MinJi abrió lentamente los ojos, al principio la luz del sol le incomodó, pero rápidamente se acostumbró. Se levantó de la cama sin importar que estuviese desnuda y miro la ventana, todos festejaban algo, por ahora agradecía que la ventana fuera de un material que impedía la visión hacía dentro.

— Al fin despiertas. —

La rubia giró y se encontró a su novia sonriendo de lado y dándose un paseo con la mirada a su cuerpo desnudo.

— Ya he oído eso en alguna parte. —

— Hueles mal, debes bañarte. —

— ¡Namu~! —

Cogió una almohada y se la lanzó, haciendo que la chica cayera al suelo.

— Vaya, hasta tu fuerza aumentó... En fín, amor, alistate, debemos ir a un lugar. —

Al final las dos chicas llegaron a un punto donde las personas del planeta festejaban y celebraban por el fin de esas tormentosas guerreras.

— ¡Chicas! Al fin llegan. —

Dijo Dami corriendo a abrazar a MinJi quién con gusto le correspondió. Saludaron también a Bora y a Siyeon quienes muy pronto se iban al otro lado del planeta a vivir solas.

— YooHyeon, yo creo que ya es el momento. —

— Aún no HanDong. —

— Entre más dures, más dudará ella de si realmente quiere una familia, venga ya pasaron cinco años YooHyeon, tomen un descanso. —

— Seulgi yo... —

— Ahí viene —

Las chicas empujaron a la guerrera hacia MinJi.

— Hola. —

— Hola. —

Dijo la rubia agarrando su mano y saliendo de la vista de ellas. Por detrás de las otras, Bora, Siyeon y Dami le daban fuerzas por lo que quería hacer.