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Un Hermoso Día De Septiembre

El Sol brillaba a su máximo esplendor al ser el medio día en aquel cielo despejado y acompañado de un viento suave y refrescante.

El pequeño desnivel que existía en la terraza del edificio más viejo de la escuela, servía como sombra para el cuerpo recostado de Min, quien tenía por costumbre brincarse las clases a esa justa hora para tomarse su merecido descanso y dormir una cálida siesta sin interrupciones.

Al pálido chico le gustaba ese lugar ya que era menos probable que algún prefecto lo encontrara ahí arriba si es que lo llegasen a buscar, aunque estaba seguro que no lo harían. Además que era el único edificio con desnivel para hacer sombra y debido a la posición del edificio, el Sol no pegaba tan directamente.

Todos sus días eran cómodos y tranquilos, serenos y callados... Hasta aquel día en específico...

Un día, a mediados de septiembre, la única puerta que había en el lugar se abrió estrepitosamente alterando la paz de Yoongi y un poco sus nervios, creyendo que serían algún directivo llegando en su búsqueda. Se levantó un poco y asomó desde la mitad de su nariz para arriba tratando de observar disimuladamente a la persona que acaba de llegar.

Grande fue su paz al darse cuenta que en vez de un directivo, era un alumno quien había subido hasta ahí. Sin embargo, algo en aquel chico lo hizo juntar sus cejas y observarlo más detenidamente.

Aquel muchacho de cabellos rubios estaba llorando, apoyado contra el pequeño barandal de protección a la orilla del edificio. El pecho de Min dio una punzada y se levantó a prisa. ¿El chico iba a tirarse? ¿Por qué estaba llorando? ¿Quién era él? ¿Por qué se estaba preocupando por él?

El rubio se movió un poco más cerca del final y Yoongi se alertó más de lo que hubiera querido por lo que terminó actuando sin pensar.

—¡Oye tú!

El muchacho se detuvo dando un respingo del susto y se giró hacia Yoongi. Min quiso golpearse al darse cuenta que no se le ocurría más nada que decir.

—Éste es mi lugar, vete a llorar a otra parte —le soltó ferozmente, sonando frío y rudo, ocultando lo nervioso que se encontraba.

—¿Eh? —tiritó en un sollozo.

—He estado aquí pasando los medios días desde que inició el semestre. Éste lugar es mío por derecho de antigüedad.

—L-lo siento —las mejillas del rubio, a parte de estar empapadas en lágrimas ahora estaban rojas de la vergüenza por haber sido descubierto.

El chico que llevaba el suéter sin mangas de color amarillo del uniforme, limpió sus amargas lágrimas con las mangas blancas de su camiseta y comenzó a dirigirse hacia la puerta.

—Hey —llamó, deteniendo su andar—, ¿cómo te llamas?

El rubio apretó sus labios y unió sus manos con nervios. Yoongi había dejado de lado los suyos para reemplazarlos por la ternura y curiosidad que le daba el contrario.

—Jimin... —murmuró.

—Soy Yoongi —le sonrió, Jimin le miró tímido, las lágrimas habían parado pero seguía teniendo mini espasmos.

—Hola...

—¿Por qué lloras Jiminie? —el nombrado negó con la cabeza. —Alguien una vez dijo que es bueno hablar tus preocupaciones con alguien más para poder liberarte de ellas.

Yoongi comenzó a acercarse a él, tratando de ser amigable.

—¿Quién dijo eso? —preguntó Jimin, con la voz un poco más calmada.

—Yo —Yoongi sonrió simpático, provocándole una ligera risa a Jimin—. Hey, te he hecho reír —Jimin asintió—. ¿Quieres hablar de tus preocupaciones conmigo?

—No es nada... —Yoongi tomó asiento junto a él, dando palmadas en el piso para que Jimin lo acompañara. —Sólo tonterías.

—No son tonterías si te han hecho llorar —Yoongi miró serio a Jimin.

—Estos días no han sido los mejores —confiesa Jimin, apartando la mirada—. Mi familia ha estado pesada conmigo y mi mejor amigo se ha molestado por una estupidez. Me siento solo y nadie se da el tiempo de escucharme. Creen que ellos están bien sin siquiera escuchar mi opinión, no piensan lo que dicen y llegan a herirme... —Jimin se detuvo al sentir el nudo volver a formarse en su garganta.

—Yo puedo escucharte, soy bueno haciéndolo.

Jimin sonrió y asintió. —Gracias, pero no es necesario... No quiero molestarte.

—Has llegado a invadir mi lugar privado, no puedes molestarme más que eso —bromeó Yoongi, recibiendo un suave empujón de parte de Jimin.

—Gracias...

—A veces es lindo tener a alguien con quien hablar.

Jimin lo miró, sin saber si lo decía por él o por sí mismo.

—Tienes razón.

—Jimin... —el nombrado volvió a observarlo, alarmándose al verlo acercarse de pronto.

Cuando lo vio muy cerca, cerró los ojos con un ligero atisbo de miedo y vergüenza.

—Tienes una mancha de óxido del barandal en la barbilla —Yoongi limpió el área con su pulgar.

Ambos se quedaron mirando unos segundos antes de que Yoongi apartara la mano. El timbre sonó y ambos se levantaron lentamente.

Min se estiró y soltó un quejido, Jimin rió al escucharlo.

—No pude descansar nada...

—Lo lamento.

—No importa, la pasé mejor que estando solo —Jimin sonrió.

—Gracias por levantarme el ánimo.

—Ni lo digas, casi me matas del susto. Creí que te tirarías.

—¿De verdad creíste eso? —ambos entraron al edificio y comenzaron a bajar las escaleras juntos.

—¿Qué quieres que crea si veo a un niño entrar llorando a una azotea y acercarse tanto al filo del edificio?

Jimin carcajeó y se fue encima de Yoongi por la vergüenza.

—Lamento haberte hecho preocupar.

—La próxima vez que me saques un susto de esos te tiraré yo mismo —más risas.

—No habrá próxima vez, lo juro.

Salieron del edificio y caminaron juntos por el pequeño campus del instituto. Sin embargo, Yoongi se detuvo en el edificio correspondiente a terceros años.

—Mi camino es por aquí —avisa Yoongi.

—¿Eres un hyung de tercero? —pregunta Jimin, parece sorprendido. Yoongi asiente.

—¿Me veo más joven?

—Creí que seríamos de la edad. Soy de primero.

—Vaya niño irrespetuoso, todo este tiempo llamándome de tú.

Jimin se sonrojó y apresuró el paso. Yoongi comenzó a reír antes de llamarlo.

—¡Hey, Jimin! —éste se detuvo y giró a verlo— Cuando quieras hablar con alguien, ya sabes dónde encontrarme.

Jimin sonrió y asintió, despidiéndose de él agitando su mano antes de irse casi corriendo a su edificio tras ver a su profesor entrar en él.

Yoongi lo vio desaparecer y su sonrisa se ensanchó tímidamente al pensar que aquel niño era el más lindo que había podido conocer jamás. Por primera vez sintió que haberse brincado las clases había valido la pena.

~•~

Fanart de inspiración.

Creditos a quien corresponda uwu.

Una historia más simple, del YoonMin siendo simples amigos uwu

Está horrible jajajaja

Gracias por leer ❤

#YoonMinWeek_d2

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