Bueno, siento haberos hecho ilusiones diciendo "es posible que suba otro despues de este" y no lo cumplí:( estoy un poco atareada pero ya se va calmando la cosa:3

Bien, pues aquí os dejo el capitulo, espero que os guste besoos:)) Xxxx.

Voten y comenten... al menos para mi es importante ~.~ jajjaa.

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Estaba aterrada al ver aquella motocicleta acercarse lentamente haciendome latir mi corazón muy fuertemente y mi respiración irregular.

La verdad es que no se si devería de aliviarme por que no trataba de atropellarme o desesperarme al ver que se paraba poco a poco para un posible secuestro.

Ayudame Dios.

Y en ese caso, Dios me ayudó. Pude ver su cara, era una cara conocida, era la cara de Luke.

—¿Qué haces aquí tan sola por este tipo de calle? ¿no saves que aquí han matado ya a varias personas?— dijo preocupandose por mí.

Pero se me hizo raro que una persona a la que apenas conozco o más bien, a una persona con la que nunca hablé se preocupó de mi.

Aunque también era normal, un chico se preocupa por la amiga de su amigo.

—Puedo acompañarte a mi casa y llamar a tu madre si quieres— dijo bajandose de su moto y acercandose a mí para llebarme hacia la moto con una mano en la espalda.

Y debo de aceptar que me puse demasiado nerviosa.

Demasiado de lo normal.

Pero es típico ¿no? Hace tiempo que no estoy con un chico.

—Oh, gracias Luke— dije suviendome a la moto.

—De nada, para eso estamos los amigos— dijo.

~Unos minutos más tarde~

Ya habíamos llegado.

Luke abrió la puerta con la llave que sacó de su bolsillo y los dos entramos dentro.

Era una casa, normalita, no era lo bastante grande ni lo bastante pequeña.

—Toma asiento— mandó Luke.

Y así hice, me senté en un sillón rojo al frente de una mesa con un ramo de flores en el centro.

—¿Quiéres tomar algo?

—No gracias— negué.

Luke se encogió de hombros y se fue hacia la cocina para preparar algo, supongo que para él.

Miré un espejo que había cerca y no me podía creer que este fuera mi aspecto.

Llevaba todo de barro, dudaba que algo no estuviese mojado.

Mi pelo estaba revoloteado y mojado y mis gafas empapadas.

No hablemos de mi móvil, pero daba igual, porque mi móvil no era gran cosa, solo puede recibir mensajes y llamadas, se acabó.

Luke vino con dos cafés y se sentó a mi lado apollando los cafés encima de la mesa.

—Toma, este es para tí, se que de verdad lo querías— dijo sonriendo poniendome un tanto nerviosa.

—Gracias Luke— dije cortamente y luego bebí un sorbo de café, café que me hizo que mi boca ardiera.

Un silencio llenó toda la casa.

—Puedes llamar a tu madre si quieres, estas en tu casa Jade— dijo.

—Ah, vale y... ¿y dónde está el telefono?

—Lo tienes a tu lado— dijo mostrandome una pequeña mesa que había a mi lado con un telefono fijo apollado.

Lo cogí y marqué el número de mi madre.

Primer timbrazo, segundo timbrazo, tercer timbrazo, cogió el telefono.

Llamada telefónica.

—¿Diga?

—Mamá soy yo, estoy en casa de un amigo, ¿puedes recogerme?

—Ay, hija, gracias al cielo, estás bien, ¿es qué no saves lo tarde que es y lo preocupada que estoy? Dios mío hija, no vuelvas a darme estos sustos.

—Lo-lo siento mamá— dije triste porque no me gustaba escuchar a mi madre tan preocupada.

—Bueno poopey, no pasa nada cariño, solo es un error—dijo raramente amable.—Bueno, ¿dónde se encuentra la cada de tu... amigo?— dijo mi madre.

—¿Dónde estoy?— dije tapando el telefono con una mano en voz baja.

—En la avenida de nueva york número 6— dijo.

—Mamá, estoy en la avenida de nueva york, el número 6-le respondí diciendole la dirección que me dió Luke.

—Allí, voy, no te muevas hija.

Fin de la llamada.

~minutos después~

Estabamos ablando un buen rato dandonos cuenta que teníamos casi los mismos gustos. No pensaba que tendríamos tanto en común.

Sonó el pitido de un coche, que yo suponía que era mi madre.

—Bueno, Luke, me tengo que ir, gracias por todo, adios— dije despidiendome.

—Adios-dijo, y yo le respondí con un movimiento de mano.

Después de mí cerré la puerta y me dirigí a aquel coche, abrí la puerta y me senté mirando fijamente la ventana.

No sé porque, ni el motivo ni nada, era la primera vez que me pasaba.

La palabra "Luke" sonaba inevitablemente en mi mente, y cada vez que lo escuchaba me sentía más nerviosa.

Esto era muy raro.