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JungKook lo veía siempre desde las sombras, no podía evitar observarlo. Su piel blanca como la nieve, sus ojos gatunos y aquella gran sonrisa que a ojos de todo el mundo, irradeaba felicidad.
Para JungKook no.
Y no se considera una persona muy intuitiba, pero cualquier persona que apreciara a YoonGi de la forma que él lo hacía, podía asegurar que no era feliz.
Sus brazos tenían cortes, su sonrisa no extinguía sus ojos, su mirada se nublaba por las lágrimas. Sin embargo, procuraba que nadie lo viera.
Excepto él. Porque YoonGi era el reflejo de JungKook. Ambos eran infelices.
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