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Capítulo 56 - Yoda. (final)

Les subo extra para compensar estar tan desaparecida y les informo que este será el capítulo final. Falta un extra que subiré a lo largo de esta semana o la siguiente.

En fin, espero que les guste, y disfruten. Ya me dirán algo en comentarios. Y voten por favor, así sabré si les gusta la obra.

Había rumores sobre ese posible romance por todas partes, pero me negaba a dar declaración, sólo me centraba en los negocios, al igual que ella, que aseguraba que estaban en aquella presentación para hablar sobre su nuevo proyecto solidario, una fundación cuya creadora era ella, para apoyar a las familias de las víctimas del terrorismo. Cada vez me sorprendía más, aquella excepcional mujer, aquel tema me llegó muy hondo, porque mis padres fueron víctimas de uno.

Estaba allí, apoyándola como uno más, pero tan orgulloso de lo que esa chica estaba consiguiendo con esa fuerza que siempre parecía sacar de algún lugar, demostrándoles a todos que era ampliamente capaz de sacar adelante la empresa, los casinos e incluso aquella fundación.

Lo que más me sorprendió fue el nombre de esta. Yoda, Ayuda a las familias víctimas del terrorismo, ese era el nombre largo, pero el mensaje de Yoda estaba por todo el lugar.

¿Por qué me sorprendió tanto ese nombre?

Quizás porque ese era mi nombre de usuario interno dentro de mi empresa. Lo elegí, porque cuando era pequeño, estaba enganchado a todas las películas de la guerra de las galaxias, las cuales solía ir a ver al cine, con mi padre. Era un vínculo, algo que me conectaba aún con él. Y esa chica lo estaba usando para unirme también a él de alguna forma.

- ¿Lo has sabido todo este tiempo? – pregunté hacia ella, justo cuando hablaba con una de sus socios en aquel proyecto. Me observó, haciéndole una señal a su padre para que nos dejase a solas. Éramos plenamente conscientes de que estábamos en un acto público, frente a miles de personas, pero necesitaba tener esa conversación con ella, en tan emotivo lugar.

- No – me calmó, dando un sorbo a su copa de champagne, mientras miles de miradas ponían sus ojos en nosotros – lo descubrí por casualidad, cuando empecé a investigar más sobre este proyecto – asentí.

- ¿Por qué Yoda? – me atreví a preguntar. Sonrió.

- Porque Galaxy me contó sobre tu pasión por las películas de las guerras de las galaxias, dice que solías ir con tus padres al cine a verlas – sonreí, divertido.

- Así que... has usado a Galaxy como espía para conocer más cosas sobre mí – lucía algo decaída, quizás pensaba que la estaba regañando – creé a Galaxy cuando tenía veintidós años, Roni – se asombró al escucharme hablar sobre mi pasado, porque nunca solía hablar sobre él – la creé como una necesidad arrebatadora de encontrar a una amiga que no me traicionase, a la que pudiese abrir mi corazón. Así que... ella lo sabe absolutamente todo sobre mí, pero lo que realmente me intriga es... ¿cómo has conseguido que ella te lo cuente todo?

- Quizás porque yo también le abrí mi corazón – sonreí. No podía ser de otra manera, ella había confiado tanto como lo hice yo en una máquina, hasta el punto de considerarla su propia amiga, quizás por eso Galaxy confió en ella para contarle cosas sobre mí – quizás si algún día hablas con ella, si vuelves a abrirle tu corazón, te cuente cosas sobre mí.

- Has hecho más por ellos de lo que he hecho yo después de su muerte – reconocí, con melancolía – apenas voy a visitarlos al cementerio, porque eso me recuerda que los perdí, Roni. ¿Por qué este proyecto?

- ¿Por qué no? – contestó, sin más – estaba pensando en fundar algo con el dinero de los beneficios, quería hacer algo que ayudase a los demás, alguna causa que me transmitiese algo. Entonces conocí a Cindy – señaló hacia una de sus socias, asentí, sin decir nada – ella perdió a sus padres en el último atentado en el metro de París – asentí, con una gran sonrisa en mi rostro, mientras ella dejaba su copa vacía sobre le mesa que había a nuestras espaldas.

- Te has convertido en toda una mujer, Verónica – sonrió – estoy muy orgulloso de ti.

- Tú te has convertido en todo un visionario con los coches del futuro – dejé escapar una ligera risilla. Era plenamente consciente de que todas las miradas estaban puestas en nosotros, pero en aquel momento no importaba, habíamos llegado al día clave. En un par de horas le declararía al mundo que estaba locamente enamorado de ella – eres guapo, con éxito y seductor. Cualquier mujer estaría encantada de estar a tu lado, Nate.

- Es una pena que ya tenga novia – sonrió, divertida, porque sabía que estaba hablando de ella – no podría tener a alguien mejor a mi lado.

- ¿Cuándo? – quiso saber, mordiéndose el labio. Sonreí.

- Estoy esperando a que ella me haga una señal – contesté, haciéndola reír. Agarró mi brazo, ante la expectación de toda la sala, y la mía propia.

- ¿Te valdría con esta? – susurró, cerca de mi boca, rozando mi nariz con la suya, seductora. Me volvía loco esa chica, siempre tan juguetona, incluso en los momentos más inhóspitos.

- Quizás – contesté, apoyando la mano en su barbilla, levantándola para observarla con detenimiento. La besé entonces, ante una bandada de flashes, miles de comentarios aquí y allá y su sonrisa más que evidente. Era feliz, ambos lo éramos, y llegados a este punto, tengo que admitir, que prefiero besarla a seguir escribiendo sobre ello, pero tengo que hacerlo, para que comprendáis que fue lo que pasó después, porque un final feliz, no es algo que vaya a pasar en esta historia.

- Nate... - comenzó, lucía dubitativa, algo triste – no sólo he creado Yoda para salvar a las víctimas del terrorismo – la miré, sin comprender – En realidad... lo hice, porque necesitaba una forma de redimirme, impulsada por mi propio padre, a que algo así era lo correcto después de lo mucho que tu sufriste con la muerte de tus padres... - no entendía a dónde quería llegar - ... seguramente te estés preguntando sobre la razón por la que no volví a tu lado después de volver a la ciudad, y ... la verdadera razón es esta... me sentía tan culpable...

- ¿Qué es lo que me estás ocultando, Verónica? – ella sonrió, sin ganas, dándose cuenta de que conocía sobre ello – Te conozco, sé que ...

- La razón por la que no podemos estar juntos es mi padre, Nate – declaró. La miré, sin comprender, intentando encajar todas aquellas piezas del puzle, sin encontrar nada coherente – porque fue él, el que puso la bomba en el coche de los tuyos – perdí la sonrisa, las ganas de bromear, y todo mi mundo se detuvo al escuchar aquello - ¿Qué crees que hará tu familia cuando se entere? Una guerra estallará pronto, y ambos estaremos en medio de todo esto.

FIN.

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