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Capítulo 6 - Metiche.


Buenas tardes a todo el mundo.

Me paso por aquí para traeros el capítulo de esta historia. Espero que les guste :P

Nate es demasiado real a la hora de hablar, sin pelos en la lengua.

Bueno, os dejo con el capítulo, que lo disfruten, nos vemos el lunes :) Buen finde!

Nunca he entendido la vida de esos tíos que gira en torno a una mujer. Tu eres el dueño de tu vida, eres mucho mejor que eso, no puedes pretender enamorarte o dejar que te echen el lazo, más habiendo tantas mujeres que probar en esta vida.

Pensaba en esto en la habitación de mi hotel, después de haberme dado una relajante ducha, más que listo para enfrentarme a un nuevo día, una cita con Ulises, un antiguo cliente, amigo e incluso fue mi trabajador hace unos años.

- La noche fue bien, por lo que veo – comenzó Carlos, entrando en mi habitación, mientras yo dejaba de echarme la colonia y sonreía hacia él.

- Siempre me siento renovado después de meterme dentro de una mujer – bromeé, con mis bromas machistas, haciéndole sonreír, divertido – me vengué de la palomita y tuve tiempo para darle a Rita lo suyo, ya me conoces, no me calmo hasta que la meto en caliente.

- Ten cuidado con la palomita – me dijo. Nunca se metía en mis cosas, pero cuando veía que estaba próximo al desastre, siempre me ponía el freno – es muy poca cosa para ti, Nate.

- Ella lo sabe – le calmé, dejando la colonia sobre el lavabo, para luego sacar del armario mi impoluto traje de Giorgio Armani – y yo aspiro a más, ya lo sabes.

- ¿Rita te acompañará a la gala de la noche? – quiso saber. Negué con la cabeza, pues para eso ya tenía a Nicole, una afroamericana a la que le había echado el ojo hacía tiempo, me moría por saber cómo sería esa mujer en la cama, porque tenía pinta de ser toda una leona, con ese cabello rubio, voluminosos pechos y de una estatura similar a la mía.

- Nicole – contesté, sorprendiéndole, pues sabía que llevaba meses hablando de ella, y aún no me lanzaba.

Siempre he pensado que tienes que pensar bien tus estrategias antes de lanzar la caña, no cogerás a tu presa si no planeas hasta el más mínimo detalle.

Me puse mi perfecto traje marrón y mi camisa negra, mis zapatos oscuros y mi reloj, para luego empezar mi rutina diaria de cremas y otros potingues que adoraba. Tengo que admitir que soy de los que se cuidan, como si fuese una mujer.

- ¿vas a invitar a Abdul a lo de esta noche? – quiso saber, justo cuando me colocaba los gemelos, de forma correcta.

- Sólo si acepta mi oferta – contesté, dejándole claro que iba a volver a hacer negocios con él – necesito volver a ganarme el respeto de los clientes del este, es importante, Carlos.

- Esta vez, no te tires a la mujer del cliente – se quejó, haciéndome sonreír.

- No sabía que era su mujer – contesté, en mi defensa – y tampoco sabía que las mujeres árabes eran tan fogosas en la cama.

Él se encogió sin decir nada más, agarró mi maletín para pasármelo, y juntos salimos de la estancia.

La reunión fue divertida, hacía mucho que no veía a Abdul, era un buen tío, y me reí mucho con sus ocurrencias. El almuerzo fue genial, y no sé negó a volver a hacer negocios juntos, así que ... cómo era de esperar, le invité a la gala benéfica de la noche.

- Las innovaciones que has introducido en el sistema son interesantes – aseguraba, cuando le mostré la simulación en la Tablet, altamente satisfecho – y, joder, me encantaría volver a formar parte de este proyecto, pero tienes que mantener a tu amiguito fuera de los negocios esta vez – bromeó. Sonreí, divertido.

- No sabía que Malía era la mujer de tu primo, ¿crees que me va la marcha? – me quejé. Él sonrió, negando con la cabeza, divertido – se me echó encima, ni siquiera lo vi venir, tío. Mira – saqué del maletín la invitación al evento – vente esta noche y miras por ti mismo las nuevas novedades del sistema, vamos a presentarlas en la gala – asintió.

- Siento interrumpir – dijo Carlos, llegando a nuestra mesa – tenemos un pequeño problema – le miré sin comprender, despidiéndome después de Abdul, siguiendo hasta mi amigo a la puerta, entrando en el auto, observando cómo me pasaba su propia Tablet. La observé, despreocupado, pasando las fotografías.

- ¿Qué mierdas es esto? – pregunté, levantando la vista, en busca de explicaciones. Porque me negaba a creer que Maxwell y su esposa estuviesen allí para asistir a la gala, sin tan siquiera ser invitados a tal evento.

- Han pedido invitación para asistir, no hemos podido negársela, después de todo el dinero que ha depositado en la compañía, Nate – apreté los dientes, molesto – solo espero que no la cagaras mucho con Verónica y que ella no esté ocasionando todo esto – me reí en su cara, cuando lo cierto es que estaba muerto de miedo. No podía recordar la última frase que me dijo antes de marcharse "Me vengaré"

- Diles a los de planificación que no vamos a presentar las innovaciones esta noche – contesté, sin más.

- ¿Qué? – preguntó, atónito – Pero ¿qué coño estás diciendo? La mayoría de los invitados están esperando esto, Nate.

- No quiero compartir las nuevas mejoras del sistema con Max – contesté – no me fio de él.

- ¿Esto es en serio? Apostó por ti tío, te prestó dinero para investigar en el campo, no puedes...

- ¿Sabes qué pasa, Nate? En este puto mundo hay dos clases de personas, los que tienen buenas ideas, y los que se benefician de ellas – declaré – No voy a dejar que ese hijo de puta me robe el trabajo de mi vida. ¿Por qué crees que un hombre como él ha apostado por un mindundi como yo? No. Mis secretos están mejor conmigo. Sacaremos a la luz las innovaciones, pero no esta noche. Un poco más de tiempo, es lo único que pido.

- Los de implantación van a matarte, lo sabes ¿no?

- Ya, pero ... ¿quién es el jefe aquí? Además, esta fiesta es una gala benéfica, ¿no es cierto? No podemos ser los protagonistas, no cuando hay gente en este mundo que se está muriendo de cáncer, tío.

- ¿Qué les digo a los peces gordos?

- Que tienen que esperar, que pronto presentaré las innovaciones del sistema, cuando haya terminado de organizarlo todo – asintió, sin reprocharme nada más – y ahora ... haz tu puto trabajo y averigua dónde está esa palomita traviesa. No me gusta dejar las cosas al azar.


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