🥈Otra Mitad. [one shot]
Omegaverse AU.
Ser un estudiante de preparatoria era cansadísimo. Ser adolescente era agotador. Y ser un adolescente omega, sin alfa, era lo peor de todo.
En la secundaria, los temas más importantes eran las presentaciones y los primeros celos. Todos los chismes iban de "¿escuchaste? Jihyo salió alfa" o "¿Soy yo o Yiren huele muy dulce? Seguro se presenta omega". Era la sensación especular y difundir los géneros secundarios de los demás estudiantes.
Estaba totalmente normalizado, eso de meter las narices donde no les llaman. Aunque, de todas formas, a nadie le molestaba andar de boca en boca.
En preparatoria, es diferente. El tema más importante era siempre el sexo y los destinados. Había una larga lista de chicos que ya habían hallado a sus destinados, tanto dentro como fuera de aquellas paredes.
Lo más común era ver a varias parejas por el pasillo día a día, desde Jihyo con Hyunjin, su omega destinado, Jinyoung con Jaebum, su alfa, etcétera, etcétera, etcétera. Puras parejas de destinados, completamente enamorados.
También había otros que tenía a su destinado en otro instituto o, incluso, en la universidad. Como Taehyung, que tenía una omega universitaria, Joohyun. O Jimin, el alfa de Yeonjun, un chico que estudiaba en la otra escuela de la ciudad.
Y había otros, un poco menos afortunados, que tenían a sus destinado en otras provincias, ciudades, países e incluso continentes. Como Soobin, que tenía a su omega Hueningkai, que vivía en Estados Unidos.
Por último, estaba el reducido grupo de completos desafortunados. Ahí estaba Jungkook, un omega de dieciocho años, sin destinado. Claro que a Jungkook le había sido indeferente, al menos hasta que comenzó a ser la comidilla de todos. El único de su salón sin pareja, uno de los pocos (quince, en total) de toda la preparatoria que no tenía a su destinado aún.
Le avergonzaba y le entristecía, también. Tenía ese vacío en su interior, se sentía sólo medio lleno. Y llegaba a sentirse asfixiado por el collar protector que cubría su cuello. De vez en cuando, el vacío era tan profundo que comenzaba a llorar de la nada. En medio de la clase, frente a sus amigos, mientras comía. Incluso mientras hacía algo que le apasionaba.
La melancolía era ya parte de su vida.
Y se sentía bastante resignado. Con toda la tecnología que existía, era casi imposible no encontrar a tu destinado, tu otra mitad. Soobin, por ejemplo, había conocido a Hueningkai en una videollamada aleatoria. Se conocieron y se enamoraron. Para ese momento no sabían que eran destinados, pero sólo bastó que Huening visitara a Soobin en Corea para que ambos conectaran realmente sus miradas y lo supieran. Soobin le había explicado que su alfa era aún muy cachorro cuando se conocieron, por lo cual no pudo reconocer a través de la pantalla a su destinado.
Pero lo había conocido al final.
Para otros, había sido más fácil. Encontrarse a su pareja en el centro comercial, como Jimin con Yeonjun, o, mejor aún, conocerlo el primer día de clases en la preparatoria, como le había pasado a Jihyo con Hyunjin.
Jungkook no quería parecer desesperado, pero lo estaba. Pasaba unas tres horas al día (porque entre la escuela y su trabajo de medio tiempo, no tenía más espacio) en las diferentes redes sociales que se jactaban de haber reunido a centenares de parejas alrededor del mundo. Y nada.
Había llegado al punto en que se preguntaba constantemente si acaso había sido creado sin una pareja. Era la opción que más aceptaba, muy a su pesar. Y es la versión que andaba de boca en boca últimamente en su escuela.
Jungkook se veía cada vez más decaído, ojeroso, delgado, pálido. Y su omega no estaba mejor. El pobre chico podía sentir los llantos de dolor de su lobo, las rasguños en su interior y los constantes chillidos, llamando a un alfa que no llegaba.
Ese mismo día, Jungkook caminaba por los pasillos del instituto, bostezando y rascando alrededor de su collar. Su piel estaba reseca y maltratada, producto del uso constante del collar. Y también de la falta de una marca. Tenía sus earbuds a todo volumen, escuchando su música favorita mientras evitaba mirar a su alrededor.
Jungkook era visto como una mancha negra en un cuadro lleno de color. Claramente tenía amigos, Dongmin y Mingyu, dos alfas que tampoco habían hallado destinado. Y sus ex novios también.
Eran dos alfas risueños, divertidos y que cuidaban mucho de él, como si realmente fuera destinado de ambos. Incluso habían hablado entre ellos y propuesto pasar los celos de Jungkook con él y que Jungkook pasara con ellos en sus celos. De todas formas, un omega sólo podía quedar embarazado de su alfa.
Lo habían hecho, por supuesto. Se cuidaban entre los tres; y ya era completamente normal para ellos pasar los celos juntos, como el que Jungkook había tenido la semana pasada al lado de Dongmin. Su amigo era dulce y atento, al contrario de Mingyu, que era un alfa más juguetón.
La vida sexual de esos tres se limitaba a su pequeño grupo. Y estaban cómodos con eso. Jungkook los había conocido en la secundaria y, antes de que los tres presentaran y fueran capaces de reconocer a sus destinados, tuvo una pequeña relación con Mingyu y luego una más duradera con Dongmin.
Ahora era simples amigos, con derechos, pero amigos.
-Te ves horrible -menciona Mingyu mientras lo ve acercarse, riendo por lo bajo.
-Gracias -murmura con ironía, peinando su cabello hacia atrás.
-¿Dongmin te dejó cansado?
-Agotado -admite, ignorando el sonrojo en sus mejillas mientras abre su casillero.
La risa de Mingyu no tarda en retumbar en sus oídos y Jungkook no puede evitar pensar que esa risa es una de las razones por las que no había renunciado a una vida sin destinado.
Los tres funcionaban bien como una clase de relación. Claro que el vacío seguía ahí, pero se sentía menos asfixiante cuando estaba con ellos.
Dongmin llegó corriendo hacia ellos, dejando un beso en los labios de Jungkook y uno en la mejilla de Mingyu.
-No van a creerlo.
-¿Encontraste a tu destinado? -pregunta Jungkook, animado. Un puchero se dibuja en sus labios cuando su amigo niega.
-No, eso no. ¿Recuerdan a Chan? El chico de primero, el alfa -tanto Mingyu como Jungkook asienten, interesados. -Él parece ser fan de un grupo de chicas; el punto es que, dicen que consiguió entradas para un fansign y al pasar frente a una miembro y conectar miradas, se dio cuenta que era su destinada ¡¿Pueden creerlo?! Había visto tantas fotos de ellas y no había sido capaz de reconocerla.
-Bueno, tiene sentido. Una foto no muestra a tu lobo, supongo -Mingyu opina, rodeando a Jungkook por los hombros mientras los tres caminan hacia el salón.
-Eso me da esperanzas -Comenta Dongmin -¿Qué tal si mi destinada es Suran? O ¿Si mi destinado es Taemin hyung? -sus ojitos brillan con una nueva ilusión, enterneciendo a Jungkook. -¿Qué tal si es lo mismo con nosotros?
-¿Insinúas que AgustD es mi destinado? -bromea Jungkook, quedando desconcertado cuando su amigos siente con efusividad. -Dongminnie, no lo creo -admite en voz baja, encogiéndose de hombros. -Un hombre como Agust no puede ser pareja de un omega como yo.
Jungkook se encoge ante los gruñidos de los alfas que lo rodeaban, por lo cual les sonríe apenado y, sin agregar nada más, los jalonea hacia el salón.
Y así pasan las clases, aunque Jeon no podía quitarse la idea de AgustD como su alfa de la cabeza. Por más ridícula que fuera.
A la salida, los tres caminaban de la mano, con Jungkook en medio mientras hablaban de lo horrible que había sido la última clase de ese día. Ninguno de los tres era bueno con los números, así que definitivamente los integrales los hacían llorar de vez en cuando.
Jungkook, además, literalmente lloró en esa clase al sentir de nuevo el vacío tan profundo. Fue tan vergonzoso, y aún así el profesor Kim le consoló con palabras amables y le permitió salir del aula a tranquilizarse.
Ahora estaba mucho más tranquilo, rodeado de las feromonas de sus amigos, olores que le hacían sentir un poco menos solo.
Se encontraba ya en su cama, preparado para dormir mientras una suave canción sonaba en el fondo. Todo estaba en penumbras, pero la cabeza de Jungkook seguía muy activa y ruidosa.
Era imposible que AgustD fuese su pareja, ¿no? Ha visto tantas veces sus fotos y videos y nunca nada ha pasado. Aunque a Chan tampoco le pasó. Y varios testigos afirman que si lo son, incluso la propia Sana la había afirmado a ese punto. Los ojos de ambos se convirtieron en los de sus lobos y brillaron. Y Soobin tampoco supo que su pareja era Huening hasta que se vieron en persona. ¿Era mentira eso de poder reconocerlo a través de una pantalla?
Sacudió su cabeza, sacando aquel estúpido pensamiento de su cabeza y cerrando los ojos, obligándose a dormir.
-Jungkookieeee -escuchó la voz de Mingyu, quien le rodeó por los hombros y dejó un beso en su sien. Se encontraba ya en la hora del almuerzo, disfrutando con tranquilidad de su ramen.
Jungkook solamente lo observó de reojo, esperando a que dijera lo que sea que quisiera decirle.
-Mira lo que tengo para ti -Mingyu se apresura a sacar algo de su mochila, poniéndolo sobre la mesa, a la vista de Jungkook.
El omega tarda un poco en darse cuenta de lo que es, pero cuando finalmente lo nota, se atraganta con su comida mientras toma aquellos tres tiquetes en sus manos.
Tres entradas para el concierto de AgustD.
-¡Por dios! Gyu, eres el mejor -abraza contra su pecho las entradas, tirándose luego a abrazar a su amigo. Tanto Dongmin como Mingyu ríen, enternecidos por la emoción.
-Reunimos el dinero para que consigas ya a tu destinado -el omega rueda los ojos, sin dejar de observar las entradas.
-No inventen. AgustD no es mi destinado. Pero gracias, chicos. No sé cómo pagarles.
Ambos alfas niegan con una sonrisa encantada. Dongmin no había dejado de darle vueltas al asunto del destinado, tenía una especie de instinto, sexto sentido. Sus amigos le llamaban loco, pero él estaba seguro de que ese AgustD algo tenía.
Agust era un alfa respetable. Dongmin no era un gran fan, pero Jungkook sí. Sabía que había debutado a los veinte bajo el nombre artístico de Suga, que luego de dos años, cambió a AgustD y apareció con música muy diferente a la que había hecho hasta el momento. Ya tenía 25 años, cinco años de carrera, y Jungkook nunca había dejado de apoyarlo.
Le causaba curiosidad como Jungkook parecía tener una obsesión con el hombre. Lo había hablado con Mingyu, pero a él le parecía normal. Un simple adolescente, fanático de un buen artista.
La cosa era que, Agust no tenía el tipo de música que escucharía Jungkook de otros artistas. Jungkook amaba el pop y las baladas. Y el hombre era un rapero.
Ver el amor que Jungkook le tenía al artista, era como ver un enamoramiento sin precedentes. La música del hombre no encajaba nada en los gustos de Jungkook.
Curioso. En extremo curioso.
-... dos días es el concierto, Koo. Así que te pones precioso, como el lindo omega que eres -escucha la voz de Mingyu y asiente de acuerdo. El omega era precioso.
El timbre suena y los tres, sin decir nada más, se dirigen a sus siguientes clases.
Iban a ser dos horribles días de espera. En especial para Dongmin, que quería probar su teoría (sustentada en especulaciones).
La última hora pasó más rápido de lo usual, o así lo sintió Jungkook. Se apresuró a salir junto a sus amigos, viendo como numerosas parejas se iban juntos; caminando o en auto. También habían parejas como la de Taehyung y Joohyun, ella lo iba a buscar a él. Habían grupos de amigos, más grandes que el de ellos.
Los tres se dirigían al departamento del omega, hablando de trivialidades mientras observaban el camino a su alrededor.
Un auto negro y muy llamativo pasó un momento al lado de los tres; pero lo que llamó la atención de Jungkook fue el sutil y efímero aroma de alfa que pudo captar. Sus amigos ni siquiera se fijaron en su reacción.
Por otro lado, dentro del auto, el alfa se asomó con prisa por la ventana, buscando aquel olor que había alterado sus sentidos. Solo encontró a tres chicos tomados de las manos, demasiado lejos ya para olfatearlos.
Su corazón bombeaba con fuerza mientras cerraba de nuevo la ventana. El alfa era lo suficientemente mayor para saber lo que le pasaba, ese aroma era de su destinando.
Jungkook, aún dándole vueltas a aquel aroma, llegó a su casa en compañía de sus amigos. Se despidió con un beso en los labios de Mingyu y entró junto a Dongmin. El celo del alfa estaba a la vuelta de la esquina por lo cual, como siempre, la pasarían juntos.
Ambos entraron y dejaron sus cosas a un lado. Jungkook se apresuró a buscar algo para que ambos pudieran comer en el momento y también verificó que hubiese suficientes provisiones para sobrevivir a las largas horas que les esperaban.
Dongmin simplemente se apegó a él, demostrando que su celo había llegado. Olfateó al omega y se restregó contra él, sin segundas intenciones.
-Jungkookie.
-¿Mhm?
-¿Y si este es nuestro último celo? -Jungkook frunció el ceño, extrañado y terminó por girarse entre los brazos de su amigo, viéndole de frente mientras este lo acorralaba contra la encimera.
-¿Por qué dices eso?
-Si Agust es tu destinado...
-No lo es, Minnie. No pienses en eso -pide en voz baja, comenzando a acariciar su nuca. Dongmin duda un momento, pero una punzada de dolor en su entrepierna es suficiente para recordarle que hay prioridades en ese momento.
El alfa asiente y, sin esperar una respuesta, besa a su amigo con delicadeza e inquietud, ambos entregándose a la bruma del celo.
El día del concierto había llegado. Los dos alfas estaban sentados en el sofá de la pequeña sala de Jungkook, mientras este andaba en ropa interior de un lado a otro, mostrándoles diferentes conjuntos de ropa.
-¿Que tal este? -pregunta mientras se coloca un jeans recto y un crop top por sobre el cuerpo. Los alfas se miran y niegan.
-¿Por qué tantas ganas de verte bien? Es un concierto y tú mismo dijiste que Agust no era tu destinado.
Jungkook bufa, ofendido y le lanza su almohada a Dongmin.
-Sigue siendo AgustD. Y quiero tomarte fotos bonitas para mis redes.
El chico vuelve a su pequeño closet y revisa este, riendo satisfecho al encontrar algo que le gusta. Sin preguntar a sus amigos, se viste y luego finalmente comienza a modelarles.
Ambos le silban en broma y los tres ríen. Jungkook vestía un jeans e tallado y roto, una camiseta negra, sobre esta una camiseta cuadriculada sin abotonar y, para el toque final, una chaqueta de cuero. Y claro, su collar protector, infaltable. Con unos pequeños toques de maquillaje (sobre todo labial) está listo y finalmente toma camino con sus amigos hacia el lugar del concierto.
El estadio está abarrotado de gente. Había una fuerte mezcla de aromas en el aire a medida que caminaban al interior del lugar. Muchas personas gritaban y ondeaban en el aire ya sus lightsticks. Los tres amigos se apresuraban a tomar lugar en la primera fila, Jungkook protegido entre los dos alfas.
El barullo era ensordecedor, debían gritar un poco para hablar entre sí. Jungkook rió bajito al sentir la mano de Dongmin rodeando su cintura y la de Mingyu rodeando sus hombros. En la gran pantalla del escenario se veía una gran cuenta regresiva para el inicio del concierto. La canción de Burn it se escuchaba de fondo.
Los tres amigos hablaban al oído de los otros, riendo de vez en cuando. La mirada del joven omega brillaba demasiado, demostrando emoción mientras admiraba como el tiempo de espera era cada vez menos.
Mientras Dongmin susurraba algo al oído del omega, las luces se apagaron de pronto y comenzó a sonar el instrumental de Daechwita. Numerosos bailarines aparecieron desde los lados, comenzando a hacer una especie de círculo al centro del escenario. El corazón de Jungkook comenzó a latir con fuerza, emocionado. De pronto, las luces comenzaron a parpadear y del centro de aquel círculo, surgió Agust, comenzando a interpretar su último single.
Varias canciones fueron interpretadas luego de eso. Cuando ya había pasado una hora de concierto, hubo un descanso de tres minutos para que Agust se cambiase de ropa.
Pronto, las luces cambiaron a un azul cielo y sólo estaba Agust ahí, sentado en una silla con la guitarra en su regazo.
-Muchos de ustedes han de conocer mi historia -comenzó a decir a través de su micrófono. -saben la ansiedad que sufrí en búsqueda de mi destinado, a quien sigo sin encontrar. La depresión en la que me hundí y el vacío que sigo sintiendo en mi interior -Jungkook asintió, sus ojos brillando por las lágrimas, porque se sentía demasiado identificado. -Saben que viví sin un propósito, porque mi alfa no tenía a su omega. Y soñaba con vivir mejor. Así fue como nació esta canción, una de mis favoritas -comienza a tocar la melodía y Jungkook la reconoce al instante, So Far Away. -Sin embargo, saben que soy malo para cantar -bromea con una sonrisa. -Seokjin no está aquí -deja su guitarra a un lado de la silla, tomando su micrófono y poniéndose de pie para comenzar a caminar por el borde del escenario. -Así que uno de ustedes me ayudará.
Jungkook vio con ansiedad como Agust se acercaba cada vez más a la zona del escenario en la que él estaba. Su corazón latía como loco y su boca se sentía seca.
El hombre se detuvo frente a él, pero Jungkook sólo veía sus zapatos.
-Tú -le escuchó y alzó la mirada con lentitud, sólo lo suficiente para ver su mano extendida. Jungkook, ni corto ni perezoso, la tomó y se dejó subir por Agust. Caminó detrás de él y se acomodó a su lado, en una silla con un micrófono.
Casi de inmediato, Agust comenzó a tocar su guitarra y a rapear, Jungkook tomándose la libertad de añadir cierta armonizaciones.
Llegó el momento de Jungkook para cantar y, suspirando ansioso, comenzó a hacerlo con confianza. Todos quedaron embelesados con su voz y Agust, que hasta ese momento había mantenido la mirada en el público, volvió a verlo.
Jungkook sintió aquella pesada mirada sobre él, por lo que armándose de valor le devolvió la mirada, sin esperar que lo siguiente pasaría.
Enmudeció y sus manos comenzaron a temblar y sudar. Todo el barullo se fue para él. Los ojos de Agust ya no era marrones, ahora eran de un brillante amarillo.
Su corazón latió con fuerza mientras escuchaba los chillidos emocionados de su omega, dando saltos contra su pecho.
Y Agust no se encontraba mejor. Podía ver los ojos azules brillantes del omega, su alfa gritaba en toda su cabeza mío constamente. Su corazón parecía a punto de salirse. Tenía la garganta seca y los ojos llenos de lágrimas. Es era su omega.
Agust balbuceó incoherencias en el micrófono, mientras el público veía con sorpresa lo que sucedía. En la gran pantalla se veían perfectamente los brillantes colores de los ojos de ambos.
-Mi omega -logró balbucear Agust, causando que las lágrimas comenzarán a brotar de los ojos del joven.
-Mi alfa -aceptó, alzando su mano temblorosa y llevándola al pecho del alfa. El lobo interior del adulto se regocijó mientras rasca a ansioso, queriendo tocar, besar, reclamar al omega por el que esperó tantos años.
Las luces de repente se apagaron, escondiendo a la pareja en su privacidad. Una voz, acelerada se escuchó por todo el lugar "lamentamos los inconvenientes, pero hasta aquí llega el concierto. Esperamos comprendan que el artista necesita tiempo y privacidad".
Nadie se quejó, porque todos entendían lo que encontrar a la otra Mitad significaba.
No pasó mucho para que el lugar se vaciara, todos aún sorprendidos y desconcertados por lo ocurrido. Mingyu y Dongmin se apresuraron a buscar a su amigo.
En el camerino privado de Agust, este se encontraba apoyado en una mesa, respirando agitando e intentando recuperar el aliento. Jungkook estaba sentado en el sofá, tocando su pecho con desconcierto pues su omega no se calmaba.
-Entonces -escuchó la voz de Agust, por lo que alzó la mirada. -Eres mi omega -Jungkook esperó rechazo, una expresión de disgusto o algo parecido. Pero no lo que su alfa hizo.
El hombre se apresuró a él, con los ojos nuevamente amarillos, y se arrodilló entre sus piernas, tomando sus manos con ansiedad. Ambos las tenían sudorosas.
-No sabes cuanto tiempo te busqué -explicó Agust en silencio.
-Yo también a usted, Agus-
-Yoongi, dime Yoongi -Jungkook asintió, sonrojándose cuando el mayor acarició su mejilla con tanto amor que Jungkook se sintió superado.
-Yoongi hyung, ¿usted me acepta?
-Por supuesto -responde inmediatamente y le toma el rostro, rozándole los labios -¿como rechazar al omega más precioso que la luna me dio? -y seguido de eso, lo besó. Un beso suave y tranquilo.
Ambos sintieron como ese agobiante vacío era llenado poco a poco, segundo a segundo que sus labios permanecían juntos. La soledad desapareció. Solo había amor y gozo en su interior.
Al separarse, sus ojos brillaban más que antes. Sus manos entrelazadas se sentían cálidas y por primera vez en toda su vida, ambos dejaron de sentir soledad.
Yoongi se apresuró a ponerse en pie, sentándose al lado del omega, pero atrayéndolo luego a su regazo. Ambos se envolvieron en un abrazo, atrapados en su burbuja de amor.
Ni siquiera la puerta siendo llamada los interrumpió. Al menos hasta que la entrada de dos alas alertó los sentidos de Yoongi y le hizo soltar un fuerte gruñido.
Ambos alfas, Mingyu y Dongmin, alzaron sus manos en señal de inocencia. Jungkook rió y se atrevió a besar la mejilla de su alfa, calmándolo al instante.
-Son mis amigos -Yoongi asintió, aún son quitarles la mirada de encima. Ambos se mantuvieron en una distancia prudente.
-¿Qué sucederá con Jungkook ahora? Somos sólo estudiantes -se atreve a hablar Mingyu.
-Lo dejaré que haga lo que desee, por supuesto -conectó su mirada a la de Jungkook, acariciando su mejilla y dándole un beso esquimal -pero debo marcarte, cielo.
El omega asintió, sin pensarlo demasiado. Quería estar para siempre con su alfa.
Ambos amigos asintieron satisfechos. Amaban ver a su pequeño omega feliz.
Los rumores no tardaron a llegar, el día siguiente, lunes en la mañana, Jungkook estaba en boca de todos. Pero no se presentó a estudiar. Ni martes, ni lo que restó de la semana.
Jungkook y Yoongi crearon su propio nido de amor en la casa del alfa. El omega no tardó en mudarse y el miércoles, tres días después de haberse encontrado, se dejó marcar por Yoongi.
Jungkook descubrió que a pesar de no haberse visto nunca, ambos se conocían perfectamente. Yoongi, de alguna forma, sabía leer a Jungkook, sus berrinches y demás. Lo consintió tanto durante el lunes y martes, que Jungkook se dio cuenta que cuando de almas gemelas se trata, no es necesario conocerse. Ya lo hacen. Por algo están hechos el uno para el otro.
El resto de la semana también faltó, tomando el jueves y viernes para contarle a Yoongi el tipo de amistad que había llevado con sus amigos alfas. Le contó su historia y también hubo momentos para mimos y, por supuesto, para tener sexo y reabrir la marca.
El lunes Jungkook finalmente se presentó. Su piel brillaba, tenía una adorable sonrisa dibujada en los labios. Vestía una camiseta gigante de su alfa y mostraba aquella mordida en su cuello orgulloso. Finalmente se había despedido de aquel tedioso collar.
Jungkook ya no era la comidilla de los demás y estaba completamente feliz con su alfa.
Había dejado atrás la soledad, el vacío y el dolor, recibiendo en cambio el amor, respeto y protección de su alfa.
Yoongi cada día le demostraba cuanto lo amaba, y Jungkook también. Eran una verdadera pareja ideal.
Y ellos estaban tan felices de haber encontrado su otra mitad.
Creo que es lo más largo que he escrito 🥺 me inspiré y salió esto. Espero que no haya muchos errores o algo así y sobre todo, que les guste. Gracias por leer, votar y comentar💜
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