Yoongi se había despertado tarde ese día, como regalo de cumpleaños por parte de la empresa. Tristemente, su novio sí debía cumplir con la apretada agenda desde muy temprano, así que había amanecido con un lado de su cama vacío.

Lo único que tenía junto a él era un ramo de rosas azules y blancas, sobre estas había una nota con su nombre escrito en la desordenada caligrafía del menor.

“Feliz cumple, ahjussi.

Nos vemos en la empresa, ¡te tengo una sorpresa!

Att. koo”

Rió suavemente mientras rodaba los ojos, Jungkook se esmeraba demasiado en recordarle que estaba cada vez más cerca de los treinta. A su alrededor, en el suelo, había una serie de desastres de su ropa, restos de bebidas y comida y, por supuesto, su ordenador.

Ambos habían esperado a las doce juntos, ya que Jungkook era un mocoso obstinado que debía ser el primero en felicitarlo o lloraba —y era enserio–. Por eso mismo, a Yoongi le parecía sumamente adorable que le haya dejado aquel detalle cuando ya le había dado un regalo la noche anterior, una maratón del anime favorito de ambos.

A Yoongi le daba una sensación de calidez al notar como su novio se esforzaba para complacerlo; y también se iba a divertir ese año, porque tal vez (solo tal vez) habían discutido el 19 de febrero, un día después del cumpleaños de Hoseok, porque el adorable chico talentoso le había hecho un dibujo (cosa que Min nunca había recibido por parte de su novio).

Fue lo mismo que cuando le regaló a Hoseok las zapatillas personalizadas. Yoongi también tiene un par, pero no es de presumir los regalos que su novio le da para que se reconcilien. Y no es que él sea celoso, más bien es un poco bromista (y sádico); le parece divertido hacerle creer a su novio que está herido porque a él no le da ese tipo de detalles.

Aunque realmente le da igual.

De todas formas, los usa para una colección privada con el título de Jungkookie.

A Yoongi le basta y sobra con la cálida y brillante compañía de su chico. Pero eso no debe ser contado a nadie más.

Así que Min, emocionado por ver los adorable esfuerzos de su novio, decide levantarse (incluso cuando puede seguir durmiendo).

Luego de una ducha y ya vestido con ropa medianamente decente —porque prefería la comodidad—, se dirigió finalmente a la cocina de la casa de todos, sonriendo al encontrarse con su desayuno favorito, hecho por su lindo novio.

Mientras comía, Yoongi agradecía que su novio fuera el tercer integrante que mejor cocinaba; le daba escalofríos solo pensar en lo contrario, especialmente porque tenía un corazón sensible y no sería capaz de botar a la basura el esfuerzo. Así que era magnífico para él que Jungkook aprendiese día con día del talento culinario de Seokjin hyung.

Luego de desayunar, comienza a revisar Twitter, sonriendo al ver que sus compañeros han comenzado a felicitarlo, al igual que millones de fanáticas —y no era por presumir, realmente era millones.

Le parecía lindo el sinnúmero de eventos que realizaban por él, y disfrutaba mucho ver que nueva idea traían día a día. Era impresionante ver que no se quedaban sin nuevos proyectos año tras año.

Gracias a las fanáticas, sus compañeros y su novio, se sentía totalmente amado el día de su cumpleaños. Y todos los días.

Namjoon rodó los ojos con diversión mientras escuchaba a Jungkook parlotear a sus espaldas, moviéndose de un lado a otro. Ambos estaban en el Rkive y el menor le hablaba, emocionado, de los planes que tenía para ese día. No tenía corazón para pedirle que se retirara.

Además, le parecía sumamente tierno la preocupación de su compañero de grupo por hacer del cumpleaños de Yoongi uno inolvidable. Probablemente, Jungkook ya había sacado a Jimin y Hoseok de la empresa para que fueran a traer el pastel que había encargado. Y Jin y Taehyung (por engaño del menor) deberían estar decorando.

Namjoon sabía que estaba ahí para reclutarlo, pero fingía no escuchar todas las partes en las que su nombre se juntaba a la palabra ayuda.

Iba a terminar ayudando, pues era para su amigo y hyung. Pero, y aunque sonara cruel, le gustaba ver a Jungkook insistir.

Recordaba que cuando era pequeño, Jungkook era un ser extremadamente egoísta. Solo se preocupaba por sí mismo y era demasiado tímido para juntarse con ellos.

Verlo ahí, esforzándose por alguien más y hablando sin parar, le daba mucha calidez. Le traía el recuerdo del Jungkook del pasado y se daba cuenta de lo mucho que había crecido junto a ellos.

Y, sobre todo, de lo valioso que era para ellos.

Pero ese día no era sobre Jungkook.

Ya habiendo tenido suficiente diversión, se levantó de su cómoda silla y salió junto al menor. La llegada de Yoongi estaba prevista para el mediodía, por lo que ambos irían a buscar comida para compartir en una de las salas de la empresa.

—¿Crees que sean buena idea las brochetas de nuevo? —escuchó su voz a través de la mascarilla. Ambos estaban abrigados y caminaban lado a lado hacia el comedor predilecto del grupo.

—Sabes que sí. Sigue siendo la comida favorita de Yoongi. Aunque siempre puedes comprarle una orden de carne coreana —responde con voz suave.

—Quizás se bueno cambiar el menú de este año —murmura y luego de un momento, asiente. —Compraremos esa orden. Apresúrate hyung.

Sí, ver a Jungkook esforzarse tanto por alguien daba una indescriptible sensación de calidez. Namjoon notaba, en esos pequeños detalles, lo mucho que el menor amaba a Yoongi. Y sabía que Min lo amaba casi con la misma intensidad.

No sabía cuál de los dos tenía los sentimientos más abrumadores.

Pero se notaba que se amaban y eso era lindo.

Ya todo estaba listo, perfectamente acomodado en una mesa del tamaño indicado para siete personas. Jimin y Hoseok, entre murmuros, comenzaban a decorar el pastel mientras que Seokjin, Taehyung y Namjoon pegaban las últimas fotos de Yoongi en la pared y Jungkook acomodaba los platos y cubiertos.

El mánager les había indicado hace cimco minutos que iban saliendo del edificio, así que probablemente llegaran dentro de poco. Los hoobaes habían sido invitados también, por lo que algunos de ellos estaban acomodando una mesa a cada lado de la central. De fondo, sonaba en ese momento el álbum de Blue Hour y los últimos detalles eran dados finalmente.

Apagaron las luces luego de que Jimin encendiera las velas y fue cuestión de un minuto para que Yoongi apareciera por la puerta, buscando a su novio.

Todos comenzaron a cantarle y Jungkook, sin esperar más, se lanzó a abrazarlo emocionado. Se sorprendió incluso de ver a los artistas menores ahí, pero se alegró también al sentirse querido.

El delicioso aroma de su novio le golpeó en la nariz y no pude hacer más que abrazarlo con fuerza, agradecido por la sorpresa.

El pastel fue guardado por el momento y los diecinueve chicos comieron en medio de un ambiente ameno, Yoongi siendo mimado por su novio al punto de sentirse un poco avergonzado porque los otros grupos observaban.

Pero ya nadie podía ocultar que se amaban.

Al final del día, mientras se dirigían a sus habitaciones respectivas una vez ya en casa, Jungkook lo abrazó, lo besó y en un murmuro, le recordó cuanto lo amaba.

Por eso, Yoongi adoraba cumplir años.

Un día tarde, lo sé. Un poco corto, lo sé😩 pero ayer no pude acabarlo a tiempo y no quería no subir nada por el cumpleaños de yoonyoon. Así que aquí está.

Espero les guste. 💜