Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 50 - Un día de compras.


Hola!

Ya estoy de vuelta, esta noche me vino la inspiración y escribí esto. Espero que les guste :D

Siento la tardanza!


Aquel día tocaba desconexión total. Ambos lo necesitábamos, un día de distracción para dejar toda la mierda que nos perseguía de lado. Ya tendríamos tiempo de enfrentarnos a los problemas más tarde.

Aunque por otra parte... bonito día había escogido para salir a jugar, llovía, incluso había tormenta. Pero nada que un amplio paraguas no pueda solucionar.

- ¿Dónde vas a llevarme? – quiso saber, cuando caminábamos por la calle, abrazados. Sonreí, imaginando la cara que pondría cuando entrásemos al centro comercial. Todo lo que imaginé se quedó corto. Ella estaba feliz, ir de compras siempre alegra a las mujeres, no entiendo por qué.

Gastamos más de lo necesario, he de admitir, pero fue divertido y agradable verla sonreír a cada tanto, animándome a que me comprase cosas, probándose ellas otras.

Estaba en los probadores, esperando para apreciar ese conjunto tan sexy en su cuerpo, justo cuando mi teléfono comenzó a sonar. Tenía pensado desconectar durante todo el día, pero era Carlos, y sabía que podía ser algo importante, así que salí a dar una vuelta, dejando a mi preciosa allí.

- ¿Qué ocurre? – quise saber. Pero no fue Carlos el que contestó a mi llamado, a pesar de ser su número.

- Santoro – dijo una voz seria y áspera al otro lado - ¿por qué mandas a tu perro a buscarme? - ¡Mierda! – Si quieres declarar la guerra a mi jefe no tienes más que hacerlo público...

- Esto no tiene nada que ver con los bandos de la mafia – contesté, molesto – tiene que ver con Verónica Lewis – añadí, dejándole desorientado.

- ¿Qué sabes tú de ella? – tragué saliva, sin saber aún cómo enfrentar aquella situación.

- Sé que es la hija que dejaste atrás, para huir a Italia – contesté, escuché palabrotas al otro lado. Él no estaba contento con aquella información – no pretendo usarla en vuestra contra, sólo estoy haciendo esto por un favor personal – ambos nos quedamos en silencio, sin que el otro dijese palabra alguna – tu hija ha descubierto que eres su padre, y arde en deseos de conocerte.

- De acuerdo – dijo al fin. ¿De acuerdo? ¿A qué se refería exactamente? – pero dile a tu perro que se retire, llama demasiado la atención, haremos las cosas a mi manera. Te avisaré cuando esté en Miami – colgó el teléfono después de eso, y yo me quedé tremendamente perdido.

- ¿Va todo bien? – preguntó una voz detrás de mí, haciendo que me girase y la observase, completamente vestida – has perdido la oportunidad de verme con el puesto – sonreí, ella estaba molesta de que me hubiese ido sin avisar – no quedaba tan genial puesto – se encogió de hombros, agarró mi mano y tiró de mí hacia la joyería, dejando que Iván nos siguiese desde atrás, con las bolsas que ya habíamos comprado, sin dar crédito de lo que ocurría entre ambos. No tenía tiempo para dar explicaciones.

Le compré una gargantilla carísima y una pulsera para mí, que ella insistió en que me quedaba de miedo.

Cuando salimos de allí, con las manos llenas de bolsas y mi tarjeta con un sablazo considerable, nos besamos apasionadamente debajo del paraguas, mientras Iván metía todas las bolsas en el coche.

Me hacía feliz, hacerla feliz. ¿Qué puedo decir en mi defensa?

- No vas a escaparte de mí, Hércules Santoro – sonreí, me encantaba que se picase así - ¿a qué venía el numerito de antes?

- Sólo era trabajo, nena – mentí, pues aún quería esperar hasta desvelarle lo que había averiguado. No quería entregarle sólo humo, quería que tuviese algo a lo que agarrarse, algo físico.

- Nada de trabajo hoy – se quejó.

--

Narrado por Roni:

El vibrar de su teléfono sobre la mesilla de noche me despertó aquella mañana, abriendo los ojos y mirando hacia él, que dormía desnudo, entrelazado a mí, después de una noche en la que hicimos el amor, sin cese. Sonreí, porque él me hacía feliz.

Acaricié su hermoso rostro, estudiando cada uno de sus rasgos, profundamente enamorada. ¿Cómo podía ser tan guapo? Debería estar prohibido ser tan tremendamente apuesto, tanto que hacía daño a la vista. Sonreí, divertida, pensando en todas esas tonterías, mientras él respiraba, calmado, a mi lado.

¿Cómo había podido agenciarme a un hombre como él? Ya no era sólo lo perfecto que me parecía en físico. Él también era talentoso, creador de inteligencia artificial y ... me quería. De eso no me cabía ninguna duda.

- Vuelve a dormirte, es muy temprano – me quejé en cuanto abrió los ojos y me miró. Sonrió, levantando la cabeza para observarme – Nate... - acercó su rostro al mío, apoyando nuestras frentes, haciéndome sonreír.

- ¿Qué hace despierta tan temprano, señorita? – rompí a reír, sintiendo entonces sus labios sobre los míos.

- Estaba espiándote – bromeé, haciéndole sonreír incluso más – pensando en la mejor forma de atacar.

- Atacar ¿eh? – volvió a besarme, subiéndose sobre mí – yo ya tengo el arma preparada – añadió, metiéndose entre mis piernas, sin darme tregua alguna, rozando nuestros sexos - ¿la notas?

Su teléfono volvió a vibrar, sobre la mesilla, haciendo que él dejase de jugar y mirase hacia ella.

- No lo cojas – sugerí. Sonrió, pero sin quitar los ojos de ese lugar aún.

- Podría ser importante – alargó la mano, agarró su teléfono, y se tumbó en la cama, mientras yo le miraba con cara de malas pulgas.

- Estoy no voy a perdonártelo – sonrió, contestando al teléfono. Se puso serio en seguida, preocupándome.

- Está bien, señor – contestaba hacia el tipo con el que hablaba – allí estaré – colgó el teléfono, lucía perdido, pero en cuanto me observó sonrió, como si acabase de encontrar el camino.

- Todo va bien – contestó, antes de que preguntase si quiera. Sonreí – deberíamos salir de la cama, tenemos que ir a un lugar – le agarré del cuello, trayéndole a mí.

- Necesito un poco de ti antes de ir a ninguna parte – rio divertido, antes de lanzarse a besarme.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro