Capítulo 35 - La novia.
Os subo capítulo de ayer, que estuve desaparecida y no subí nada.
Disculpen las molestias. Espero que les guste :D
Tuve una reunión de lo más interesante en Los Ángeles, en el hotel AC, los nuevos inversores de la compañía estaban ansiosos por descubrir la identidad de la señorita Santos, otros, al contrario, lucían temerosos de que fuese incluso peor de lo que era su anterior dueño.
- Nada va a cambiar – les calmé – les aseguro que la señorita Santos, seguirá colaborando con la compañía – les aseguré, haciendo que Carlos y Abdul mirasen hacia mí – podría decirse que la señorita Santos y yo ya nos hemos reunido para hablar sobre ello – mentí, ganándome la admiración por parte de todos, pues sabían lo difícil que era aquello, nadie la había visto jamás.
La reunión fue sobre ruedas después de ello, se calmaron los ánimos en cuanto se enteraron de que la señorita Santos, la nueva dueña de los casinos, iba a seguir invirtiendo en mi proyecto.
- Incluso me ha pedido un presente para cerrar nuestro acuerdo – aseguré, arriesgándome más de lo que debía con todo aquello – voy a prestarle uno de mis autos mientras esté por la ciudad – mis socios más allegados estaban flipando, pues sabían que yo no solía hacer cosas cómo aquellas.
Caminaba de regreso al auto, ante las bromas de Abdul y las miradas de reojo de Carlos.
- Así que te has tirado a la nueva dueña de los casinos – me encogí de hombros, sin soltar prenda - ¡joder tío, eres mi ídolo!
- ¿Por qué presupones que nos hemos acostado? – me quejé, saliendo por la puerta principal, de camino al coche – ¿tan malo en la elocuencia me crees como para tener que llegar al sexo para convencerla?
- ¿No te la has tirado? – volví a quedarme callado, ni siquiera sabía qué responder – tío... Carlos, ¿tú qué opinas?
- Yo mientras deje de ansiar a la palomita... - sonreí, divertido. Iluso, si supiese que eran la misma persona... lo cierto es que jugaba con ventaja - ¿de eso iba todo ese rollo de antes? – preguntó, cayendo en ello, refiriéndose a lo ocurrido en el coche - ¡Te acuestas con ella!
- ¿Por qué presupones que era Christina? – pregunté, despreocupado, metiéndome en el coche, ante la mirada atónita de aquellos dos.
- ¿Acabas de llamarla por su nombre? – añadía Abdul, atónita – sin lugar a dudas, se la está tirando, tío.
Sonreí, porque toda aquella situación, me hacía especial gracia. Almorzamos en el centro, tuvimos tres reuniones más, hasta acabar en la cena con Pierre, un antiguo socio, con el que solía quedar cada vez que tenía oportunidad.
Estaba borracho, pero no demasiado, en aquel reservado, con varias putas que mi amigo había alquilado, pero ni siquiera estaba interesado, en aquel momento sólo podía pensar en sus palabras de aquella mañana... "podrías pasarte"
¡Joder, sí! Quería pasarme. Pero aquello no era apropiado, no quería que nadie descubriese su identidad aún, cargarme el factor sorpresa del sábado, no era lo acertado. Pero siempre termino haciendo lo contrario a lo que quiero cuando estoy borracho y más si se trata de ella.
Di un par de sorbos a mi vaso, sin inmutarme cuando aquella zorra pelirroja se lanzó a mi cuello, agarrándome de la polla para tentarme con sus virtudes de mujer. Era una puta prueba más, la vida me estaba probando para mostrarme que era un "poquillo" hija de puta, pero yo no iba a caer, no cuando estuve a punto de perderla una vez por meterla en caliente. La aparté de mí, dejándola algo desorientada.
- Espero que no te importe – comencé hacia mi colega, poniéndome en pie con dificultad – pero acabo de recordar que tenía algo que hacer...
- ¿Y vas a conducir en ese estado? – quiso saber, levantando una ceja, interesado.
- No necesito estar sobrio para conducir el coche del mañana – contesté, haciéndole reír.
- ¡Cabronazo! No has parado hasta salirte con la tuya ¿eh? – sonreí, dándole una palmada en el hombro, más que dispuesto a largarme - ¿vas a hacerme el feo de no aceptar una de las putas que he reservado para ti, con toda mi buena voluntad? – miré hacia la puta pelirroja y de nuevo a él.
- Seguro que puedes montarte un buen trío con las dos – bromeé, sorprendiéndole, pero rompió a reír, al darse cuenta de lo que quería decir, aunque sin comprender aún mi actitud – el lugar dónde voy... ya tengo a una esperándome, tío – él otro sonrió entonces, comprendiendo mi punto de verlo – nos vemos el sábado, en la presentación del casino – me despidió con la mano y dejó que me marchase, haciendo eses, agarrando a la pelirroja para comerle los morros, este hombre era todo un caso – Galaxy – la llamé frente a la puerta del local, observando a varios curiosos – estoy en la puerta principal, quiero que muevas tu culo hasta aquí, necesito que me lleves a casa de Roni.
En menos de diez minutos ya estaba allí, sorprendiendo a varios, al ver un coche tan increíble. Vomité algo antes de montarme en él, y me dejé llevar sin más.
Me pareció divertido llamarla por teléfono antes de presentarme con aquellas pintas.
- ¿Has visto la hora que es? Nate, son las 4 de la...
- Nena – la llamé, con la voz borracha – he hecho un hueco en mi apretada agenda, para que me agradezcas eso que aún no ha sucedido, ya sabes... a lo que me refiero...
- Estás borracho – se percató.
- Eres toda una lince en estas cosas ¿no? – bromeé – señorita Santos... verá...
El coche aparcó en su garaje, y yo hice algunas eses al bajar de él, Galaxy me recomendó que tomase algunas pastillas para el dolor de cabeza, pero la ignoré, observando a mi chica allí, con los brazos cruzados, observándome, molesta.
Intenté alcanzarla, pero sólo me gané una buena ostia. Sí, como lo oís, me dio una bofetada tan fuerte que me hizo bajar la borrachera considerablemente. No entendía nada.
- ¿Por qué coño has pensando que venir a mi casa, bañado en alcohol, oliendo a perfume barato, era una buena idea?
- ¿Me estás montando una escena en este momento, Roni? – quise saber, señalándome a mí mismo.
- No sólo te ha importado una mierda lo que te dije esta mañana, sino que encima has venido a mi casa a jactarte de haberte acostado con ...
- Escucha, no, no ha pasado nada – insistí. Joder. Era la primera vez que necesitaba dar explicaciones. De normal aprovechaba esas situaciones para desaparecer – tenía una reunión con un colega, hemos acabado en un reservado, y me ha sorprendido con un par de putas, normalmente es así como suelo acabar las noches, Roni, pero ... esta noche... he rechazado a la puta, me he despedido de mi colega y he venido a casa de mi novia a... - dejé de hablar en cuanto me di cuenta de que había usado esa palabra. ¡Joder! El puto alcohol me estaba dejando como un completo capullo - ¿he dicho novia? No, verás, lo que quería decir era... - ella sonrió, mientras yo tragaba saliva, intentando salir airoso de la situación.
- El alcohol te está jugando una mala pasada, ¿no? – me dijo, divertida, acercando su rostro al mío – por tu bien espero que esa puta no se haya atrevido a tocar lo que es mío – la miré, con atención – porque esto... - me agarró de la polla, dejándome sin palabras - ... es mío, Nate – la observé, sin saber qué decir, mientras ella me desabrochaba el pantalón y lo bajaba, agachándose frente a mí, oliéndome la entre pierna, como un sabueso, como si esperase encontrar el rastro de otra en ese lugar – quiero que tengas clara una cosa, nene... - me bajó los calzoncillos, dejando libre mi erección, observándola con cautela - ... tu novia es la única que puede hacerte esto – dejé caer las manos, mientras ella se la metía en la boca, haciéndome su magia, y yo me dejaba llevar.
¡Joder! Estaba loco por esa mujer, y me daba exactamente igual la puta palabra con la que denominarla.
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