Cachorro. [one shot]
Omegaverse.
La primera vez que Yoongi lo vio fue cuando esperaba a su hermano menor, Yoonhyun, fuera de su facultad. Era un adorable omega, vistiendo una sudadera gigante y un jeans ajustado a sus piernas.
El olor lo golpeó con fuerza, olía a peonías, sus flores favoritas. Su rostro era tierno, lo hacía parecer un niño, y la sonrisa preciosa que cargaba mientras escuchaba música lo hacía ver aún más atractivo.
Pero pronto lo perdió entre la gente y tuvo que retirarse con su hermano.
La segunda vez, estaba caminando por el campus cuando lo notó. El olor lo golpeó una vez más y cuando lo divisó, pudo ver al lindo omega en compañía de un alfa, sonriendo. Aquello le hizo gruñir, por alguna razón que no deseaba aceptar.
Pasó un mes hasta que volvió a topárselo, lo vio mientras salía del baño con lágrimas en los ojos. Quiso acercarse a preguntarle que le sucedía, pero el olor lo atontó una vez más y, además, un pequeño toque de vainilla se agregaba para endulzarlo.
Era un omega embarazado.
No pudo hacer nada, porque su cuerpo se negaba a reaccionar, incluso si su lobo se había alborotado. No entendía mucho de aquello, al menos hasta que observó como el alfa con el que lo había visto hace un mes salía de la mano de una omega. Ambos olían a sexo.
Y Yoongi ató algunos cabos.
Jungkook se acurrucó en su cama, sollozando con todo el dolor de su corazón roto. Yugyeom lo había marcado y anudado hace dos semanas, y ese mismo día había roto el lazo que "por error" había hecho y le había humillado, frente a la mujer con la que había estado teniendo sexo. Y a la que había marcado.
A pesar de lo mal que se sentía, sabía que no era culpa de esa chica. Ella había sido mala con él antes, sí, pero nunca le desearía ser abandonada y pasar por todo ese dolor por el que pasaba. Es que era tan jodido.
Tenía un lazo roto y un pequeño cachorro en camino. Había sido tan tonto al confiar ciegamente en ese alfa. Tenía apenas veinte años y se había dejado llevar por tontas palabras bonitas.
Ahora su omega estaba dolido y avergonzado, su cuello punzaba con dolor y solo deseaba dejarse morir. Él también estaba apenado, porque sus padres no lo había criado así, su hermano mayor había cuidado tanto de él desde que presentó como omega y él había terminado abandonado, embarazado y siendo lo que se consideraba como una "aberración" en la sociedad.
Su vida cambiaría tanto a partir de ese momento, y no podía hacer nada más que aceptarlo. Estaba tan agotado, que sólo deseaba morir. Pero no lo haría porque tenía un frijolito ahí dentro, que no era culpable de lo imbécil que aquel alfa era.
Y Jungkook tampoco tenía el corazón para abortar, incluso si eso sonaba como la mejor opción para alguien joven como él.
Tenía ganas de ser padre, de todas formas.
Sea como fuese, Jungkook no tenía intenciones de rendirse. Pero eso sería a partir del día siguiente, por lo que restaba de ese día, quería llorar y destruirse, para estar bien mañana.
El fin de semana había pasado. Era lunes de nuevo y Jungkook debía volver a la universidad, a la misma facultad y carrera que Yugyeom.
No tenía ganas de ir y topárselo. Solo quería dormir para siempre. Pero debía estudiar si quería que su cachorro tuviera un buen futuro.
Así que con un neutralizador para ocultar el aroma de su embarazo, una sudadera holgada color rosa que le cubría hasta arriba de las rodillas y un jeans azul, se encaminó hacia su universidad.
Sus ojitos estaban rojos e hinchados, por lo que se notaba que había pasado llorando, mínimo, durante toda la noche anterior. Y era así.
En unos minutos, había llegado ya a la universidad. Y sabía que el rumor de su lazo roto se había difundido, por lo que todos le observaban y murmuraban. Ni siquiera le importaba más, ya nada importaba para él.
Ya era un omega defectuoso, con un lazo roto y nadie nunca iba a volver a verlo como el precioso omega que era en el pasado. Hace solo una semana, seguía siendo un omega perfecto, ejemplar.
Yoongi observaba desde lejos, mientras explicaba algunas cosas a su hermano menor, pero su atención estaba puesta en aquel omega que lucía tan triste.
Interrumpió entonces su propia plática, dejando a su hermano algo sorprendido. -¿Quién es él? -pregunta entonces.
Yoonhyun vuelve a ver hacia la dirección de su hermano, sonriendo levemente al ver al lindo omega.
-Es Jeon Jungkook, de cine y fotografía. El omega más lindo de la facultad -Yoongi alza una ceja, mucho más interesado. Jungkook le parecía un nombre muy bonito.
-Es muy bonito -murmura, más para sí mismo. Pero su hermano lo alcanza a escuchar. -Se ve muy triste -comenta.
Yoonhyun suspira y asiente, apartando su mirada del joven. -Dicen que el que era su alfa, rompió el lazo y ahora está con otra chica. Yugyeom era un idiota de todas formas.
Jungkook pasa por el lado de ambos y Yoongi puede notar como se tensa y vuelve a verlo. Conectan miradas y él lo sabe en ese mismo instante, Jungkook lo ha reconocido como su alfa. Los ojos del omega se llenan de lágrimas y lo próximo que hace es huir de ahí. Está cansado y tiene miedo.
-¿Dijiste el más lindo?
-Sí. Antes de haber sido marcado, alfas y betas lo cortejaban. Incluso luego de Yugyeom. Imagino que aunque tenga un lazo roto, seguirán queriendo salir con él.
-¿Tú lo intentaste?
Su hermano asiente, un poco apenado. -Ni siquiera me rechazó. Aceptó mis regalos, salir conmigo y era tan dulce. Pero Yugyeom lo marcó. Muchos dicen que lo hizo a la fuerza, yo también lo creo. Ese alfa no es ninguna buena pieza.
La conversación murió ahí, volviendo luego a las indicaciones de Yoongi hacia su hermano menor.
Había pasado ya una semana y, según su hermano, las cosas habían vuelto a la realidad alrededor del omega. Alfas cortejándolo, dándole pequeños detalles que lo hacían sonrojar.
Yoongi había estado manteniendo un ojo en él, y sabía que todo aquello eran capas y capas de armazón que escondían su dolor de los demás. Pero su alfa sentía al omega, sabía que estaba triste.
Y su lobo se lamentaba cada día, por no ser capaz de alegrar a su destinado. Porque Jungkook ni siquiera le permitía acercarse, lo evadía por todos los medios posibles. Yoongi quería tener paciencia, lo intentaba, porque sabía que para el joven era muy difícil lo que le sucedía.
No lo entiendía y probablemente jamás lo entendería; sin embargo, sabía que un lazo roto era algo que dolía por meses. Incluso años. Y Jungkook llevaba solo un poco más de una semana.
Sin embargo, la necesidad de unirse a su omega, marcarlo, jurarle amor eterno y cuidar de él se hacía cada vez más fuerte. Y Yoongi no podía pelear contra su lobo.
El omega, además, también escondía su embarazo; al menos mientras le fuera posible. Saber de su estado era una ventaja, y Yoongi sentía que debía comenzar pronto con su cortejo, antes de arriesgarse a que Jungkook aceptará a otro alfa, o a un beta.
Así que ese día, un jueves por la mañana, se dirigía hacia la facultad de su hermano menor con una leche de fresa y unas galletas de mantequilla en una mano. No era muy ostentoso, pero Yoongi creía que la intención era buena.
Nunca había cortejado a un omega.
Lo divisó al fondo del pasillo, junto a un alfa bastante alto que le entregaba una cajita. Pudo notar su fingida sonrisa dulce, y cómo el alfa luego se retiraba con una expresión triunfante.
Caminó presuroso hacia él, mientras lo observaba abrir aquella cajita. Pudo ver una cadena asomarse. Se preguntó si acaso Jungkook tendría una colección de cadenitas.
—¡Jungkook! —exclamó, cuando estaba a unos cinco pasos de él. El chico alzó la mirada, frunciendo el ceño al no reconocerlo.
Yoongi terminó de cerrar la distancia entre ambos.
—Soy Yoongi, Min Yoongi —el omega solo asiente con lentitud, aún desconcertado. —Toma.
Le extiende aquello que había conseguido para él y admira como él pequeño se sonroja. Es apenas perceptible, pero aquel colorín está ahí.
—Es para ti y mini tú —menciona, bajando la mirada hacia su vientre, queriendo tocarlo, ver aquella piel que seguramente era suave.
Aquel tono rosa en las mejillas del omega se movió hasta sus orejas y su cuello, haciendo a Yoongi sonreír encantado.
—¿C-cómo lo sabes? —balbucea, tomando ambos alimentos y dibujando una pequeña sonrisa, casi imperceptible.
—Lo olí en ti. Hace varios días atrás.
En ese momento Jungkook se congeló y comenzó a olfatearse, incluso si era imposible captar su propio aroma.
—No lo huelo en este momento —aclara, sonriendo suavemente al adorable omega.
La sonrisa de ese alfa amable era tan, tan bonita, que lo único que Jungkook pudo hacer fue salir corriendo, un poco asustado por la forma en que su corazón latía.
Pero Yoongi, que sabía muy en el fondo como era su omega, simplemente lo encontró en extremo adorable.
Yoongi estaba junto a sus amigos, un grupo de alfas tontos que sólo bromeaban constantemente. Estaban acomodados en una mesa en medio del campus, así que podían ver a todos aquellos que pasaban por el lugar.
Estaba ocupado, en busca de su omega, cuando escucha un aullido de parte de Namjoon. Frunció el ceño y al instantes todos enfocaron la mirada en aquello que el alfa alababa.
Era Jungkook, su omega.
Un gruñido se atoró en su pecho y sus manos se hicieron puños.
—El omega más bonito de la facultad de artes —escucha a lo lejos la voz de Jaebum. —Aunque dicen que tiene un lazo roto. Una lástima, ninguna madre quisiera que su hijo alfa estuviera con él.
Yoongi inhaló y exhaló, sonriendo cuando el dulce aroma de su omega llegó a su olfato. Su lobo aulló en su interior y se sonrojó un poco, sabiendo que su omega lo escucharía.
Y así fue, Jungkook volvió a verlo y dibujó una suave sonrisa hacia él. Incluso alzó su mano para saludarlo y Yoongi solo pudo copiar su acción un poco avergonzado.
—No importa su condición. Yo lo haría mío de todas formas, como segundo omega quizás —mencionó Taeyong. Y Yoongi supo que su conversación estaba llegando demasiado lejos.
Sin contenerse más, se puso en pie y resistiendo las ganas de lanzarse a golpearlos, les gruñó.
—Dejen de hablar de mi omega como si fuera un objeto —los demás se tensaron y simplemente asintieron, un poco abrumados.
Yoongi jamás había utilizado la voz de su lobo y, ciertamente, era demasiado fuerte e intimidante.
A partir de ese momento, nadie en ese grupo habló de Jungkook. Y pronto, casi nadie en la universidad lo hacía.
Pasaban las semanas y las cosas entre Yoongi y Jungkook evolucionaban; tan solo una semana después del primer regalo, Yoongi había pedido el cortejo oficial con un ramo de rosas gigante, que a Jungkook le habían encantado.
Al inicio de la semana siguiente, Jungkook comenzaba ya a rechazar los regalos de otros alfas y betas.
A Yoongi eso le encantaba, ver que su omega estaba haciendo que otros respetaran su cortejo.
Y no había día en el que Yoongi no le llevase comida a Jungkook y al mini koo. El alfa estaba encantado.
Incluso, habían comenzado a pasar sus horas de descanso en común juntos; ya era normal para los alfas tontos que eran amigos de Yoongi tener al omega ahí.
Para la mayoría, era un chiquillo amable, tímido y carismático. Pará algunos otros, era aquel crush que nunca iban a poder tener. Su amor platónico.
Ese mismo día, Yoongi llegaba junto a sus amigos con una botella de jugo y una de leche de plátano, galletas con chispas de chocolate y un sándwich de la cafetería.
Se sentó junto a ellos, en silencio y comenzó a comer del sándwich, mientras los demás conversaban de cualquier cosa, intentando disipar la curiosidad que la actitud del alfa les daba. ¿Cómo podía ser tan gruñón con ellos, pero detallista y amoroso con él omega?
Probablemente envejecerían y no lo entenderían.
Yoongi alzó su mirada sólo cuando percibió el aroma de su omega. Una sonrisa suave se dibujó en sus labios y abrió sus brazos hacia él, recibiendolo con un beso en su frente.
—Por fin saliste —murmuró, haciendo al menor sonrojar. Adoraba cómo Yoongi demostraba lo mucho que lo extrañaba constantemente.
Yoongi apoyó su cabeza en la pancita del omega y ronroneó. Ni siquiera los supresores ocultaban por completo el olor a vainilla del cachorro en el interior.
—Te traje de tu leche y tus galletas preferidas —menciona mientras lo atrae a su regazo. El omega se sonroja una vez más, al sentir la mirada de los alfas sobre él. Solo faltó un gruñido por parte de Yoongi para que ellos volvieran a sus asuntos.
Ya habían pasado casi dos meses desde que el cortejo había comenzando y ambos estaban cada vez más seguro de que deseaban estar juntos por más tiempo. Quizás para siempre.
Sin embargo, ambos querían tomárselo con calma. Por el omega, el lazo roto de aquel imbécil (en palabras de Yoongi) y el lindo cachorro que poco a poco abultaba el vientre del omega.
De todas formas, Yoongi se encargaba de recordarle cada día que lo amaba a él y amaba a su cachorro, algo que reconfortaba a Jungkook.
Incluso en esos días donde se sentía culpable, como un tonto por haberse dejado llevar por las palabras "bonitas" de un alfa cualquiera, en lugar de esperar por su destinado, Yoongi le seguía demostrando que lo amaba cada día.
Y sobre todo, que estaba dispuesto a cuidar de un cachorro que, aunque no fuese biológicamente suyo, lo aceptaría como su hijo.
vengo emocionada porque ayer literalmente me desvelé por hacer las cosas para cambiar la imagen del libro. fua, no es lo mejor pero me siento orgullosa😎 espero a ustedes también les guste la nueva portada y los banners. probablemente comience a cambiar los banners de los otros apartados pronto. además que noté que los guiones largos wattpad me los quita, así que comenzaré una edición a la mayor brevedad.
gracias por leer, votar y comentar! 💜
nos vemos el 14 de febrero
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