar en esa zona sensible bajo su oído, que hizo a sus piernas debilitarse y casi caer encima de él, rindiéndose a su beso y gimiendo contra su boca, nublando tanto sus sentidos que casi olvida que estaban en un teleférico a metros por encima del suelo.
Creyó que le esperaba una bofetada al apartarse, pero ella solo lo miró boquiabierta.
—Recordé... ese beso que dijiste —murmuró por lo bajo, sosteniéndole la mirada con el rostro completa, absurda y adorablemente sonrojado.
Él se le quedó mirando, un poco hipnotizado por esa expresión tan frágil en esa mujer tan fuerte, con sus ojos brillantes y suaves que le recordaban porqué se enamoró de ella después de pasar toda su juventud negándose a cualquier sentimiento romántico.
Incapaz de resistirse, volvió a besarla, aunque solo unos minutos antes de que llegaran a su destino, encontrándose con las miradas burlonas de Byakuya y Lillian, mientras que Suika los miró sonrojada y Shizuku los miró con una sonrisa confusa.
—¿Mami y papi se estaban lamiendo las caras? —preguntó con los ojos muy abiertos.
—Eh...
—Nos estábamos besando —contestó Senku sin tapujos.
—Sí, ya sabes, mamis y papis se pueden besar en la boca —dijo Lillian rápidamente, con nerviosismo.
—Oh, está bien. —La pequeña asintió—. ¿Es porque están casados?
—¡Exacto! —Byakuya se apresuró a contestarle.
—Entonces ya no se van a separar, ¿verdad? —Sonrió emocionada y todos la miraron extrañados, hasta Byakuya y Lillian que deberían haber estado felices por sus palabras, y es que ¿de dónde sacaba esas cosas la pequeña?
Antes de que pudieran decir nada, el celular de Byakuya sonó con un llamado de Minami, ya que se cumplió la hora para que todos volvieran a reunirse.
Kohaku sonrió suavemente y tomó a su hija en brazos, acariciando su cabello amorosamente.
Acordaron un punto de encuentro y volvieron a reunirse todos, para planear lo que harían a continuación, si volver a separarse o hacer algo todos juntos.
Tsukiku llegó junto a sus amigos brincando de emoción, pero discutiendo con Haishi.
—¡Solo me ganaste en la carrera de mini-motos porque el cabeza hueca de Kinji-nii me sacó de la pista, pero te destrocé en la escalada!
—Solo acepta que te gané, no te dolerá. —Haishi palmeó su cabeza con diversión.
—¡Eso no quita que te gané la mayoría! —Apartó su mano, molesta.
—¡Yo creo que los dos se esforzaron mucho, todos son ganadores! —exclamó Kinji.
—La que se llevó el mayor premio fue Saionji. —Yok miró con envidia el montón de boletos que traía Umi en sus manos—. Esa puntería en los juegos de tiro es demasiado buena.
—Umi-nee definitivamente usa hacks —señaló Tsukiku, divertida.
—Yo también gane muchos boletos en juegos de puzle y estrategia. —Ruchiru hinchó el pecho con orgullo.
—Ahorren sus boletos, los necesitaremos para mi plan con mis padres —advirtió Tsukiku.
Llegaron con los adultos y decidieron quedarse juntos, encaminándose a ver un espectáculo de robots voladores y hologramas realistas cerca del lago.
El espectáculo fue considerablemente largo, y para cuando acabó ya estaba comenzando a atardecer, entonces decidieron quedarse cerca pero subir a distintos juegos.
Shizuku y el hijo menor de los Oki tenían una edad similar, así que subieron a otro par de juegos para niñitos pequeños vigilados por sus padres mientras los demás iban a montañas rusas, tazas giratorias y autos chocones, entre otras cosas.
Kohaku amaba los juegos más extremos, pero tenía que vigilar a su hija, sin embargo, Senku notó sus ansias y le dijo que fuera, que él la cuidaría.
—¿Eh? No hace falta, prefiero cuidarla —aseguró sonriendo con resignación.
—Está con Yuzuriha y su mocoso, no necesita a los dos mirándola. —La miró divertido—. Sabes que yo odio esas cosas, así que ve con Tsukiku y yo vigilaré a Shizuku.
Kohaku lo miró pensativa un momento, antes de sonreír emocionada al darse cuenta de que tenía toda la razón.
—Ja, muy bien. ¡Volveré en un rato, entonces!
Senku se quedó solo con Shizuku y sus amigos de la infancia con sus mocosas, y se la pasó genial viendo a su pequeña divertirse. Poco antes de que el sol se pusiera, Kohaku y Tsukiku volvieron con ellos junto con los demás.
—Van a lanzar un espectáculo de juegos artificiales —dijo Tsukiku, señalando al horizonte.
—¿Y tú cómo sabes eso? —Senku alzó una ceja con sospecha.
—Es un espectáculo del tío Ryusui —admitió sin pena.
Senku negó con la cabeza, pero sonriendo. Sabía exactamente lo que estaban planeando. Y pensaba seguirles el juego.
Como él tenía a Shizuku en brazos, se la dio a su padre, aprovechando para descansar los brazos, y tomó la mano de Kohaku, jalándola hacia atrás para estar fuera de la vista de sus amigos.
—¿Qué haces? —le preguntó ella, desconfiada.
—Cuando estábamos en el teleférico, te dije que el primer beso que me diste fue en una de esas cosas. —Le sonrió traviesamente—. Pero el primer beso que yo te di fue...
—Viendo fuegos artificiales —lo interrumpió, sonriendo nostálgica—. Eso sí lo recuerdo, fue una de las primeras cosas que recordé —admitió en voz baja.
Se quedaron mirando y acercaron un poco sus rostros, pero entonces el primer fuego artificial estalló en el cielo, generando que todos corearan con asombro y ellos voltearan las cabezas al cielo.
Sonrieron mirando las luces coloridas, y Senku pensó que podría dejar pasar la oportunidad solo por disfrutar de verla sonreír, pero entonces ella tomó su nuca y le plantó un beso en los labios, dejándolo con los ojos abiertos hasta su límite. El beso duró hasta que sonó otro fuego artificial, entonces Kohaku abrió mucho los ojos y se apartó dos pasos, completamente enrojecida.
Él sonrió como un idiota, pero decidió no decir nada y volteó hacia el cielo.
Casi había olvidado lo impulsiva que podía ser esa mujer, y demonios que había extrañado muchísimo eso... Demasiado...
El espectáculo acabó y, con la caída de la noche, las luces del parque de atracciones se encendieron, iluminando cada juego, cada puesto, los bordes de los caminos y las decoraciones, dándole un aspecto colorido y atrayente a todo. Hasta habían lámparas coloridas y brillantes flotando en el lago.
—¡Wow! —Era la primera vez que Shizuku veía algo así, y su sonrisa fue aún más brillante que todas las luces del parque combinadas.
Ahora que estaba iluminado, el carrusel llamó muchísimo la atención de Shizuku, de hecho lo vio a más de ochenta metros de distancia y brincó en brazos de su abuelo, desesperada por ir allí.
—Oh, miren, hay una de un león, deberías subir a esa —señaló Senku con una sonrisa, ignorando la mirada asesina de Kohaku.
—También hay una de un gorila, yo digo que esa es... —Fue silenciado rápidamente por una ráfaga de puñetazos de su cuñada—. ¡Auch, parece que ni la amnesia cambia tu carácter de gorila! —En toda respuesta, Kohaku lo pateó en la mandíbula, lanzándolo al suelo.
—Ja, fue bueno reencontrarte, pero parece que sigues siendo el mismo. —Kohaku sonrió con los dientes apretados.
Tragándose su orgullo para continuar con su plan, Tsukiku tomó a su hermana en brazos.
—¿Quieres subir conmigo, pulga? —le preguntó con una sonrisa, sorprendiéndose cuando ella pareció aún más emocionada y feliz, casi como si pudiera llorar de alegría.
—¡¿Nee-chan quiere ir conmigo?! —Aturdida, Tsukiku asintió, y Shizuku gritó feliz y se abrazó a su cuello—. ¡Hurra, amo a mi nee-chan!
Sus palabras le derritieron el corazón y la abrazó un poco más, antes de apartar la mirada y correr hacia el carrusel, girando con ella en sus brazos, haciéndola reír.
—¡Ja, pues muy bien, pulga! ¡Vamos a divertirnos mucho en tu tonto juego y luego podemos ir a otros, a todos los que quieras!
—¡¿De verdad?! ¡Hurra!
Senku y Kohaku vieron la interacción de sus hijas con ojos suaves y sonrisas llenas de ternura.
Aparte de preocuparse por verlas, tenían que preocuparse de que ellas se vieran la una a la otra.
Kohaku miró de reojo a Senku, viendo su sonrisa plena y feliz, y sus ojos tan brillantes que opacaron cualquier otra cosa para ella.
Él era tan dulce a su manera, tan sincero y aún después de todo lo que pasaron, estaba intentando solucionar las cosas... ¿cómo podría dudar el amar a este hombre? No eran sus recuerdos, ella jamás podría dejar de amarlo... y no quería tener que separarse de él.
En ese momento, Kohaku tomó su decisión.
Planeaba pedirle a Senku hablar a solas en ese momento, pero entonces Byakuya y Lillian comenzaron a arrastrarlos a otro lado.
—¡Bueno, mientras Taiju y Yuzuriha cuidan a los niños, los demás podemos ir a ver esa otra atracción de allá! —exclamó alegremente Byakuya mientras los arrastraba.
Kohaku sonrió resignada. Tendrían que hablar al volver a casa.
En el parque de atracciones instalaron una especie de pista de baile acuática interactiva, donde cada paso que dabas en una pista de cristal sobre una piscina provocaba una onda en el agua, una onda iluminada por distintos colores. Al ver a las parejas vieron que era algo realmente hermoso, más cuando había un dron grabando todo desde arriba, proyectándolo en unas pantallas junto a la piscina.
Para acceder a la pista de baile tenías que pagar una cantidad considerable de dinero o bien tener muchos tickets o boletos ganados en los juegos.
—¡Nosotros ganamos muchas de esas cosas! —Ruchiru dejó su montaña de boletos (que eran los que ganaron la mayoría de ellos combinados) en manos del encargado de la pista.
—¿Quién será la pareja que bailara? —preguntó el encargado.
Absolutamente todos los presentes señalaron a Senku y Kohaku, que suspiraron resignados.
—Odio bailar. —Senku no estaba nada contento.
—A mí de hecho me encanta. —Fue turno de Kohaku de mirarlo con burla y arrastrarlo a algo que obviamente era una trampa para juntarlos, sorprendiendo a todos los presentes.
Aunque a regañadientes, Senku llevó una mano a su cintura cuando ella posó una en su hombro.
Extendieron uno de sus brazos y juntaron sus manos cuando la música comenzó a sonar. Era una balada clásica, algo que para Senku no era tan malo. Habían reglas que podía seguir en este tipo de bailes, pasos calculados y un ritmo bien marcado.
Con este baile, Kohaku empezó a recordar un poco más de su boda, o más bien lo que pasó después de su boda. Como huyeron antes de terminarla, tuvieron su propio baile privado en su habitación después de que le insistiera mucho a Senku, un baile lento en el que pegaron completamente sus cuerpos, tan cerca que con cada paso sus bocas se acercaban y alejaban constantemente, hasta que no pudieron seguir resistiendo y se besaron con desesperación, acariciándose casi al ritmo de la música hasta que cayeron en la cama.
El recuerdo enrojeció su rostro y Senku la miró con interés, inclinándose para susurrar en su oído para que el resto de parejas en la pista no lo escucharan.
—¿En qué piensas? —preguntó con picardía, casi como si supiera exactamente en lo que pensaba.
—En... nuestro baile... después de casarnos —admitió con duda.
—Ah, eso. —Sonrió traviesamente, alejándose para dejarla ver su expresión que casi la haría creer que sería capaz de tumbarla en esta pista aún con todos delante y...
E incluso aunque él no fuera capaz, ella tal vez sería capaz.
El cambio de ritmo en la canción los hizo despejar un poco sus mentes un poco y cambiar el ritmo de sus pasos, bajando la mirada para ver con asombro las ondas coloridas y brillantes que se producían en el agua con cada paso que daban.
—Esto es impresionante... ¿Ya estaba aquí antes? De que pasara el accidente de barco, quiero decir.
—No, es una nueva adición. Debo admitir que es interesante, estudiaré su mecanismo después. Podría ver la forma de comercializarla con una versión apta para la producción masiva y ganar una fortuna. —Rio emocionado, con cara de psicópata.
Kohaku quizás debería haberse espantado, pero lo miró embobada, admirada por la forma tan diferente en la que él pensaba. Para ella era algo impresionante y admirable.
—Eso sería genial. —Le sonrió sinceramente y él le correspondió el gesto.
La canción terminó, pero el encargado les dijo que tenían otro baile debido a que Ruchiru le dio un montón de boletos.
—Y eso que sobraron bastantes. —Umi miró todos los boletos que quedaron en sus manos—. Alcanzaría para un tercer baile, creo... —Miró de reojo a Haishi—. Umm, ¿quieres...?...
—¡Chicos! —Tsukiku regresó en ese momento, a lo que Byakuya rápidamente le quitó a Shizuku de los brazos—. ¿Cómo está yendo todo?
—Están por iniciar el segundo baile. —Umi sonrió resignada.
—¡Y estoy grabando todo! —Minami también estaba metida en el plan, aunque solo para grabar todo y porque Haishi le había contado.
—A Umi le sobraron tickets para un tercer baile —dijo Kinji alegremente—. ¿Crees que tus padres quieran bailar otra vez?
—Nah, ¿ustedes quieren bailar? —le preguntó a Taiju y Yuzuriha, que negaron con la cabeza, ya que estaban cargando a sus hijos y no querían bajarlos. Byakuya y Lillian tampoco parecían dispuestos a soltar a Shizuku—. Bueno, ¿qué hay de ti, Misaki? —Miró a su amiga pelirroja—. A ti te gustan esas cosas.
—¿Quieres bailar conmigo, Yok? —le preguntó a su amigo de mascarilla, que arrugó el gesto y negó—. Oh, vamos, siempre me ayudas a practicar para mis presentaciones.
—Pero eso es en privado, y porque me insistes, no quiero bailar frente a tanta gente. —Siguió negándose.
—Apuesto que sí querrías bailar si te lo pidiera Tsukiku. —Lo codeó con una sonrisa divertida.
—No digas estupideces. —Subió su mascarilla para casi cubrir sus ojos y se alejó de ellos, dándoles la espalda.
—Bueno, no creo que nadie más pueda seguirme el ritmo. —Misaki negó con la cabeza, aún riéndose—. ¿Alguien más quiere bailar?
—A mí me gusta —dijo Umi tímidamente—. De hecho estaba pensando en bailar con... —Miró a Haishi, que la miraba con confusión—. Eh, ¡estaba pensando que Tsukiku y Haishi deberían bailar!
—Bueno, debo admitir que me gusta bailar. —Tsukiku sonrió—. Pero Haishi no es muy aficionado, ¿verdad?
—Podría hacer una excepción... —Frotó su nuca incómodamente.
—¡Excelente, entonces vayamos los tres!
—¡¿Eh?!
Sin darles tiempo a protestar, Tsukiku arrastró a Haishi y Umi a la pista, encontrándose con sus padres que la miraron con diversión.
Al final acabaron bailando más Tsukiku y Umi, mientras Haishi se reía por los intentos de Tsukiku de incluirlo en el baile, que acababan en los tres tropezándose y molestando a otras parejas.
Cuando bajaron, con sus padres intercambiando miradas cómplices, Tsukiku volvió a tomar en brazos a su hermana, viendo con alegría a sus padres.
El plan fue un poco estúpido para su gusto, pero de alguna forma parecía haber funcionado.
Cenaron en un restaurante dentro del parque y luego fueron a la rueda de la fortuna, tan iluminada y colorida como el resto de las atracciones, antes de finalmente dar por finalizado la salida y regresar todos a sus respectivas casas.
En el auto, Shizuku se durmió en brazos de su madre y Tsukiku decidió fingir estar dormida.
Cuando llegaron a casa, Kohaku dejó que Senku llevara a Shizuku a su habitación y ella cargó a Tsukiku hasta su habitación.
Al dejarla en su cama, Kohaku desató su cabello y lo ató en trenzas.
Sabía que estaba despierta, así que aprovechó para decirle que la amaba mucho, mucho, mucho, antes de empezar a cantarle una suave canción que la hizo dormirse de verdad, sonriendo suavemente.
A pesar de todo lo que había crecido, seguía siendo su pequeña bebé.
No recordaba mucho de su infancia, pero esperaba que con el tiempo pudiera recordar más de los preciosos recuerdos que formó criándola durante once años antes del accidente.
Fue a la habitación de Shizuku y vio a Senku todavía mirando a la menor de sus hijas, y tocó su hombro para llamar su habitación.
—Necesitamos hablar —le dijo seriamente.
Él entendió y la siguió de inmediato a la sala de estar.
Kohaku se detuvo a pocos pasos de llegar a la sala, sin embargo, dándose cuenta de que realmente no tenía idea de qué decirle.
¿Pedirle perdón por no creerle? ¿Confesarle que siempre lo amó? ¿Admitir que lo del divorcio siempre fue una idea terrible? ¿Decirle que quería criar a sus hijas juntos, como una familia?
Senku y Kohaku siempre tuvieron en común que no eran mucho de palabras, más bien de acciones. Sin embargo, a Kohaku le gustaba decirle cómo se sentía o lo que opinaba cuando presentía que él necesitaba escucharlo. Y sabía que quería escucharla ahora, necesitaba escucharla.
Volteó hacia él, con los ojos cargados de sentimientos, más al ver su mirada fija en ella, con expectación y una ligera pizca de miedo casi imperceptible.
—Senku... yo... —Los ojos se le llenaron de lágrimas—. Me lastimaste mucho... —Sollozó, cruzando los pasos que los separaban para enterrar el rostro en su hombro—. Y... sé que también te lastimé... Y yo... —Apretó su camisa fuertemente en sus puños—. Solo quiero... te quiero... te amo... Amo a nuestras hijas y no quiero separarme de ti ni de ellas, de ninguna de ellas. —Negó con la cabeza, levantando la mirada para verlo con toda su sinceridad—. Lo siento...
Él se quedó en silencio un momento, inmóvil, antes de reír con suavidad, con los ojos cristalizados.
—Gracias. —Eso fue todo lo que dijo, antes de besarla suavemente.
Y ella entendió.
Todo estaba bien. Harían que todo estuviera bien.
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Tres semanas después, celebraron el cumpleaños número cuatro de Shizuku.
Nadie se sorprendió cuando Senku y Kohaku anunciaron que volverían a estar juntos, excepto Taiju y Kinji, pero por lo demás todos estuvieron increíblemente felices por ellos.
Volvieron a Osaka para mudar las cosas de Kohaku y Shizuku y se despidieron de Amaryllis, que estuvo muy triste, pero quería quedarse en Osaka porque la relación con su nuevo novio marchaba de maravilla.
Kohaku renunció a su trabajo sin problemas, pero lo que si trajo muchos problemas fue Shizuku y su amigo Chichi llorando a moco tendido, felices de verse otra vez.
¿Cómo decirle a esos niñitos que ya no podrían verse?
No lo hicieron.
—Oye, mocoso. —Senku se acercó al hermano mayor de Chichi, Xhio—. Te ofrezco un puesto de trabajo en una tienda que abriré en Tokio. Tendrás un curso para saber atender a clientes y manejar la tecnología, y te pagaré cinco mil yenes la hora.
—¡OH, MIERDA! —El joven se fue de espaldas—. ¡E-eso es una fortuna! Pero... un departamento en Tokio es muy caro... y no tengo muchos ahorros como para...
—Te pagaré un departamento cerca del jardín de niños al que irá Shizuku por unos meses hasta que puedas estabilizarte —le dijo de mala gana.
No le agradaba ese muchacho coqueto que siempre estaba rondando a Tsukiku, pero daría cualquier cosa por ver a su Shizuku feliz. Y no, no era malcriarla, era... emm, ¡no era malcriarla!
—Hmm... —Xhio dudó, pero volteó hacia donde su hermanito estaba jugando felizmente con Shizuku, aún con rastros de lágrimas en sus mejillas regordetas por todo lo que había llorado al reencontrarla. Su mirada se ablandó y suspiró profundamente—. Muy bien, no tenemos más familia aquí, de todos modos. Y yo tampoco tengo a nadie... —Sonrió tristemente—. ¿Cuándo quiere que empiece a trabajar?
—Empezarás el curso la próxima semana, aquí tienes. —Le dio una tarjeta de crédito—. Es para pagar el servicio de mudanza, pueden llevarse lo que quieran, muebles y todo eso. También para los pasajes.
—Le prometo que trabajaré duro y le pagaré todo lo que me ha prestado —dijo con firmeza—. Sé que es rico, y que mi salario vendrá de usted, pero prefiero ganármelo con mi esfuerzo.
Senku alzó una ceja, antes de sonreír, mirando con un poco de respeto al chico de ojos anaranjados y piel morena.
—Muy bien entonces, Xhio. Los estaremos esperando en Tokio. —Estrecharon manos.
Kohaku acarició maternalmente el hombro del joven, deseándole suerte en todo.
Hubo muchísimo llanto cuando volvieron a separar a los dos niñitos, pero al menos solo sería una despedida temporal.
Actualmente Shizuku y Chichi iban al mismo jardín de niños y Xhio se esforzaba mucho en su nuevo trabajo, pero todavía siendo el mismo coqueto incorregible, espantando a algunas clientas y atrayendo a otras.
En cuanto a Tsukiku, al final no pudo salvarse del castigo de Tsukasa y se sometió al entrenamiento intensivo, pero al menos Haishi estaba allí también, sufriendo el doble. Tsukasa no tenía piedad ni con su propio hijo a la hora de impartir disciplina.
Sin embargo, Tsukiku estaba demasiado feliz de que su familia estaba de nuevo junta y más unida que nunca, y hasta el molesto entrenamiento intensivo no fue tan malo, menos cuando pudo arrastrar a Kinji y a Yok a sufrir con ella también.
Su relación con su hermanita iba cada vez mejor, y por supuesto que su madre y ella siguieron siendo muy cercanas y buscando recuperar el tiempo perdido.
Desgraciadamente, la memoria de Kohaku no dio muchos avances, parecía recordar muy lentamente y solo detalles pequeños, pero tenían esperanzas de que con el tiempo pudiera recordar más y más.
La familia estaba marchando bien, acostumbrándose a vivir juntos, conviviendo con sus amigos y familiares también, ayudando a que Kohaku pudiera conocerlos otra vez y volver a recuperar todos los lazos que perdió.
La fiesta de Shizuku fue una gran excusa para que todos se juntaran a celebrar.
—¡Cumplo cuatro años! —dijo la cumpleañera, levantando dos dedos de cada mano.
—¡Felicidades, bonita, preciosa, mi niña hermosa! —Amaryllis, que acababa de llegar desde Osaka junto a su novio Soyuz, la abrazó con ojos llorosos—. ¡Cómo te extrañé! ¡Has crecido muchísimo!
—¡También te extrañe, tía Amaryllis!
—¡Oh, ya aprendiste a decir mi nombre correctamente! —La miró con orgullo.
—Eso pasa cuando tiene buenas influencias que le hablan correctamente y con claridad —dijo Senku, mientras que él y Tsukiku hinchaban el pecho con orgullo, ante la mirada ofendida de Kohaku.
—También le enseñamos a contar hasta mil —agregó Tsukiku.
—Y ya puede decir el abecedario al derecho y al revés —presumió Senku.
—Y escribir todas las letras y números.
—Y en kanji, hiragana y katakana.
—Y aprendió a sumar y restar.
—Y está aprendiendo a dividir y multiplicar.
—Y también...
—Ya entendimos —Kohaku los interrumpió, con una mirada de fingida molestia.
Shizuku se la pasó en grande en su cumpleaños, sobre todo porque era la primera vez que lo celebraba con tanta gente. También le dieron muchos regalos, en especial Ryusui.
—¡Le debo muchos regalos de cumpleaños pasados, navidades, días del niño y muchas otras festividades! —Chasqueó los dedos—. ¡A una princesa hay que demostrarle el cariño del pueblo!
—Tienes razón en que regalas como si fuera la colaboración de todo un pueblo. —Senku observó con molestia la pila de regalos que no tenía idea de dónde demonios iban a meter.
—¡Una princesa también merece el mejor espectáculo de magia en su cumpleaños! —Gen llamó la atención sacando sus trucos baratos de flores y cartas.
Tsukiku aprovechó la oportunidad para irse al otro lado del amplio patio de su casa, apoyando la espalda contra un árbol y mirando al cielo con una sonrisa relajada.
Después de tantos años, finalmente tenía a sus dos padres y hasta una hermanita en casa. Por primera vez, se sentía completamente en paz, feliz y sin preocupaciones.
Al verla sola, sus amigos se acercaron y todos decidieron sentarse en el césped con sus bebidas y una bandeja de bocadillos robada de una de las mesas.
El único que no se sentó junto a ellos fue Yok, que como siempre estaba haciéndose el importante, apoyándose en el mismo árbol en el que Tsukiku estaba antes.
Tsukiku rodó los ojos y se levantó para arrastrarlo con ellos, sentándolo a su lado y apoyando sus piernas en su regazo para que no escapara.
—Quédate aquí, majestad, estoy a punto de darles un discurso de agradecimiento y tu real trasero no puede faltar. —Sonrió divertida ante su gesto malhumorado, pero luego su gesto se suavizó—. Pero en serio, quiero agradecerles a todos. —Miró de reojo a sus amigos, antes de apartar la mirada y llevar su meñique a su oído con fastidio—. Creo que es bastante obvio que no habría logrado mis planes sin ustedes, ya saben, todo eso de ir a Osaka, atrapar a Maiko, que por suerte ya está en la cárcel, y todo en el parque de diversiones. —Rio entre dientes—. No tenían ninguna obligación, no era su problema y aun así lo hicieron. —Los miró sinceramente agradecida.
Umi se movió a su lado para abrazarla, con una dulce sonrisa, aunque Kinji se lanzó a abrazarlas lloriqueando a viva voz, lanzándolas al césped y liberando a Yok de su prisión, aunque aun así él no se levantó y miró con ojos suaves a Tsukiku, que estaba luchando para quitarse a Kinji de encima, con ayuda de una nerviosa Umi.
Haishi se paró para quitarles a Kinji de encima, también sonriéndole a Tsukiku, y Misaki aprovechó ese momento para abrazarla también.
Una vez Tsukiku pudo librarse de los abrazos, Ruchiru se acercó a revolverle el cabello.
—También estoy agradecido, sabes —dijo Ruchiru—. Gracias a ti pude recuperar a mi querida tía.
Tsukiku apartó su mano, aunque no con tanta brusquedad como acostumbraba, y ambos miraron felizmente a donde Kohaku conversaba con Amaryllis y otros invitados como Hanaki, que ahora estaba en súper buenos términos con el matrimonio Ishigami.
Definitivamente estaban muy agradecidos por tenerla allí otra vez.
Cuando la fiesta terminó, Senku y Kohaku le desearon las buenas noches a Tsukiku con un abrazo, y luego fueron a arropar a Shizuku a su habitación.
—¿Cuento? —preguntó emocionada y adormilada su pequeña. Senku y Kohaku intercambiaron miradas.
—Bueno... —empezó Kohaku— había una vez... una... una mujer perdida —inventó rápidamente—. Esta mujer era la guardiana de una pequeña princesita que perdió su castillo. —La miró con dulzura.
—¿Cómo se llamaba la princesa? —Sus ojitos carmín se iluminaron con interés.
—Leonita. —Senku se sumó al cuento, riendo con ternura—. Ella no lo sabía, pero el... el hechicero del castillo la estaba buscando por todas partes, junto a la otra princesa. Recorrieron todo el mundo mágico en su búsqueda —le susurró detrás de su mano, como si fuera un secreto bien guardado.
—¡Wow! —Shizuku abrazó su peluche más cercano, uno de león que Tsukiku le regaló, que antes perteneció a ella, claro.
—Cuando se encontraron, sin embargo, la guardiana y el hechicero no se reconocieron. —Kohaku sonrió—. Y empezaron a pelear, ella con su espada encantada y él con sus hechizos y pociones.
—¡Oh, no! —Abrazó su peluche más fuerte.
—Pero entonces llegaron las princesas. —Senku rio encantado—. Y les dijeron a los dos lo tontos que estaban siendo. Entonces dejaron de pelear y reconstruyeron el castillo juntos, con la ayuda de todos sus amigos, para devolverles a las princesas su hogar.
—¿Y el hechicero y la guardiana se casaron? —preguntó con interés la pequeña.
Senku y Kohaku volvieron a intercambiar miradas. ¿De dónde sacaba esas cosas su niña?
—Sí, se casaron. —Kohaku asintió—. Se convirtieron en los reyes y cuidaron a las princesas con todo su amor, ¡y todos vivieron felices para siempre!
—Qué bien... —Shizuku bostezó, cerrando sus ojitos—. Es igual que papi y mami, y nee-chan y yo, ¿no?
Senku y Kohaku sonrieron felizmente.
—Así es, princesa. —Ambos besaron su frente, y ella se durmió con una linda sonrisa en su boca.
El matrimonio se fue directo a su habitación, con sus manos unidas y sonrisas llenas de felicidad y paz.
Al igual que el castillo en ese cuento infantil, sus vidas estaban siendo reconstruidas, y planeaban ser muy felices por el resto de sus vidas junto a sus princesas.
Fin.
Holaaaaaa :'D
Decidí que este sería el último capítulo de You Lost Me :'3
Iba a alargarlo un poco más para dividir este cap y cerrarlo con un epilogo, pero decidí que me gusta este final :''D
Oficialmente este es el final de este fic TwT
Muchas gracias a Caren por pedir este capítulo como comisión! :'D
Muchas gracias a todos los que comentaron y votaron!
Este fic fue más largo de lo q esperaba pero estoy satisfecha uwu
Muchas gracias por llegar al final conmigo! Ojala les haya gustado y no olviden que los amo!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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