Capítulo 1
Bon jour Comment ça va? Je suis très bien. Muy contenta, enserio, llegamos al cap uno *gritos* estoy muy feliz por eso. Este capítulo tiene aproximadamente 9,000 palabras, casi 10,000. Yo se los advertí jaja me gustan los capítulos largos xd. Quiero decirles, que la kacchan del separador y la deku del separador, son como yo las imagino y como las describo. Espero que les guste mucho este capítulo.
Bueno sin más que decir, disfruten la lectura :D
POV. Katsuki
La alarma resonó por las paredes de la enorme habitación. Sonaba tan fuerte que el celular temblaba en el buro. Los temblores llegaban hasta su cama. Katsuki estiro su mano tocando con suavidad el respaldo de la cama, podía sentir las vibraciones en la punta de sus dedos. La rubia ceniza gruño enterrando más su cara entre las almohadas suaves. Sus sabanas se enrollaron en su cuerpo al girar para quedar boca abajo en la cama.
"Solo cinco minutos más" pensó mientras encontraba la posición perfecta.
La insistente alarma seguía sonando sin parar en el mueble junto a su cama. Gruño de nuevo y abrió los ojos, su celular vibraba sin parar y la linterna se prendía y apagaba. Katsuki tenía esa función activada en la que su celular que hacía a la linterna parpadear en las alarmas, también parpadeaba parcialmente cuando le llegaban mensajes o llamadas.
La puerta de su habitación se abrió y Katsuki entreabrió los ojos para ver a la persona que entro. Su madre camino hasta ella y comenzó a menearla para despertarla. Katsuki le gruño a su madre y la mujer continúo sacudiéndola, no paro hasta que la ceniza se volteo quedando boca arriba, abrió los ojos mirando a la mujer con el ceño fruncido. Entonces finalmente su madre se acerco a ella para que pudiera verla bien y hablarle.
—Katsuki, hey niña, apaga esa maldita cosa — dijo su madre. Katsuki entrecerró los ojos tratando de entender— Apaga. La. Alarma — esta vez Katsuki entendió perfectamente.
—Voy — dijo y su madre asintió marchándose. Oh si, Katsuki tiene su alarma tan fuerte que puede escucharse incluso a un pasillo de distancia, a pesar de eso Katsuki apenas y podía oírla. Estiro su mano tomando el celular y apagó la alarma.
Los recuerdos la atormentaban como cada que llegaba el inicio del internado, cada que llegaba o terminaba la maldita primavera. Estaban a mitad de julio, la primavera había terminado, pero aún así los recuerdos la inundaban y seguirían mortificándola al menos por un mes más.
Katsuki se levanto de pésimo humor. Como todos los días de su maldita existencia.
—Que día de mierda...—medio murmuro al aire, sus ojos entrecerrados tratando de acostumbrarse.
Su mirada vago por la habitación hasta su lado. En el buró se exhibía una linda foto familiar tomada en navidad hace casi tres años. Todos los integrantes parecían felices, incluso Katsuki quien sonreía como pocas veces. Su mirada se alejo de ahí y su mano instintivamente intento bajar la foto, pero detuvo sus instintos dejándola tal y como estaba. No podía hacer eso, no a él.
Instintivamente llevó sus dedos a sus orejas, los finos dedos recorrieron su mandíbula y cuello en busca de ese liquido carmesí que, igual que siempre, no encontró. Suspiro relajándose, tomo del buro sus audífonos, con cuidado ajusto el volumen y tomando su celular bajo de su cama. Era una fanática del orden, por lo que su cama fue arreglada con la dignidad de un hotel de cinco estrellas. Las sabanas de color negro perfectamente plisadas combinaban con sus almohadas blancas y cojines negros con naranja.
Para dar por terminada su tarea tomo una moneda de su billetera y la dejo caer en el colchón, la moneda reboto cayendo aún lado sin ninguna imperfección en la cama.
—Jodidamente perfecto — ahora estaba lista para comenzar su rutina.
Se estiro un poco y miro el reloj a su lado. Seis de la mañana, la hora indicada.
Bajo las escaleras de su cuarto para ir hasta el primer piso, su madre aún no estaba despierta del todo, seguro la muy floja se había vuelto a acostar para continuar durmiendo, por lo que veía. Encendió la llama de la estufa y reviso el refrigerador.
—Así que hoy será salmón y fruta. Necesito avena — dijo mirando el contenido de su congelador— Salmón y avena con arándanos y plátano— tomo las cosas y dejo el salmón sobre el fuego. Escucho como el aceite comenzó a chorrear. Dejo la avena a fuego lento, dejo un poco más para sus padres, estaba segura que se les antojaría apenas verla.
Corto las frutas y las puso en un plato, alisto otro plato con un poco de espinacas y saco el salmón del fuego dejándolo junto a las espinacas. En el plato con fruta puso un poco de yogurt sin azúcar y agrego la avena, para tomar un licuado de fresa con proteína.
Se sentó a comer pacíficamente revisando sus redes sociales. Eijiro, su tonta amiga pelirroja recientemente había comenzado una relación con cara de tonta Denki, otra amiga. Mina estaba de novia con un chico del internado de a lado (manejado por su padre Masaru Bakugo) y ella era la única que seguía soltera. Gruño al ver sus estados cursis que le daban ganas de vomitar, durante algunas semanas estuvo saliendo con una chica, pero las cosas no funcionaron. Tal vez su odiosa madre tenía razón y su horrible actitud le impedía tener citas.
Termino su desayuno y lavo los platos, le tenía pánico a los gérmenes, tal vez fue por.......sus manos fueron a sus orejas instintivamente, pero se alejaron de inmediato y es por eso que era muy ordenada.
Al terminar camino hasta su gimnasio en casa, comenzó a realizar su rutina de ejercicio, esos músculos femeninos no se mantenían solos. Escucho ruido y supo que su madre estaba despierta, reviso el reloj en la pared. Ocho de la mañana, era hora de ducharse.
Salió del gimnasio con su habitual cara de perro molesto.
—Ay cariño — se quejo la mujer comiendo cereal, tan poco saludable— Serías más bonita si no hicieras esos gestos horrendos.
—Cállate bruja. Prepare avena y la dejaste como vil perro abandonado — su madre le arrojo un cucharon— ¡Carajo bruja!— grito y la mujer le grito de vuelta.
—¡No le hables así a tu madre! — su padre rio bajando las escaleras. Katsuki no noto que estaba ahí hasta que su padre estuvo detrás de ella y puso una mano en su cabeza. Dio un pequeño salto por la sorpresa, pero se recompuso enseguida.
—Buenos días, cariño — saludo revolviendo los cabellos dorados de su hija— Buenos días querida.
—Buenos días viejo — respondió Katsuki— ya hemos hablado sobre hablarme de espaldas.
—Oh, lo lamento cariño — dijo dando un pequeño beso a la cabeza de su hija. Katsuki dejo de fruncir el ceño— Querida eso no es un desayuno apropiado— regaño el hombre a su esposa.
—Pero....— el hombre la interrumpió quitándole el tazón— ¡Masaru! — se quejo de nuevo.
—Nada de protestas Mitsuki — regaño el hombre. Katsuki rodó los ojos y continuo su camino a su habitación secando su sudor con su camiseta.
Se quito los audífonos y los dejo en su escritorio. Su baño fue con agua fría para terminar de despertar y activar su cuerpo. Al final se cambio con ropa deportiva, lo único que usaba siempre. Solo se puso base y un poco de rímel, era lo único que usaba ya que no le gustaba mucho el maquillaje. Su cabello corto solo fue cepillado un poco y miro su equipaje a un lado. Faltaba casi un mes para empezar las clases, pero ella ya estaba preparando sus cosas.
Su odiosa madre dueña de un internado la hacía asistir cada año desde que cumplió los ocho años. El internado UA era perfecto para las chicas que querían entrar a la universidad de Hardvard, razón por la cual la rubia no se quejaba de asistir cada año. El internado te equipaba con todas herramientas necesarias, tenía el servicio social requerido, las actividades deportivas, musicales, recreativas y muchas cosas más. Tal vez por eso se convirtió en una persona muy competitiva. Aún era temprano, eran casi las 11, debía preparar un almuerzo.
Su celular comenzó a vibrar en su cama, la luz parpadeando la hizo reaccionar y caminar hasta él para tomarlo, por suerte era una video llamada. Contesto y la pelirroja fue revelada en la pantalla.
—¡Hola sist! — dijo la chica, Katsuki hizo una mueca y Eijiro comprendió acercándose más a la cámara para que su rostro se apreciara mejor— Hola Kats.
—Hola — contesto con tono neutro, como siempre hablaba cuando no sabía como la escuchaban los demás— ¿Qué es lo que quieres?
—Quería preguntarte si te gustaría almorzar conmigo y Denki más tarde — Katsuki arqueo una ceja confundida— Dije, si te gustaría almorzar conmigo — Katsuki miro su calendario con un rápido vistazo, termino por asentir— Bien, ¿nos vemos a las 12? — otro asentimiento— Bien ¿en donde quieres almorzar?
—Creo que tengo ganas de pasta — Eijiro aplaudió de acuerdo.
—¡Genial! Un restaurante italiano entonces — Katsuki vio como la chica se giraba y parecía gritar algo, después volteo sus ojos a la rubia en la pantalla— Me tengo que ir, Denki llegó.
—Bien, adiós perdedora — Eijiro rio, pero se despidió con la mano.
Cerró su celular que podía doblarse y lo arrojo a la cama, si algo tenía Katsuki era la poca preocupación por sus cosas.
Camino hasta su armario buscando algo más decente. Termino por elegir unos pantalones acampanados negros y un crop top de mangas cortas anchas de color negro con una "x" en naranja. Sus botas favoritas negras con naranja.
Tomo sus audífonos viendo que estaban descargados.
—Me lleva...— gruño mientras los ponía a cargar, tardarían una hora o dos en cargarse. Termino por simplemente dejarlos ahí y bajar con su celular cargado al segundo piso.
Sus padres miraban televisión sentados en la sala y ella se puso delante de ellos para verlos.
—Saldré con Eijiro y Denki — su madre asintió balbuceando algo— ¿Qué?
—Que tengas cuidado — repitió la mujer hablando más despacio y sin comida en la boca— Me avisas cuando llegues.
—Si — y con eso bajo al tercer piso para irse.
Tenía una motocicleta aparcada en la cochera. Katsuki se subió y se marchó. Su enorme casa tenía un jardín modesto que estaba empapado por la lluvia reciente. Katsuki tenía el pasatiempo de plantar rosas o cualquier tipo de flor. Le gustaba la jardinería, era como un pasatiempo.
Katsuki salió con tanto tiempo de anticipación por que sabía que Denki llegaría hambrienta de su vuelo y Eijiro seguro no comió nada con tal de esperar a su novia, aunque sinceramente ella también se estaba muriendo de hambre.
Se detuvo en un semáforo justo a tiempo para recibir un mensaje de Eijiro donde le mandaba la ubicación. Siguió las indicaciones que leyó en el mensaje y finalmente llegó al restaurante de comida italiana, donde sus amigas ya la esperaban sentadas en una mesa.
—¡Oh Katsuki, por aquí! — grito Denki, pero Katsuki continuo mirando por todos lados en busca de sus amigas— ¿Qué le pasa? Parece que no me presta atención.
—Creo que no te escucha — dijo Eijiro y se puso de pie para ir hasta la ceniza. Katsuki finalmente vio a Eijiro y se acerco a ella. La pelirroja le sonrió tomando su mano y guiándola hasta la mesa.
—No las veía por ningún lado — dijo Katsuki, la pelirroja le sonrió y la sentó en la mesa donde ya la esperaba Denki.
—¡Hola Kats! — la ceniza saludo a la rubia canario con su mano, no le gustaba mucho hablar cuando no sabía como se oía su voz.
—Hola — Denki la miro extrañada y entonces Katsuki movió un poco su cabello peinado de lado, de esa forma revelando sus oídos.
—Oh, entiendo — Denki le paso el menú— Yo tengo ganas de pizza en realidad ¿Qué te gustaría?
—¿Pizza? — Denki asintió— No son ni las jodidas dos de la tarde— Eijiro rio divertida con las maldiciones de Katsuki.
—¡Hey! Yo tengo antojo de eso — Denki renegó— Por sí no sabías, en Texas no hay muchos restaurantes de comida italiana originales.
Katsuki inclino la cabeza confundida por que hablaba demasiado rápido y apenas la entendía. Denki noto su cara.
—Quiero decir, en donde vivo no hay buenos restaurantes de comida italiana— Katsuki bufó.
—¿Y lo que más extrañas es la pizza?
—Obvio— dijo mirando el menú de nuevo— ¿Qué te gustaría Eijiro?
—Yo quiero pasta y tal vez coma un poco de tu pizza Den— la chica asintió.
—Yo también quiero pasta— dijo con mucho queso, Denki asintió— y de tomar quiero soda o tal vez jugo de mango.
Eijiro llamo a un mesero y ella le dijo la orden. Dentro de unos minutos la pizza humeante fue dejada en la mesa, las pastas fueron servidas y las tres chicas degustaron sus alimentos.
—Katsuki— la rubia con un mechón negro en el fleco agito su mano frente el plato de Katsuki. La ceniza levanto la mirada— Siempre me he preguntado ¿Cuál es tu tipo?
—¿Mi tipo?— pregunto Katsuki recibiendo un asentimiento— ¿Tipo de que?
—De novia tontita— Katsuki le gruño y Denki se rio— A mi siempre me gustaron las chicas de aspecto rudo como mi bebé— dijo dándole un besito en la mejilla a la pelirroja quien sonrió— ¿Y tu eiji?
—bueno— la pelirroja tarareo— En realidad mi tipo son las chicas calladas e inteligentes supongo— Eijiro continuo comiendo mientras Denki la abrazaba de lado, Katsuki soltó una risa baja.
—¿Qué pasa kats?— dijo Denki curiosa.
—Eres lo opuesto a su tipo— dijo riéndose, Eijiro se quedo callada un momento y después comenzó a reír, Denki solo las miraba con un pequeño puchero. Para animarla Eijiro soplo besos en su rostro haciendo reír a la chica.
—Ya fue suficiente— dijo empujando la cara de su novia aún lado— arruinaras mi maquillaje— dijo sacando un espejo de su bolso y mirando su rostro. Eijiro se veía algo triste por ser apartada, pero se dejo hacer por su novia. Aún así tomo su mano entrelazando sus dedos encima de la mesa.
Katsuki miro a las dos novias con algo de envidia.
—Supongo que me gustan las chicas amables— dijo Katsuki recibiendo la atención de la parejita— las chicas listas, pero no presumidas como la perra de Todoroki. Esa maldita.....— dijo con rencor. En realidad katsuki no odiaba a Shoto, solo no le agradada.
—Guau cuanto odio hacia la pobre Shoto ¿Qué te hizo?— pregunto Eijiro.
—Es muy odiosa amor, siempre anda de aquí haya gastando el dinero de su padre y sacando las mejores notas. Además me ha ganado dos años seguidos para ser reina del baile de invierno.
—Oh es cierto— recordó Eijiro— Bueno, a mi nunca me ha hecho nada.
—Ni a mi, pero aún así la empujaría a un charco de lodo — Katsuki gruño— la muy perra...
—Katsuki, no la insultes— regaño Eijiro.
—Cállate— Denki hizo un puchero— Quita ese horrible gesto infantil.
—¿Infantil? Es adorable— dijo Denki mirándose de nuevo al espejo— Al menos eso intento siempre.
—Te ves estúpida haciendo eso— dijo Katsuki ganándose un ceño fruncido de ambas chicas— Digo, hacer muecas hace que cualquier se vea tonto.
—Yo creo que es lindo— dijo Eijiro dándole un piquito a Denki, quien sonrió dándole las gracias.
—No se pongan empalagosas frente a mí— se quejo y ambas chicas rieron.
—Es inevitable— dijo Eijiro.
—Cuando te enamores y tengas novia, lo entenderás— dijo Denki, Katsuki rodo los ojos.
—Si es que llegó a tener novia— corrigió.
—Nop, yo estoy segura que la chica ideal llegará— dijo con total seguridad la rubia con el mechón negro.
—Si tu lo dices, cara de tonta.
Denki jadeo ofendida y comenzó a hacer un berrinche sobre las razones para que Katsuki la llamará "cara bonita" en lugar de "cara de tonta". Pero Katsuki solo bajo la mirada para evitar entenderla y así librarse de la discusión. Eijiro miraba todo demasiado entretenida, pero después de unos minutos le dijo algo a Denki que Katsuki no entendió por tener los ojos puestos en la comida y con eso la chica pareció estar más tranquila.
Una mano se movió frente a ella y levanto la mirada.
—Creo que ya es hora de irnos— dijo Eijiro mostrando la hora— se que tienes cosas que hacer.
Katsuki asintió.
—¿Nos vemos el próximo mes entonces?— pregunto recibiendo una negativa de Denki.
—Nos veremos el sábado— dijo sonriente— Quiero ir de compras con ustedes.
Eijiro la miro en busca de una respuesta. Ambas chicas juntaron las manos y pegaron sus cabezas haciendo los mejores ojitos de cachorro que pudieron. Katsuki solo suspiro.
—Bien, pero si me aburró, me voy— ambas chicas asintieron y se despidieron con enormes sonrisas.
La ceniza las vio caminar tomadas de las manos, a pesar de que recibían algunas miradas, a ninguna de ellas parecía importarles. Por suerte vivía en california, donde parecía un requisito tener dinero, grandes sueños y ser gay.
Miro el reloj en su muñeca notando que ya eran las dos de la tarde, paso mucho tiempo hablando y comiendo con ellas. Su madre la regañaría.
Poniéndose su casco subió a su moto y comenzó su camino al hospital como cada mediados o fin de mes. Como en Agosto comenzaban las clases tendría que ir a mitad de julio para poder ir a finales de Agosto y no perderse ninguna clase.
Se tomaba muy enserio su futuro.
Al llegar al hospital las enfermeras la guiaron hasta el consultorio, la mayoría de personas ahí ya la conocían.
Katsuki llegó tocando la puerta y esperando unos segundos hasta que esta fue abierta por su enojada madre.
—Llegas tarde— le dijo, Katsuki solo rodo los ojos entrando a la habitación— no me ignores niña.
La rubia termino por sentarse en la camilla donde la doctora ya la esperaba. La doctora Chiyo, una mujer bajita que había cuidado y monitoreado a Katsuki desde hace años.
—Buenas tardes— saludo por cortesía. Era idiota, pero una educada.
—Buenos días Katsuki— la doctora comenzó tomando sus signos vitales. Katsuki se dejo tocar con naturalidad por la mujer cuando comenzó a palpar su pecho con el estetoscopio— ¿Ha estado tomando sus vitaminas?— le pregunto a su madre.
—Si, yo misma lo he comprobado— dijo la mujer— Doctora, ella necesita mirarme para hablar conmigo— dijo su madre preocupada.
—Eso es algo que ya habíamos mencionado señora Bakugo— dijo la mujer— No hay cura.
—Lo se— dijo Mitsuki mirando a su hija a lado de la doctora— Me preocupa.
—Estoy bien— respondió Katsuki y su madre la miro con lagrimas en los ojos— Dije que estoy bien maldita sea.
—Katsuki, lenguaje— la ceniza gruño al ser regañada por una mujer que respetaba muchísimo. Su doctora de confianza— Deja que termine de revisarte.
Su garganta fue revisada, al igual que sus fosas nasales y oídos. La doctora se alejo con una mueca.
—Señora Bakugo venga conmigo— su madre acaricio su mano suavemente y siguió a la mujer más pequeña.
Katsuki podía verlas conversar, pero no entendía nada de lo que decían al estar de espaldas y bastante alejadas, apenas y podía ver sus rostros. La ceniza vio como su madre se llevaba ambas manos a la boca y comenzaba a llorar siendo consolada por la mujer mayor con unas palmadas en la espalda. Mitsuki gritaba algunas cosas, un enfermero se acerco a tranquilizarla, la doctora hablaba calmada, con esa tranquilidad que los doctores siempre le muestran a sus pacientes y sus familiares.
La ceniza miraba todo sin entender que demonios estaba pasando para que su madre se pusiera así. Y algo dentro de ella sabía que algo estaba mal, sobre todo cuando hace casi tres meses el vital liquido rojo había corrido en unas pequeñas gotas que se deslizaron por su barbilla. Llevo una mano a su pecho apretando su camisa, las fuertes sensaciones en su cuerpo le causaron escalofríos. Comenzó a sudar y su pecho subía y bajaba, los recuerdos la atormentaban.
De nuevo estaba ahí, las luces cegándola, la oscuridad asechando, las risas resonando cual eco en una montaña. Su respiración irregular, el latido de su corazón sonaba tan fuerte en sus oídos hasya que ese sonido se iba extinguiendo. El sonido era reemplazado por sirenas y vista borrosa, las luces parpadeando en colores rojos y azules. Inclino la cabeza hacia abajo tratando de respirar, su otra mano apretó su pantalón intentando encontrar estabilidad.
Ni cuenta se dio que las mujeres habían entrado a la habitación hasta que sintió las manos de su madre en su espalda. Levanto la mirada, los malos recuerdos alejándose un poco, la vista borrosa seguía ahí, pero el eco de las sirenas había desaparecido y las luces se habían esfumado.
Su madre le hizo señas. Katsuki las entendió y comenzó a imitarla respirando lentamente, profundo, llenando sus pulmones con aire y oxigeno. Los escalofríos le dejaron la piel de gallina, pero ahora podía concentrarse.
—¿Todo....todo esta bien?— pregunto. Su madre y la doctora se miraron y después la mujer rubia asintió.
—Si....vamos a casa.
El camino a casa fue callado.
La mujer no trato de decirle nada y dudaba que lo hiciera, después de todo estaba manejando. Katsuki miro sus manos ligeramente temblorosas, las pastillas para calmar la ansiedad siempre la dejaban así. Su madre la miro un segundo, pero no hizo nada.
Cuando llegaron a casa su madre corrió al cuarto y se encerró ahí, Katsuki solo la miro irse sin saber que hacer o decir exactamente. No sabía que diablos estaba pasando.
Su padre llegó poco después y entro al cuarto. Katsuki miro todo desde su habitación. Como al abrir la puerta del cuarto, su madre estaba derrumbada en el piso llorando, el hombre castaño la consoló abrazándola y la puerta fue cerrada. No vio nada más.
Un sentimiento de amargura se instalo en su pecho. Miro su habitación buscando algo que hacer mientras todo pasaba. Su cama perfectamente tendida, su baño limpio, su cuarto pulcro, su armario ordenado, todas esas cosas que antes la dejaban tranquila ahora mismo eran tan agobiantes.
No encontró nada con que calmar sus manos temblorosas, no hasta que vio su maleta. Entonces fue hasta ella y la arrojo al suelo, aún estaba medio vacía, así que eso haría. Comenzó a sacar su ropa por montones dejando todo en el suelo. La ropa fue elegida y doblada dentro de la maleta.
Cunado su padre entró a su habitación tuvo que zapatear el suelo fuertemente. Katsuki giro para ver su a su padre quien le sonreía con ojos rojos, seguro el también había llorado.
—¿Puedes decirme que pasa?— su padre la miro con amor, pero también con una profunda lastima.
—Tu madre no quiere que lo sepas— dijo el hombre— pero yo creo que debes saberlo.
—Entonces dime— su padre se sentó frente a ella en el piso. Katsuki lo miro prestando atención.
—Katsuki, estas empeorando— dijo, la ceniza suspiro mirando hacia abajo. Su padre tomo su mentón entre sus dedos para hacer que lo viera, la ceniza lo miro, algunas gotas saladas en sus ojos— Ya sabías que jamás mejorarías.
—Si, lo sabía— dijo Katsuki— Pero no pensé que empeoraría— su madre acaricio sus mejillas. Katsuki se acurrucó en la palma de su padre— ¿Qué tan grave es?
Su padre suspiro— No los necesitaras más— dijo y Katsuki entendió perfectamente.
Su padre la dejo sola. Katsuki en la soledad de su habitación se permitió poner sus manos en su cara y comenzar a llorar. Jamás pensó sentirse así, nunca pensó volver a llorar. No sabía si sus padres la escuchaban, pero ahora eso no le importaba ni un poco.
Ella nunca lloraba, pero ahora estaba llorando.
Si salió de compras con Eijiro y Denki. Llevo los audífonos, pero comenzó a notar poco a poco lo que la doctora menciono.
No les dijo nada, no quería ser objeto de su lastima, no quería más miradas tristes como las que recibía en casa.
Hace tiempo que se había resignado, pero ahora no solo estaba resignada, estaba completamente perdida.
Mientras veía a Eijiro juguetear con Denki y como esta intentaba alejar a su novia después de algunos besos. A veces deseaba tener alguien así, una persona que estuviera para ella en cada momento y que pudiera consolarla como también alegrarla.
Pero estaba sola.
Cuando llegó a casa se dejo caer en la cama derrotada. Estaba cansada mentalmente.
Se quedo acostada, de pronto sintió que alguien se acostaba a su lado. Era su madre.
—Perdóname Katsuki— dijo su madre. Katsuki desenterró su cara de las almohadas para mirar.
Su madre estaba acostada boca arriba con el rimen corriendo por sus mejillas. Katsuki la miro y sin decir mucho tomo su mano, su madre jadeo y la apretó con fuerza.
—¿Lamentas que?— pregunto.
—No haberte protegido— dijo su madre y Katsuki —como pocas veces hacía— le sonrió cálidamente, su madre la miro sorprendida con los ojos cristalizados de lágrimas.
—Yo fui la que cometió el error— dijo Katsuki— fui yo la que desobedeció, yo fui la que tome la decisión— su madre presto atención y permaneció callada— No te culpes mamá.
La mujer lloró, pero Katsuki no se dejo llevar por sus emociones, ya había llorado demasiado, no le quedaba otra más que aceptarlo.
Dejo a la mujer meterse en su cama y ambas se acurrucaron bajo las sabanas. Cuando Katsuki estaba por quedarse dormida pudo escuchar la voz de su madre llamándola "cariño" como hacía de vez en cuando. Katsuki se acurruco entre los brazos de su madre buscando ese confort que tanto había deseado y no esperaba que sucediera.
Su madre se quedo dormida primero. Recostada boca arriba sus ojos se inundaron de lagrimas y el nudo en su garganta se enrosco más. Por sus ojos se deslizaron las perlas saladas cayendo a sus costados. A pesar de la oscuridad podía ver a la perfección como desde el buró esos ojos la miraban.
Dos semanas habían pasado. Katsuki se encontraba sentada frente a la doctora. Tenía audífonos enormes de casco naranjas. Le gustaba hacer eso, cerrar los ojos y fingir que nada malo pasaba, pero esta bien sus ojos estaban abiertos.
La doctora le explico con calma todo, le mostró sus registros médicos diciéndole todo su progreso y a la vez todo su descenso y como seguiría cayendo. Katsuki no entendía por que le mostraba todo esto, ella ya sabía esas cosas, ella misma las vivió.
La doctora le explico como sucederían las cosas, su madre escuchaba todo entre lagrimas siendo sostenida por su esposo. Katsuki solo veía y tomaba algunas notas para recordar paso a paso como sucedería todo. También le dio algunas recomendaciones para hacer menos drástico el cambio, la ceniza asintió a todas las recomendaciones. Al final de la cita entregó sus medicinas y fueron cambiadas por unas nuevas, ya no con la misma finalidad.
Después de unas semanas por fin llegaba el día. Esta vez se puso los audífonos, solo sería por un rato.
Katsuki tomo sus cosas. Llevaba una maleta de color naranja, su mochila azul y un bolso deportivo negro. Su madre ya estaba esperándola en el auto.
—No entiendo por que te quedas haya, puedo traerte a casa todas las noches— su madre le dijo una vez entro al auto.
—Mis amigas se quedan ahí, yo también lo haré— Katsuki se puso el cinturón de seguridad y le grito a su madre que se lo pusiera también. La mujer obedeció riendo.
—Hay una nueva chica — le dijo su madre— Es tan lista como tu y Shoto, me alegra saber que tenemos tantas estudiantes ejemplares este año.
—Supongo que un poco de competencia no esta mal —admito. Katsuki era sumamente competitiva. Sobre todo por que ya van dos años que Shoto le gana el primer puesto.
—Katsuki quiero que seas amable, se que estás de mal humor por esta situación, pero debes relajarte — la rubia miro a otro lado, no quería hablar de esto.
—De acuerdo —acepto.
—Bien, da lo mejor de ti — la mujer le dio un beso en la frente— yo tengo que ir por los manteles que compramos para la cena de esta noche.
—Ah claro, el picnic — la mujer asintió— nos vemos en la noche.
Salió del auto algo cansada. Últimamente se sentía más cansada, pero era algo que la doctora le advirtió, iba a ser así por un tiempo. Mientras avanzaba por el lugar noto a Shoto siendo seguida por una chica, pero no le tomo mucha importancia. Las chicas recién llegadas no eran lo suyo. También vio a Ochako y rodó los ojos, ellas habían salido por casi dos meses, pero la rubia le había terminado antes de terminar el segundo mes. En su perspectiva, Ochako era sumamente celosa y posesiva. Si katsuki quería salir con sus amigas, ella se molestaba por que pensaba que la estaba engañando y en su momento la comprendía debido a su reputación de "salgo con todas" pero katsuki podría salir con mucha chicas, si, pero en sus noviazgos por más cortos que fueran, jamás pensó en ser infiel. Era un acto que Katsuki consideraba demasiado bajo y que nunca haría. Con el pasar de los días estos comportamientos la fastidiaron y decidió terminar con ella. Tampoco es que le gustara la verdad, acepto salir con ella por la insistencia de la chica. Estuvo semanas coqueteándole y katsuki, en su nuevo deseo de tener una pareja, decidió aceptar solo para ver si encajaban bien y quien sabe, tal vez le gustaría enserio. Ochako era atractiva, siempre se lo pareció, pero ahora solo le parecía desagradable.
Suspiro mientras caminaba su habitación, la compartía con Eijiro y era una buena compañera de cuarto. Se aseguraba de ayudar a mantener el orden a Katsuki, la rubia tenía problemas con el desorden, no lo soportaba. Y a ambas les gustaba el color rojo y el naranja, entonces el cuarto estaba decorado en base a esos colores con un poco de verde aquí y haya. Ese es el color favorito de katsuki, el verde. Eijiro amaba el celeste, entonces también dejaba decoraciones de ese color en algunos lugares.
Su cuarto siempre se mantenía igual. Ser hija de la directora tenía sus ventajas, podía dejar sus cosas ahí siempre hasta que se graduara. Eijiro ya estaba en la habitación y le sonrió cálidamente mientras decoraba.
—Sis ¿viste a la chica nueva? — katsuki afirmo con un pequeño sonido— ¿Cómo es?
—No tengo ni puta idea, no la vi bien — la pelirroja se rio a carcajadas.
—Yo la vi — le dijo— Es preciosa.
—¿Enserio? — realmente no le importaba.
—Sip, muy linda. Tiene cabello rizado y ojos grandes, además de pecas. Shoto estaba con ella mostrándole el lugar hace poco.
—Solo espero que sea una digna oponente — Eijiro suspiro riendo.
—Ay sis, tu siempre piensas en eso.
—¿Realmente era tan bonita? — la curiosidad la invadió. Si hasta Eijiro, quien solía ser vergonzosa podía admitir tan fácilmente que era bonita, eso significaba que era muy bonita.
—Si, es preciosa. De hecho, podría ser tu tipo —ante eso rodó los ojos. Eso lo decidiría ella.
—Eso me da igual.
—Es algo bajita, creo que apenas llega al 1.60, es bastante adorable.
Katsuki termino de guardar su ropa y ayudo a Eijiro un poco con la suya, no le gustaba acostarse y ver que los demás seguían haciendo cosas todavía. Cuando terminaron decidió que era hora de tomar una pequeña siesta. Dejo sus audífonos cargando y se recostó en su cama a dormir.
Se levanto cuando una mano sacudía su hombro. Al parecer esta mano era de Denki, quien le sonrió apenas abrió los ojos.
—Hora de cenar — fue todo lo que dijo.
Se estiro en la cama como un gato y abrió su armario. No quería lucir como una vaga, necesitaba mantener su reputación.
Eligio una blusa de tirantes blanca y una camisa de mangas cortas naranja encima, pantalones holgados de ejercicio naranjas y tenis blancos. Nada muy ostentoso, pero bonito. Cepillo un poco su cabello dejando algunos mechones desalinéalos. Le gusto como se veía entonces decidió bajar.
Mientras caminaba hasta sus amigas tropezó con alguien más pequeña. No le tomo mucha importancia, ya que la chica no se cayo o pareció lastimarse. Solo se giro un momento para mirarla y asegurarse de que estuviera bien, la chica era preciosa. De bonitas pecas suaves y ojos verdes grandes que combinaban con sus cabellos rizados verdes que caían suavemente más haya de la mitad de la espalda, una cintura muy pequeña y delgada y caderas modestas, sus piernas eran delgadas con muslos gruesos y busto mediano. Si, era muy bonita, de las chicas más hermosas que ha visto en toda su vida. La chica se sonrojo apenas la vio y giro la cabeza, sus rizos balanceándose con ella. Katsuki pudo notar que tenía un trasero algo grande y redondo. Sonrió con un poco de picardía al notarlo, bueno, la pelirroja no estaba del todo equivocada, si era un poco su tipo. Eijiro la miro con curiosidad, pero no noto que es lo que miraba Katsuki.
—Esa ridícula trae un peluche — dijo Denki con fastidio. La rubia la miro sin entender, hasta que noto que la chica peliverde, efectivamente tenía en sus brazos un peluche de conejito blanco vestido similar a ella.
—Creo que cada quien, puede hacer con su vida, lo que se le de la puta gana — dijo Katsuki, tosca, gruñona, solo como ella.
—Hay katsuki, tu no entiendes — dijo Denki mientras abrazaba el brazo de Eijiro— Eso es un alivio. Cuando la vi dije "oh cielos, es tan bonita. Podría vencer a Shoto" y me preocupe por que es obvio que la nominaran a reina del baile. Y es casi seguro que puede vencerme.
Eijiro acuario con suavidad los cabellos de su novia y Katsuki rodó los ojos con hastío.
—No tengo idea para que quieres ser reina — Denki la miro— No tienes la capacidad de ser una puta líder.
—¡Que grosera eres! —chillo Denki.
—No soy grosera, soy honesta —Eijiro soltó una pequeña risa.
—Amor, no dudo que puedas aprender a hacerlo. Pero Kats tiene razón, no sabes hacer muchas de las cosa que se tienen que hacer.
Denki hizo un puchero y "sollozo" en el hombro de su novia. La pelirroja consoló a la rubia teñida y la miro con ojos que destilaban "ayuda" pero Katsuki tenía nula experiencia consolando personas. Por lo que salió huyendo de ahí a verificar como iba la instalación de los picnics. Eijiro la miro con un puchero "traidora" parecían gritar con fingida molestia.
Después de comer un rato, sus amigas subieron a su cuarto a descansar. Ella se había quedado supervisando en lugar de su madre y con compañía de Shoto. Obviamente este tipo de trabajos se le asignaban por que Denki no asistía. Ochako no era responsable de ese trabajo, entonces también se marchaba a descansar.
Mientras iba a su habitación un fuerte pitido en su oído derecho la invadió. Fue tan fuerte que le dio una sacudida en la cabeza, se aferro con fuerza al barandal de la escalera y cerro sus ojos con fuerza. Sus rodillas temblaron como gelatinas y cayo al suelo, apenas pudo sostenerse y caminar a tropezones hasta el armario de limpieza, no quería que nadie la viera de esta forma. Su cabeza daba vueltas y se sentía adormilada, se metió al armario y cerro con seguro antes de caer desplomada al suelo.
Despertó después de unos minutos, se levanto algo adormilada y con mucho dolor. Intento moverse despacio y cuando hizo un sonido de queja casi salta de la impresión. El sonido era bajo, tan bajo que apenas y podía notarlo, hablo una vez más, el mismo resultado, otro intento fallido. Sin poderlo evitar, comenzó a llorar. Eso había sido peor de lo que había imaginado, tan aterrador, ese vació del que tanto tenía miedo estaba entrando de nuevo a su vida. Abrazo sus rodillas llorando mientras poco a poco esa nube se disolvía y sus llantos aumentaban. Gruño varias veces y maldijo otras tantas.
"No es justo...no es justo" se repetía mentalmente. No era justo, por que ella que siempre hizo lo mejor para cuidar de ella, de su cuerpo y se sus seres queridos. En un descuido todo se había terminado.
De pronto el mundo se hizo audible. Estaba dejando de llorar cuando escucho una suave voz, tan suave que fue incapaz de reconocer a quien pertenecía.
—¿Hola? ¿Estas bien? — Katsuki dejo de llorar en seco, tenía miedo de ser reconocida— ¿Estas herida?
Katsuki bufo antes de golpear su cabeza contra la madera detrás de ella.
—¡No! —grito enojada ¿Es que acaso no podía dejarla en paz? O entendía como las personas no podían leer las señales que gritaban "aléjate" la chica en lugar de irse, continúo insistiendo.
—Paso algo malo......— Katsuki estaba pensando en levantarse y darle un golpe— ¿verdad? Se que, tal vez no quieras hablar de esto— Katsuki se detuvo para escuchar lo que sea que quisiera decir— Pero puedo ser buena escuchando y entendiendo a las personas, tengo ese don — la rubia se sentó llorando— Déjame tratar de entender.
Sus rubíes ojos inundados en lagrimas miraron a la puerta con cierta duda.
—No creo que puedas.....—soltó una pequeña risa sarcástica, tan baja, que quizás no fue escuchada.
—Claro que puedo, déjame intentar — katsuki sorbió su nariz.
—¿Sabes que se siente estar perdiendo la cabeza? — pregunto con burla— ¿Algo importante de tu cuerpo o de tus sentidos? —la chica suspiro. Katsuki sabía que probablemente no sabía que responderle.
—No, no lo se —Admito— Pero soy muy buena entendiendo, si me lo explicas lo entenderé.
Katsuki lo medito un poco, realmente no sabía como explicarlo. Pensó un poco en sus palabras y finalmente hablo.
—Siento mucho miedo........pero no puedo demostrarlo.
—¿Por qué? Estar perdiendo alguna cosa, perder da miedo y tienes derecho a mostrarlo.
Katsuki casi se levanta de nuevo a golpearla, pero se contuvo, años de terapia le estaban enseñando a controlar su ira creciente.
—¡No puedo tener miedo, si lo tengo, los voy a asustar más a ellos! — la ceniza pensó otra vez en sus padres, en todo el dolor que les había causado y todo lo que les hizo pasar— Ya he ocasionado tanto dolor..........verme así.......— el rostro lloroso de su madre mientras estaba en el hospital se le vino a la mente — Los destruirá.
Katsuki se recordó así misma recostada en una cama. La luz cegadora la dejo algo entumida, sus ojos cansados parpadearon tratando de acostumbrarse a la brillante sala a su alrededor. Flores brillantes, luces cegadoras, globos de colores chillones que le estorbaban su vista a las nubes cálidas del cielo en un bello atardecer, apenas y podía mirar un poco por encima de ellos. Katsuki giro entonces a su derecha, otra ventana el doble de grande se exponía ante ella. Sus padres hablando con los doctores a través de ella mientras lloraban, a su lado dos camas vacías, en ese momento la ceniza estaba adormilada por los líquidos que caían de gota en gota por los largos túneles hasta su ante brazo. No entendía que sucedía, sus ojos vagaban por cada centímetro de la habitación hasta que finamente sus padres entraron seguidos del hombre de blanco. Su madre la abrazo con fuerza y la rubia sintió la humedad en su hombro, estaba demasiado cansada para protestar sobre la fuerza aplicada, entonces no dijo nada. Su padre también se secaba las lagrimas con los dedos y su madre se separo tomando su rostro entre sus manos. La miro con ese cariño que siempre irradiaba y entonces abrió su boca y.......solo eso. Nada.
Las miradas confundidas de sus padres la destrozaron cuando comprendió lo que sucedía y cuando posteriormente el hombre comenzó a explicarles, sus rostros aliviados se modificaron a unos llorosos que se arrojaron a abrazarla. Tan destrozados.
—Yo creo que eso te hará humana — Katsuki despego su frente de las rodillas —Mira, mi padre me dijo esto hace algunos años — un suspiro— El valor no es la ausencia del miedo. El valor es conocer al miedo recordando que siempre hay algo mejor detrás esperando a ser descubierto y entonces decides afrontarlo y seguir adelante. Eso es el valor—Eres muy valiente —lloro aún más— Mucho. Estoy segura que ahora sientes mucho miedo, estas en tu derecho. Por favor siempre recuerda que hay un futuro y en ese futuro lo peor ya paso, ahora viene lo bueno.
—La felicidad no es eterna —respondió Katsuki.
—No — admitió la otra persona— Pero tampoco lo es el miedo y la tristeza. Siempre hay puntos bajos y altos en unestrs vidas, solo tu puedes decidir en que momento enfocarte —katsuki la escucho soltar una pequeña risa— bueno a mí siempre me consuela saber que, cuando estoy en el punto más bajo.......siempre voy a salir de ahí —Katsuki quería preguntarle más cosas, quería saber su nombre —Espero que te sirva también. Lo mismo pasará con las personas que mencionas, si sientes miedo, podrán enfrentarlo juntos y entonces, estoy segura, que nada será tan aterrador como antes.
Katsuki se quedo pensando en esas palabras. Tal vez la desconocida tenía razón y pronto esta penumbra pasaría, tal vez, pronto su dolor se iría muy lejos.
—Gracias......—dijo. En realidad quería decir muchas cosas más, pero no encontró las palabras para hacerlo.
—No es nada — respondió la voz— Ahora me tengo que ir, tu también deberías irte pronto.
Katsuki se quedo un poco más en ese armario. Su corazón latía con fuerza totalmente desbocado, esas palabras la llenaron de calidez en el pecho. Tan fuerte, tan intenso, que podría derrumbarla en el suelo una vez más.
Se levanto cuando su cabeza dejo de doler, para entonces ya casi no quedaba gente en el piso de abajo, por lo que entro a su habitación sin ningún problema. Eijiro ya estaba plácidamente dormida y babeando, la ceniza rodó los ojos ante la imagen y una sonrisa burlona se instaló en sus labios. Lentamente saco su celular y tomo una fotografía, serviría para molestar un poco a Eijiro en la mañana.
Mientras se lavaba el rostro con toallitas se quedo pensando en esa chica. La que le había hablado y había logrado que Katsuki abriera su corazón ante ella, jamás nadie la había desarmado de esa forma, tan devastadora. Solo él....
Mientras se recostaba a dormir se quedo pensado, si acaso todo eso había valido la pena. Antes de llegar a una conclusión se quedo profundamente dormida.
A la mañana siguiente Katsuki despertó de mal humor como era habitual. Mientras realizaba toda su rutina permaneció con un ceño fruncido hasta que le dolió la frente de tanto estar enojada. Eijiro la miraba desde su tocador algo divertida.
Katsuki no era gran fan del uniforme, pero siendo la hija de la directora, era su deber poner el ejemplo. Por lo que siempre tenía una apariencia impecable a pesar de todo. Por eso bajo a desayunar llevando su mochila vacía solo con una carpeta y un paquete de hojas junto a una servilleta, después de todo les darían sus libros en clase y algunos archivos en pdf. Llevaba su termo en la mano y al llegar a la cafetería lo llenaría de agua y hielos para mantenerse activa.
Mientras se sentaba a comer repaso sus tareas en el día. Primero el desayuno, luego su madre daría el típico discurso de bienvenida y luego lo importante. Las clases. Su día comenzaría con; literatura, gramática avanzada, lingüística, aritmética, física, arte y por último deportes. Katsuki estaba almorzando tranquilamente cuando llegaron todas las demás chicas al lugar. Entre ellas la presumida de Shoto y la perra de Uraraka, ambas venían rodeadas de su grupo de amigas y de una chica que parecía un hada andante. Dando saltitos de aquí haya, caminado como si estuviera de puntitas o flotando en el aire y con una sonrisa de esas que salían en Disney mientras te decían "las hadas si existen" o de esas sonrisas que te gritaban que estaban irradiando energía. Daba ilusión a ser alguien muy alegre y parlanchina, también sostenía al pequeño conejito de la noche anterior entre sus brazos. De solo verla se sintió un poco confundida, no entendía como alguien podía estar tan de buenas en la mañana, debía ser agotador.
—Hola Sis — saludo Eijiro apenas llegó junto a Denki y Mina.
—Hola —respondió con tono neutral y devolvía la vista a su comida.
No era algo muy extravagante, solo un tazón de fruta picada entre yogurt natural y un vaso de agua. Nada fuera de lo común.
—Sis, eres demasiado aburrida — le dijo Denki— ¡Es día de hotcakes! —enfatizó mientras devora el suyo — Deberías de aprovechar — dijo con la boca llena y embarrándose la cara de miel. Katsuki hizo una mueca.
—Come antes de hablar y no gracias. Las cosas dulces no me gustan, es demasiada azúcar por la mañana.
—Kats no quiere arruinar su bonito maquillaje — dijo Mina.
Katsuki no entendía a que se refería, ella no tenía nada del otro mundo. Protector solar con color, rubor ligero, casi imperceptible, mascara de pestañas un un delineado pequeño en negro y naranja por arriba. Sip, algo sencillo en su opinión.
—No es eso —respondió de nuevo — Creo que de vez en cuando esta maldita mente bien. Pero es muy temprano para comer tanta puta azúcar.
Todas las chicas rieron ante su comentario y la conversación dio por finalizada. Katsuki termino de comer y se puso solo un poco de humectante para labios y fue a llenar su termo cuando paso frente a esa mesa.
Ochako la miro, podía sentir sus ojos en la nuca, pero no le tomo mucha importancia. Continúo llenando su termo mientras escuchaba un poco de la conversación.
—Te digo que no se quien es— dijo la chica de cabellos de arbusto con voz frustrada.
—No te guardes secretos Izuku, somos amigas, debes contarnos — le exigió Ochako.
—Primero, no creo que yo pueda hablar de eso. Es un problema que no es mío y no puedo ir contándolo por ahí —katsuki casi suelta una risa— Segundo, no se quien es y aunque lo supiera, como dije en el primer punto, no puedo decirte y no lo haría.
—¡Eres una pésima amiga! — le dijo Ochako con tono de reproche, pero escondiendo su ira real, se notaba a metros de distancia. Luego le dio un golpe juguetón a la chica en el hombro, misma que solo soltó un quejido y se sobo el área.
Katsuki había escuchado suficiente, entonces termino de llenar el termo y se alejo de ahí lo más rápido que creyó conveniente.
El discurso fue sumamente aburrido. Casi se queda dormida varias veces y solo no lo hizo por que su madre la miraba con ojos asesinos. Sip, su madre la amenazaba con la mirada.
Finalmente, el día de clases comenzó. Katsuki tomo su lugar habitual, el segundo lugar junto a la ventana, mientras revisaba su horario una sombra paso por su lado. La pequeña chica saltarina se paro frente a ella. Tenía el uniforme perfectamente puesto, todo muy bien planchado y abotonado, excepto la corbata cuyo nudo era horrible. La chica aparte de su enorme mochila amarilla, cargaba con ese mismo conejito que le vio la noche anterior. Ahora el conejito tenía puesto una camisa simple de botones, un short oscuro y un saco del mismo color, también tenía una corbata y un bolso colgado de lado, parecía casi un uniforme.
—Hola, Shoto me dijo que este es mi lugar —dijo con voz suave. Eso la sorprendió ya que normalmente era sentada junto a Yaoyorosu en los bancos dobles. Pero ahora Shoto estaba sentada junto a ella y ya no estaba sola como antes.
—Esta bien, siéntate— la chica sonrió y tomo asiento a su lado. Parecía un poco avergonzada, pero la mayoría de nuevas actuaban de esa forma.
—Soy Izuku Midoriya y este es Mighty —se presento sonriendo en grande y apartando uno de sus rizos de su rostro, también alzo una de las patitas del conejo, simulando un saludo.
—Katsuki Bakugo — se presento de vuelta y con algo de extrañeza, estrecho la patita del conejito, imitando un saludo formal. La pecosa saltarina parecía feliz con su acción.
—Un gusto conocerte —la chica se dio la vuelta para sacar sus cosas y dio por terminada la conversación. Acomodo sus cosas en el pupitre doble y coloco a su conejito en el centro, justo a su lado — No te molesta ¿o sí? — pregunto.
—No — la verdad, le daba igual lo que sea que trajeran otros a clase— es solo un peluche.
A katsuki no se le daba muy bien la literatura, pero sacaba excelentes notas, en su primera clase se dedicaron a leer el libro de "Como matar a un ruiseñor" Un clásico de la literatura. Luego hicieron una pequeña interpretación de lo que les pareció.
—¿Alguien puede decirme que mensaje quizo dar el autor con la obra? — pregunto el profesor Aizawa. Katsuki estaba por levantar su mano cuando una pequeña pelusa verde se le adelanto alzando su mano en lo alto— Midoriya, puedes hablar.
—Bueno —la chica permaneció sentada en su asiento como era habitual— Creo que el mensaje que desea transmitir el autor es el de que; Una persona nunca puede terminar de conocer a alguien hasta que realmente lo intenta. Jamás podrás conocer a alguien sin ponerte enteramente en sus zapatos, tratar de comprender lo que el otro siente y su punto de vista.
Katsuki entonces levanto su mano. El profesor le dio el permiso de hablar con un asentimiento.
—Pero tampoco podemos olvidar, que el libro también trata de hacer ver que esto no siempre funciona y que algunas personas no intentan entender al otro— la pequeña pelusa verde la miro— Entonces yo creo que es inútil, aunque intentes ponerte "en los zapatos del otro" aún así nada te garantiza que estas viendo todo desde la forma en la que esa persona lo esta haciendo. Tampoco es una forma cien por ciento fiable ¿Qué pasa si lo que viviste en sus zapatos solo es una farsa?
Izuku entonces levanto su mano en alto.
—Creo que ese es justamente el punto. Este libro habla sobré muchos valores, tales como; la solidaridad, la justicia, la amistad, la lucha contra los prejuicios — la clase entera parecía estar atenta ante las palabras que salían de las dos— Es cierto que ponerse en los zapatos del otro no es cien por ciento fiable, pero ¿No es ese el punto de la lucha contra los prejuicios? Tratar de confiar y dar el beneficio de la duda aunque todo dicte que el prejuicio es cierto. Para mí creo que lo es.
—Entonces para ti —busco las palabras correctas— Si un hombre viola a una mujer y la asesina ¿este mereceré el beneficio de la duda? —los ojos cayeron en la chica de pelo verde.
—Yo no dije eso — se defendió de inmediato— Por algo se realiza una investigación en esos casos. Para mí eso es darles du beneficio de la duda ¿fue realmente él? Pero no creo que eso los justifique o algo así.
—Bien, entiendo tu punto —dijo Katsuki. Rindiéndose, por que finalmente alguien la dejo sin palabras. Gruño ante eso, pero no dijo nada. Izuku, como se había presentado antes, le sonrió. Katsuki aparto la mirada sin querer verla directamente a esos enormes ojos.
—Bueno eso fue interesante —dijo Aizawa— ¿Algún otro mensaje?
A la rubia no le sorprendió que Izuku fuera la primera en levantar su mano.
—Creo que puede ser "Eres valiente, cuando, aunque eses vencido sigues adelante sin importar nada"
Katsuki se quedo en shock ante esto y giro a verla confundida. Izuku también la miro, pero en sus ojos solo había curiosidad.
"Esas palabras" pensó katsuki.
Pero en ese momento la campana resonó en los pasillos, lo que significaba que era hora de cambiar de clase. En realidad, no salían del salón, solo en algunas ocasiones, pero esta no era de esas. El profesor Aizawa saco otro libro y les señalo una caja.
—Tomen sus libros de la caja — acto seguido todas hicieron lo pedido— Ahora sigamos con Gramática.
Así pasaron las horas, entre clase y clase. En cada una dos chicas siempre alzaban la mano a la vez. Izuku y Katsuki iban a la par y entre más se daban estos roces, más crecía el enojo y el hambre de competencia de la ceniza. Cuando llegó la hora de física, supo que era su momento de brillar.
—Las leyes fundamentales de la física son; la primera ley de Newton que es la ley de la inercia. La segunda ley de Newton, el principio fundamental de la dinámica y la tercera ley de Newton, el principio de acción-reacción — Aizawa asintió.
—Si, son esas ¿Alguien puede explicar de que trata la primera ley de Newton? —esta vez Izuku levanto su mano.
—Afirma que, si sobre un cuerpo no actúa ninguna fuerza, este permanecerá en estado de reposo o con movimiento rectilíneo uniforme.
—Eso es ¿La segunda? —Katsuki alzo su mano.
—Se afirma a partir de la primera ley. Se deduce que para que un cuerpo altere su movimiento, es necesario de una fuerza externa para que actúe sobre éste.
—¿y la tercera?
—Afirma que, si un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, este ultimo realiza sobre el primer el cuerpo otra fuerza igual, pero de sentido contrario — dijo rápidamente. Izuku, quien estaba por levantar la mano de forma dudosa chasqueo la lengua.
—Me iba a equivocar de todas formas —susurro con tono de tristeza. La chica tomo al conejito y lo apretó en brazos antes de soltarlo y regresarlo a su lugar.
A katsuki poco le importaba lo que sea que hiciera la chica, pero le parecía curioso el asunto del conejito y tenía ganas de preguntar, pero algo le decía que era mejor no hacerlo.
Finalmente, su día de clases acabo con una clase de pintura y finalmente la clase de deportes donde jugaron quemados para liberar el estrés.
Katsuki estuvo en el equipo contrario al de su exnovia metiche y por ende de la chica nueva. Ambas fueron las ultimas en el partido y finalmente el partido termino con la victoria de la ceniza. Izuku fue distraída por Ochako y finalmente katsuki le dio el golpe de gracia. Aunque eso no acabo muy bien. Pues Izuku termino con la nariz sangrante y la ceniza, ya que había sido su culpa, decidió llevarla a la enfermería. Ahí se dedico a observarla un momento, parecía estar algo decaída, pero no eran tan cercanas para preguntarle que le ocurría. Katsuki entonces decidió dejarla ser.
Izuku la pelusita verde, se quedo en la enfermería mientras la rubia la miraba desde una esquina. Cuando el chequeo concluyo con un pequeño pañuelo envuelto en hielos presionado contra la nariz de la pecosa, la rubia decidió que era momento de irse. Katsuki la miro una última vez antes de irse.
La noche reinaba en el cielo. La cena fue una deliciosa lasaña con espinacas. De pronto Izuku camino hasta ellas y se sentó a su lado, al parecer no había lugar en la mesa o una mierda así. Katsuki casi quiso bufar, era obvio para ella que la perra de Ochako tuvo algo que ver con eso. Pero se contuvo de decirlo, no era el momento ni el lugar. Mientras comía alrededor de sus amigas y junto a Izuku, no pudo evitar pensar que ahora tenía una reciente rival en clase y que esta estaba más a la par de su intelecto que las demás. Es decir, Shoto era una digna contrincante, pero ella no estaba tan interesada en competir, al igual que Momo Yaoyorosu, lo que la dejaba sin competencias. A katsuki realmente le gustaba competir, la emoción de darlo todo por ganar era algo que le gustaba. La sensación de estar a punto de perder y luego a punto de ganar la motivaba a dar lo mejor de si misma. Eijiro decía que eso era de masoquistas, quizás tenía razón. Jamás espero encontrar a alguien dispuesta a competir con ella, hasta ahora.
Ella parecía ser amable y tranquila, casi inocente y al parecer, por esos ojos que brillaban cada que ambas empataban en algo, sabía, que a Izuku Midoriya, también le encantaba la competencia.
Y eso es todo por hoy mis amixes están cap tiene aproximadamente 9,000 palabras. Sip, no me gustan los capítulos cortos jaja soporten
Bueno, he decidido que aún no se cuando publicar tengo dos caps más listos para su publicación, pero los demás estoy corrigiendo ortografia y todo eso.
¿Les gustaron los separadores? No soy buena haciendo separadores y portadas jaja hago lo que puedo.
Au revoir, nos vemos luego, se despide su autora.
:D
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