Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 52 - La sombra.


Siento la tardanza, este capítulo me costó mucho escribirlo, ya estamos cerca del final. Poco a poco esto va cogiendo forma.

Espero que les guste :D

El camino de vuelta a casa fue silencioso, ella parecía tener mucho en lo que pensar, la conversación con su padre fue mucho más intensa de lo que pensé que sería en un principio. Estaba preocupada, podía notarlo en la forma en la que se mordía las uñas, una y otra vez, terminando por romper la de en medio, quejándose al respecto.

- No tendrás que volver a preocuparte de Lewis si aceptas su ayuda – sugerí, porque sabía que un tipo como Maldonado, jamás dejaría que ese idiota volviese a amenazar a su hija, a ponerle si quiera una sola mano encima. Levantó la vista para mirarme, con una expresión que ni siquiera supe interpretar.

- Debo marcharme con él a Italia, si acepto su ayuda – contestó, dejándome algo confuso, pues no tenía ni idea de que hubiese puesto esa condición para ayudarla. Me supuse, que al ser su padre, haría cualquier cosa por protegerla, sin pedir nada a cambio, pero parecía que ... me equivocaba – quizás debería quedarme contigo y pasar de su ayuda.

- No lo entiendo – contesté – llevas semanas ansiosa por saber el paradero de tu verdadero padre, por conocerle en persona, y ahora que por fin lo logras ... pareces desilusionada.

- A veces es mejor dejar las cosas como están – me dijo, sin querer contarme más – no puede ser tan malo olvidarse de esa venganza... ahora tengo la oportunidad de elegir y un futuro contigo no me parece algo tan loco – sonreí, sintiendo su mano entrelazándose a la mía, obligándome a mirar hacia ese punto. Me hacía sentir bien, su cercanía, pero sabía que me estaba ocultando algo, la conocía demasiado bien – me haces sentir a salvo, Nate – asentí, aceptándolo – así que no necesito nada más, ni siquiera a mi verdadero padre.

- ¿Tan grave es lo que te ha dicho para que no quieras tenerle en tu vida? – insistí, bajó la mirada, con rapidez, se refregó la nariz y evitó mi mirada – puedes confiar en mí. Eso lo sabes, ¿no?

- Hagamos algo diferente el resto del día – pidió. Sonreí, negando con la cabeza, volviendo a nuestra realidad.

- Tengo que trabajar – y era cierto, ya había perdido demasiado tiempo el día anterior, no podía volver a tomarme otro día libre.

- Entonces iré a dar una vuelta yo sola – aseguró. La miré, extrañado – me apetece desconectar, iré a pasear por la playa, y te llamaré si algo pasa – asentí.

- Llévate a Galaxy. Ella cuidará de ti – sonrió, divertida.

- ¿Desde hace cuánto han cambiado las cosas? – bromeó – Dejar tu coche favorito, así como así, a la chica con la que te acuestas... - rompí a reír, sin poder evitarlo – lo que sientes por mí debe ser algo serio, porque si no... no me explico.

- Oh sí, nena, te aseguro que voy muy en serio contigo – contesté, divertido, haciéndola reír.

Me gustaba verla bien, feliz, aunque aún podía apreciar una pequeña sombra de aquello que le preocupaba, aún sin tener ni idea de lo que era. Pero no iba a pensar en ello, sabía que ella me lo contaría cuando estuviese preparada.

Me llevé el día encerrado en el estudio, trabajando en las actualizaciones de Vendetta, tenía que tenerlo todo listo para la presentación de la próxima semana.

Justo eran las tres de la tarde, cuando recibí una llamada inesperada.

- ¿vienes ya? – quise saber, pues estaba más que listo para almorzar con mi preciosa chica.

- Espero que no te importe, pero me he encontrado con Maldonado, y me ha invitado a comer – tragué saliva, sin saber qué decir, pero... no podía reprocharle nada, al fin y al cabo, era su padre.

- Ten cuidado – sonrió, mirando de reojo a su padre.

- Galaxy cuida de mí, ¿recuerdas? Estaré bien – sabía que era cierto, pero, a pesar de ello, no podía evitar sentirme algo preocupado.


Verónica.

Colgué el teléfono y miré hacia mi recién encontrado padre, alargando la mano para coger la copa de vino y dar un trago, mientras él contestaba a sus mensajes importantes.

- Confío en tu discreción en este asunto – dijo al fin, sin levantar la vista de los negocios. Tragué saliva, volviendo a dejar la copa en su lugar, atreviéndome a mirarle, cruzándome con esos ojos negros, sin piedad.

- Aún no he dicho que sí – me quejé, intentando parecer segura de mí misma.

- Santoro ha arriesgado mucho al contactarme – contestó, mientras yo cortaba mi filete, más que lista a dar el primer bocado - ¿de verdad vas a pisotear todo lo que él ha tenido que hacer para encontrarme?

- Sí – admití, con la boca llena.

- ¿Vas a poder olvidarte de todo lo que Lewis ha hecho para hacerte la vida imposible? – insistía. Cerré los ojos, tragando el trozo de carne, intentando mantener la calma - ¿vas a vivir a la sombra de Santoro, sólo para conservarle?

- Sí – contesté, con la boca, mientras mi cabeza negaba. Él sonrió, al darse cuenta de que tenía dudas – no puedo dejarle ahora.

- ¿y de verdad crees que él será feliz con la mujer, cuyo padre asesinó a sus padres, Verónica? – un pedazo de mi alma se encogió al recordar aquello – Una guerra estallará en Italia si su familia se entera de que estáis juntos, ¿es que no te das cuenta? ¡Tan sólo quiero protegerte de todo esto!

Pensé en ello. Él tenía razón. La única solución para mantener a salvo al hombre que amaba era alejarme de él, marcharme con mi padre a Italia. Pero ... aún no sabía bien cómo enfrentar aquella situación.

- ¿Puedes dejarme un poco de tiempo para despedirme de él? – pregunté, con el alma en vilo. Él se quedó callado, sopesando mi petición, hasta que finalmente se resignó y asintió, haciéndome sonreír, vagamente – me marcharé contigo a Italia pronto.

- Dos semanas – lanzó – tengo negocios que atender en la ciudad.

***

Casi habían pasado esas dos semanas que mi padre me dio de tiempo, pero ... aún no sabía qué hacer, aún no había podido despedirme del hombre de mi vida. Una parte de mí, me decía que no era el fin del mundo, que era joven, podía volver a enamorarme, a sentir, pero en el fondo sabía, que nunca olvidaría a Hércules Santoro.

Le abrazaba, por detrás, mientras él se ponía los zapatos, sentado encima de la cama, prolongando aquello un poco más.

- ¿Puedes quedarte un rato más? – pregunté, con un hilo de voz.

- Tengo que trabajar, nena – aseguró – reunión a primera hora. Pero, en la tarde, soy todo...

- Me iré a Italia con mi padre – dije, sin filtro alguno, haciendo que se diese la vuelta para observarme, pero yo no le solté, al contrario, le apreté más y apoyé mi cabeza en su espalda – me ayudará a vengarme de Lewis, es algo que necesito, Nate...

- Lo sé ... - aceptó, aferrándose a mis manos, incapaz de dejarme ir – Te estaré esperando, a que decidas volver.

- No lo hagas – pedí, desarmándole, mientras mis silenciosas lágrimas caían en su camisa – ni siquiera sé si volveré algún día...

- Roni...

- Estallaría una guerra si tu familia se entera de esto, Nate...

- No renunciaré a ti – se puso en pie, tras soltarse de mí, agarrándome el rostro con ambas manos, intentando memorizar cada rasgo – escucha... mantengámoslo en secreto, pero ... no terminemos.

Le abracé, con fuerza, intentando retenerle a mi lado, a pesar de que sabía que era imposible, sabiendo que sería la última vez en la que podría sentirle de aquella manera.

- Escucha... - rogaba, mientras yo negaba con la cabeza, aterrada.

- Cuando todo esto acabe... - comencé, con un hilo de esperanza – volveré a tu lado – sonrió, agradecido, asintiendo – pero... no te culparé si mientras me esperas conoces a alguien.

- Te amo – aseguró, buscando mis labios con los suyos, sellando aquella promesa que marcaba el fin de esa etapa maravillosa a su lado.

Debía aceptarlo, que aquella nueva etapa debía hacerla sola, ser fuerte por los dos, viajar a Italia con mi verdadero padre, y alejarme del único hombre que he amado en toda mi vida, sin saber si quiera si alguna vez volvería a verle.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro