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Embarcación JYP

Más de tres meses en alta mar y aún nada. Poco más de la mitad de la tripulación estaban hartos de no haber obtenido si quiera una señal de aquello que buscaban.

El mal humor de muchos comenzaba notarse y hasta cierto punto era comprensible. Unos tenían familia, otros simplemente estaban fastidiados de estar en medio de la nada buscando algo que quizá, no existía.

Los rumores se habían expandido por toda Corea a la velocidad del viento. Muchos pueblerinos de las costas de Busan hasta Yeosu, habían jurado ver supuestos seres extraños que parecían ser una combinación de humanos y peces.

El pavor con el que aquellos pueblerinos relataban sus historias se fue extendiendo a sus alrededores. Los representantes de diferentes pueblos comenzaron a solicitar gente que pudiera deshacerse de ellos. Sea como sea pero querían exterminar aquella especie tan rara que habitaba en el mar y producía terror a las personas terrestres.

Los piratas no tardaron en aparecer y a pesar de que estos tipos eran la escoria humana, fueron bien recibidos por los pueblerinos con tal de que se deshicieran de su tormento.

El tan famoso y temido barco conocido como Nación JYP zarpó desde las costas de Yeosu en dirección a Busan, atentos a cualquier cosa que se les cruzara por enfrente.

A estas alturas, los piratas estaban hartos de no encontrar absolutamente nada y trataban de convencer al capitán de volver a tierra firme. Sin embargo, el hombre al mando cerraba aquellas bocas llenas de protestas a golpes, pues él no pensaba regresar sin al menos una criatura de esas muerta como símbolo de su victoria. Él jamás se rendía. Ante nada ni nadie.

[ . . . ]

—Pararemos medio día en tierra, iremos sólo por comida y lo que haga falta. Los quiero de vuelta antes del anochecer —comenzó el capitán—. Les aviso desde ahora que, hombre que no suba al barco antes del anochecer, se quedará en tierra. Y si alguien trata de huir, de traicionar a esta tripulación y dejarnos, tengan por seguro que Park JinYoung los encontrará y los matará con sus propias manos por poco hombres y desleales. ¿Escucharon bien?

—Sí, capitán —contestaron todos al unísono.

Una vez todos bajaron comenzaron a dispersarse por el pueblo, cada quien en busca de lo propio. Unos fueron directamente por comida, otros por algún trago y unos tantos por diversión barata.

Sin embargo, uno de los piratas más jóvenes de la embarcación, Min YoonGi, se dirigió hacia una pequeña tienda de cosas baratas para poder gastar su poco dinero en cosas que pudieran sustentarlo hasta que volvieran a casa.

Estuvo en el pueblo andando por varias horas hasta que decidió volver al embarcadero, pero no quisiera subir, aún le quedaban al menos cuatro horas antes de que anocheciera. Anduvo por la orilla del mar, jugando con la arena bajo sus pies hasta que llegó a las escolleras. Limpió sus pies como pudo y se colocó los zapatos para poder subir por las grandes y peligoras rocas. Las atravesó y se sentó en una que estaba pegada al mar. Observando la fina línea que dividía el cielo con el mar y comenzó a divagar en sus pensamientos.

Hasta que de pronto algo hizo chapotear el agua cerca suyo. Min miró apretadamente en aquella dirección pero no vio nada. Quizá un pez, uno muy grande. Quizás un delfín.

Otro chapoteo y YoonGi se puso alerta. Quizás un pez grande y peligros. Se levantó y retrocedió un poco.

Cuando un chapoteo más fuerte y más cerca lo sorprendió, YoonGi caminó en aquella dirección, tratando de ver qué era aquello.

Una cola larga y de color verde suave salió a superficie, funcionando como impulso para meterse más al mar. YoonGi se sorprendió ante el tamaño descomunal de aquella cola. Por supuesto no era de un pez.

Su corazón palpitó a gran velocidad y su mente maquinó tantas ideas que comenzó a tener miedo. ¿Acaso era lo que estaban buscando?

Tomó pequeñas piedras y las lanzó con todas sus fuerzas esperando a que por lo menos una le diera a aquella desconocida criatura. Por los chapoteos que hubieron, estuvo seguro que más de una vez si le había dado.

—¡Para por favor! —se escuchó tan pronto hubo un gran chapoteo.

YoonGi gritó asustado y cayó de culo a las rocas.

Frente a él había un muchacho de cabellos dorados. No, no era un humano. Por supuesto que no lo era. Su rostro era de uno, sin embargo las extrañas aletas que salían de sus orejas y las escamas que cubrían su cuerpo. Parecía piel pero estaban las escamas pintadas sobre su cuerpo que te hacían dudar de qué era realmente. Tenía ojos pequeños y labios gruesos. Tenía pectorales ligeramente marcados y su pecho subía y bajaba rápidamente, con miedo.

—No te haré nada, lo juro —dijo la criatura.

—¿Qué eres? —pregunto el terrestre.

—No lo sé, simplemente soy yo. Aunque creo que los tuyos nos llaman sirenas.

—¿Nos? —YoonGi tragó saliva— ¿Hay más como tú?

—Somos como ustedes, vivimos en un lugar en específico, tenemos... ¿cómo le llaman? Ah sí, familias y amigos. Somos todo un pueblo —el de cabellos dorados sonrió.

Extrañamente a YoonGi le pareció fascinante antes que horroroso o aterrador.

—¿Por qué molestan a los humanos?

—¿Nosotros? Para nada. Sólo te recuerdo que fuiste tú quien me lanzó esas cosas primero —las cejas del rubio se juntaron.

—Ustedes no son humanos, no deben estar aquí. No deberían si quiera existir.

—¿Disculpa? Mi especie lleva mucho más tiempo que la tuya aquí. Han sido ustedes quién han convertido la tierra en esto. Llena de cosas enormes y estorbosas como eso en lo que llegaste.

—¿Me has estado observando?

Las mejillas del chico pez se colocaron rozadas y apartó la mirada.

—Los observaba a todos ustedes, no sólo a ti.

—¿Entonces por qué me seguiste sólo a mí?

—Eres el único que ha venido al mar. Quería observar a un terrestre de cerca.

—Pude haberte matado, ¿lo sabes?

—Sí, me has atacado tan pronto me viste.

—¿Lo siento? —el chico no contestó— ¿Tienes un nombre?

—No lo sé, pero todos en mi pueblo me llaman su majestad.

—¿Qué? —los ojos de YoonGi se abrieron en grande.

El rubio carcajeó. —Soy JiMin. ¿Tú tienes un nombre?

—Min YoonGi.

—¿Cómo debería decirte?

—YoonGi... —contestó con dudas. ¿Por qué estaba haciendo amistad con una sirena? Se suponía que estaban ahí para matarlos.

—Eres muy lindo.

—¿Qué dices?

—Que eres muy lindo. ¿Si sabes lo que significa? —YoonGi asintió— Genial, creí que debería decirte.

—Tú... Tú también lo eres... Creo...

—¡Gracias!

JiMin dio un giro e hizo una pequeña pirueta en el agua, mostrando su cola por completo. YoonGi creyó firmemente que era la criatura más hermosa que había visto jamás.

—¡Min YoonGi! —la voz del capitán se escuchó a sus espaldas.

El nombrado se alteró y se levantó a prisa.

—Escondete, vete rápido. Rápido o te matará —susurró YoonGi para JiMin, quien obedeció al instante. Metiéndose en el agua y huyendo a prisa.

—¿Qué haces aquí muchacho? —el capitán se puso a su lado.

—Sólo observo el mar, capitán.

—Lo puedes hacer cuando subamos al barco. Eres joven, muchacho. Ve a divertirte con alguna mujerzuela. Eres atractivo, tendrás más de una a tus pies.

YoonGi sonrió incómodo y observó por donde se fue JiMin. Esperaba verlo de nuevo y que no le hicieran nada. Ni a él ni a los suyos. Y si los descubrían, esperaba salir vivo.

~•~

Creditos a quien corresponda.

Tengo tieeeeeempo queriendo escribir un fic con esta temática uwu

Espero les haya gustado y se emocionen si es que en el futuro me animo a hacer uno completo ❤

#YoonMinWeek_d6

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