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Las despedidas no eran lo mío. No soy de esas chicas que se ponen a llorar en un rincón con su amiga del alma como despedida. No. Simplemente mandaría un mensaje diciendo adiós.
Bueno... la verdad que no se si haría eso con una amiga, símplemente nunca la he tenido.
Con mis primos, tíos y etcétera me despedí con un símple y soso abrazo.
Yo soy así.
Me fui a dar una ducha porque a las once y media de la noche devería de irme al aeropuerto. Cuando terminé de ducharme me vestí con un chaleco de mangas cortas marrón y por encima de la cintura pero no importaba que fuera así de corto por el símple hecho de que llevaba una falda amarilla que podía llegar por encima de la cintura con unos tirantes y una pajarita. También llevaba unas supras negras y marrones.
Me cepillé los dientes y luego mi pelo llevandome un pequeño mechón del lado contrario del flequillo agarrandolo con una pinza en forma de pajarita. La verdad que lo que más me gusta de mí es mi pelo, porque es muy suave y amo esos dos colores: acua y frambuesa. Me puse mis gafas y me dirigí a la cocina.
Abrí el armario de las galletas, o como yo lo llamo "mi guarida secreta".
Se que no es secreta pero es que "mi guarida" se quedaba corto.
Cogí un paquete y empezé a comer sin parar.
—Poopey, ¿estás lista?— dijo mi madre llamandome por mi apodo.
—Sí, mamá— respondí.
Me levanté y me guarde mis preciadas galletas en la guarida secreta y me acomodé la pajaríta dirigiendome a la puerta.
Unos minutos mas tarde llegamos al aeropuerto. Ya estabamos enfrente del avión.
Llevaba dos maletas cargando pero una no era mía. Mi madre llevaba tres y todas eran suyas, incluyendo la que yo llevaba.
Yo nunca he sido de esas chicas que se compran mucha ropa de marca ni nada. Yo no me complico. Si hay un chaleco y un pantalón me conformo.
Me adentré en el avión para marchar a Los Angeles. Me sente en un sillón que había cerca de la ventana y mi madre se sento al lado mío donde no había ventana. Me quedé mirando la ventana hasta que despegó.
La verdad, tardó más de lo que pensaba.
Era cerca de las 12 de la noche así que apoyé comodamente mi cabeza hacia la ventana y dormí placidamente.
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—Poopey, Poopey, despierta cariño ¡Ya llegamos!— dijo mi madre con emoción.
—¿Ya llegamos? Genial— dije un poco adormilada.
Bajamos del avión y miré la hora. Ésta marcaba las nueve de la mañana
Había dormido justamente nueve horas. Nada mal.
Cogimos las maletas y llamamos a un taxi para que viniera a recogernos y llevarnos a nuestra correspondiente casa.
Metimos las maletas en el maletero y luego nos sentamos en los asientos de atrás del taxi. Mi madre le dió la dirección y nos condujo hasta la casa.
Al cabo de cinco minutos nos dejó en nuestra nueva casa. Cogimos las maletas y mi madre le pagó al conductor.
Ella buscó la llave que abría la puerta de la casa, la cogió y abrió la puerta.
Al entrar en la entrada se podía ver un gran espacio con flores, cuadros y etc...
El suelo estaba hecho de mármol y las paredes estaban pintadas de un marrón amarillento.
La verdad que esta casa era muy lujosa.
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Hey hey:)
Espero que os haya gustado el capitulo, es un poco corto pero no pasa nada, habrán muchísimos capitulos.
Por favor, comenten y voten ¡Gracias!
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