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Capítulo diez "Vivo"

Me sentía horrible al verlo moribundo, me culpaba porque por más que lo intenté no pude detenerlo, estaba recio y los demás no fueron la excepción, ellos querían enfrentarse si o sí a Deucalion.
Les había dicho que tenía experiencia de sobra como para saber que atacar de imprevisto y con tan pocas herramientas a su favor terminaría mal, pero no me escucharon, debí esforzarme más.

Bajé del auto con rapidez y me acuclillé frente al lobo —¿Cariño? —murmuré inútilmente estaba completamente inconsciente, lo tomé como pude y lo subí al auto para ir al loft. —aguanta un poco mas, por favor —tomé su mano con fuerza.

No me tardé mucho en llegar, saqué a Derek y lo llevé hacia arriba, rogaba con todas mis fuerzas para que Peter y Lía no estuvieran, quería ahorrarle un buen trauma a mi pequeña.

—esto es una muy mala idea, debería llevarte con Deaton —dije cuando lo pude acomodar.

—no, yo sé que tu puedes curarme, lo has hecho antes —dijo volviendo a la conciencia.

—debería estar furiosa contigo —gruñí —¿Tienes una idea de lo que lloré creyendo que te había perdido?

—lo siento amor —tomó mi mano y de nuevo se desmayó.

—¿Derek? —tomé su rostro en mis manos —¿Derek? No, no, no —repetí desesperada —no puedes irte, Lía te necesita, Tyler...yo, yo te necesito más que a nada.

Intenté calmarme y decidí que lo curaría, eso ayudaría.
Me tomó un buen tiempo pero logré curar todas sus heridas, ahora había que esperar a que despertara.
Me senté su lado y acaricié su mejilla algo áspera por la barba bajo mi tacto,me incliné y presioné mis labios sobre lo suyos, al recordar una de las primeras veces que llegó herido.

—Lexy —murmuró apenas abriendo los ojos.

—aquí estoy —tomé su mano —ay no —dije al verlo medio ido—no te vayas, Derek quedate conmigo ¡Por favor! —volví a besarlo con mas ímpetu —vamos, piensa en nuestros niños, ellos te necesitan —otra vez lo besé ya con un poco de desesperación.

Fue entonces cuando logré captar un sonido muy débil como de tamborileo, apoyé la oreja en su pecho y respiré con alivio al sentir su palpitar.
Derek estuvo dormido hasta que anocheció, claro que para ese entonces Peter y Lía habían regresado, ambos se alegraron de que él estuviera bien.

—¿Seguro quieres levantarte? —pregunté al ver como se sentaba.La incipiente herida en su abdomen me hacia sentir horrible.

—necesito encontrar a los demás ,piensan que estoy muerto —explicó.

—cariño —me senté junto a él —creo que deberías esperar hasta estar recuperado.

—tienen que saber

—y lo entiendo, pero apenas puedes moverte —apoyé mi mano sobre la suya.

—sé que te preocupas por mi, pero no debes hacerlo, sé lo que hago.

—no, no sabes —negué —de lo contrario no estarías así ahora.

—solo intento acabar con todo esto.

—y yo intento evitar que te mates —suspiré —cuando me enteré de tu falsa muerte, sentí que todo mi mundo se vino abajo —lo miré perdiéndome en el verde de sus iris —vine aquí porque te necesitaba en mi vida, aún lo hago, eres parte de mi felicidad.

Se inclinó hacia mi y junto nuestras frentes, apoyé la mano en su mejilla sin despegar mi mirada de la suya.

—tú igual y los niños por eso intento hacer de Beacon Hills un lugar seguro para ustedes —admitió.

—somos lobos, no hay lugar seguro para nosotros —sonreí divertida —pero apreció el esfuerzo, solo que morir por ello no lo vale.

—moriría por ti y por los niños.

—por favor, no —suplique.

—te amo —miró mis labios unos segundos.

—también yo —me atreví a unir nuestros labios en un beso dulce, con el tiempo se volvió demandante y terminé sobre sus piernas, el estar aun herido parecía no afectarle porque no se detuvo ni se quejó en ningún momento.

Se separó de mi abruptamente alzando la cabeza como lo haría un perrito que había oído a su dueño llegar, solo que su gesto no expresaba felicidad.

—¿Qué ocurre?

—Peter y Lía —explicó dejándome como cuidado sentada junto a él.

—cierto, lo olvide por completo —él me miró confuso —Peter se ofreció a llevarsela por un helado.

—mierda, yo se lo había prometido —recordó con tristeza.

—tranquilo, no creo que esté enojada contigo.

—no es eso, es que no estoy disfrutando de ella como debería y sé que luego me voy a arrepentir de no haber pasado mas tiempo con Lía. —explicó.

—apenas va a cumplir ocho, tienes tiempo antes de que no quiera ni verte —reí.

—¿Andamos de chistosita?

—tal vez —me encogí de hombros.

La puerta se abre finalmente dejando ver a Peter y Lía, la niña corrió hacia nosotros tirándose a nuestros brazos con felicidad.

—¿Cómo la pasaste, cariño? —pregunté acariciando su cabello con ternura.

—¡bien! —sonrió mostrando la falta de algunos dientes de leche, volteó hacia su padre y se horrorizó al ver las heridas en proceso de curación en su torso —papi ¿Qué te pasó?

—nada grave, solo me caí —mintió apenas, eso me recordó que no hablamos de lo que había sucedido y el porqué seguía vivo.

—am...pequeña ¿Por qué no subes a jugar un rato con tus juguetes, mientras nosotros hablamos de algunas cosas de adultos? —propuse.

—okay —saltó de la cama y subió las escaleras corriendo.

—Lía despacio —dijo Derek preocupado.

—¿Cómo demonios estás vivo? Por lo que sé Ennis no lo logró —gruñó el mayor.

—no lo sé —se encogió de hombros —sólo recuerdo estar peleando con él al borde del segundo piso y luego estaba cayendo, impacté contras las escaleras y perdí la conciencia.

—hierba mala nunca muere —murmuró Peter.

—quiero creer que hablas por ti —lo voltee a ver divertida.

—esto no es bueno, Deucalion no tardara en enterarse de que estás vivo.

—lo tengo en cuenta —se puso en pie

—lo siento, ¿interrumpí algo cuando llegué? —el mayor sonrió divertido.

—no —gruñó Derek.

—sí —dije al mismo tiempo.

—cuanta frustración huelo en el aire —bromeó.

—no es verdad —me sonroje horrible por la vergüenza.

—estás mintiendo —dijo con una especie de tonadita.

—Derek dile algo —lo abracé escondiendo mi rostro en su pecho.

—deja de molestar a mi chica. —me rodeó con sus brazos.

—iré a ver a Lía, ya me voy y quiero despedirme. —Subió y a los minutos bajó—está dormida —guiñó un ojo y se fue.

—podríamos terminar aquello ¿Te parece? —murmuró Derek.

—¿Y si se despierta?

—no lo hará —me tomó por la cintura y me besó apasionadamente, caminó hacia atrás chocando con la cama en la cual se sentó y me subió sobre sus piernas sin dejar de besarnos.

De apoco me incorpore e hice que se acostara en la cama, bajé los besos a sus cuello, de un movimiento él quedó sobre imitando mis caricias.
Mis manos tocaron su espalda, no pude evitar sentir las heridas todavía en carne viva.
Se bajó de mi y se sentó dándome la espalda, gatee hacia él y acaricié las heridas con cuidado, mi incliné hacia un costado haciendo que Derek volteara un poco para verme,uní nuestros labios otra vez.

—tus heridas —murmuré al ver su piel completamente sana, como la primera vez que llegó herido mis besos parecieron acelerar el proceso de curación, amaba saber que tenía ese efecto en él. —ya no están.

La ropa desapareció,las caricias aumentaron y finalmente nos hicimos uno demostrando lo mucho que nos amábamos.

A la mañana siguiente desperté sobre el pecho de Derek, sonreí al sentir nuestras piernas entrelazadas bajo las sabanas y su brazo rodeando mi cintura.
Lo observé mientras dormía se veía como un Dios griego, tan pacífico como si no tuviera a un hombre lobo demonio detrás de él, me sentí como la primera vez que lo hicimos.

Las primeras notas de la intro de Avengers se escucharon a unos metros de mi, no quería alejarme del castaño pero tenía que atender, así que casi a regañadientes me separe un poco y lo tomé atendiendo antes de que Derek despertara.

—¿Sí?

—Alex, ¿Derek está vivo?

—¿Scott? —Escuché un sonido de confirmación —em...sí, él está vivo ¿Por?

—porque casi muere pensando que él había muerto por su culpa —gritó Stiles.

—¿Qué? —me senté de golpe.

—la herida no se curaba y las chicas tuvieron que cocerla para ayudarme a  sanar, no lo hacía por la culpa.

—lo siento mucho Scott —dije muy afligida.

—descuida.

Se despidió y cortó la llamada, me quedé un rato viendo la pantalla del celular procesando lo que Scott me había dicho.

—Buen día —Derek se incorporo y dejó un beso en mi hombro, pues le estaba dando la espalda.

—buen día —dejé el aparato de lado.

—¿Estás bien? —me abrazó.

—si...

—¿Quién era?

—Scott —respondí casi automáticamente. —casi muere, su herida no sanó porque la culpa no dejó que se activara el proceso de curación.

—¿Culpa?

—"por tu muerte" —lo voltee a ver.

—hablaré con él, no te preocupes —dejó un beso en mis labios.

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