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28 ❄︎

Si JiMin pegaba su frente contra la enorme ventana podía distinguir la enorme piscina de lujo del hotel. El agua tan azulada como sus ojos le pedía un buen chapuzón nocturno, el sentido común le decía que se enfriaría, más logró ignorarlo.

—¡La piscina es enorme! 

Apuntó con una sonrisa entusiasta, sin recibir respuesta. 

Se giró sobre sus talones y caminó hasta su cama rodeado la vecina. La habitación le gustaba, parecía estar hecha de madera y los filos de la pared existía un bordillo de roble que desde que llegó ocupó para sentarse, además tenía buena iluminación. 

 Buscó entre sus maletas y un pequeño puchero apareció, ¿no había empacado su traje de baño? 

—YoonGi —Le llamó, obteniendo un “Mh" del chico sobre el colchón izquierdo— ¿Y mi traje de baño? 

YoonGi levantó la cabeza de las almohadas, observando a JiMin con confusión. Le costó un poco entenderlo, se veía bastante adormilado. 

—¡Estamos en pleno invierno! —Exclamó tirando de los edredones para cubrirse. JiMin encontró uno de shorts y pensó que eso serviría. 

—Es cierto, será Navidad. —Reconoció JiMin mientras se quitaba su pijama costosa y la cambiaba por la prenda corta, ajustando el resorte sobre su cintura. Su aprendiz resopló muy bajito volviendo a cerrar los ojos, no estaba tomándolo en serio— ¿Qué me regalarás, YoonGi? 

—¿Eh? Algo... —Bostezó y lentamente su voz fue apagándose —redondo y dorado. 

Wow! 

Para cuando JiMin estaba listo para ir a la planta baja, miró sobre su hombro y encontró a YoonGi con las hebras esparcidas sobre el almohadón y los lentes resbalándose del puente de su nariz, profundamente dormido.

Todo un bello durmiente afectado por el jet lag*. 

Negando con una sonrisa, se acercó para sacarle los anteojos y posarlos en la mesilla entre las dos camas. Apagó la luz y se marchó a la piscina, no sin antes darle un beso suave en la frente. 

Abandonó despacio la habitación y se aseguró de que el pestillo estuviera bien puesto. Sólo así avanzó por los pasillos del hotel con una toalla sobre su hombro y las pantuflas del servicio.

—Ah, ¿NamJoon? —El hombre que sostenía de una mano a su hijo, se volvió hacia él y le sonrió—Hi —JiMin se dirigió al niño con una sonrisa aún más radiante— ¿Qué tal, JungWoong?

JungWoong le devolvió el saludo con una inclinación de cabeza. 

Al ruso le alegraba saber que ambos estaban ahí para el Grand Prix Final y por lo que le contó YoonGi en el vuelo, ByulYi no pudo viajar a Rusia para animarlo, pero tomó el primer avión a España cuando supo que clasificó a la final

—¿Sabes dónde está YoonGi? —Le preguntó NamJoon acercándose, JiMin sacudió la cabeza. 

—Estaba durmiendo —Suspiró cortamente— como un bebé. 

—Ya veo, ¿oíste, JungWoong? Mejor busquemos a Nochu o a ByulYi. —Le habló el padre a su hijo con una mueca reflexiva. El ruso los observó pensativo, tenía ganas de mirar a YoonGi cargar con el niño y ser torpemente paternal, pero tampoco deseaba interrumpir su hora de sueño. Sería más tarde y lo haría porque realmente amaba esa vista. 

En silencio se escabulló, sin ser notado dejando a NamJoon y JungWoong hablando solos.  

JiMin llegó a la primera planta y recibiendo miradas coquetas por la falta de ropa, empujó la puerta trasera y salió directo a la orilla de la piscina. 

Brincó de lleno al agua. Al instante se sintió helado sin embargo, se mantuvo flotando esperando que su cuerpo pudiera acostumbrarse al clima helado. 

Podía sentir que sus oídos se empapaban un poco y eso sólo le traía más paz. 

Ah, eso se sentía como unas verdaderas vacaciones. Unas dónde YoonGi dormía cómodamente en su habitación esperando por él y después podían disfrutar de la ciudad española tomados de la mano. Lejos del ajetreo cotidiano y con su compañía. 

Pero no, ellos acaban de llegar al Hotel de Barcelona, España, para el Grand Prix Final junto el respeto de los seis patinadores. 

Todos estaban listos para la competencia final. JiMin hizo memoria de la sensación que tenía el año pasado estando en el mismo punto y encontró sensaciones borrosas de triunfo y soledad. 

Cerró los ojos sonriendo. 

Al alejarse del patinaje, dos cosas venían a su cabeza: “life” y “love". 

Algo que JiMin descuidó por más de veinte años. 

Ninguno de sus encuentros casuales, ni si quiera Nina, le transmitían el amor que tenía por su pequeño pupilo. No cuidaba de ninguna de sus conquistas y tampoco se preocupaba por cómo se sentían, con YoonGi era distinto. Cuidarle le salía tan natural que JiMin se sorprendía de sí mismo todo el tiempo, en cambio ya no le asustaba. 

YoonGi le regaló sentimientos con la palabra L que antes le parecían innecesarios o poco pensables. 

Le regaló tiempo con Holly, una bañera gigante a diario en Taebong, deliciosos platillos y suaves labios que besar. También una buena vista mientras lo veía entrenar todos los días sin falta y una corriente de motivación arrasadora. 

La vida y el amor de YoonGi, le habían enseñado un nuevo mundo que ignoraba por completo. 

De la nada, JiMin estornudó tiernamente rompiendo el flujo de sus pensamientos.

 Moqueó un poco, lamentándose. Barcelona también es fría en diciembre.

—Creía que solo un ruso sería tan idiota —Alguien con la voz gruesa comenzó a hablar con un tono sensual y el conocido tintineo de una copa chocar contra una botella de vino— para usar la piscina en estas fechas al igual que yo —JiMin se volvió hacia el hombre—. Y acerté. 

—¡Tae!

TaeHyung colocó una mano sobre su cadera, sosteniendo una copa y en la otra su teléfono. Enfundado en una bata de seda azul marina, le sonrió a JiMin dentro del agua. 

Hi, entrenador JiMin—Sonrió de lado—. Y yo que quería bañarme desnudo... —Dijo con lástima fingida. 

—No te contengas. Incluso te tomaré fotos. 

JiMin sonrió verdaderamente divertido, aceptando el teléfono de TaeHyung para fotografiarlo. Sin embargo, no lo observó quitarse la bata. Él no tropezaría con los misma roca dos veces y mucho menos si al tropezar podía herir a YoonGi. Además dudaba mucho encontrar un cuerpo tan sensual y dulce como el de su estudiante. 

—Ahora que te fuiste, soy uno de los mayores —TaeHyung se sirvió un poco de vino y alzó la comisura de sus labios—. Y apenas tengo veinticinco. 

JiMin siguió presionando el botón de la cámara, haciendo un sonido vago. Tae era bastante sexy dentro y fuera de la pista, pero cuando lo conoció en el Campeonato Europeo res un niño que aún corría por los campos suizos. Le daba algo de ternura su pequeño ego y la forma atraerlo en su descanso.

—¡JungKook! —SiHyuk le gritó, agitando su pasaporte en su mano— ¡Al menos haz tu check in!

JungKook dejó de observar su teléfono por un santiamén y observó al pedazo de viejo que tenía como entrenador. 

—Házlo tú. ¡Estoy cansado! —Masculló arrastrando su maleta, rumbo a otro lado donde no fuera molestado mientras compraba una camiseta nueva de estampado. 

—¡Kookie! ¡Dame tu autógrafo! —JungKook arrugó el rostro, asustado. Su grupo de fanáticas atiborraba la entrada del hotel usando orejas de conejo como símbolo del fandom. 

A él realmente le estresaban, era un tigre feroz que arrasaba con sus enemigos, no un conejo ruso tierno.  

—¿Una foto?

—Son unas... —Murmuró arrastrando los dientes.

—JungKoon Plisetsky, nada de palabras feas.

Le interrumpió la exesposa de SiHyuk con un tono severo.

 JungKook chasqueó la lengua siendo arrastrado por su grupo de fanáticas, obteniendo una diadema de orejas de conejo. Sus fanáticas, las “JungKook Angels”, son famosas por ir a todas sus competencias. 

—Pero qué popular. 

Nochu deshizo su mueca de asco, observando a la persona que había dicho eso con un sutil toque de burla. 

Jin vistiendo una chaqueta de cuerpo con lentes de sol sobre la cabeza, abrazaba de un hombro a una chica realmente bonita. Incluso parecía una versión femenina de YoonGi por el tono de piel y el cabello negruzco. 

—Las JungKook Angels son famosas. —Comentó Jin intentando retener una carcajada. 

—Eh...—Balbuceó ella— Pero las Jin Jin Gilrs nos comportamos mejor, y somos más lindas. 

Afirmó acariciando el reloj de oro puro en la muñeca de Jin. JungKook empuñó su mano dando una patada al suelo. 

—¡No llames feas a mis admiradoras, vieja bruja! 

¡Nadie podía insultar a su fandom! Excepto él, claro. 

—Eh, qué miedo. Haz algo, Jin.

JungKook tembló de rabia ante el tono falso de miedo. Él era verdaderamente aterrador y no le importaría si tenía que patearla para desmontarlo, nunca lo hizo con una mujer pero esa bruja parecía ser una buena primera opción. 

Jin sacudió la cabeza, restándole importancia. 

—Tranquila, sólo envidia que mi prometida sea tan bella. 

JungKook apretó la mandíbula. Por supuesto Jin era tan intratable que se merecía una pareja igual. Ambos pavo reales no parecían nada en común tener más que su ego alto. 

Estúpidos canadienses.

—Los que llevan lentes de sol sobre la cabeza son basura —Lo señaló mortalmente serio. Aunque su apariencia con sus ropas rudas se veía devastada con las orejas de conejo en su cabeza— ¡Encuentra a alguien mejor, bruja! 

—Qué miedo.

—Vamos, no seas tan pedante... 

—¡Nochuuuuu! —Los tres dejaron de decir cosas sin sentido, observando a un pequeño niño abrirse paso entre el tumulto de gente. La exesposa de SiHyuk miró con curiosidad a ese niño, SiHyuk ni si quiera se molestó en detenerlo.

JungKook abrió la boca muy asustado. Si JungWoong estaba ahí... Era evidente que NamJoon también.

—JungWoong no corras. —Le gritó NamJoon por encima de las voces. El rubio se achicó sobre su lugar, no esperaba aquello en lo absoluto.  

Cómo todo un buen padre, NamJoon terminó prediciendo el destino de la carrera de su hijo y apretó los ojos al verlo en dirección al piso al enredarse con sus pies. Sólo que eso no pasó, la pierna de Jin por impulso se movió hasta frenar el golpe del niño.

JungWoong estaba asombrado. Se reincorporó y observó al hombre que le salvo de un feo chichón en la cabeza. 

—Ah... 

El canadiense estudio al pequeño de facciones suaves y gesto asustado.

—Hey, niño. ¿También eres admirador de una estrella? —Jin le guiñó el ojo feliz. En cambio a la reacción que esperaba JungWoong se apartó negando y señalando a JungKook. 

—Solo de Nochu y YoonGi. 

Jin intentó decir algo más sin conseguir hablar, demasiado asombrado. 

—¡Ja, este niño sabe que apestas, vive con eso!

JungKook le hizo señas a JungWoong para que se acercara y pudiera tomarse una foto con él. Era un poco difícil ver al niño todavía pero había humillado a Jin así que podría hacer una excepción con eso. 

NamJoon llegó hasta su lado y primero se inclinó hacia Jin. 

—Agradezco que salvara a mi hijo. —El coreano sonrió en verdadero agradecimiento. La vista de Jin viajó sobre los dos hoyuelos en ambas mejillas y luego hasta los ojos de comisura rasgada moldeados en una sonrisa. 

Debía admitir que tenía un encanto masculino. Sin embargo, tampoco lo suficiente, no era una chica. 

Entonces recordó a su prometida y mientras buscaba un agarre más fuerte para recordarse que ella seguía ahí, quiso escuchar el nombre del hombre. 

—¿Tú eres uno de mis admiradores? 

NamJoon negó suavemente. 

—Solo de Nochu y YoonGi. 

Y con eso NamJoon se apartó moviéndose hacia JungKook, dejando al hombre con las palabras en la boca. 

De tal palo, tal astilla. 

Por alguna razón, Jin tuvo gamos de reír abiertamente, demasiado divertido con la reacción del pequeño y el padre. 

—¡SungWoon! ¿A dónde vas? 

El hombre de nombre SungWoon, un kazajo de dieciocho años que alcanzó el Grand Prix Final con mucho ímpetu, compartió podio el año pasado con JiMin y Tae pero su vida privada es un verdadero misterio.  Se movió en dirección a Jin y se quitó sus lentes para asegurarse de darle una mirada penetrante. 

—A comer. —Le dijo sin un tono de emoción. 

—¿Comerás solo? —Le preguntó Jin— Tú nunca cambias, ¿eh? ¿Nos acompañas a cenar? —Señaló a su prometida y discretamente le lanzó una mirada a NamJoon, deseando que pescara el anzuelo.

—No, gracias. 

Parece que no le interesa socializar con la competencia. 

SungWoon dejo de mirar a Jin y observó a JungKook. El quinceañero dejo de hablar con NamJoon y rápidamente perdió el color rosa de sus mejillas, dándole una mirada de muerte al competidor. 

—¿Ah? ¿Qué te pasa? —SungWoon no le respondió y se marchó en silencio, dejándole extrañado.

Con los ojos medio cerrados, YoonGi buscó en la penumbra sus anteojos. Cuando los encontró frunció el ceño intentando recordar el momento en que los sacó de su cabeza. 

—¿Eh? —Farfulló, confundido. Enderezándose y apoyando su espalda contra la cabecera de la cama. Observando hacia los lados— ¿Dónde está JiMin?

Ya no le parecía sorprendente que su primer pensamiento al despertar fuera el ruso, incluso era un hábito. 

Hubiera sido mejor si despertara diariamente con los brazos o piernas de entrenador sobre su cuerpo. En comparación a los ocho meses desde que JiMin llegó a Taebong, YoonGi descubrió recientemente la forma en que JiMin se movía sonámbulo al momento de dormir, siempre buscaba su cuerpo y se apresaba a él con todas sus fuerzas. 

Sintió su teléfono vibrar en la orilla del colchón y rápidamente lo tomó para que no pudiera caerse. 

¿Si le preguntaba a JiMin donde estaba se leería muy desesperado? No, mejor no. No quería asfixiarlo. 

Abrió una de sus redes sociales, bostezando. Ni si quiera se molestó en encender la luz. 

En su página de inicio apareció una fotografía de JiMin junto con TaeHyung posando, ambos en traje de baño y lentes de sol, se sintió más aliviado.

—Está en la piscina con Tae —Siguió deslizando y de encontró con una foto de HoSeok en uno de los monumentos de Barcelona— Ah, Hobi... —Más abajo, encontró una foto de Jin con su prometida— JJ... ¡Oh, Nochu! —JungKook posaba con una cara de muerte rodeado de un grupo de chicas entusiastas— Ya veo... —YoonGi se dejó caer de espaldas, rebotando un poco. Toda su competencia lucía tan segura y fuerte en Barcelona. Se giró para acostarse sobre su costado y observó su mano libre, intentó empuñarla con la fuerza que solía hacerlo cuando estaba entusiasmado pero a sus dedos les faltaba fuerza —“Ahora que sé qué es el amor y he crecido gracias a él, lo demostraré consiguiendo el oro en el Grand Prix Final", ¿eh? 

Bajó la mirada. 

Recordó a HoSeok haciendo un cuádruple en su programa libre, a TaeHyung elevándose por los cielos en el corto, Jin aterrizando con seguridad y a Nochu lanzándose en seguridad con su traje rojizo, como si su alma estuviese en llamas. 

Recordaba el sonido de sus cuchillas clavándose. ¿Y sus cuchillas? YoonGi sólo recordaba el Grand Prix del año pasado, dónde caía y no tenía la fuerza para levantarse. 

Abrió los ojos asustado, regresando a la realidad. Soltó su celular y con fuerza hundió su rostro en la almohada. 

No, él no quería tener esos pensamientos. No permitiría que el camino que trazó con sangre, sudor y lágrimas al lado de JiMin se difuminara porque de pronto sus miedos regresaban.

—JiMin, ayúdame. —Rogó, un poco quebrado. Con miedo de que la grieta se hiciera más profunda, ojalá que JiMin llegara colocarle una bandita rápido. 

La puerta de la habitación se abrió de golpe junto con el regreso de la luz. 

—¡YoonGi! —Gritó JiMin totalmente empapado, con una toalla sobre la cabeza y escurriendo agua. Moviéndose de un lado a otro para intentar mantener el calor— ¡Qué frío, qué frío, qué frío! ¡Prepara la bañera! 

—YoonGi, ¿podrías hacer café? —YoonGi levantó la cabeza de la almohada mirando con miedo a Tae, ¿por qué estaba en su habitación?— ¿Seguías dormido? 

YoonGi sintió el verdadero terror cuando ambos se lanzaron a si dirección con sonrisas alegres. JiMin dejó caer la toalla abriendo sus brazos para lanzarse a abrazarlo. 

—¡Ah! —Se quejó sin lograr que JiMin lo soltara. Al contrario, Tae también se unió al abrazo—¡E-están congelados, congelados! ¡No me toquen! —Tae se apartó guiñándole un ojo, pero JiMin no desistió en si abrazo— ¡Ninguno! 

Incluso se apegó a él como un pulpo. 

—YoonGi, ¡pon la bañera! —Le repitió JiMin escondiendo su rostro en su pecho. YoonGi de sonrojó por la mirada de TaeHyung y para evitarla se puso de pie con el cuerpo escurriendo de su entrenador aferrado a él, rumbo al baño. 

A Tae puede que esa escena le causara un poco de ternura. 

[⛸️...]

Al siguiente día, en la mañana muy temprano. Los competidores se trasladaron a la pista a una calle del hotel. El staff les preparó lo necesario para que pudieran tener un ensayo del programa corto, tranquilo libre de la prensa. 

YoonGi lo agradeció un poco, le apasionaba hablarles a las cámaras sobre sus programas. En esta no, se sentía menos presionado si caía por la pista. Nadie lo señalaba, cada una de las personas estaba en su trabajo. 

Por ejemplo, Nina. Cuando la encontró con su vista, YoonGi se sobresaltó y se sintió un poco inquieto, después desvío la vista deseando un poco desesperado que ella y JiMin no se encontraran. Eso no sucedió, ambos estaban demasiado absortos en lo que hacían. JiMin en ser mandón amable y Nina corriendo de un lado a otro con papeles, cables y hombres tras ella siguiendo sus indicaciones y sus faldas. 

YoonGi patinó hacia la salida de la pista cuando el tiempo para el ensayo terminó. JiMin estaba en las vallas extendiendo un termo lleno de té que el mismo YoonGi se preparó en la mañana. 

Era raro no verlo consumiendo café como de costumbre. 

También le estaba costando leerlo un poco, a veces era fácil aunque YoonGi siempre tendía a sorprenderlo. 

Desde que amaneció estaba juguetón, mimoso y al mismo tiempo aparatado. 

—Acabó mi práctica—Dijo Jin en voz alta y por si alguien no lo hubiese escuchado, se aseguró que lo hicieran— ¡Ya me voy! 

JiMin le dio una indicación más a YoonGi, tapando por suerte la voz de Jin. 

Para ganar, la composición de piruetas de YoonGi incluyó un flip cuádruple, que aún no clavaba como salgo final. 

¿Era arriesgado? Sí, por su puesto.

Pero era necesario, con su composición antigua aunque no cometiera errores, Jin tendrá una puntuación base mayor. Así que ambos decidieron que era lo correcto, YoonGi no titubeó al aceptar el desafío. 

JungKook chasqueó la lengua reteniendo las ganas de ir y golpear a Jin más que de una manera amistosa. 

Ese presumido... 

—JungKook, repasemos una última vez. —Le ordenó SiHyuk a JungKook. Sin rechistar, el rubio lo acotó. 

YoonGi mientras enfundaba el filo de sus patines sosteniéndose de JiMin, observó al quinceañero volver a entrenar y sus cejas se unieron en un gesto preocupado pensando si estaba retirándose antes. JiMin leyendo su mente, le dijo:

—YoonGi, ¿qué piensas hacer? Te recomiendo dormir bien para el programa libre de mañana. 

YoonGi arrugó más la frente, dejando sus pies y apreciando a su entrenador. 

—¿Te harás el entrenador modelo a estas alturas? —Se apartó, mirándose serio— Es mi primera vez en Barcelona quiero hacer turismo. 

Luego, volvió a sonreírle con ternura. Y si JiMin no conociera tan bien al chico diría que estaba sufriendo cambios en su personalidad. 

—Yo me encargo. 

Le sonrió de vuelta. 

[⛸️...]

Ni si quiera pasaban de las cinco de la tarde cuando YoonGi soltó las bolsas de papel sobre una banca y se dejaba caer para tomar aliento. Sintió la necesidad de sacarse el abrigo junto con la bufanda que le prestó su entrenador, sin embargo lo observó y JiMin no parecía tener ni un poco de calor, inclusive estaba usando sus guantes.

Aspiró por la nariz.

JiMin era realmente intenso. 

Lo arrastró casi toda la ciudad con la mano sobre su cintura; a la sagrada familia a tomarse fotografías, le dio un tour improvisado repitiendo durante el viaje palabras en español. “Salud" y “Perfecto” era sus preferidas y parecía usarlas para todo. 

Le compró un plato de paella para él solo, aunque al final ambos terminaron compartiendo del mismo sartén. Después caminaron por la ciudad para hacer compras, en un montón de tiendas. 

Yeah! ¡Hacía mucho que no compraba tanto! 

YoonGi intentó mantener su sonrisa mientas respiraba. 

—O-oye, dame un respiro. 

Su entrenador se mantuvo de pie y YoonGi se preguntó extrañado si realmente él tenía mejor condición entre ambos. 

JiMin giró con gracia, sonriendo. Cómo un niño feliz. 

—Aunque hubiese preferido comprar con el euro más débil —Apoyó el cuerpo hacia adelante observando a su estudiante, escondió la manos detrás de su espalda y dejó que su sonrisa se ampliara— ¿No quieres nada? 

YoonGi levantó el rostro y agitó la cabeza de derecha a izquierda. 

—Eh, no. 

Eso hizo que JiMin se sostuviera el mentón pensando. Sus ojos se posaron sobre la expresión que aparentaba calma del menor y después los dirigió al antiguo edificio de enfrente, un monumento nacional de España por la arquitectura barroca.

Todos los competidores tienen sus formas de relajarse.

Es inusual que propusiera hacer turismo.

Puede que signifique que esta vez está nervioso.

Bien... Asintió decidido, si eso era lo que quería, se lo daría. 

—Vamos, YoonGi. —Por poco se ríe fuertemente al escuchar el quejido bajo de protesta que hizo YoonGi mientras se ponía de pie y tomaba las tiras de todas las bolsas. 

Tomó tres en su mano y con la libre buscó una de las contrarias para enlazar sus dedos con fuerza. 

Tiró de su agarre comenzando a caminar en una dirección que apenas conocía. No porque fuera su tercera vez en Barcelona conocería todos los caminos aunque poco le importaba si tenía al pelinegro a su lado. 

—YoonGi. Te regalaré un traje por tu esfuerzo —Le dijo sin reducir su ritmo—. Deberías quemar el traje y la corbata que usaste en la conferencia. 

JiMin se refería al que YoonGi uso durante la rueda de prensa en su declaración sobre el tema para su temporada. 

En retrospectiva, parecía que de aquello habían pasado muchísimos años. Pero aún conservaba fresco la imagen de su pupilo sin lentes y con los cabellos intentando ir en una misma dirección. 

Era adorable y siempre guardaría esa imagen dentro de su corazón, aunque la del traje no. Ese no, mataba su encanto. 

—¡¿Eh?! ¡No es necesario! ¡Me gusta ese traje!— JiMin lo ignoró como hacia normalmente sin dejar de correr. Dejaría que se quejara un poco, pues tenía algunos planes interesantes en la tienda. Un beso en los probadores sonaba algo divertido y que quería intentar con YoonGi— ¡Oye, JiMin!

Y ninguno de los dos notó la bolsa café abandonaba en la banca de madera. 

*Jet lag: Trastorno de sueño que puede afectar a las personas que viajan en diferentes usos horarios. 

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