Capítulo VII
{Un corazón muerto... ¿Quién querría eso?}
6 de marzo del 2018
POV: Jungkook
Mantengo la expresión de aburrimiento en el rostro ante las reprimendas de mi padre y mánager.
Ni siquiera odio puedo sentir... ¿Qué me pasa?
Las fotos son tomadas en un rango de tres horas, descanso y dos horas más.
El resto queda en manos de Suga.
POV: Yoongi.
Este maldito mocoso va a acabar conmigo.
Dejé a Rina, su madre, durmiendo para venirle a recoger y todo porque no quiso escuchar mis instrucciones.
Bufo sacándome el revólver del bolsillo trasero del pantalón y me adentro al edificio.
Agh... Maldita pereza
Un par de disparos son suficientes para que los presentes salgan del medio y, a través del cubrebocas, espeto en tono fuerte.
- A quien me agobie con sus gritos le vuelo el cerebro.
De inmediato callan haciéndome sonreír.
¿Quién ha dicho que el camino más fácil es el correcto?
No necesito pedir direcciones, obviamente sé de sobra dónde se encuentra mi chico. Subo el elevador y marco el piso 5.
Aún me pica la conversación de ayer, pero no son noticias nuevas, Kookie es, en primer lugar, hetero, y en segundo, mío como quiera que sea, así que me da igual que tenga el control.
Es un control que yo mismo he demostrado que tiene durante estos años y no me molesta, al contrario... Me gusta que lo tenga.
Me adentro en una de las tres salas esperando encontrarme con Kookie posando delante de un paisaje veraniego.
Pero ¿Adivinen qué?
Si pudiera asesinar a cada una de las maquilladoras que le tocan el rostro lo haría, pero he logrado ignorarlas luego de acostumbrarme.
Solo que las condiciones para su muerte están puestas, mi presencia, el arma en mi mano y sus manos sobre el hermoso rostro de Kookie... YOLO.
No se percatan de mí hasta el momento en que me doy a ver. Espero que ella de tres pasos lejos de Kookie, la distancia necesaria para que su sangre no le manche el cuerpo. Nada más asqueroso que la sangre de cualquiera sobre mi Kookie... Demasiado íntimo.
Por ello, soy visible una vez doy el disparo que la hace caer como saco de basura al piso, retorciéndose de miedo en el suelo, las lágrimas fluyendo sin parar.
Lágrimas... Que asco
Al momento la mirada alarmada de Kookie se posa en mí y le respondo con una sonrisa.
- Ups.
- ¿Estás demente o qué?
Frunzo el entrecejo y le quiero contestar, mas los gritos en el cuarto lo hacen imposible.
Pego otro tiro en el techo haciéndoles callar.
- A quien hable una palabra lo mato ¿Queda claro?
Todos quedan congelados excepto el padre de Kookie, quien con lentitud y disimulo se acerca a él rodeando su muñeca con su mano.
-¡No me toques!
- Shhh, calla hijo ¿Quieres morir?
- ¿Lo quieres hacer tú? Porque recuerdo que te advertí qué haría si ponías una mano encima mío.
La mirada asesina de Jungkookie sobre su padre me avisó que tenía que moverme.
- Vámonos Kookie, nos esperan en casa.
De inmediato posa sus ojos de nuevo en mí y la vulnerabilidad en ellos hacen a mi corazoncito temblar.
No estás muerto Kookie, aún no
- ¿D... De veras?
Le sonrío con toda la ternura que siento y hago un gesto positivo viendo una sonrisa en su rostro. Da un paso en mi dirección pero la asquerosa mano de Jeon se lo impide.
Por ello pego el que quizás sea mi último disparo por ahora por escacez de balas. Y doy justo en el blanco.
Su alarido de dolor mientras agarra la ahora sangrante mano inunda la estancia.
- El próximo que recibirás será en los huevos si te atreves a tocarlo, inútil.
Mi voz es de por sí baja por ronca, pero, con la fuerza necesaria, dicho bajo tono puede penetrar el cerebro de cualquiera, y a mi tono intimidante le encanta hacerse cargo de ello.
Las luces se apagan para mí, pues mi mirada se centra en Jeon asesinándolo con ella. Por eso no me doy cuenta de que Kookie se acercó a mí hasta sentir su mano tomar posesión de la mía.
Una corriente eléctrica recorre mi cuerpo como nunca.
¿Puedes acercarte a imaginar cuánto te quiero?
Me sonríe a su manera de conejito.
¿Cuán importante eres para mí?
Sacude la cabeza para sacarse el cerquillo azabache de los ojos.
Tu muerte sería mi mayor castigo, mi peor y más cruel infierno
- Regresemos a casa.
¿Qué hago para demostrártelo?
Asiento a su orden y soy guiado por su mano, observando su espalda sin dejarme de preguntar:
¿Qué hago para que sientas lo mismo?
Sin necesidad de un arma se abre paso entre los guarda espaldas y el resto de las personas. Sin formar alboroto, o al menos no a propósito, pues su presencia es suficiente para causar escándalo. Salimos del edificio y nos adentramos en el auto.
En un cómodo silencio conduzco a mi casa, pero cuanto más cerca, más visibles se hacen las gotitas de sudor frío en su frente y el tic nervioso de sus pies.
Paso mi mano de la palanca de velocidades a su muslo, deteniendo así el brincoteo de su pierna.
- Puedes calmarte Kookie, ella te espera en casa, está deseosa de verte.
Siento su mirada fija en mí.
- ¿Cómo puedes hablar de ella con tanta libertad? Suena como si la conocieras.
Regreso la mano a la palanca pensando seriamente en qué decir.
Bueno... Le puedo decir una verdad a medias.
- Sí la conozco. Mhm... Puedo resumirte la historia en...
- No resumas una mierda ¿Cómo que conoces a mi madre? ¿Hasta dónde has llegado, Suga?
Suspiro parpadeando con rapidez para concentrarme en la carretera lo suficiente para no estrellarnos contra la acera.
- Muy bien... La conocí relativamente de forma casual. En una ocasión hace ya unos cinco años se celebró en tu casa una cena con ciertas celebridades. Ese día, o más bien a la madrugada del día siguiente tú madre tuvo su primera crisis nerviosa e intentó escapar, no permanentemente, sino por corto tiempo, de tu padre. Y bueno... Yo estaba al frente de tu casa y la vi salir.
Me detengo en un semáforo en rojo y le veo de reojo.
- Al verla en esas condiciones la comencé a seguir también y vi tanto de ti en ella que me llegué a encariñar.
Arranco nuevamente el auto al ponerse el semáforo en verde.
- Ella no es como tú, no está constantemente rodeada de gente por ello me atrapó fácilmente.
FLASHBACK
- ¿Cuánto más piensas seguirme?
Tan sorprendido como me encuentro, quedo congelado en el asiento de la cafetería.
- Si vienes de parte de mi marido te pido que te vayas o al menos finjas desaparecer. Pero, si vienes por otra razón que vendría siendo mi hijo, te invito a sentarte.
Estudio la parte trasera de su cabeza cubierta por un tierno y peludito gorro blanco.
La veo llevarse la tasa con café a los labios, o al menos el gesto pues no la observo de frente.
Suspiro sintiéndome tonto al haber sido atrapado tan fácilmente. Me pongo de pie derrotado y rodeando mi mesa me siento en el asiento frente suyo.
No levanta la mirada de su taza hasta no terminar de disfrutar su café.
Sonrío por eso.
Ella es en verdad especial.
Finalmente posa sus castaños ojos en mí y me estudia con seriedad para luego sonreír.
- Eres contemporáneo con mi hijo ¿Puedes quitarte esa tela que cubre tu boca? No soporto cuando los jóvenes la usan.
Con algo de incomodidad me despojo de ella y la dejo en la mesa.
- Wow, con lo apuesto que eres no sé por qué te ocultas. Lo entendería si fueses feo, pero mi hijo no podría ignorarte si te presentases.
Un inevitable sonrojo se aloja en mis mejillas haciéndola reír.
- Aunque él es tan tozudo que no aceptaría estar atraído por otro chico por nada del mundo.
La risa cómica y cálida de ella se me contagia al percatarme de que nos estamos riendo precisamente de lo cabeza dura que puede ser Kookie a veces.
Que linda sensación.
- Así que, chico ¿Cuál es tu nombre?
Dejo de reír contestándole con algo de duda.
- Min Yoongi.
- Mhm... ¿Por qué me sigues? No creo que te sea muy útil lo que puedas encontrar siguiéndome.
¿Debería decirle?
¿Debería explicarle que si es importante para Kookie lo es para mí?
-Yo...
Al ver que me tardo en responder sacude la delgada mano frente a sí para ordenarme callar.
- Deja... Ya tendrás tus razones, además, has sido mi única compañía estas semanas.
Semanas... ¿Se dio cuenta al instante? Porque para alguien como yo, que llevo años espiando a Kookie sin que él se percate, que ella me haya encontrado apenas es... Humillante
Suspira mirando a través de la ventana del sitio, dibujando con los ojos el contorno de la nada.
- Viste mucho, Yoongi. Me has visto llorar, drogarme e intentar suicidarme... Y realmente tu presencia, y con ella, el recuerdo de mi hijo, han sido lo único que me ha impedido hacerlo... ¿Te puedo pedir algo?
Desvía la mirada de la ventana para centrarla en mí y coloca su mano sobre la mía. Mi primer impulso es retirarla, mas me obligo a mantenerla quieta.
- ¿Puedes quedarte?
FIN DEL FLASHBACK
- ¿Has estado con ella desde entonces? Quiero decir ¿A ella no le importó que me acosaras como se te vino en gana?
Río recordando sus miradas cómplices.
- No, en realidad, quedábamos incluso para planear juntos una manera de que te viera. Incluso, recuerdo claramente sus sueños sobre nuestra primera conversación y de ahí a establecer reglas que toda madre debe establecer para entregar a su hijo.
Me detengo frente a la casa y le veo fruncir el entrecejo.
- ¿O sea que nos imaginaba juntos?
Asiento esta vez sin mirarle y con algo de vergüenza.
Le escucho chistar.
- Ja, esa mujer en serio está loca.
Intento ignorar el Crack de mi corazón en mi pecho y abro la puerta.
- Baja, debemos entrar, ya debe estar despierta.
POV: Jungkook.
¿Qué es esto?
- ¡Yoongi! Ya era hora de que llegases, moría de hambre.
- Pero si dejé especias en la despensa.
-Exacto, ni un teléfono para llamar por comida a domicilio y mucho menos las sobras de ayer ¿Qué tanto com...?
Se queda congelada al verme y yo la estudio en silencio.
Parece desnutrida, pues se le ven los huesos, el cabello, a pesar de mojado por el reciente lavado se ve horrible de lo maltratado que se encuentra. Las ojeras parecen anillos negros alrededor de sus grandes ojos.
Has pasado por mucho ¿Verdad?
- Ma...
Corre y se tira encima mío con los brazos rodeando mi cuello antes de siquiera dejarme terminar la frase.
- ¡Hijo mío! ¡Te extrañé tanto!
Los sollozos le impiden decir algo claro, mas no se calló, continuó farfullando en un idioma inexistente mientras restregaba su rostro en mi cuello.
Suga pasa por nuestro lado y me sonríe.
- Vamos, Kookie, devuélvele el abrazo.
Sin saber muy bien qué hacer rodeo su cuerpo con mis brazos y coloco la barbilla sobre su cabeza, enterrando su rostro en mi pecho.
- Ya está mamá, deja de llorar.
- PERO... Estaba tan asustada por el miedo a... A no volver a verte... Y más aún después de darte esa maldita píldora... ¡JURO QUE QUERÍA MORIR!
Rompe en llanto de nuevo esta vez con más fuerza y yo me mantengo dándole mimos en la espalda.
- Ya... No te preocupes, Suga no me dejó tomarla.
- Ah... Con que eso era...
Musita él pensativamente para sí mismo.
- Perdona por todo, pequeño. Ahora todo será diferente.
Miro hacia abajo y ella alza su rostro hecho un desastre pero familiar para mí.
- ¿Por qué?
Sonríe
- ¿No es obvio? Porque Yoongi está con nosotros.
Levanto la vista hacia él y veo que tiene la mirada pegada al suelo mientras incómodamente rasca su cabeza.
- Incluso te has ganado a mi madre...
Me mira asustado por el peso que podrían tener mis próximas palabras.
- No creas que eso te ayudará en algo.
Le gruño con una incomprendida tormenta tomando forma en mi ser.
Frunce el entrecejo confundido.
- No lo hice pensando en eso.
Subo las cejas simulando sorpresa.
- Ah ¿En serio? ¿Por qué lo hiciste entonces? ¿Quisiste ser el hijo que debió tener y nunca tuvo? Pues una pena, amiguito, por desgracia continúo siendo yo.
- ¿Kookie?
El susurro de mamá me hace soltar un chasquido de lengua.
La suelto y paso por el lado de Suga susurrando lo suficientemente alto para ser escuchado.
- Lo que me faltaba, que llegue un acosador cualquiera y resulte ser mejor hijo para mi madre que yo.
- Kookie, no digas eso, eso no...
- Déjalo, Rina. No va a escuchar.
Cierro la puerta con rabia de un tirón y ni ganas de llorar tengo.
No es fácil de digerir ¿Qué he hecho estos años?
Soy culpable de mi propia desgracia.
¿Qué hace el niño bonito?
Pues fácil, se pone a llorar queriendo morir en lugar de enfrentar sus putos problemas.
¿Pero para qué hacerlo si tiene un acosador que lo haga por él?
Miro a mi derecha y un maldito espejo es lo que me falta para hundirme. Me acerco a él con toda la intención y en segundos estrello contra él mi puño.
Me odio... Me odio tan malditamente tanto
¿Quién dice que no siento?
Sí sientes, Jeon Jungkook, odio y asco hacia ti, eso es lo que sientes
Observo con una mueca de dolor mis manos sangrantes.
Seguro que ni la muerte me quiere
Con ese pensamiento la risa enloquecida se abre paso por mi garganta junto al sollozo que llega después.
Soy un puto asco... ¿Es muy patético sufrir porque nadie me quiere? ¿Porque yo mismo no lo hago?
🖤🖤🖤🖤🖤❤️❤️❤️❤️🖤🖤🖤🖤🖤
Un corazón empieza a morir en el instante en que el propio dueño atenta contra él. Lo golpea con odio, porque el único amor que debería ser COMPLETA Y ABSOLUTAMENTE leal es el amor hacia uno mismo.
Ojalá y Yoongi se de cuenta de que se ese es un gran problema para Kookie... Pero quién sabe JeJe.
Me siento especialmente malvada a la 1:20 AM.
Editado: 1/5/020
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