Capítulo IX
{Si yo me viera como tú me ves... Todo estaría solucionado}
6 de septiembre del 2018
POV: Min Yoongi.
El ruido de algo hacerse añicos me hace pegar un brinco y con un gesto le digo a Rina que se calme, que espere tranquila a que regrese.
Abro la puerta despacio y encuentro a Kookie arrodillado frente a dispersas piezas de vidrio rotas, vislumbro su estado agitado junto a las manos sangrantes.
Por Dios
A pesar de que mi primer impulso sería agarrarlo y curar sus heridas, decido proceder con calma.
Tomo aire y me acerco.
- Koo...
- No merezco morir, debo ser castigado toda mi vida, al menos hasta pagar mis pecados.
Arrugo el entrecejo debatiéndome entre sentirme confuso por sus palabras o asustado por lo vacío y monótono de su tono.
- ¿D... De qué pecados hablas?
- Ser como soy... Eso es suficiente pecado.
Llorar no es suficiente para lo que quiero hacer... Piensen en sus personas favoritas, en qué harían si ellas desearan morir por como son, totalmente ajenas a la importancia que han llegado a adquirir para nosotros.
- Hey... Yo adoro cómo eres-. Susurro lo suficientemente fuerte para ser escuchado.
Levanta la mirada del trozo de espejo en el que se veía reflejado y me mira.
Las lágrimas se encuentran acumuladas en sus ojos sin decidirse a salir... Como si ellas pensaran que lanzarse a su libertad, es mucho más de lo que merecen.
- ¿De veras?
Asiento sonriendo levemente aguantando mis ganas de acariciar su cabello.
- ¿Qué exactamente es lo que adoras de mí?
Alargo los labios a los costados de forma pensativa.
- Mhm... Pues... ¿Por dónde empezar? Adoro cómo te preocupas por el resto.
Frunce el entrecejo aún sin denotar ninguna emoción a resaltar.
- Mentira, soy egoísta y solo pienso en mí mismo. Por eso me alejé de mamá cuando más me necesitaba.
- Eso no es cierto, ella te alejó a tí. Te hirió varias veces e incluso llegó a amenazarte con que se iría.
- Y yo me alejé de ella por miedo a que se marchara y me dejase sólo a pesar de saber que lejos de papá estaría mejor-. Impone negándose a darme tregua.
Suspiré estirando mi mano y acariciando con suavidad su cabello.
- La culpa es suya, no debió haberte puesto en tal situación. No te sientas mal por eso, Kookie. Créeme, gracias a tu para tí, cobarde decisión, tu madre está aquí ahora.
Un parpadeo hace ver sus ojos un poco más iluminados.
- ¿Qué... Qué más adoras de mí? -. Pregunta en un tierno y avergonzado susurro.
Sonrío de nuevo jugueteando con su cabello.
- Pues déjame ponerme cómodo porque la lista es larga.
Me siento a su lado haciendo que él se gire para quedar frente a mí, esquivando los vidrios.
Pasamos varios minutos ahí, le mencioné que adoro como desnuda su alma inconscientemente en cada canción que hace y canta, como le regala desinteresadas sonrisas a millones de personas y como saca fuerzas de donde no tiene para mantenerse respirando.
Al final (Que no le di un final yo) sino Kookie con su comentario.
- Ves luces donde no las hay.
Río y me acerco palpando su mejilla con una de mis manos.
- No solo las veo, Kookie, son mías y las protegeré con todo mi ser para hacer que te toquen a ti también. Porque el primer problema es que has levantado una pared que te impide verlas.
Levanta la mirada y a través de las pestañas susurra
- ¿Me quieres?
Trago con fuerza y asiento con el corazón comenzando a acelerarse.
Con lentitud levanta las manos, las pasa de manera ascendente por mis brazos hasta llegar a mis hombros. Me empuja con suavidad y si su maldito hechizo sobre mí no me jodiera tanto, me habría negado.
Termino con la espalda pegada al suelo y su cuerpo sobre el mío, mas los roces eran casi inexistentes.
Baja su cabeza y con los labios peligrosamente cercanos a mi oído susurra.
- ¿Quieres escucharme decir que te pertenezco?
Trago con fuerza de nuevo y asiento dudoso de mis acciones.
Él deja salir intencionalmente una corrientilla de aire que me saca un escalofrío.
- Cuando deje de ser Heterosexual lo haré---. Dijo para, con crueldad, ponerse de pie dejándome en el suelo.
Desde arriba me sonríe.
- Te dejaré a solas para que tu casa de campaña y tú resuelvan sus problemas de supervivencia-. Dice apuntando con los ojos mi miembro empujando mi pantalón.
Un gruñido de mi parte lo hace reír y sin créermelo todavía le observo irse como si nada dejándome con una maldita erección.
Mirando de mi visible "problema" a la puerta por la que acaba de salir la querida fuente de mis problemas; susurro con una sonrisa de todo menos angelical.
- Verás, Kookie, de hetero no te queda mucho.
POV: Jungkook.
Salgo de la habitación sin creerme que Suga haya podido controlar mi crisis existencial en cuestiones de segundos.
No puedo permitir que entre, nadie ni nada me puede atar a este mundo
Mi madre espera en el sofá, comiendo nerviosamente sus uñas.
Rasco sonoramente mi garganta haciéndome visible.
- Hi... Hijo ¿Estás bien? Que sepas que nunca, ni por un segundo se me ocurrió reemplazarte. Simplemente encontré a Yoongi y me percaté de que podría ser lo que necesita...
- Déjalo, mamá. No estoy molesto contigo por nada, en serio. Pero sobre Yoongi... Olvídate de ello, no sucederá.
Le aseguro nombrándolo con el que probablemente sea su nombre real por primer vez. Ella comienza a protestar pero al fijar su mirada en mis manos ahoga una exclamación y corre hacia mí.
- ¿Cómo te hiciste eso? Debe doler como el demonio. Vayamos con Yoongi para que te cure...
- Mamá...
Agarro su barbilla entre mis dedos y levanto su cabeza. Observo su demacrado cuerpo y suspiro al notar que, quiera o no, mi plan de escape deberá extenderse al menos hasta que ella recupere fuerzas.
- No nos quedaremos aquí permanentemente.
Arruga su entrecejo e inclina la cabeza a la derecha.
- ¿Mhm...? Yoongi no me ha comentado que quiera cambiar de vivienda.
Tenso mi mandíbula.
Por dios, Yoongi... Ni siquiera ha considerado la posibilidad de separarnos, mi madre está dispuesta a...
- Si me quiero ir ¿Te irás conmigo o te quedarás con Yoongi?
Da un paso en retroceso y su mirada es una mezcla de preocupación y seriedad.
- No preguntes idioteces, eres lo más importante para mí... Pero, antes de huir otra vez, piensa que para Yoongi eres también lo más importante.
Quedo en silencio y ella aplaude como si nada, con un nuevo plan en mente.
- ¡Así que... Sanemos esas manitas! ¡Yoongi! ¿Dónde hay un botiquín para mi bebé?
Suspiro agarrándome con los dedos el puente de la nariz.
- Esta será una larga estancia.
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- Buenas señora Jeon. Mucho gusto, soy Jung Hoseok.
Le observo desde la esquina de la cocina - comedor midiendo cada uno de sus movimientos.
- Por favor, llámame Rina ¿Eres amigo de Yoongi?
Sonríe abiertamente dejando visible una amplia y blanca dentadura. Se apunta a sí mismo con el pulgar.
- El mejor.
Mi madre sonríe con ternura y tras ver esa sonrisa se que se la ha ganado.
Joder, mamá ¿No puedes endurecer ese corazón de oro al menos un poco?
- Entonces conocerás a mi hijo.
El sujeto me mira directamente con una sonrisa aparentemente inocente.
- Por supuesto.
- Pues yo no te conozco de nada, así que ni te me acerques.
El tal Hoseok hace una cómica expresión de dolor que alarma a mi mamá.
- Eh... Por favor, no le prestes atención, es algo antisocial.
La miro abriendo incrédulo los ojos de par en par.
- ¿Disculpa? ¿Sabes cuántos miles de personas están al constante de mí? El mundo sabe de mi existencia. No hay nadie que conozcas más popular que yo.
La que veo ahora más como vieja bruja que madre, ríe y sacude la mano con desinterés.
- Por favor, Jungkook, ambos sabemos que tus amigos te los tuve que conseguir yo desde que estabas en el Kinder.
Los dos ríen, pero una risa resalta en mis oídos.
Veo a mi izquierda a varios pasos de distancia a Yoongi, quien golpea su propio muslo mientras ríe con hermosas a la par de ridículas carcajadas. Al vislumbrarme observándole muerde su labio para contenerse.
Mis ojos no pueden evitar posarse en sus sonrosado y mullido belfo.
Al lamer el mío y ser consciente de la acción sacudo la cabeza.
SOY HETERO SOY HETERO SOY HETERO SOY HETERO SOY HETERO SOY HETERO SOY HETERO SOY HETERO
- Yo... Eh... Quiero ver a mis amigos.
Seh... Se me murieron las neuronas.
- ¿Hablas de Jimin y Seokjin?
Asiento.
Ya ni me sorprende que sepa de ellos.
- No quiero que los sigas viendo. Al menos por ahora.
Eso me hace olvidar por completo que le saboreé los labios hace instantes.
Levanto la mirada del suelo y la poso directamente en sus ojos negros.
- ¿Ahora piensas negarme ver a mis amigos?
Se acabó la diversión
La estancia se sume en un completo silencio exceptuando el intercambio de palabras entre Suga y yo.
- ¿Y qué si es así?
Río sin gota alguna de gracia y dejo de apoyar la espalda en la pared, cruzo los brazos fingiendo desinterés.
- ¿Estás celoso, Suga?
Sus hombros se tensan pero su expresión se mantiene ilegible.
- ¿Tengo razones para estarlo?
¿Continuarás contestando mis preguntas con más preguntas?
Bien, que comiencen los juegos del hambre
Y que la suerte siempre esté de mi lado...
- Sabes que sí, a pesar de mi heterosexualidad, cuando me detengo a mirar. Comparado con el culo de Jimin y los hombros de Jin, no eres más que un paliducho cualquiera.
Se escuchó un bajo "Uhhhh" de parte del supuesto mejor amigo de Yoongi, y el sujeto en cuestión se limitó a sonreír.
Se acerca, uno, dos, tres pasos y yo comienzo a ponerme nervioso.
No para de acortar la distancia entre nosotros, coloca una mano encima de su hombría y sonríe con ambos ojos penetrándome.
- No necesito nada de eso, Jungkookie, me basta con mi...
- Aléjate.
Mi respiración se tranca a medio camino de mi garganta al sentirme atrapado entre su presencia y la pared a mis espaldas.
¿Cuándo empecé a retroceder?
Extiende la mano con sorna, acercándola a mi bragueta...
Sé que su intención no es nada más que probarme, de ver hasta cuándo podré soportar.
Y no, definitivamente no fue mucho.
Impulsé mi brazo para pegarle un derechazo directo a su labio que le empujó con la fuerza suficiente para hacerle caer de culo contra el suelo.
- Maricón de mierda...
Susurro embravecido con la sangre pitándome en la cabeza.
¿Por qué... Por qué me asusta tanto...?
O mejor dicho ¿Por qué me afecta?
Algo arde... En mi pecho no hay algo en su lugar.
Trago con fuerza y sin más me dirijo a la puerta.
- ¿Hijo, a dónde vas?
- Me marcho.
- ¿Qué?
Tomo la manija de la puerta entre mis manos y halo, mas está cerrada con seguro.
- ¿Dónde están las llaves?
La pregunta sale de mis labios como un susurro, uno no escuchado por mi madre... Pero sí por Yoongi.
- No creerás que saldrás así como así. ¿Verdad?
Inhalo con profundidad y cierro con fuerza mis ojos.
No, esto no es un ejercicio para calmarme.
Empujo mi mejilla derecha desde su interior, con la punta de mi lengua.
No es para relajarme... Estoy planeando un muy... Muy... Malévolo a la par de efectivo plan de escape.
Camino a paso lento a la cocina siendo el centro de tres atentas miradas, escuchando a Suga levantarse del suelo.
Me agacho buscando en las gavetas de la encimera y mis oídos se nutren al escuchar el tintineo de llaves.
- Aquí están, si estás dispuesto a seguir con nuestra conversación en privado, ya sabes... La de mis encantos, podría considerar dejarte salir.
- Yoongi...
Se dirige a él mi madre en tono de advertencia.
- ¿Qué desea, querida suegra?
- Te estás pasando, hermano, sabes que con Jungkook no se juega tan fácilmente.
Escucha al tal Hoseok, se oye como un consejero sabio
- Por favor ¿Qué puede hacer Jung...?
Su tono de seguridad se ve interrumpido por la estupefacción que lo embarga, tal vez por una mosca que pasa volando... O quizás, y solo quizás... Porque amenazo con un cuchillo cortarme las venas del antebrazo izquierdo.
- Abre la puerta.
Le digo con toda la tranquilidad del mundo, deslizando el filo del cuchillo por la superficie de mi piel, provocando que un satisfactorio hilillo de sangre saliera hasta gotear en el suelo.
Su mirada aterrorizada me hace sonreír como cínico.
- No te confundas, Yoongi... Yo seré, siempre, el que tenga control sobre tí, nunca será al revés, ca-ri-ño.
El apelativo cariñoso lo digo con especial lentitud, disfrutando probablemente demasiado de esta situación, del poder que tengo.
- No me hagas enojar, Jeon Jungkook.
Nadie intervenía, ni mi madre que nos observaba más que preocupada, ni mucho menos Hoseok.
Esto... Se convirtió en la guerra.
En la guerra por el poder.
- Abre la puerta, ya.
- Ni una mierda, no tienes maldita idea de a dónde dirigirte o cómo llegar, no te dejaré escapar así.
Sopeso en silencio sus palabras hasta asentir sonriente, expresión que, con un cuchillo acariciando moritíferamente mi brazo, daba cualquier sensación menos una de cordura.
- Tienes razón, bebé, pero Hoseokie sí puede ¿O no?
Me percaté de la sorpresa de Yoongi al escucharme llamarlo bebé, y, aunque al principio no me sentí bien haciéndolo, al instante mi arrepentimiento se disipó gracias a su reacción.
- ¿Y... Yo?
Asiento a la pregunta del mencionado.
- Jungkook...
Muerdo mi labio y arrugo el rostro con dolor al enterrar más el cuchillo.
- Te sugiero que te apresures...
Sonrío con los párpados medio caídos.
- No creo poder aguantar mucho más, estoy perdiendo fuerzas...
Escucho complacido la manera en que chista, suelta unas cuantas groserías y maldiciones, para lanzarle las llaves a Hoseok.
- Los estaré vigilando, encuentro un pelo menos en su cabeza y considérate muerto.
- ¿Qué, y por qué no vas tú?
Lo veo morderse el labio.
- Porque si sigo con él y esa boquita suya me lo violo antes de tiempo.
Suelto una carcajada que me hace lastimarme un poco más con el filo del cuchillo, por lo que las cosas se aceleran.
- Váyanse ya antes de que pierda la cabeza.
Pero, antes de que el auto de Hoseok se pusiera en marcha lo escuché gritar desde el portón.
- Espero que encuentres tus respuestas, Jungkook, sabes que nos espera una muy larga conversación cuando regreses.
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- ¡Tú, conejo vudú, hasta que por fin apareces!
Río por el recibimiento de Jin a la par que Jimin me pega por detrás.
- ¿Dónde diantres estuviste estos días?
Con un suspiro me alejo del abrazo de Jin y los miro a ambos.
- Tenemos mucho de qué hablar y muy poco tiempo, así que... ¡Pilita, equipo!
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- Tienes que estar jodiendo... ¿Quién diría que caerías por una polla? Jungkook-ah.
Comenta Jimin sin presencia alguna de filtro, aunque nunca lo tiene, este maldito gay.
- Hey, mucho cuidadito, que yo no he caído nada.... Simplemente me pone. Además que no es precisamente su "eso" lo que lo hace.
Jin enarca una ceja.
- ¿En serio? No te imagino como activo.
- ¿Activo?
Jimin rompe en carcajadas.
- Mocoso, no sabes nada...
- ¿De qué?
Jin a.k.a la voz de la sabiduría, me hace centrarme en él.
- A ver ¿Qué es exactamente lo que te pone de él?
Mis mejillas se calientan sin remedio pero permanezco firme.
- Tal vez si la risa escandalosamente aguda de Jimin no penetrase mis oídos pensase mejor---. Repongo totalmente hastiado.
Una vez recibo su silencio me pongo a pensar seriamente, y, al encontrar la respuesta, me siento... Caliente.
Controlarlo, agarrar sus extrañamente estrechas caderas y ponerlo a mi merced, preferiblemente en contra de su voluntad, eso me pone.
- Supongo que lo llaman sadismo...
No se escucha ni siquiera el aletear de una mosca, el tiempo se detuvo con la completa sorpresa de los dos restantes.
- Wow, Jungkook, lo siento pero ya no puedo verte con los mismos ojos...
Susurra Jimin con aires de impactado y yo me limito a rodear los ojos.
- Olvídalo, el punto aquí es... Que él en serio me quiere, estoy seguro de eso, y su querer por mí no hace más que estorbar.
- ¿Por qué estorba?
Mordí mi labio pensativamente, hasta musitar con los recuerdos acudiendo fugazmente a mi cabeza.
- Porque juré que no dejaría este mundo si soy amado por otra persona... Y ese juramento funciona definitivamente como una cadena, una indestructible.
- Es bastante importante, pero ¿Puedo preguntarte algo?
Alzo la mirada encontrándome con los ojos miel de Jimin mirándome fijamente.
- Te hemos dicho, Jin y yo, millones de veces que te amamos y ni una nos creíste. Entonces ¿Por qué con él estás tan seguro?
Miro mis lastimadas manos cubiertas de blancas vendas.
- Porque... Me ve... Simplemente me ve.
🖤🖤🖤🖤🖤❤️❤️❤️❤️🖤🖤🖤🖤🖤
A veces solo es necesario que una persona nos vea; que una persona crea en nosotros; que una persona nos quiera a su lado, para impulsarnos.
No cualquier persona, lo más complicado es que no tenemos control alguno para escoger a esa persona, lo tiene nuestro corazón, y el muy pendejo no es que nos pida permiso ni opinión cada vez que toma sus malditas decisiones...
Yo, a parte de mi familia, claro está, tengo siete personas.
Estos siete no es que confíen directamente en mí, no es como si, precisamente me pudieran ver o querer... Pero en ellos confío, a ellos LOS veo, a ellos quiero.
Porque ellos me hicieron avergonzarme por haberme deprimido alguna vez, me hicieron sentir tonta por preocuparme de mis pequeños problemas cuando, en comparación a ellos, no soy más que una pelusita y aún así no paran de brillar, de avanzar, de crecer... De volar.
Entonces yo, no tengo derecho ni razón para ponerme triste.
Porque ellos existen puedo concluir que, efectivamente, puedo felizmente vivir mi aburrida vida sin remordimientos.
Culminamos el cap, GRACIAS POR LEERME Y PRINCIPALMENTE POR EXISTIR, SI NADIE LES AGRADECE POR EXISTIR, PIDANLO EN LOS COMENTARIOS QUE ESPECIALMENTE ME ENCARGO DE HACERLO🙏
SARANGHE ARMY!!!!!!!!!!!!!!!
Y no Sean pinches pendejas flojas COMENTEN aunque sea en conmemoración a Santa Ramona.
Ahora sí:
Cambio y fuera😘😍😋😎😁
Editado: 1/5/020
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