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DESPEDIDA DE SOLTERA

Octubre 1979







































Ser la única chica en un grupo de cuatro chicos podría ser la mejor o peor decisión en la vida.

Chelsea se estaba replanteando seriamente esa decisión.

Sentía que había sido la peor decisión de su vida sentarse en aquel compartimento en su primer año en el colegio, pero él hubiera no existe y el tiempo no se puede regresar a menos que tenga un giratiempo en las manos.

Ella no lo tenía.

Lily le había pedido que acompañara a James en su despedida de soltero. Evitando las ideas locas de Sirius sobre ir a un club de mujeres o contratar bailarinas, todas fueron descartadas.

Ahora Chelsea se encontraba de chaperona de cuatro chicos.

Sirius llegó a la mesa dejando la bandeja con diferentes tipos de alcohol.

— Tomen uno.

Remus iba repartiendo uno por uno hasta dejarle a Chelsea el suyo.

— Arriba.

— Al centro.

— Y pa' dentro — dijo Chelsea chocando su vaso con el de los chicos.

Bebieron de su vaso los cinco de un trago.

Entre Sirius y Chelsea hicieron una competencia de quien podía tomar más shots.

— Vamos, Rivas, vas a perder — hablo Sirius tomando su quinto trago.

— En tus sueños — respondió Chelsea aún estando sobria.

Los chicos bailaban en la pista, una canción que Chelsea conocía se empezó a escuchar.

Sirius la tomó de la mano para arrastrarla hasta la pista de baile.

Chels estaba llena de pena y vergüenza, pero conforme Sirius bailaba alrededor suyo ella también comenzó a bailar sacándole una risa.

La música retumbaba por todo el lugar, lo único que escuchaba Chelsea era a la banda sonora y el sentir del alcohol en sus sistema.

Un chico se acercó a ella bailando al igual que ella lo hacía.

La joven Rivas hizo un ademán con sus manos de lanzar una cuerda y jalarlo, el chico le siguió la corriente.

A unos cuantos metros de distancia, Sirius bailaba junto a dos chicas una morena y otra rubia. Hizo a ambas que dieran vuelta.

Los ojos grises del chico, miraron en dirección a la Rivas.

La Rivas bailaba junto a aquel chico, el cual se encontraba detrás suyo mientras bailaban a un ritmo singular, Chelsea mantenía su mano en el cuello del chico.

— Tu novio nos está viendo — murmura el chico en la oreja de Chelsea.

La castaña miró en dirección donde el chico miraba, era Sirius quien mantenía los ojos firmes en ella y sus brazos en puños, igual que en el colegio.

Sirius se acercó a ella, empujando al chico para alejarlo de su mejor amiga, decir que estaba celoso era poco.

Remus, James y Peter se acercaron al ver el pequeño ajetreo que formaba Sirius.

— Aléjate de ella — señaló Sirius con su dedo al chico.

Remus se acercó a Chelsea para guiarla hasta la mesa antes que hicieran una pelea en medio de la pista.

— Solo estaba bailando — se quejó Chelsea.

— Ese chico quería algo más que un baile — gruñó Sirius molesto. Sus fosas nasales se abrían y cerraban al ritmo que se encontraba molesto.

— Iré por algo más de beber, Peter me ayudas — anuncio James mirando a los chicos.

— ¿Porqué te comportas como un idiota? — preguntó Chelsea mirando al de ojos grises.

— Solo estoy cuidando a mi mejor amiga— respondió Sirius.

— No soy tu hermana a quien debas cuidar.

— Chels...

— Iré a ayudar a James — Chelsea se levantó de la mesa.

Remus quien esperó hasta que Chelsea estuviera a una distancia bastante lejos de ellos habló.

— Puedes mentirle a Chelsea, pero tú y nosotros sabemos que estás celoso.

— Solo intentó cuidarla — refirió Black.

— Mentira — Remus se reclinó en la mesa apoyando sus manos. — ¿Cuándo le dirás que estás enamorado de ella?

Sirius suspiró.

Otra vez la misma conversación.

— No le dire — negó Sirius cansado de la misma conversación a diario. — Ella sigue enamorada de James y yo no seré el clavo que saca a otro clavo. Ella está enamorada de James desde que tenemos once y yo estoy enamorado de ella desde que tengo seis años y sigo siendo el chico que rompió su muñeca favorita. Quiero que ella me ame por quien soy y no por ser su premio de consolación al no tener a James Potter. Quiero que ame mis ojos grises, no que imagine que son unos ojos avellana.

El azabache de gafas logró escuchar la conversación al estar detrás de Sirius, pero prefirió fingir que no escuchó nada.

— ¿Por qué no vas con Chels? — preguntó James a Sirius. — La veo afectada, ustedes dos son mejores amigos desde que entráramos al colegio, tal vez si la intentas convencer de por que te pusiste como si fueras su hermano mayor ella entendería.

Sirius se levantó de la silla donde estaba sentado dirigiéndose hacia la barra.

— No hay peor ciego que no quiere ver — murmuro Remus mirando como Sirius se alejaba.

— No puedes culparla — hablo James mirando detrás suyo también. — Ella tiene el corazón roto.

Remus entendió que James logró escuchar su conversación, o al menos la parte donde lo mencionaron a él.

Chelsea bebió el tercer shot que se sirvió desde que llegó a la barra, Peter al ver como Sirius se acercaba a ellos lo dejó solo con Chelsea.

— No crees que llevas mucho alcohol.

— ¿También vas a vigilar cuánto bebo? — preguntó Chelsea tomando otro shot.

— Solo intentó cuidar a la chica que Malcolm Rivas me encargó antes de morir — susurró Sirius.

Chelsea lo miró, ella sabía de esa promesa, estuvo allí cuando sucedió.

— Dos azules — pidió Sirius al barman que lo miró.

El chico comenzó a realizar las bebidas, Sirius quitó un mechón del cabello de Chelsea. Ella volvió a beber.

— Se que intentas cuidarme por la promesa que le hiciste a mi padre, pero esa no es tu responsabilidad — hablo Chelsea. — Se cuidarme sola.

— No trató de cuidarte por que se lo prometiera — suspiró Black. — Te cuido por que es mi forma de demostrarte cuanto te quiero.

Los ojos de Chelsea miraron los grises de Sirius, él recordaba cada centímetro del rostro de su amiga, aquella cejas, sus ojos y esas pestañas.

Chelsea se perdió en aquellas galaxias, en aquella nariz y en aquellos labios que la incitaban a probarlos.

Ella fue quien se acercó a él, Sirius podría sentir el olor a alcohol de los labios de Chelsea pero también el labial a cereza que ella usaba.

Los labios de ella y los de él conectaron en un beso en sincronía. Era extraño, como si ese beso ya hubiera ocurrido en el pasado. Como si fueran dos piezas de un rompecabezas que necesitaba ser colocadas.

Chelsea intentó levantarse del taburete donde estaba sentada, pero al hacerlo un chico se recargó y terminar resbalando.

Sirius intentó detenerla, pero Chelsea resbaló más rápido de lo que ambos pudieron prever.

— ¡Chelsea!

Los ojos de la chica cerraron ante el golpe, ella iba a olvidar aquel momento. Aquel beso, al igual que lo hizo con el primer beso que se dieron en una fiesta, ella lo olvidó.

Mientras que su corazón y sus labios no lo hicieron, ellos sabían la historia.

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