— Shhhh, quédense callados. —

— ¡Ay Seulgi! no me pises. —

— Perdón HanDong veo nada. —

— ¡Ya callensen! —

La puerta del departamento de YooHyeon fue abierta y las luces se encendieron dejando ver a dos mujeres hermosas, una más sorprendida que la otra.

— ¡¡Felíz cumpleaños YooHyeon!! —

— Esto... Wow, gracias chicos, a todos, gracias. —

Abrazo a todos y de inmediato después de apagar las velas se dispuso a comenzar la fiesta de la guerrera. Entre saltos y bailes, YooHyeon llegó donde la rubia y le beso los labios.

— Amor ¿tú sabías? —

— Puede que si, pero... Ahora ven, debemos empezar con los regalos y el mío es el primero.  —

— Vamos Namu, abrelo. —

Gritaba Siyeon mientra YooHyeon sonreía al ver la pequeña caja rectangular de pequeño tamaño. Al destapar la un objeto muy conocido hizo que su labio inferior empezará a temblar y lágrimas inundaran sus ojos. Las demás personas que ya sabían, algunas le celebraban y otras lloraban con ella.

— MinJi ¿Es verdad? ¿Voy... voy a ser mamá? —

La rubia río suavemente ante la reacción de la más alta.

— YooHyeon, hablas como niña, ven acá y dame un abrazo esposa mía. —

La chica la abrazó y la elevó del suelo para que MinJi pasara sus piernas alrededor de su cadera. Besó los labios de la chica con anhelo y luego miró a sus amigos.

— ¡Voy a ser madre de un bebé! —

— No amor. —

YooHyeon la miró extrañada.

— Serás madre de dos bebés. —

— ¡Aún mejor! ¡Serán dos! —

Y desde ese preciso momento, las dos chicas no tuvieron razones para separarse nunca más. Pero a pesar de todo ese poder que ambas tenían, la posibilidad de ser esas únicas chicas poderosas era aún un misterio, pues ¿Quién sepa que por ahí alguien se este fortaleciendo a escondidas? Por ahora será una pregunta sin respuesta, dejando a MinJi y a YooHyeon con el poder de unas diosas  tratando de vivir una vida casi normal.