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Prologó

Antes de comenzar.

¡Hola! Se moi, la belle et magnifique autora :D comment ça va? Je suis très bien :3 très content, muy emocionada de hecho. Ya casi tengo la historia terminada y adoro estar reescribiéndola, es emocionante :D

Se que algunos (como tres personas jajaja) les gustaban los tres capítulos de la versión anterior (lo se, a mi también me gustaban un poco) entonces me he comprometido a que dare mi mejor esfuerzo para que les guste la historia en este nuevo rumbo que esta tomando. ¡Descuiden! No he cambiado casi nada, solo algunas cosas, más que nada me di cuenta que describía en exceso jajaja (todavía xd) así que eso fue modificado, sigo describiendo, pero más general que antes (al menos eso creo) y también decidí otras cosas extras que notaran después.

Algunas cosas fueron cambiadas, incluido el titulo (como se darán cuenta) pero no afecta en nada a la trama principal, ni mucho menos a lo que tenía antes escrito. El titulo fue cambiado con un propósito berry important, lo prometo. Este fanfic tendrá aproximadamente 20 capítulos (sip, un chingo comparado con los 10 que tenía planeados en la otra versión xd) no se si les guste la idea, ya que yo escribo mucho. Pero bueno, díganme si les gustaría algunos extras, su fiel autora los escribirá.

Díganme si les gustaría que publique en una pequeña sección de "extras" los capítulos eliminados he ideas descartas, no solo de este fanfic, si no de todos los demás y los que están por venir. O también al final un capítulo extra donde los personajes y yo respondamos preguntas :D eso sería divertido, pero díganme si les gustaría.

No olviden dejar muchos comentarios, intento responder a todos por que me encanta hablar con mis lectores. Escriban (los estoy viendo a ustedes dos lectores fantasmas xd)

Dicho esto, podemos comenzar :D


POV. Izuku.

La chica de cabellos verdes miro por su ventana. El cielo cubierto por un gris nimbo y las pequeñas perlas que caían al cemento. Su melodía favorita, el predictor en el aire, la fresca ventisca que le erizaba los bellos de la piel, tan magnifico. La chica se estiro en su cama como un gatito sin apartar la vista de su balcón y la ventana abierta de par en par. Sus ojos de inmediato se posaron en sus pálidas manos sonrosadas por el frío, las cicatrices siempre formarían parte de ella, pero aún verlas dolía. Su reloj marcaba que era temprano en la mañana, pero aún así iba a llegar muy tarde, su maleta todavía no estaba lista o cerca de estarlo.

Los recuerdos de la tarde anterior la inundaban. Esos ojos dorados de gacela que la devoraban, esa sonrisa que le hacía temblar las piernas y ese cabello rubio que la hacía suspirar. Todos esos recuerdos fueron olvidados la tarde anterior, cuando pudo verla a los ojos y se dio cuenta que, tantos atributos que antes la dominaban, ya no tenían el mismo efecto. Esos ojos la miraron inundados de lagrimas, pero se mantuvo firme y no se dio. Cuando se dio cuenta, ya estaba alejándose de ella y saliendo del lugar, el atardecer la revivió en el cielo, un manto sagrado que la cobijo del frío que sentía y de la soledad que pensaba que iba a sentir. Pero al final, no todo fue tan malo como creyó, se sintió liberada y como si de un cliché de película americana se tratara, lloro de felicidad al verse por fin liberada de sus garras. Sonrió y soltó risas suaves mientras caminaba y las perlas saladas se deslizarán de sus párpados por sus mejillas sonrosadas. La gente se giraba a mirarla tal cual mirarían a una loca, pero eso no le importaba, continuo riendo entre sollozos y desbordantes lagrimas. Cuando llego al parque que tantas pesadillas y sueños guardaba, se sentó en un solitario columpio y bajo la luz de la luna, se sintió más acompañada que nunca. Tan, tan protegida, tan sincera, tan ella.

Cerro los ojos persiguiendo esa sensación un poco más y con un suspiro entrecortado, recordó que aún su vida continuaba. Tenía que seguir adelante y continuar avanzando. Después de todo, hoy comenzaba su nueva vida.

Se levanto con pereza, su melena rizada caía por sus hombros a mitad de la espalda como las hojas de un sauce, estaba toda enredada y alborotada. La chica tenía la costumbre moverse mucho cuando dormía, entonces no le sorprendía amanecer con enredos en su hermosa cabellera verde como los arboles. Se dirigió al baño algo tambaleante, el sueño seguía inundando su sistema, pero una ducha caliente le levantaría los ánimos y la despertaría lo suficiente.

El agua caliente recorrió su cuerpo, un suspiro de gozo salió de sus belfos rosados, tan cálido. Vapor salió de su boca al igual que el vapor que su cuerpo emanaba, las duchas calientes siempre envolvían su baño como un cálido manto en la fría mañana en una tarde cualquiera de Londres.

El agua recorría su cuerpo de manera exquisita, tan relajante y cálido. Desgraciadamente, no pudo disfrutarla del todo, ya que ya estaba demasiado atrasada. Escucho a su madre llamarla, pero no tenía tiempo para ir.

—¡Izuku, por todo lo santo! —grito ella— ¡Es tarde!

Corrió fuera de la ducha con prisas, casi se tropieza con su tapete, pero eso no la detuvo. Se sostuvo del lavamanos y se miro en el espejo, estaba hecha un desastre, sus manos hábiles envolvieron su cuerpo en la bata y comenzó a desenredar su cabello y a con sus delgados dedos enrollar el rizo hasta que rebotaba un resorte bien definido. Esto le toma mínimo media hora, pero trato de hacerlo lo más rápido posible. Al final obtuvo una bella melena rizada.

Ya tenía su ropa lista, así que solo se dedicó a cambiarse mientras se cepillaba los dientes. La maleta, ya casi lista en el suelo la esperaba, agrego su bata y sandalias para el agua, realmente le preocupa a olvidar alguna cosa, entonces escribió todo lo que necesitaba en un pequeño cuaderno rosado pastel con puntos blancos y bordes negros.

—Haber....ya tengo la ropa, zapatos, bata y sandalias en la maleta — busco con la mirada por la habitación— La bolsa con ropa interior, también la bolsa con otras cositas......mmm. No recuerdo que es lo que falta.

Suspiro encogiéndose de hombros, si perdía tiempo en tratar de recordar lo que perdió, seguro que ni tendría tiempo de desayunar. Al final se sentó en su tocador y la bolsa con maquillaje para arreglarse un poco. Su celular empezó a sonar y sonrió al reconocer el nombre.

—Hola — saludo mientras dejaba la llamada en alta voz. Se estaba colocando la crema, protector solar y un aceite para dejar su piel tersa como un pétalo de rosa. Bueno, no, pero así se sentía.

—Hola — saludo la voz— ¿ya estas en el aeropuerto?

—Tu sabes que no — soltó una risa siendo secundada por su amiga. Mientras tanto se coloco la base de maquillaje, no demasiado, algo simple— Apenas salí de bañarme, ya estoy casi lista.

—Izuku — reclamo— Se supone que debes estar al menos cuatro horas antes en el aeropuerto. ¿Deberás estas lista?

—Si — mintió.

—Se que estas mintiendo — suspiro derrotada, pero soltó una risa. Su maquillaje continuo en las pestañas, cuando estaban rizadas y maquilladas sonrió— ¿Qué tanto te falta?

—Solo meter las bolsitas y buscar algo que no recuerdo que me falta.

—¿Será tu pijama? — Izuku sonrió mientras asentía.

—¡Si! ¿Cómo lo descubriste? — casi deja caer la brocha con rubor de la impresión. Pero continuo enrojeciendo sus mejillas, nariz y barbilla.

—Bueno, yo conozco a mi amiga — la pecosa soltó una risa suave. Se miro en el espejo, estaba casi lista.

—Si que me conoces Kendo — la chica rio por la llamada. Izuku como toque final ilumino un poco su nariz y ojos además de delinear su ojo con delineador verde oscuro. Como sus pestañas eran de ese color, ella pensaba que le quedaban mejor.

—Lamentó no poder ir a despedirte....pero todavía no me dan de alta — izuku hizo un puchero, era cierto.

—No pasa nada — la consoló— estoy bien y mi madre me acompañara.

—No te olvides de mí, haya en America — sus ojos verdes se llenaron de lagrimas, pero afirmo que no la olvidaría jamás— Respecto a ella ¿sucedió algo? — Ante su mención, la pecosa soltó un pequeño chasquido de lengua.

—Nada que reportar —cerro la bolsita con maquillaje y la arrojo a la maleta— Solo fui, me despedí para siempre y eso fue todo.

—Me alegra que todo saliera bien, me preocupaba que fueras tu sola a ese lugar, es peligroso.

—Ya te dije que esto bien, ya tengo dieciocho años. No soy tan tonta como antes — se sintió un poco ofendida, pero trato de no hacerlo notar.

—No es eso Izuku, solo me preocupaba que estuvieras sola en ese lugar.

—De acuerdo, pero estoy bien — la chica suspiro en el teléfono, pero le mando un pequeño beso y se despidió.

Izuku suspiro viéndose en el espejo. Su maquillaje era sencillo y lindo, esperaba que fuera lo suficientemente bonito para verse linda, pero no tanto para ahuyentar a las chicas del internado.

Empaco su maleta con las ultimas cosas y la pijama. Estaba doblando la ropa cuando su madre entro en el cuarto.

—Izuku ¿no vendrás a desayunar? — su madre pregunto desde la puerta.

—Si, ya casi termino — la mujer se fue al primer piso mientras la chica miraba su maleta en el suelo.

Realmente no sabía que esperar. Era la primera vez que viajaba tan lejos ella sola. Izuku era una chica introvertida, casi no tenía amigos y los pocos que tenía la abandonaron cuando supieron de........bueno la alejaron. La pecosa tomo todas su cosas y bajo las escaleras con cuidado. Su madre estaba en la sala viendo la televisión y ella se sentó en el comedor. Unos panqueques con fresas y miel formando una cajita feliz le dieron la bienvenida. Sonrió un poco y empezó a comer.

Su mente divagaba si era una buena idea. Aún estaba en casa, tenía tiempo de arrepentirse si quería, aún tenía tiempo de no ir a ese vuelo. Su mente se debatía, la parte insegura de si misma le decía que era mejor quedarse en casa, que todo era seguro en ese lugar. Y la otra le exigía subí a ese vuelo, ir a ese internado y cumplir su sueño.

Izuku se había inscrito hace casi seis meses a un prestigioso internado de chicas. El internado era famoso por solo aceptar cierta cantidad de alumnas, solo las personas con suficiente dinero o inteligencia para estar ahí podían entrar. El lugar era famoso por preparar a sus alumnas para entrar a Hardvard o cualquiera de esas universidades tan importantes. Las clases iban desde; matemáticas, historia, gramática y literatura, hasta lecciones de música, deportes y lingüística. Izuku había soñado con estudiar literatura en Hardvard desde muy joven. Le encantaban los libros y Hardvard fue la universidad donde su padre había estudiado y la había inspirado a cumplir sus sueños en ese lugar o en cualquier otro. Pero para la chica pecosa, siempre fue Hardvard y Oxford, esas eran sus universidades soñadas y el internado te preparaba para ser la clase de estudiante que esas universidades buscaba.

Al principio estaba insegura de inscribirse, pero su madre la animo y decidió hacerlo. Estuvo meses estudiando para el examen y esa beca, finalmente lo logro y le hicieron una entrevista. Izuku casi llora de la felicidad a cuando le llego el correo de aceptación. Inko, su madre, también celebro junto a ella y estuvieron planeando todo el viaje para llegar. Compraron el boleto de avión y también consiguió una tarjeta para tener dinero en America. No podía retroceder, no luego de tanto esfuerzo. Debía seguir avanzando. Con los ánimos renovados, decidió comer más rápido, llegaría tarde al vuelo. Izuku corrió hasta sus maletas y las saco de la casa, quizá con esto su madre estaría menos enojada.

—Izuku — su madre le dijo cuando metían la maleta en el auto— No puedes hacer esto cariño, siempre llegas tarde a todos lados.

Izuku suspiro y acepto el regaño, entendía por que su madre lo decía, pero aún así eso le molestaba. No es que fuera tonta y no pudiera entender las cosas que le decía la mujer, es solo que a veces se sentía demasiado regañada, demasiado sola.

—Si mamá, entiendo.

Su madre le acaricio la mejilla, eso la hizo sonreír, a veces necesitaba esos cariños de parte de su madre. La mujer acaricio su rostro con dulzura y entonces tomo parte de su cabello, la chica la dejo. Al final obtuvo una media coleta de de caballo. No le gustaba mucho ese estilo, pero estaba bien.

—Izuku antes de que te vayas necesitamos repasar unas reglas — la pecosa asintió mientras ambas subían al auto— Primero nada de sexo — le dijo. Izuku casi se atraganta con el aire. Sus mejillas se sonrojaron un poco, pero su expresión era de completa indignación.

—¿Qué? —cuestiono casi de forma brusca. Su madre la miro mal, seguro por el tono de voz, pero no se retracto.

—Nada de sexo, cariño, se que quieres tener novia. Puedes tenerla, pero no sexo— izuku bufo algo avergonzada, no es como si pensara en hacerlo de todas formas.

—Novias si, sexo no. Anotado— su noto fue sarcástico. Enserio no entendía por que los adultos se escandalizaban tanto de algo que ellos también hicieron o pensaron, pero tal vez lo descubriría con el pasar del tiempo.

Izuku le confeso a su madre su gusto por las chicas hace casi un año. El primero en saberlo fue su padre, izuku se lo había confesado justo antes de fallecer. Su madre no había hecho mucho alboroto al respecto, pero si fueron semanas tensas en las que su madre apenas y podía mirarla. Izuku pensaba que era debido a todas las cosas que les estaban sucediendo últimamente. Tantas cosas y la chica entendía por que su madre decidió tomarse su tiempo para digerir la noticia. Fueron semanas en las que Izuku se la paso sola en ese lugar tan frío y lleno de personas como ella. Lleno de personas que perdieron la fe o trataban de recuperarla. De personas que trataban, como ella, de seguir adelante y comenzar de nuevo, apenas salir con vida. Unos lo lograban, otras con suerte llegaban a rozar con la punta de los dedos esa anhelada libertad y paz. Algunos otros, los desafortunados, tenían suerte si al terminar podían seguir de pie al final del camino. Ella fue de las pocas, que podía decirse, salió con vida de ahí.

En ese lugar hizo su única amiga. Kendo, una chica que también tenía su edad y paso por una situación similar. Kendo permanecía en el lugar todavía, pero estaba cerca de rozar esa anhelada libertad. Izuku juntaba sus manos todas las noches y le pedía al universo que cumpliera su deseo. Que le diera su paz.

Cuando la dieron de alta, su madre vino por ella y hablaron en el camino. Todo estaba bien, pero ella seguía sin saber exactamente como hablar con su hija de esas cosas. La pecosa agradecía el intento, pero a veces era demasiado incómodo, aún así no decía nada. Eso le rompería el corazón a su pobre madre, que, aunque sea, lo intentaba y la apoyaba.

—Bueno, no me refiero a que no tengas sexo— se apresuro en aclarar— Me refiero a.....aventuras, supongo. Sexo casual.

—Mamá, descuida — la mujer la miro con una ceja arqueada— No soy así. Yo no podría hacer algo así con alguien que no sea mi pareja.

Su madre parecía aliviada y asintió sonriendo.

—Eso es bueno, sabes, eso casi siempre termina lastimando a alguien. Prefiero que evites esas situaciones.

Izuku entendía lo que su madre le decía. Entonces no le molesto recargarse contra la ventana mientras miraba las lluviosas calles de Londres, extrañaría el clima frío y la lluvia. Bajo un poco la ventana para disfrutar mejor la fragancia y las leves chispas en su rostro. Izuku amaba la lluvia, tanto que no sabía como iba a soportar estar sin ella tan a menudo.

Sus manos comenzaron a sonar cada que se encaminaban más cerca del aeropuerto. De pronto todo lo malo que podría pasar se fue acumulando en su cerebro, todo el miedo, la inseguridad y la vergüenza se apoderaron de ella. Respiro profundo conteniendo la respiración por pocos segundos. Tal y como su psicóloga se lo recomendaba cada tanto, intento hacer una lista mental sobre las cosas buenas de este internado, el por que lo necesitaba, que nada podría salir mal. La peliverde suspiro mirando de nuevo sus dedos temblorosos, al menos ya no sudaba, su mente estaba un poco más en calma y esas cosas que antes le aterraban estaban en otro rincón alejado, muy muy lejos de sus buenas esperanzas para el futuro. A veces la rutina era agotadora, pero siempre le servía. Sabía que había peores cosas por las que estar agotada.


Cuando llegaron al aeropuerto, su madre la despidió con un beso en su cabeza y uno en su mejilla. Casi llora por la despedida, le dolía un poco en el pecho despedirse de su madre. La extrañaría muchísimo.

—Te llamare cada fin de semana — su madre asintió entre lagrimas.

—Izuku, quiero que te diviertas mucho — la peliverde le sonrió— Y quiero que, si encuentras una chica que te guste, me la presentes. Quiero que me cuentes todo al respecto.

—Por supuesto mamá — aunque dudaba que eso pasara— Ven a visitarme en el fin de semana de familias.

—Oh claro que vendré — con un último beso en su cabeza, la mujer se despidió.

Izuku vio a su madre mientras se alejaba hasta la sala de espera. El abordaje no fue tan agotador como pensó en un inicio, de hecho fue bastante tranquilo. Su amiga kendo siempre decía que era muy hermosa, tanto que tenía "Privilegios de bonita" ahora podría confírmalo, cuando trato de cargar su maleta y colocarla en el detector de metales. Los chicos detrás de ella, embelesados por sus ojos verdes grandes y ese manto de pestañas que los ocultaban levemente, habían cargado sus maletas por ella. Izuku les agradeció muchísimo y les sonrió tan grande como pudo. Los chicos parecían muy melosos hasta que izuku les dijo un claro "Lo siento. No puedo darles mi número, soy lesbiana" eso pareció decirles todo y dejaron de molestarla. Se despidieron con una sonrisa y hablaron entre ellos hasta desaparecer de su vista.

Mientras buscaba su asiento una chica le sonrió, al parecer su lugar estaba en la ventana junto a la castaña. Con un suspiro tembloroso apretó las cuerdas de su mochila con fuerza.

—¡Hola! — saludo la chica cuando Izuku camino hasta ella— Soy Ochako Uraraka, creo que tu lugar es aquí.

—Si, al parecer si — la chica pecosa dejo su bolso en los maleteros arriba de los asientos— Soy Izuku Midoriya —La chica pareció sorprenderse y sonrió en grande.

—Eres la nueva en el internado para chicas de Yuei ¿verdad? — Izuku estaba a punto de comenzar a temblar aterrada cuando la castaña negó con la cabeza— lo siento mucho, no soy una acosadora. Soy Ochako Uraraka, formo parte del consejo de alumnas en el internado. Obviamente tengo tu solicitud y te reconocí.

—Oh — eso la tranquilizo, entonces tomo asiento. Como la chica tenía un asiento extra en el medio tenía su mochila en el medio de las dos— Un gusto conocerte.

—Es un gusto conocerte también — Ochako le sonrió— Puedo hablarte un poco del internado, si lo deseas claro.

—Oh eso me encantaría — en realidad eso sonaba algo cansado, pero no quería arruinar las cosas con quien podría ser una posible amiga.

—Bueno, primero tienes que saber que el consejo esta conformado por cuatro personas. La directora, la presidenta, la vicepresidenta y la tesorera. Yo soy la tesorera, mi trabajo es encargarme de que el dinero de las alumnas sea distribuido para las actividades. Ya sabes, recolectamos dinero para el baile de invierno y el de fin de curso.

—Oh eso suena muy importante.

—Bueno. La presidenta es Shoto, la reconocerás de inmediato. Es como una modelo y básicamente perfecta, ya sabes muy lista y todo eso. Demasiado frívola. Es un fastidio andante. La vicepresidente es Denki, es bonita, pero es bastante tonta. Supongo que su belleza le mato las neuronas.

—¿Entonces por que es vicepresidenta? — su curiosidad era genuina. En su escuela el comité escolar se dictaba según las calificaciones y servicio escolar. Izuku a pesar de sus calificaciones perfectas nunca fue seleccionada. Los profesores se preguntaban con intriga el por que, pero Izuku sabía que era por la reputación que se gano. Por las cosas que hizo y como se comporto.

—Bueno, se hace una selección. Las chicas eligen a las reinas del baile y la ganadora se convierte en la presidenta, las otras dos son las otras miembros.

—Pero eso es ridículo ¿Cómo se podría juzgar bien a alguien por su popularidad en un baile? — Ochako soltó una suave risa.

—Descuida, mientras Shoto continúe ganando no pasa nada. Ella es muy lista. Denki al ser vicepresidenta no hace nada, solo aparecer en los documentos.

—Bueno eso es un alivio — soltó un suspiro.

Mientras el vuelo continuaba la chica comenzaba a explicarle todas las reglas, todo le parecía muy razonable. Mientras las horas pasaban tan lento que le daban ganas de arrancarse algunos cabellos o de morderse con intensidad sus uñas. Las miro un momento, no, no tenía tantas uñas para morder, de hecho tenía tan pocas que, si lo intentaba, lo arrancaría trozos de su piel. Entonces sus piernas se movieron intentando calmarse, como un conejito goleando rítmicamente el suelo. Ochako a su lado, parecía molesta por el sonido, pero no dijo nada al respecto además de hacer muecas de fastidio. Izuku miraba por la ventana con esperanza de tal vez calmarse un poco, la castaña, ya harta de su nerviosismo decidió hablarle de nuevo.

—Izuku — la pecosa la miro, el corazón palpitando desbocado contra su pecho— Dime, esas marcas ¿son de....? — la pregunta quedo a medias, pero Izuku sabía a cuales se refería. Miro sus muñecas, no se sentía cómoda hablando de ellas, pero tampoco la iba a ocultar.

—No quiero hablar de eso — fue su respuesta.

—Vamos, puedes confiar en mí — la chica batió sus pestañas de manera inocente y tierna.

—No. No me gusta hablar de eso — Izuku era decidida, no quería hablar de eso con ella, no todavía al menos. Es decir, se conocían hace apenas algunas horas, era demasiado pronto.

—Eres más inmadura de lo que pensé — ante esto la pecosa giro la cabeza, no quería mirar esos ojos juzgadores. Según lo que su psicóloga le había comentado, eso era (tal vez) una inconsciente manipulación. Respiro y recordó la voz de su psicóloga recordando que no debía ceder si algo la incomodaba o le parecía demasiado. Después de pensarlo unos segundos tenía su respuesta.

—Tal vez — fue lo único que dijo. Ochako parpadeo sorprendida, pero bufo con un poco molestia en sus gestos.

El viaje continuo, la peliverde decidió colocarse sus audífonos para dejar de escuchar los posibles reclamos de la castaña. Si su psicóloga le enseñó algo, es que nadie puede hacerla sentir que le debe algo. Ochako quería que Izuku le contara cosas para las que ella no estaba lista, pero si insistía con esos comentarios "pasivo—agresivos" izuku simplemente la ignoraría.

Su llegada America fue tan aterradora como vigorizante. Izuku se asomo por la ventana feliz de ver como aterrizaban y como el sol brillaba en el cielo. El estado de california era tan distinto a Londres. Lo descubrió mientras recogían su equipaje. En primer lugar por las ventanas brillaba el deslumbrante sol, claro que en Londres había sol, pero no era tan brillante y casi todos los días eran nublados. También eran distintas las personas, la mayoría estaban un poco bronceadas y eran, bueno, más intensas que en Inglaterra.

Ochako le dijo que en California las personas eran mucho más intensas y tenía razón. Podía ver a cientos de Estadounidenses quejándose de algo en casi cualquier lado y casi siempre esperaban un trato mejor por su nacionalidad o color de piel.

—Te acostumbras a los estadounidenses, la mayoría actúan así — le dijo Ochako cuando Izuku se vio notablemente confundida.

Definitivamente extrañaría Londres.

—Mira, tenemos dos opciones — le dijo la castaña — podemos ir en un uber o podemos ir caminando y en autobuses. Tu decides.

Izuku lo pensó un poco.

—Creo que prefiero ir en uber. El viaje fue largo y agotador.

Ochako asintió y le pidió dinero. Izuku encantada le dio algunos billetes para pagar el transporte. La pecosa se dedico a mirar por la ventana muy alegre como era la ciudad. El internado era precioso, una mansión antigua que parecía ligeramente renovada. Sus acabados eran en marrón oscuro y gris, tan lindo. Tenía un jardín enorme con una fuente y un ático en la torre más alta en el centro, parecía tener una ventana muy grande en forma circular y con los vidrios simulando el marco de una telaraña. Era aterrador y encantador, tan de la época victoriana o incluso antes.

—Es tan bonito — soltó al aire. Izuku amaba las antigüedades, de alguna forma sentía que tenían alma y que le daban vida a los lugares. En su cuarto siempre tenía un montón de antigüedades. La más especial era un telescopio viejo que perteneció a uno de sus ancestros para investigar el cielo nocturno.

Mientras bajaban se dio cuenta que el lugar era mucho más grande de lo que pensó. No había tantas estudiantes, pero eso era normal según el nivel de selección. La mansión era de unos tres pisos con ventanas pequeñas de marcos negros, tan grande. Daba un aire de misterio y melancolía. Había arboles rodeando todo el edificio y una cerca enrome de hierro pintada de negro y dorado. Había un pequeño estanque con pese koi, lo que le pareció algo curioso, todo el suelo estaba decorado como un jardín tradicional de piedra japonesa. Cruzo el pequeño puente de madera sobre el enorme estanque y sonrió al ver a los pecesitos. Sin vergüenza alguna se puso de rodillas he inclino su cabeza, uno de sus dedos fue a parar al estanque cristalino, donde algunos peces pasaron a su alrededor, provocando una risa burbujeante en ella. Ochako la miro extraño, como si no entendiera su emoción. Izuku la miro desde abajo con una brillante sonrisa de emoción.

—Amo los animales —fue su explicación.

Mientras avanzaba arrastrando su maleta verde menta y cargando sus bolsos, una hermosa chica se le acerco. Izuku casi deja caer la maleta de la impresión. Pues lo más llamativo de ella (de tantos que tenía) era su peculiar cicatriz de quemadura en el rostro del lado izquierdo.

La chica tenía el cabello hasta mitad de la espalda y pintado de dos colores, podía ver un poco de raíces blancas en el lado de cabello rojo que, extrañamente no opacaba el rosado de su cicatriz. La chica tenía el uniforme puesto, una linda falda de color negro con botones dorados que se le ajustaba a la cintura, una camisa plisada blanca con una corbata roja y negra, también tenía un saco rojo vino al igual que la corbata y tenía Boone dorados. Llevaba calcetas cortas negras y zapatos negros lustrados con un poco de tacón. Izuku estaba sorprendida por que jamás había visto alguien tan bonita. La chica tenía su cabello amarrado a una coleta alta y sostenida con palillos chinos. Toda su cara parecía ser asiática, excepto sus ojos, que uno era negro como el carbon y el otro era celeste como una gema preciosa. La chica camino con una iPad en el brazo y parecía revisar algunas cosas con su lápiz para el iPad, de pronto se detuvo frente a ella.

—Buenas tardes, tu debes ser Izuku Midoriya—le dijo. Izuku asintió, vio como extendía su mano, entonces acepto tomarla mientras sonreía— Soy Shoto Todoroki, la presidenta del consejo estudiantil y quien te dará el recorrido, además de explicarte algunas cosas.

—Shoto, ya le he explicado las reglas — dijo con una sonrisa incomoda Ochako. Shoto rodó levemente los ojos y tacho algo en su tablet.

—Eso esta bien, pero es mi deber como presidenta decirlas nuevamente —la castaña le hizo una mirada de reproche, pero no dijo nada— Sígueme Izuku.

La pecosa la siguió sin decir mucho, esta chica no parecía ser muy habladora. Pero parecía una compañía relajante y bastante amena. Aunque se sentía un poco insegura de mirarla, no quería que Shoto pensara que solo deseaba ver su cicatriz o que debía decirle algo por ella. Es decir, a Izuku realmente no le importaba, si Shoto deseaba decirle era valido. Pero Izuku no preguntaría he intentaría no parecer curiosa por algo que, tal vez, Shoto no deseaba compartir por el momento.

Un ojo celeste la miro y la pecosa tragó grueso desviando la mirada.

—Fue un accidente.

—¿He? — izuku la miro sin captar a que se refería.

—Mi cicatriz — termino por decir— fue un accidente con agua hirviendo.

—Eso suena horrible —admitió en voz alta.

—En su momento, si. Pero ahora todo esta bien, hace años que lo supere, siempre que conozco a alguien nuevo me gusta decirlo. No quiero que hagan más preguntas después, así que es casi lo primero que digo.

—Okey lo entiendo — la chica le dio una sonrisa y la contraria solo le sonrió un poco —Créeme que eres muy hermosa.

—Gracias — Shoto no pareció molestarse con el comentario, entonces dejo pasar el momento algo tenso.

—El comedor esta en el primer piso a la derecha. El desayuno ser sirve desde las siete de la mañana hasta las ocho en punto. Tienes hasta entonces para desayunar, las clases comienzan a las ocho y media. El almuerzo comienza a las doce del medio día hasta la una. Las clases terminan hasta las cuatro donde se sirve una merienda, solo tienes media hora para ir por ella, a las siete se sirve la cena y hasta las ocho termina. El toque de queda es a las ocho y las luces se apagan a las diez. Toda luz encendida después de esa hora recibirá una sanción ¿Quedó claro?— la pecosa asintió mientras tomaba notas mentales.

—Si, entonces me perdí el almuerzo también — dijo con un suspiro de lamento.

—Si, pero no te preocupes. La cafetería puede darte alguna fruta si lo deseas o puedes salir a la ciudad. Pero recuerda, el toque de queda es a las ocho de la noche y hoy es día de desempacar y también mañana es la bienvenida.

—Oh, entonces creo que saldré un rato en cuanto termine de desempacar —Shoto le asintió.

—Bien. Tu maestro asesor es Shota Aizawa, el le da clases al salón más avanzado. En base a tus calificaciones y tu examen de ingreso se te fue asignado. Si no mantienes el ritmo serás degrada a un salón de nivel inferior. Por tu edad y el promedio que hicimos con tus calificaciones, el examen de ingreso etc. Te hemos asignado al último año y la clase avanzada. El nivel avanzado en cada año va desde la letra "A" hasta la letra "D" que es el nivel más bajo.

—Entiendo — Izuku creía que eso era algo extremo y tal vez algo poco motivador y estresante. No diría nada por que, en primer lugar, no era su escuela y eso no lo decidía ella como segundo lugar.

—Bueno, tu habitación es la última del pasillo en el tercer piso. Ves ese edificio de haya — señalo el edificio de dos pisos que parecía ser más bien, una casa de la piscina remodelada y agrandada— En ese lugar están los salones, tu salón es el 3A. El internado consta de cuatro grados, el de preparación mientras cursas la secundaria en tu respectiva escuela y los otros tres años antes de que entres a la universidad. Solo si pasas todas las pruebas puedes subir de nivel ¿entendido?

—Y yo estoy en último nivel —Shoto asintió — Todo parece ser muy organizado.

—Lo es, me encargo de eso junto a la directora —Shoto suspiro— Bueno, en realidad me parece demasiado alboroto, pero solo hago lo mejor que puedo y lo que la directora me pide.

—Supongo que ser presidenta tiene sus desventajas —en ese momento Shoto le dio una sonrisa pequeña, pero satisfecha.

—Si las tiene. Bueno, tu habitación es compartida —antes de que lograra preguntar quien sería su compañera la chica hablo— Mi antigua roomie no paso de nivel, entonces esta en los dormitorios de nivel dos.

—Oh eso es genial —sonrió genuina, gentil. Solamente Izuku. Shoto parecía sorprendida, pero le sonrió.

—Ven, iremos a dejar tus cosas y luego recorreremos el edificio trasero.

Shoto le mostró el camino para llegar a su dormitorio. Al final del pasillo solo habían tres puertas. La primera era un baño, con un inodoro, regadera y un espeso junto al lavamos. También había un pequeño buró para guardar cosas. Shoto le explico que ese baño solo era para esos dos cuartos, ya que estaban muy alejados de los otros baños, donde, según ella, habían tres regaderas. Los dos cuartos sus puertas quedaron frente a frente y al final había una ventana que daba una relajante luz.

—Este es nuestro cuarto. Mi cama es la que esta pegada a la pared, la otra es tuya. Yo uso mi lado de la habitación y tu el tuyo, si necesitas algo puedes pedirlo.

—Muchas gracias Shoto — Izuku dejo sus cosas en la cama —Sigamos con el recorrido.

Shoto le contó que la mansión perteneció a una antigua pariente de la directora y que la casa estaba cerca de tener 200 años, pero era renovada cada cinco años para la seguridad. El edificio trasero no era tan grande como la mansión principal, dos pisos con (según shoto) cuatro salones en cada piso y en la parte de atrás de eso estaba una cancha del tamaño de una cancha que tendrías en la secundaria, para la clase de deportes. Frente al edificio estaba una piscina de tamaño mediano y estaba cerrada con un protector. Todo el jardín trasero estaba repleto de Amarilis azules, una flores bellísimas que rodeaban la mayor parte del lugar.

—Que flores tan hermosas — le dijo a Shoto. La chica miro las flores y entonces una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

—Son Amarilis azules. Yo le sugerí a la directora que las plantáramos como actividad extracurricular— Izuku le sonrió.

—¿Te gustan mucho?

—¿A mí? No tanto — la pecosa estaba muy confundida.

—¿Entonces?

—Son las favoritas de mi madre — respondió— No puedo verla, así que quería verla al menos de esta forma.

—Lo siento — no sabía que era un tema delicado.

—Descuida. Sigamos con el recorrido.

Izuku siguió a Shoto por detrás. Ochako la había llamado de formas que no coincidían del todo con lo que veía. Si, Shoto era una chica preciosa y muy lista pero no parecía ser pesada y frívola como le dijo la castaña. Esa sonrisa le demostró que era alguien expresiva, solo necesitabas mirar con atención.

—Tenemos clases de natación, pero son opcionales. También organizamos fiestas en la piscina de vez en cuando.

Izuku miro la piscina con ojos temblorosos. El golpe, duro como estrellarse contra un pared la inundo, el dolor la adormeció, sus manos soltaban zarpazos en un intento de estabilizarse, al mismo tiempo que sus piernas luchaban frenéticas en un intento de liberarse. Las burbujas la rodeaban y el aire le faltaba, el ardor en su garganta, ojos y nariz regresaba, a su alrededor todo estaba oscuro y frío, tan tan helado como el hielo. Intento gritar y de su boca solo salieron burbujas. Estaba temblando como una hoja seca en el viento cuando unos llamados la inundaron, miro a los lados buscando el sonido. La voz, sacudidas en sus hombros y entonces abrió los ojos. Estaba ahí sentada en el suelo abrazando sus rodillas con fuerza y llorando, Shoto estaba frente a ella con una expresión mortificada y sostenía sus hombros con delicadeza. Izuku noto que sus dedos estaban blancos de tanto presionar sus rodillas y por sus ojos corrían abundantes lagrimas.

—¿Estas bien? — pregunto Shoto con voz calmada. Izuku tardo unos segundos en procesar su voz, pero termino asintiendo— El recorrido termino, descuida. Podemos ir al cuarto si lo deseas.

Asintió. Shoto la ayudo a levantarse, sus piernas temblorosas siguieron a Shoto hasta el cuarto donde por fin se sentó en la cama a desempacar. La elegante chica la miraba desde la distancia con cautela, pero la ayudo a desempacar sus cosas y meterlas en los cajones.

El cuarto era simple, dos camas en cada extremo, a cada lado había un buró y pegado a la cama un escritorio, el de izuku daba frente a la ventana mientras que el de Shoto a una pared. Frente a las camas estaba una puerta pequeña que al abrirla encontrabas un pequeño armario donde colgar algunas prendas y un espacio para guardar mochila, maleta y libros. Se dedico a guardar cada cosa en su lugar y a decorar un poco su lado de la habitación, estaría ahí básicamente un año y quería que fuera lo más acogedora posible. Así que puso sus colchas verdes y sus luces en la cabecera, también un poster de All Might su héroe favorito y finalmente acomodo sus peluches en su cama. Su favorito era un bonito conejito de color blanco con su narizita rosa, tenía las patitas extendidas de modo que podías abrazarlo mejor, era rellenito y chiquito, más o menos la mitad de su torso. Izuku lo tenía desde que tenía doce años, era como su peluche de apoyo. Izuku lo amaba tanto que le tejió diferentes atuendos que le colocaba según la ocasión. No había tenido tiempo de tomarlo en brazos para el vuelo y de haberlo tenido, seguramente no se habría sentido tan ansiosa.

Izuku vistió al conejito con un outfit casual. Un pequeño overol verde y un gordito verde donde por los agujeros metió las orejas del conejito.

—Es un lindo conejo — le dijo Shoto. Izuku sonrió y se lo mostró de más cerca. Shoto lo tomo un momento estirando sus papitas para verlo mejor— Tiene ropa bonita.

—La tejí yo misma — respondió — Me gusta combinarnos.

En ese momento Izuku usaba una camisa simple de color blanco y un overol de color verde oscuro y sus tenis favoritos, unos tenis rojos y algo desgastados. También usaba un gorro tipo bucket en color verde oscuro también. El conejito si parecía combinar con ella.

—Me imagino que tiene su pijama — Izuku rio y asintió.

—La tiene, si— shoto le dijo que ya era tarde y que ya casi era hora de comer. Al parecer era cierto, ni cuenta se dio cuando empezó a atardecer. Mientras miraba su conejito la puerta fue tocada.

Shoto se levanto a abrirla y detrás de ella estaba una linda chica de de cabello negro y largo. Era tan hermosa como shoto y tenía una figura envidiable, además de algunas curvas pronunciadas. Ella vestía con un suéter y una falda.

—Aquí esta el uniforme de tu compañera — le dijo y dicho eso le entrego la caja. Shoto la recibió con una sonrisa pequeña y un gracias —Buena suerte mañana —le dijo a Izuku mientras se retiraba sonriendo.

—Que lindo es — dijo Izuku mientras tomaba la caja y veía los uniformes.

El uniforme formal era el uniforme que Shoto tenía puesto. Bastante bonito en opinión de Izuku, el segundo uniforme era el informal y era idéntico, solo que no tenía el saco y en su lugar usabas un cardigan blanco tejido con el logo de la escuela en el lado derecho y rayas rojas al final. El cardigan no tenía botones ya que era una especie de sudadera. El uniforme de calor era igual pero con mangas cortas. También tenía una sudadera blanca y una camisa del mismo color que parecían ser para deportes, además de unos shorts deportivos y pantalones formales.

—Si no quieres usar falda, puedes optar por los pantalones —le explico Shoto.

—Son muy bellos —admitió izuku.

—Bueno debemos irnos.

Debió a su ataque anterior, decidió tomar el conejito en brazos y caminar hasta abajo seguida de Shoto. A mitad de la escalera apareció Ochako quien la tomo del brazo y la arrastro lejos de Shoto.

—Espera Ochako, Shoto se quedo atrás — intentó detenerla.

—Esta bien, ella sabe que no me agrada — respondió— Tu al parecer si le agradas, pero ella a mi no y mantenemos distancia.

La chica de rizos asintió no muy convencida. No le gustaba la idea de dejar sola a Shoto. De reojo miro como la bicolor caminaba hasta una hermosa chica de cabello negro y hablaba con ella, al parecer eran amigas, eso la alivio dejándola más en paz. Realmente no quería estar lejos de la que estaba considerando su primera amiga, pero Ochako era insistente.

—Esta de aquí es Tsuyu —señalo a la muchacha de pelo verde y largo, tan largo que casi rizaba sus rodillas. La saludo levemente —Esta de aquí es Hagakure — otra chica de pelo verde claro y ondulado hasta los hombros. En su vida Izuku había visto tanta gente con el cabello verde.

Izuku saludo a las chicas con una sonrisa, aunque todas se detenían a mirar su conejito.

—¿Y esa cosa que? — pregunto finalmente Ochako señalando a su peluche.

—Oh es mi conejito — dijo casual— Es como un peluche de apoyo emocional, me ayuda a calmarme cuando me estreso y también a poder dormir.

—Eso es bastante infantil — Ochako fue la primera en hablar.

—Yo creo que lindo —respondió Tsuyu— Me parece muy valiente que lo tengas aunque las personas son muy "chismosas" — hizo un ademán de señas con su mano. Izuku soltó una pequeña risa agradeciendo el cumplido.

—¿Y como se llama el conejito? — pregunto ahora Hagakure. Se sonrojo un poco ocultando su sonrojo detrás del peluche.

—Se llama Mighty — las dos chicas hicieron un pequeño "aww" Ochako fue la única que rodó los ojos, aunque esto no fue notado por Izuku.

De pronto por detrás de ella choco una chica varios centímetros más alta, era más baja que Shoto, pero seguía siendo alta. Mientras Izuku medía sus muy respetables 1.60 de centímetros, la chica medía cerca del 1.70 o más alta. Era rubia y de aspecto atlético. Sus brazos denotaban músculos incluso a través de la ropa, lo que la dejo impresionada. Su ropa ajustada remarcaba su cintura (no pequeña como la de Izuku) bastante trabajada, incluso con algunos abdominales característicos de las mujeres que se ejercitan, pero no demasiado. tenía ropa deportiva y el cabello lacio hasta los hombros. Era bastante guapa, Izuku se sonrojo apenas la vio, era más su tipo.

Estaba sonrojada hasta las orejas cuando una mano se agito frente a ella. Era la mano de Ochako.

—¿Eres lesbiana? — pregunto de la nada y con algo de brusquedad.

—Lo soy — fue sincera, no era algo que la avergonzara.

—Sabes, Katsuki no es el mejor ejemplar de pareja — Izuku la miro— Es muy gruñona y poco cariñosa. Todo con ella parece una competencia y tiene un pésimo vocabulario.

Izuku miro a la chica, ella estaba acompañada de otras dos chicas que estaban abrazadas. A izuku no le pareció tan mala desde la distancia, era guapa y si parecía ser alguien gruñona por sus cejas fruncidas, pero eso no le decía mucho sobre ella. Prefería tener su propia opinión. Katsuki se giro a verla un momento, sus ojos eran bonitos, rasgos y de un color rojo intenso. Casualmente el color favorito de Izuku. Sonrió tímidamente dando una pequeña reverencia con la cabeza, hábitos de su cultura japonesa de parte de su madre. La chica respondió con un chasquido de lengua, pero un pequeño movimiento de cabeza. Eso era suficiente para un saludo. La rubia se giro a seguir hablando con sus amigas y soltando unas cuantas maldiciones. Bueno parecía ser cierto que era grosera y algo gruñona.

—No puedes fijarte en ella — Ochako rápidamente la detuvo.

—¿Por qué? — no entendía que sucedía. Es decir, si, le pareció guapa. Pero eso no significaba que Izuku intentaría algo romántico con ella o que quería ser su pareja. La pecosa no era de esas personas que quieren salir con alguien solo de vista, ella necesitaba su tiempo para encariñarse con alguien o sentirse realmente atraída.

—Por que es una chica, bueno, que anda con todas — fue la explicación rápida de Ochako. Por sus gruesas cejas fruncidas, parecía decirlo en serio— Créeme, no es buena idea.

Dejo de insistir al respecto. Katsuki no parecía ser tan mala, pero eso no significaba que fuera buena persona, eso lo descubriría más adelante.

—Si tu lo dices Ochako.

La noche termino con una cena deliciosa en el jardín delantero. Los empleados pusieron manteles y cestas con sandwiches y postres para cada picnic. Un picnic al atardecer sonaba lindo y lo fue. Tomo algunas fotos con su celular del momento, del lindo atardecer, de la comida y el picnic. De la limonada rosa que les sirvieron a todas y de sus nuevas amigas junto a ella. Le envío fotos a su mamá y a su amiga kendo, quienes parecía felices al ver que se adaptaba. También se tomo fotos con su conejito y le tomo fotos sentado junto a la comida y el paisaje de fondo. Algunas chicas la miraban con curiosidad, pero solo le sonreían, nadie parecía realmente interesada en saber por que tenía un conejito, lo cual la alivio.


Cuando la noche empezó a surgir, les dieron indicaciones de subir a sus cuartos. Ochako tenía cuarto en el segundo piso, al igual que. Las demás, entonces subió con esperanza de encontrar a Shoto.

Ella estaba sola en las escaleras cuando escucho un sollozo. Sus ojos se enfocaron en el pasillo frente a las escaleras, justo donde estaban las dos habitaciones y el baño, el sonido venía de la izquierda donde el pasillo continuaba para dar a las otras habitaciones y el armario de limpieza al parecer. A la derecha estaban otras habitaciones, pero nadie parecía escuchar los sollozos, probablemente seguían en el primer piso jugueteando antes del toque de queda.

Izuku siguió el sonido del llanto hasta la primera puerta a la izquierda, el armario de limpieza. Lentamente reposo su oreja contra la madera oscura, un sollozo salió de ella, sin saber exactamente que hacer trato de abrir la puerta, pero esta estaba cerrada desde adentro. Con un suspiro tembloroso toco la puerta suavemente.

—¿Hola? ¿Estas bien? — pregunto. Los sollozos se detuvieron — ¿Necesitas ayuda?

—¡No! ¡Aléjate! — grito la voz entrecortada.

—Cualquier cosa, déjame ayudarte — la chica lloro— ¿Estas herida?

—¡No! —otro grito.

—Paso algo malo ¿verdad? — esta vez no tuvo ninguna respuesta— Se que, tal vez no quieras hablar de esto. Pero puedo ser buena escuchando y entendiendo a las personas, tengo ese don. Déjame tratar de entender.

—No creo que puedas....— susurro la voz.

—Claro que puedo, déjame intentar — la chica sorbió su nariz.

—¿Sabes que se siente estar perdiendo la cabeza? ¿Algo importante de tu cuerpo o de tus sentidos? — Izuku se mordió el labio.

—No, no lo se — la voz chasqueo la lengua— Pero soy buena entendiendo, si me lo explicas lo entenderé.

Por un momento no escucho nada, hasta unos segundos después.

—Siento mucho miedo.....—admito la voz— pero no puedo demostrarlo.

—¿Por qué? Estar perdiendo alguna cosa, perder da miedo y tienes derecho a mostrarlo — la voz pareció enfadarse.

—¡No puedo tener miedo, si tengo miedo los voy a asustar más a ellos! — grito— Ya les he ocasionado tanto dolor.....verme así.....los destruirá.

—Yo creo que eso te hará ver humana — izuku se recargo contra la puerta— Mira, mi padre me dijo esto hace algunos años; El valor no es la ausencia del miedo. El valor es conocer al miedo recordando que siempre hay algo mejor detrás esperando a ser descubierto y entonces decides afrontarlo y seguir adelante. Eso es el valor.

La chica lloro un poco más.

—Eres muy valiente — le dijo Izuku— Mucho. Estoy segura que ahora sientes mucho miedo, estas en tu derecho. Por favor siempre recuerda que hay un futuro y en ese futuro lo peor ya paso, ahora viene lo bueno.

—La felicidad no es eterna — le dijo.

—No —admitió— Pero tampoco lo es el miedo y la tristeza. Siempre hay puntos bajos y altos en nuestras vidas, solo tu puedes decidir en que momentos enforcarte........bueno a mí siempre me consuela saber que, cuando estoy en el punto más bajo......siempre voy a salir de ahí. Espero que te sirva también. Lo mismo pasara con esas personas que mencionas, si sientes miedo, podrán enfrentarlo juntos y entonces, estoy segura, que nada será tan aterrador como antes.

La chica dentro del armario se quedo callada. Izuku estaba por alejarse cuando escucho su voz salir débil como el aleteo de una mariposa herida.

—Gracias.....

—No es nada — sonrió izuku— Ahora me tengo que ir, tu también debes irte pronto.

La peliverde avanzó hasta su cuarto. Estaba preocupada, pero una parte de ella se sintió relajada al ya no escuchar más sollozos detrás de esa puerta.


Bueno, eso es todo por el día de hoy. Como ya tengo casi todos los capítulos terminados, creo que estaría bien que asignáramos un día como el día de actualización. Yo creo que los viernes o los lunes estaría bien. Pero ustedes eligen.

¿Les gusto el capítulo? :D espero que si, este tiene cerca de 8000 palabras sin mis pequeños comentarios al inicio y al final del cap. Y agarrense por que los demás son igual o más largos jajaja espero que les guste o si los quieren más cortos también puede ser una opción, será lo que ustedes quieren. Ya saben, esta autora puede complacerlos en ese pequeño detalle.

Comenten mucho en los siguiente caps, no olviden votar y compartir. Besos y abrazos muah, muah. Nos vemos hasta el día que elijan.

Au revoir

:D

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