Capítulo XVI
La rubia se encontraba frente a la guerrera quien volvía a levantar su mano y colocarla frente al pecho de MinJi, pero esta vez no sintió dolor si no otra sensación... Placer.
Luego de la transformación, MinJi se convertía en una hermosa espada blanca, en la punta del mango de agarre colgaba el collar en forma de cristal de la chica.
Noventa y uno lo miro y sonrió.
— Qué lindo. —
Luego de entrenar con la chica y que se acabara el tiempo de las dos horas de uso, la rubia volvió a su estado original y entre los brazos de la guerrera, ya que el cuerpo de la chica se debilitaba mucho.
— Bien echo MinJi, hoy lo hiciste mejor. —
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