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Niño Bonito. [one shot]

Ah, Jeon Jungkook. El niño bonito de segundo año. Yoongi lo había conocido el año anterior, cuando el chiquillo había llegado a su clase a buscarlo en nombre de su maestra.

Habían caminado juntos, en silencio, cosa que extrañó enormemente a Yoongi. No es que fuese una mariposa social, pero las personas definitivamente aprovechaban a hablar con él: el increíble prodigio de sexto año.

No era por presumir su genialidad, pero realmente le había extrañado lo indiferente que el chico había sido. Y, por qué no admitirlo, lo había cautivado.

Fue cuestión de tiempo para que lo demás estudiantes notaran el interés de Min en el niño bonito.

¡Ah, claro! Porque Jungkook debía ser el niño bonito.

A Yoongi le fastidiaba un poco, debía admitir. Ver que chicos y chicas coqueteaban con el chico que le gustaba. Pero también sabía que tenían motivos para gustar de él.

Es que, todo él era etéreo. Sus labios rositas, esponjositos y suaves, el lunar bajo su labio, su naricita, sus ojitos brillantes y preciosos, como dos piedras de ónix.

Era tan bonito e, incluso para el genio Min Yoongi, era inalcanzable.

El pequeño niño era reservado, tímido e introvertido. Aunque había escuchado por ahí que era amable, incluso si no decía mucho.

Tenía solo dos amigos, dos chicos altotes y musculosos que mantenían a todos alejados del menor, al menos lo suficiente para prevenir algún daño al niño bonito.

Dios, que parecía que Jungkook era el presidente de los Estados Unidos. O mínimo, el rey de Genovia. Estaba todo el tiempo respaldado por sus amigos así que para Yoongi era imposible acercarse a poder hablarle.

No podía decirle a los dos postes que quería hablar con Jungkook para confesarle su completo amor y devoción; no quería ser el blanco de burlas debido al intenso sentimiento que en ese momento albergaba para el niño bonito.

Definitivamente, pedir permiso no era una opción.

Por culpa de esos postes, debía crear un plan infalible que lo ayudara a rodear la fortaleza que protegía a Jungkook, justo como un príncipe rescataría a su princesa.

Finalmente era catorce de febrero. Toda la universidad se encargaba de recordárselo, con decoraciones por todo el lugar; corazones y cupidos pegados en la paredes, y chicas disfrazadas entregando cartas de amor.

Aunque, lo que realmente sorprendía y llamaba la atención era Min Yoongi. Caminaba a través del pasillo con un gran ramo de rosas en manos y una bolsa de tamaño mediano colgando. Su rostro estaba un poco sonrojado por la timidez, pero avanzaba a paso seguro.

Al fondo del pasillo, pudo divisar a Jungkook. Lastimosamente estaba con sus guardaespaldas, así que se prometió a sí mismo que lo buscaría más tarde.

En silencio, se dirigió a su primera clase, aún con los regalos en mano y los numerosos rumores aumentaron. Incluso al pasar por el lado de Jungkook, este volvió a verlo.

Lo que le sucedió a eso fue relativamente tranquilo. Solo una que otra pregunta sobre quién se lo había dado o para quién era (cosas que Yoongi se negaba a responder).

Lo único relevante para Yoongi, sucedió a la hora libre en la que coincidía con Jungkook. Vio cómo al menos tres chicos se acercaban y cada uno de ellos era rechazado. ¿Qué le esperaba a él?

De pronto, su confesión le parecía una completa mala idea. No quería quedar avergonzado y con el corazón roto frente a toda la universidad.

—¿Cuándo piensas dárselo? —Le cuestionó entonces su amigo, Hoseok.

—Creo que no lo haré, Hobs. Está rechazándolos a todos.

Hoseok rodó los ojos, porque él sabía que su amigo estaba siendo un cobarde.

—El que no arriesga no gana, Yoon.

Y Yoongi se repitió esa frase por lo que restó de la jornada de clases.

A todos les parecía adorable ver al genio Min Yoongi ir de un lado a otro con los regalos. El tiempo pasó tranquilo para él, al menos hasta una hora antes del final de las clases de ese día.

De pronto, al momento en que sonó la campana, sus manos comenzaron a sudar por los nervios y relamió sus labios en varias ocasiones.

Permitió que todos salieran hasta quedar solo él junto a Hoseok. —No creo que pueda —balbuceó, un poco temeroso mientras veía a su mejor amigo con algo de pánico.

Hoseok se sintió enternecido por un momento y se dio cuenta que a su amigo realmente le gustaba Jungkook. Jamás se había visto tan nervioso por siquiera acercársele a alguien, así que realmente deseaba ayudarlo.

—¿Qué te parece si lo traigo aquí con alguna excusa, uhm? —preguntó mientras acariciaba su cabello, intentando transmitirle un poco de calma.

Luego de suspirar y boquear varias veces, terminó por asentir y Hoseok se apresuró a realizar lo prometido. El castaño recorrió varios metros hasta encontrar a Jungkook en su casillero, solo.

Una sonrisa se dibujó en sus labios al percatarse que era el momento perfecto. Se acercó a él en completo silencio y, al estar a su lado, carraspeó. El chico volvió a verlo, algo asustado y al final le sonrió.

—Lo siento, pero ya me gusta alguien más —respondió el niño simplemente y volvió a lo que hacía en su casillero. Hoseok ni siquiera así borró su sonrisa, incluso si temía por el bienestar de su amigo. El que no arriesga, no gana.

—No quiero confesarme, quiero... —se aclaró la garganta y rascó su nuca. —quiero que me acompañes a un lugar, chiquillo.

Jungkook lo observó divertido por el apodo y asintió simplemente, terminando lo que estaba haciendo para comenzar a seguirlo todo el camino de regreso al salón.

Salón en el que estaba Yoongi, sonrojado y temblando levemente mientras repetía entre murmuros lo que planeaba decirle al chico que le había robado el corazón.

Sus manos se movían frenéticamente sobre el ramo de rosas y suspiraba una y otra vez, viendo hacia la puerta con cierta ansiedad. Sabía que, si Hoseok tenía éxito, Jungkook no tardaría mucho más en llegar junto a él.

Mordisqueaba su labio mientras intentaba acallar el bullicio en su mente, ese que le provocaba más miedo y temor al pasar de los segundos. Y sólo logró calmarlo cuando escuchó pasos acercándose a dónde él estaba.

Hoseok suspiró, igual de nervioso. Se detuvieron ambos frente a la puerta y empujó levemente esta con su mano. —Pasa —le pidió y pronto Jungkook estuvo dentro del salón. Tardó unos segundos en ubicar a Yoongi.

En el momento en que las miradas de ambos se encontraron, Jungkook se sonrojó y vio hacia otro lado.

—Jungkook —llamó Yoongi con voz suave, apresurándose torpemente hacia el menor, con su regalo y el ramo en brazos. —Yo.. S-sé que no nos conocemos mucho —aclara, mordiendo su labio mientras intenta aclarar sus ideas, no queriendo balbucear. —sé que no somos cercanos pero, desde que nos conocimos no he podido sacarte de mi cabeza —admite, y le extiende ambas cosas con la cabeza gacha. La sorpresa viene cuando Jungkook las toma.

—Sunbae...

—Deja que termine —pide y vuelve a conectar su mirada con aquellas obsidianas que hacen a su cuerpo entero temblar. —Me gustas. Me gustas mucho y, yo sé que yo no te gusto a ti. Pero quisiera que me dieras una oportunidad de ¿cortejarte? Bueno, no eso. Más bien, ¿quieres tener citas conmigo y ver si puedo llegar a gustarte? Te agradecería mucho esa oportunidad.

—Sunbae —repite el chico, con una sonrisa divertida en sus labios.

—... Y sé que probablemente me rechaces igualmente porque, bueno, rechazas a todos los buenos partidos y yo no soy el mejor partido de todos pero de todos modos quería hablarte de mis sentimientos porque eres demasiado lindo y no puedo ocultarlo má... —calla cuando siente el cuerpo de Jungkook impactar contra el suyo, sorprendiéndose por el repentino abrazo.

—Yoongi hyung, ¿vas a dejarme hablar? —el mayor asiente, sonrojado por la forma en que se dirigió a él y desconcertado por aquel cálido abrazo. —Me gustaría salir en citas contigo. También me gustas, hyung. Muchísimo —responde, y Yoongi siente que se queda sin aliento.

—¿qué?

Es lo único que logra pronunciar, haciendo reír al menor.

—Que me gustas —repite y es ahí cuando Yoongi finalmente reacciona, lanzándose a abrazarlo con fuerza y besar una y otra vez sus mejillas.

Una sonrisa grande se dibuja en los labios de Jungkook, una que no piensa borrar siempre y cuando esté con el bobo Sunbae que se tardó meses en declararse.

—¿Puedo abrir el regalo? —pregunta y sonríe ante el asentimiento casi frenético de Yoongi.

Dentro, hay un papel y un mp4, de esos antiguos, con unos auriculares. Jungkook lo mira un poco confundido mientras desdobla la página.

—Te escribí una canción —explica, sonriendo dulcemente.

Sí, definitivamente ese chico le gustaba. Se gustaban.

Aquí el os. Tal vez luego traiga un drabble sí romántico.

Por otro lado, ¿alguien quiere que escriba alguna idea? :( tengo ganas de escribir pero no buenas ideas.

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