
| Bang Chan |
Su cabello revoltoso opacaba su físico ya que debajo de sus ojos habían algunas ojeras con tonalidad morada que le daban más edad a su persona.
La tensión a causa de la pelea con su mejor amigo le tenía mal, sus sentimientos se encontraban revueltos por lo ocurrido hace dos semanas.
Bang Chan era el nombre de su mejor amigo, fue aquél con el que creció. Ambos tenían sentimientos confusos, tener relaciónes sexuales durante un momento de debilidad no fue la mejor opción pero querían arreglarlo.
Por eso ahora mismo se encontraban en una cabaña que se encontraba en un bosque de su pueblo, habían decidido pasar tiempo a solas para poder aclarar sus sentimientos.
Dejo sus maletas en la entrada, para esperar pacientemente a que su amigo abriera la puerta.
—Chan, ¿Puedes abrir?— con timidez musitó las palabras y un tierno sonrojo se adueño de sus mejillas rechonchas.
Término recibiendo un asentimiento como respuesta, él pelinegro obedeció y introdujo la llave en el cerrojo. La puerta se deslizó hacia dentro y dejo suficiente espacio para que ambos entrarán.
Trago saliva nervioso cuando observó al pelinegro dejando sus cosas en el piso de la sala.
La presencia de su mejor amigo iluminaba el lugar como si fuese una linterna. Con la mirada seguía con mucha atención los movimientos que hacía el cuerpo ajeno.
Hace algunos dias habían tenido una grave confusión que había distorsionado las cosas entre ellos dos. Ambos se encontraban borrachos pero con un poco de conciencia, saliendo de la fiesta en la que estaban se habían dirigido a su casa para después subir a su habitación. Pero lo que menos esperaban los dos fue que las cosas entre ellos se calentaran a un grado enorme hasta la finalidad de terminar teniendo sexo, al día siguiente ambos se encontraban avergonzados por lo ocurrido pero no aclararon las cosas como se debía.
Desde ese entonces su comunicación era poca, casi escasa y eso les afectaba, por eso había buscado una solución antes de que su problema ya no lo tuviera.
Tomo asiento en el sofá más grande de todos y palmeo el lugar disponible a lado suyo. Su mejor amigo un poco confuso obedeció silenciosamente y tomo asiento.
—¿De que quieres hablar?— su voz salió con un tono de monótonia que sirvio para darse una palmada mentalmente, pues no deseaba arruinarlo más.
El rubio giro su vista hacia él para mirarlo fijamente.
—¿Que sientes por mi?
Jungkook solto la pregunta sin rodeos ni pena, pero había sido la correcta para empezar su conversación.
¿Que sentía por su mejor amigo? no lo sabía con exactitud pero tenía en claro que era algo más que amistad, también deseaba con todo su corazón que fuera solamente suyo.
Deseaba juntar sus labios y marcarlos como suyos para que todos esos chicos que anduviesen detrás de él se alejaran. Quería entrelazar su mano con la ajena para nunca más soltarla, deseaba que el rubio encontrará un apoyo sentimental en él.
Pero no sabia como decírselo, le era difícil confesar sus sentimientos, porque constantemente temía por el rechazo.
—¿Que sientes tú?
Esa fue una buena idea, evadir la pregunta para terminar haciendo la misma.
—Te quiero.— ¿Ven?, no podían ser algo más que amigos.
—Te quiero como algo más que amigos y lo que hicimos anteriormente fue suficiente para saber que sentía algo más que amistad por ti.
La actitud tímida de Jungkook se fue como el viento, por cada segundo que pasaba soltaba más su cuerpo.
—¿Enserio?— sabía perfectamente que se vía como un idiota ilusionado pero no le importaba en lo más mínimo.
Jungkook asintió con mucho entusiasmo.
—Yo también siento lo mismo pero no se como explicarlo.
Sabía que Jungkook no le reprocharía nada, porque como su mejor amigo sabía sus problemas que tenia para expresarse.
—No hace falta que lo digas solo... besame.
Las manos ajenas de Jungkook se enrollaron en su cabeza y así poder acortar la poca distancia que los unía.
Sus bocas hicieron un choque electrizante que sacudió a sus cuerpos con brusquedad, tan solo esperaba llegar al siguiente paso vivo.
Bang no pudo quejarse cuando su espalda choco contra la puerta con brusquedad, mientras unos brazos se aferraban a su cuerpo.
Sus manos juguetonas y curiosas se apoyaron en la cintura del menor, su espalda se encorvó un poco para sentir mejor el suave tacto de sus labios juntos.
Sus manos amantes de la piel del chico se aferraron con fuerza a la enorme camisa blanca que por cierto le pertenecía. Sintió la enorme calidez del cuerpo ajeno, un sentimiento antes vivido recorrió su cuerpo para oprimir su estómago en una sensación extraña.
Sofocados por la falta de aire se separaron y sus ojos chocaron, mostrándose así sentimientos que no podían ser dichos en voz alta. Bang se abrazó al cuerpo del menor, y así dejar que sus labios conociesen una vez más la piel del cuello ajeno, dejaba un recorrido de manchas rojas que llegaban hasta la clavícula.
Se atrevió a desabrochar con gracia los botones de la camisa, sonreía coqueto en cada mirada que el otro le daba, incluso si sus manos temblaban ante el tacto de sus pieles, estaba seguro de que no dejaría ir a Jeon Jungkook tan fácilmente.
Beso ambos pezones y descendió nuevamente, lento y con calma, tenían toda la noche a su disposición.
Para distraerse, para demostrar si sus sentimientos eran reales como lo deseaban, aunque sus bocas no salieran mas que gemidos y jadeos sin significado todo lo que debían demostrar en esos momentos era solo su amor, con acciones, movimientos lentos y caricias que solo decían "Te amo" cada vez que tocaban las pieles ajenas.
—Jungkook, bebé.— susurró volviendo a su cuello, sostuvo con fuerza el cuerpo del menor y lo condujo hasta la cama, sin tardar mucho en depositarlo en ella.
Las sabanas se hundieron a su alrededor y su cuerpo de detallo en el colchón hundido. Se metió entre sus piernas, tirando de una el pantalón que decoraba los muslos para besar sus piernas. Beso hasta que sus labios se sintieron dormidos, ambos muslos estaban rojos y húmedos, se encontraban tan rojos como el rostro de Jungkook y tan húmedo como sus boxers.
Los roles cambiaron cuando Jungkook encontró la fuerza necesaria para girar al fuerte Chan. Pronto Bang se vio a si mismo debajo de las manos traviesas de Jeon, mostraba su cuerpo desnudo a su merced, listo para que Jungkook hiciese lo que quisiera con él.
Las manos tanteaban la piel de las piernas de Bang, sus labios se acercaron sin una pizca de vergüenza hacia el dulce que producia el pelinegro.
Su lengua no tardo en salir, era tímida y de un colór cereza muy tentador ante los ojos del pelinegro, el pelo revuelto del rubio pronto rozo con su pelvis y la calidez de la lengua rodear su caliente y palpitante pene.
La cabeza rubia no dejaba de practicar un hermoso y sensual vaivén, podía ver desde su lugar como su pene desaparecía entre los labios rojos del chico en cada subida y bajada. Veía como las palpitantes venas se escondían entre el paraíso de la boca Jeon.
—Kookie.— gimió, el rubio gustoso volvió a succionar la punta mientras su lengua acariciaba con cuidado la abertura del pene.
De repente Bang alejó el cuerpo del menor y tiro de el hasta sentarlo en su regazo y besar sus labios. No le importo probar de su propia carne, de hecho el sabor salado le llamo bastante la atención y no dudo en pasar su lengua por la contraria para disfrutarlo nuevamente.
De los labios de Jeon solo podían salir jadeos mientras las manos de su amigo recorrían cada parte de su cuerpo. Sentía como ellas viajaban por su espalda hasta su trasero y subían por su pelvis desnudo hasta su pecho, apretaban sus esponjosos pezones y delineaban sus piernas para volver a sostener su cintura.
Los escalofríos en su cuerpo aumentaron cuando la boca del menor rozo su cuello, cuando sus labios tocaron su cuello y luego su piel.
—Bang.— una mordida en ese lugar sensible fue todo lo necesario para que Jeon gimiera en alto el nombre de su ahora amante.
Por otro lado Bang sonrió satisfecho en su escondite, mientras bajaba una de sus manos hasta la división de el trasero del menor. Como un imán su dedo se apretó al caliente agujero que se contraía, tan tentador y mojado, dejando el camino libre de su mano, sus dedos astutos y aventureros por hormigueaban por conocer cada rincón del chico.
Solo entonces llevo su dedo a su boca y lo ensalivo rápido para volver a su lugar, no tardo en mucho en morder la clavícula de Jungkook.
—Estas muy caliente.— rio, hasta que vio la expresión del rostro de su compañero fue cuando su intuición le dijo que algo andaba mal.
Quiso sacar el dedo pero las palabras de Jungkook lo sacaron de todas sus dudas anteriores.
—Muevete, quiero m-más.— aún en el regazo de Bang se movió hacia abajo profundizando el toque.
Pronto los tres dedos estaban haciéndolo delirar, la habitación no era más que un simple cuarto lleno de gemidos y sonidos sucios. Mientras los dedos de Bang se contraían en su interior, tocando mucho más de lo que alguna vez penso.
Las paredes volvieron a tener su forma cuando los descarados dedos del pelinegro abandonaron el lugar, para cambiar esos dedos húmedos por su pene duro e hinchado. Bang estaba perdido en el placer que los ruidos de Jungkook hacian en sus oidos, en lo caliente que dejaba sus dedos y lo sensacional que se sentia el interior.
Apenas la punta fue entrando cuando un llanto lo hizo volver en si, entonces entendió que Jungkook siempre fue frágil y sentimiental, había perdido los estribos y en ningún momento se separó a pensar en las sensaciones que este estaba sintiendo, se dejo simplemente llevar por los gemidos sin tener en cuenta que quizás aún no estaba preparado para él. Pensaba en salir de nuevo e irse a encerrar en el baño a llorar, por haber lastimado a su chico especial.
Pasaron algunos minutos hasta que Jeon volvio a moverse, Bang sostuvo su cintura hasta que los gemidos nuevamente se apoderaron de la situación, entonces fueron embestidas rápidas.
—Tan hermoso, te amo tanto.
—Dios, más~
No importaba el dolor que alguna vez sintió, no le importaba nada. Lo único que les importaba a ambos era estar unidos mostrándose amor.
Y cuando se dieron cuenta el sexo se había transformado en amor.
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