☆2☆
Al día siguiente le insistí en ir al parque a mi hermana después de el almuerzo, quería volver a ver a ese niño, tenía que hacerlo.
— No, voy a tener visitas — dijo ella fastidiada
— Mamá, dile a Jiwoo que me lleve por favor — dije haciéndole ojitos a mi mamá, en serio quería ir
— Jiwoo llévalo por favor — dijo mi mamá sonriéndole a mi hermana, haciendo también ojitos
— No, ya dije que tengo visitas — dijo para irse a su cuarto, ella era muy terca
— Lo siento mi amor, tal vez cuando tu papá llegue puedas ir — dijo amimándome
— Pero mami, papá viene de noche, yo necesito ir ahora — dije viendo como ella miró el reloj en su muñeca
— Lo siento amor, sabes que tengo muchas cosas que hacer —
— Me voy a mi cuarto — dije desanimado
Estaba aburrido y triste, una muy mala combinación. Estaba viendo la ventana de mi cuarto sin saber quien me podía llevar, estaba pensando en el niño y lo mucho que quería verlo. Estaba pensando si podía sobornar a mi hermana, pero no serviría de nada, ella era más terca que yo.
Estaba viendo la nieve a través de la ventana, y fue ahí que una idea vino a mi mente, una idea magnífica, la mejor idea que he tenido en mi vida. Me acerqué a la ventana y miré hacia bajo, me dió un poco de vértigo, pero mis ansias de ir al parque eran mayores.
— Tal vez si amarro las sábanas pueda bajar... — me dije agarrando todas las sábanas que encontraba en mi cuarto, incluso las fundas de las almohadas
Las amarré todas y la puse como cuerda hacía fuera, vi la distancia y se veía alto, más alto de lo que pensaba.
— Soy valiente, todo por el niño fantasma — dije dándome valor
Bajé despacio hasta que por un descuido me caí, pero el impacto no fue muy duro por la nieve. Cuando ya estaba abajo me dirigí rápidamente a donde creía que era el parque.
Estuve caminando por horas pues tomar un bus no era opción, no tenía dinero, ni la tarjeta para eso, debí traer dinero. Pasaban las horas y nada, me estaba asustando pues ya se estaba haciendo de noche.
— Hola niño, ¿Dónde están tus padres? — me preguntó una señora acercándome a mí — ¿Te gustaría venir a mi casa a comer unos ricos dulces? — sonrío de una forma rara
— No-o señora, no quiero — dije para irme corriendo de ahí
Seguí caminando pero igual seguía sin encontrar ese parque. Me metí por un callejón que estaba un poco oscuro, pero no le tomé importancia, el parque era mi prioridad.
— ¡Oye niño! — exclamó un chico que parecía de la edad de mi hermana — ¿Te gustaría tomar un poco? — preguntó ofreciéndome un liquido algo amarillento
— No quiero — dije retrocediendo con cara de asco, esa cosa olía raro
— ¿Seguro? — insistió
— Me tengo que ir — dije con miedo
— No tengas miedo niño, lo vas a pasar muy bien — dijo agarrándome del brazo
— No-o no quie-ero — dije llorando por el miedo
— Los niños no deben de salir solos de casa — dijo para intentar cargarme
— No-o, no, no, por favo-or, déjeme — dije desesperado
— Dijo que lo sueltes Yonnwo — escuché otra voz pero estaba más ocupado en que me soltará que en ver quien era
— No te metas mocoso —
— Oh claro que me meto — escuche el sonido de un fierro — suéltalo ahora —
— No quier... — se escuchó un golpe — ¡AH!, ¡MOCOSO, ESO DUELE! — gritó el chico soltándome — mejor me voy — dijo el chico para tirarme al piso e irse
Yo solo me arrastré a una esquina y me quedé ahí, llorando y repitiendo que quería a mi mamá.
— No llores, no quería hacerte llorar — escuché una voz cerca mío
— ¿No me harás daño? — pregunté tratando de verle el rostro
— Claro que no, soy Namjoon, y ¿Tú? — preguntó extendiéndome la mano
— Jung Hoseok — dije tímido
— Bien Hoseok, dime dónde queda tu casa para llevarte de vuelta — dijo dándome una sonrisa que logro tranquilizarme
Le indiqué casi por donde venía, pero aún así no estaba seguro si era el camino correcto. Namjoon me agradó mucho, me cae muy bien, es mayor que yo, dice que tiene catorce años.
— Hoseok, ¿No te parece que para ser un alfa eres muy debilucho?, pareces más un omega — dijo riéndose
— ¿Tú lo crees? — pregunté ilusionado
— Eres alfa, tu olor te delata, ¿Acaso eres ciego?, o sin olfato mejor dicho —
— No quiero ser un alfa, yo quiero ser omega —
— Eres alfa y debes aprender a ser fuerte — dijo suspirando — ¿Qué te parece si te entreno? — preguntó animado
— No, los omegas no entrenan — dije negando
— ¿En qué mundo vives? — preguntó mirándome mal — así seas omega tú debes aprender a defenderte —
— Mi alfa lo hará — dije con orgullo
— ¿Y si tu alfa no está cómo hoy?, ¿Qué harás? —
— Pero si entreno me pondré musculoso y mi alfa no me va querer — dije desilusionado
— ¿No eres muy joven para hablar de eso?, solo tienes nueve años Hoseok — dijo riéndose
— Eso no importa —
— ¡HOSEOK! —
— ¡HOSEOK! —
Se escuchaban gritos a lo lejos, cerca a una tienda de ropa.
— ¿Los conoces? — me preguntó Namjoon señalandolos
— ¡SON MI FAMILIA! — grité corriendo hasta ellos — ¡MAMÁ!, ¡PAPÁ!, ¡HERMANA! — grité para que me vieran
— ¡HIJO! — volteó mi mamá cuando escuchó mi llamado — ¿Dónde te metiste mi bebé? — preguntó cuando estuve al frente de ella
— Ma-ami-i — me puse a llorar cuando la sentí abrazarme
— ¿¡QUÉ LE HICISTE A MI HERMANO NIÑO!? — escuché a mi hermana gritar
— No — dije para separarme de mi mamá — él me ayudo, él me estaba guiando a casa — dije poniéndome frente a ella
— ¿Seguro que no te hizo nada? — preguntó mi hermana sin apartar la vista de él
— Gracias joven por ayudar a mi hijo, ¿Cómo podemos agradecerle? — preguntó mi papá con una sonrisa
— No tiene que agradecer, hubiera hecho lo mismo de ser cualquier otro niño — dijo retirándose — por cierto, Hoseok que no se te olvide — volteó para mirarme — tú eres fuerte — dijo señalándome
— ¡MUCHAS GRACIAS NAMJOON! — grité antes de verlo desaparecer — mamá, ¿Yo seré un omega verdad? — pregunté sin verla
— Éste niño solo dice tonterías, es un tonto — le escuché decir a mi hermana
— No le digas así a tu hermano — le regañó mi papá
— Hijo... — dijo mi mamá preocupada
— No te preocupes mamá, yo voy a ser un buen omega y te sentirás orgullosa — dije abrazándola
— Sí, serás un buen omega, pero tal vez para eso tengas que esperar — dijo mi papá poniéndose a mi costado
— Sí, tienes que esperar mucho, mucho, mucho, tal vez en tu próxima vida — dijo Jiwoo poniéndose al costado de mi mamá
— Jiwoo — dijo mi papá regañándola
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