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Flowers. [one shot]

Hanahaki disease.

Jungkook recuerda vagamente como llegó a estar ahí, inclinando sobre el váter mientras expulsa los pétalos de gardenias a través de su boca. Pero su mente se niega a aceptarlo, muy en su interior cree que aquello es una mala pesadilla de la que pronto despertará. Pero el dolor es real y se lo hace saber como mil estacas clavadas en su cuerpo.

Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas y su garganta quema cada vez más, incluso llega a manchar los preciosos pétalos con su líquido carmesí. Está muriendo y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo.

Solo esperar a que el corazón de Yoongi sienta algo por él. Pero parece imposible.

Hoseok y Yoongi siempre se llevaron de maravilla. Se conocieron cuando entraron a la empresa y, en el deseo implícito de Jung por volverse un rapero, ambos comenzaron a convivir bastante.

Incluso si llegaban nuevos miembros, Yoongi había desarrollado un apego hacia Hoseok; su actitud brillante se sentía como un escudo para Min, que era un tímido introvertido. Ambos se convirtieron pronto en los mejores amigos dentro del grupo.

A ellos, como grupo, no les parecía correcto admitirlo, pero sabían que habían miembros que se consideraban más amigos que otros. Hoseok y Yoongi eran unos de ellos, Taehyung y Jimin otros y finalmente, debido a la responsabilidad que ambos sentían que cargaban, Namjoon y Seokjin.

Era una especie de pacto silencioso, cada uno se dividía en sus parejas de mejores amigos a pasar el rato. A Jungkook nunca le dolió, respetaba mucho a sus hyungs como para tener la audacia de enfrentarlos y pedirles que lo quisieran. No era fan de mendigar algo que no deseaban darle, por lo que mantenía un perfil bajo en el departamento y los consideraba solo sus compañeros de grupo.

Él tenía sus propios amigos, y salían de vez en cuando.

Sin embargo, aún con todas aquellas prevenciones, terminó por enamorarse de quien no debía. Y lo pagaría caro.

Hoseok y Yoongi eran cercanos, sí. Tan cercanos que a nadie le sorprendió el día en que confirmaron que eran pareja; y el dolor y que sintió Jungkook en ese momento, le hizo saber el error que había cometido.

Jungkook no era fanático de mendigar por sentimientos, pero de pronto se vio haciéndolo; silenciosamente gritaba por ser correspondido, porque aquel sentimiento de impotencia se hacía cada vez más asfixiante. No sabía si soportaría más.

Y de pronto, los primeros pétalos cayeron de sus labios.

Jungkook estaba en una esquina, sentado mientras observaba a sus hyungs juguetear. Ya llevaba unos días con un extraño dolor en el pecho, por lo cual estaba preocupado; de vez en cuando sentía algo atorado en su garganta y su laringe dolía cada vez más.

Él siempre era silencioso, así que nadie tomaba en cuenta su dolor. Nadie notaba que estaba sufriendo.

Hoseok y Yoongi estaban en la esquina opuesta, abrazados y viendo algo en un celular que sostenía el mayor.

No seas egoísta. Se recriminó mientras hacía sus manos puños y volvía su mirada a otro lado, lejos de ellos. Se sentía mal, culpable por amar al novio de alguien más. Pero ¿qué podía hacer? Su corazón era caprichoso y sabía que no lo soltaría así, sin más.

Su garganta comenzó entonces a picar y fue sólo cuestión de segundo para que comenzara a toser con fuerza. Su palma cubría sus labios mientras intentaba recuperar el aire.

Algo suave tocó entonces la piel de sus manos y entonces lo vio, un pétalo de gardenia con gotas de sangre. Gardenia, la flor favorita de Yoongi.

Aquella era una imagen preciosa, y expresaba tanto sufrimiento que a Jungkook no le costó mucho entender que significaba. Aunque no quería creerlo.

Yoongi no sentía nada por él; y aquel que alguna vez fue un precioso sentimiento floreciendo por Min, ahora era el arma que torturaría y acabaría con la vida de Jungkook.

Estaba condenado, lo sabía. El destino no lo perdonaría por haber sido codicioso, por desear a un hombre que ya amaba a alguien más. La vida lo castigaría con la mayor crueldad que podía.

Jungkook no le comentó nada a nadie. Gradualmente, el número de pétalos aumentó y, tal como se esperaba, el dolor también. Sangraba demasiado, por su nariz y boca. Lloraba cada noche, buscando alivio al dolor que lo volvía loco, pidiendo ayuda en medio de una abrumadora soledad que se regodeaba en su tortura.

Siempre estuvo sufriendo solo.

Los demás notaron algo extraño en él, pero con lo poco que lo conocían, no identificaron la gravedad de su cambio; aquella piel pálida con tonos verdosos enfermos, las ojeras, los labios resecos y partidos, la forma en que poco a poco adelgazaba más y como se cansaba cada vez más rápido en las prácticas.

Tantas alertas que dejaron pasar, porque Jungkook era la séptima rueda, la innecesaria. A Jeon nadie le prestaba suficiente atención, y aquello fue lo que lo llevó cada vez más cerca del final de su vida.

La cantidad de pétalos aumentaba noche tras noche, junto a ellos aquella quemazón insoportable asentada en su pecho. Le dolía y sufría como loco, pero no se permitía llorar.

Se estaba castigando a sí mismo, estaba siendo víctima de su propia codicia egoísta y no merecía demostrar su dolor. Debía sufrir en silencio, dejar de buscar por la atención de otros. No iba a demostrar que estaba muriendo.

Taehyung fue el primero del grupo en darse cuenta que algo andaba mal con él. Un día, mientras tenían una sesión fotográfica, Jungkook estuvo a punto de desmayarse y en un arbitrario acto de desesperación, acabó por aferrarse a Kim, buscando ayuda cuando no la merecía.

Taehyung estaba desconcertado, y sólo pudo sostenerlo con fuerza contra su pecho. Incluso si Jungkook no era digno de ayuda, la necesitaba. Ya no podía más, su cuerpo había dejado de soportar las cosas hace algún tiempo. Estaba muy sobrepasado de su límite.

Esa noche, Taehyung se detuvo frente a la habitación de Jungkook y escuchó las arcadas y los sollozos silenciosos que rogaban por un poco de compasión. Y, por primera vez en tantos años de carrera juntos, se preguntó ¿quién era Jeon Jungkook?

El terrible final llegó una semana después. Era un domingo de descanso para la banda y los seis mayores habían decidido salir, Taehyung invitando a Jungkook por primera vez.

Él se quedó en casa, porque no tenía fuerzas ni para levantarse. Su camiseta tenía manchas de la sangre que escupía cada tanto y su garganta se sentía cada vez más cerrada, mientras un cosquilleo subía con lentitud. Sabía lo que sucedía.

A cómo pudo, tomó una libreta y comenzó a escribir con trazos temblorosos. A penas y pudo acabar sus palabras y al toser, varios pétalos salieron de su boca y volaron por unos instantes, cayendo luego sobre su pecho.

A las 4:55 p.m. envió el último mensaje de su vida, un “Te amo, mamá. Perdóname” y antes de siquiera recibir respuesta, una flor comenzó a salir del fondo de su garganta, robándole el aliento. Justo antes de perder la conciencia, una preciosa gardenia con machas de sangre cubrió su boca, anunciado la dolorosa muerte de un caprichoso enamorado que fue rechazado.

De un momento para otro, Jeon Jungkook dejó de estar vivo.

A las 6 de esa misma tarde, los demás miembros llegaban finalmente al departamento, extrañándose al no escuchar nada de ruido por parte del menor, quien usualmente era bullicioso cuando ellos se iban.

Pero lo dejaron pasar, al menos cinco de ellos. Taehyung lo había visto muy mal esa mañana, así que estaba bastante preocupado. A partir del momento en que el menor de los Kim corrió hacia la habitación de Jungkook, todo es como un borrón para ellos.

Taehyung tuvo que forzar la puerta para poder entrar, encontrándose con el cuerpo sin vida de Jungkook ahí, una bella flor decorando sus labios. Y lo supo en ese instante, el amor se había llevado a Jungkook.

Solo pudo soltar un grito aterrado mientras se lanza a hacia el menor, lo suficientemente fuerte para haber llamado la atención de los demás. Lágrimas comenzaron a correr aquí y allá, mientras Jungkook yacía ahí, con sus ojos preciosos abiertos y opacos y pequeñas gotas de sangre aquí y allá.

—Cierra sus ojos —pide, Hoseok con la voz quebrada. Taehyung suspira y lleva su mano a sus párpados, bajándolos con delicadeza. Comenzó a sollozar al darse cuenta que era la última vez que verían sus lindos ojos.

Yoongi se acercó, a paso tembloroso a la cama al divisar una carta en el buró.

La tomó en sus manos al mismo tiempo en que caía de rodilla al suelo. Sin ser capaz de resistir más el duro golpe que la muerte del menor significaba en su vida.

“Hyungs, espero mi letra sea lo suficientemente legible.

Escribo esto en mis últimos momentos. Cometí el error de enamorarme de alguien que estaba prohibido para mí, pero por favor, no le muestren al mundo entero lo patético que fui.

Siempre los amé y valoré mucho. Trabajé duro para ganarme su aprecio y a pesar que no lo logré, me voy feliz.

Ámense y sean felices por siempre. Desde donde esté seguiré apoyando su música.

Con amor, Kook.”

Luego de que Yoongi leyera las últimas palabras de Jungkook, todo la habitación se sumió en silencio, siendo sólo audibles los sollozos de Taehyung, Jin y Jimin.

—Te apreciamos muchísimo —habla Taehyung con voz rota, abrazándose a aquel cuerpo sin vida. —Te amamos. Eres nuestro maknae. Claro que te amamos.

Y así dejó Jungkook el mundo. Manteniendo su amor imposible oculto para la eternidad.

¡¡Otra actualización!!

espero traer este fin de semana otro os en el que estado trabajando. Pista, es sobre mi anime favorito rn🧚🏼‍♀️

Por otro lado, gracias por los 400 votos. Quedé 👁️👄👁️ gracias por leer y comentar. Si bien no contesto muchas veces porque se me va, los leo todos😌

Y nada, ¡gracias por leer!

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