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18 ❄︎

Holly sacó la lengua sin entender por qué repentinamente su amo le jalaba el pelaje de la cara y repetía una y otra vez algo que no entendía.

—Holly bebé, pórtate bien en mi ausencia —volvió a decir una última vez, con su abrigo y bufanda listo para partir. La señora Min, ByulYi, NamJoon, el pequeño JungWoong y hasta YoonGi observaban la escena por décima ocasión. Lo alzó por los codos y abrazó al poodle con toda su fuerza—. No te robes mochis.

—JiMin. Vamos a perder el vuelo. —Le recordó YoonGi con cierto tono de advertencia.

JiMin hizo un puchero, acariciando por última vez el lomo de su mascota.

NamJoon negó, tomando las llaves de su auto y dándole una palmadita en el hombro a su hijo para que abriera las puertas del auto de una vez. El niño asintió corriendo al vehículo de su padre.

Les haría el favor de llevarlos al aeropuerto, lo hubiera hecho la señora Min en su auto pero tenía un día ajetreado en el hotel.

JiMin por fin se alejó de Holly un poco abatido, estaba demasiado encariñado con él, nunca pasaba tanto tiempo y ahora esa sensación era nueva. Caminó hacia YoonGi y tomó su maleta, ayudándole con su equipaje con la mano libre.

—Bien, me voy a Pekín. —YoonGi se bajó su mascarilla blanca gritándole a su madre y ByulYi en la entrada trasera del hotel.

Sorpresivamente, el señor Min apareció por el marco de la gran puerta y no parecía ebrio. Discretamente le alzó el pulgar a YoonGi y solo, pudo intentar sonreír terminando con una mueca extraña. Su padre lo notó porque deshizo su seña, abatido y volviendo a entrar al hotel.

Las heridas tardaban mucho tiempo en cicatrizar, algunas podían hacerlo y muchas no.

—¡Estaré justo detrás de ti! —Le enunció ByulYi con orgullo logrando una bonita sonrisa en el rostro de YoonGi.

JiMin les dio una seña a las dos mujeres y avanzó después hacia el auto del amigo de YoonGi. Iba a abrirle la puerta a su pupilo como todo un caballero pero JungWoong desde el interior fue más rápido. Infló las mejillas, ofendido, yéndose al maletero para ayudarle a NamJoon.

Cuando todo quedó empacado NamJoon se subió al asiento del copiloto y espero a que YoonGi subiera al de al lado para soltar la bomba.

—Nos espera una larga charla sobre el tema del Grand Prix, Hyung. —El azabache abrió los ojos y miró hacia los lados buscando una escapatoria. JiMin apenas iba a montarse por lo que con poca agilidad brincó hasta los asientos traseros, cayendo sobre el tapete del auto pero levantándose de inmediato. Su entrenador y amigo le miraron con rareza

—¡E-estoy bien, cuidaré de JungWoong!

Se acomodó su gorro gris con cuidado.

NamJoon le miró de manera acusatoria y YoonGi no pudo rebatirlo, era lo que creía, estaba huyendo de él. JiMin medio comprendió la situación por lo que sin rebatirlo se sentó al lado del amigo de YoonGi.

—¿Ataste tu cinturón, JungWoong?

El niño hizo un sonido de espanto, moviéndose para hacerlo, luego se lo enseñó a YoonGi.

—¿Tú ataste el tuyo, YoonGi? —Preguntó JiMin. El azabache arrugó la nariz haciéndolo.

El camino al aeropuerto fue bastante tedioso, hablaron de cosas triviales y de los competidores en las demás preliminares. JungKook pasó obteniendo la plata, el oro se lo arrebató un canadienses de hombros anchos. YoonGi no podía recordar su nombre, se sentía cansando y con ganas de dormir.

Luego de llegar al aeropuerto, NamJoon le dijo varias veces a YoonGi que si en algún momento las cosas se volvían densas con JiMin no dudara en llamarlo y lo aconsejaría, después le propuso que si llegaba a la final, viajaría para apoyarlo con su pequeño hijo.

Finalmente se despidió de JungWoong dándole besitos en la frente creyendo que nadie lo miraba, JiMin si lo hizo, derritiéndose de ternura.

Abordaron el avión y YoonGi ya estaba lo suficiente cansando para querer dormir el resto del viaje. No era mucho tiempo, pero tan sólo pensar que tendrían que desempacar y atender reporteros le producía más cansancio.

Se acomodó sobre su asiento dejando que JiMin guardara su equipaje por él.

—Hacía tiempo que no volaba en clase turista. —Comenzó a relatar tocándose la boca, había demasiados pasajeros para lo que estaba acostumbrado— Ah, ya estamos despegando. Wow, se movió demasiado. ¿Tomamos champán?

YoonGi se cubrió las piernas con una manta, cerrando los ojos. Aunque JiMin seguía intentando mantener una conversación.

—JiMin, ¿me dejas dormir un poco?

—Me sorprende que puedas dormir en un asiento tan estrecho, ¡igual a un gato!— YoonGi le miró ensanchando sus mejillas, hacía tiempo que no le llamaba por ese apodo y no podía decir que le echaba de menos— Quiero dormir también -murmuró, renunciando a la idea de tomar champán. Si no era con YoonGi prefería no hacerlo—, dormiré en tu hombro.

—Busca una almohada... —Rebatió avergonzando cuando el rostro de JiMin descanso sobre su hombro.

Suspiró intentando liberar la tensión, se le estaba esfumando el sueño. Estuvo dispuesto a echar a JiMin hasta que percibió sus suaves ronquidos y rió levemente. Entonces, como un secreto, observó las manos de JiMin que estaba cerca de su regazo y en silencio las entrelazó con las suyas.

—¿Qué haces con mis manos?— YoonGi brincó del susto, intentando soltarle, pero JiMin no aflojó el agarre.

—Sólo... Lo siento.

—No —bostezó— está bien. Tú puedes tomarlas cuando quieras.

Después volvió a acomodarse encima de su cuerpo tomando un poco de la frazada de YoonGi.

El pelinegro respiró hondo, intentando llevarse una ilusión más al pecho se durmió con JiMin a su lado.

[⛸️...]

Sobrevivir con el poder del amor.

YoonGi abrió los ojos confundido, peinando con sus uñas, sus cabellos lacios que estaban revueltos por el reciente entrenamiento. Fue atacado por los reporteros en la sala de entrevistas de estadio ocupado para la Copa en China.

—¿Que cuánto poder del amor tengo? Mh... —Entrecerró los ojos dudoso. ¿El amor desde cuándo era medible?

JiMin observó su reloj de su teléfono sin prestarle atención a los paparazis con preguntas vagas.

—YoonGi, vamos a comer estofado.

YoonGi sonrió apenado, juntando su dedo índice y pulgar.

—Estoy en una entrevista.

Su entrenador de pronto desvío la atención a un hombre mayor que pasaba a su lado con uno de sus tantos pupilos.

—¡Oh, SiHyuk! —El hombre pasó de largo, luciendo su cotidiana mueca aterradora. Pero JiMin no se dio por vencido caminando tras él—Oye, oye —JiMin le tomó de la tela de la esponjosa chamarra (Del mismo estilo de que las solía usar él, al parecer era cosa de costumbres) intentando detenerlo. SiHyuk siguió caminando fingiendo que no existía— ¿Por qué me ignoras?

—JiMin —Se giró de golpe verdaderamente molesto—. Mira, me pongo enfermo cuando te veo jugar a ser entrenador. Prefiero que me hables solo cuando me ruegues volver al patinaje. ¿Entendido?

El que hablara con ese tono autoritario y envenenado que JiMin ya conocía, no lo asustó. Únicamente logró que batiera sus pestañas un par de veces y se volviera hacia YoonGi, ya libre de la entrevista para tomarlo e incitarlo a caminar.

—SiHyuk no está interesado, vámonos. —Le dijo felizmente abrazando con todo su brazo la estrecha cintura de YoonGi, arrastrándolo por los pasillos hasta desaparecer.

SiHyuk casi vomita su bilis. Con un tic en el ojo, arrastró a su pupilo ruso deseando ver la forma en que humillaría el chico surcoreano y con ello el orgullo de JiMin. No lo malentiendan, aunque conocía a JiMin desde que era un niño y lo observó padecer su adolescencia sin un padre odiaba cuando uno de sus estudiantes aspiraba ignorantemente a algo fuera de su rango. El peligris no estaba hecho para ser entrenador y codiciaba tanto el momento en que le mostraría cuánta razón tuvo. No era nada personal.

—El reinado de JiMin se acabó. —Le afirmó su estudiante como si estuviese leyendo sus pensamientos. SiHyuk no dijo nada, porque tampoco lo creía del todo. Aunque si el fallaba, no era su arma más poderosa.

Sino JungKook.

En el otro lado del estadio, YoonGi se colocó sus lentes, sintiendo su vista aliviada de inmediato. Cambió sus ropas deportivas y salió del baño, observando una figura que le pareció familiar. Achicó los ojos visualizando esa espalda bien cubierta sin dejar ni un rastro de piel y la cabeza bien encapuchada en una gorra. Se encogió de hombros restándole importancia, pensando que quizás debería cambiar el aumento de sus anteojos.

JiMin dejó de recargarse en la pared fuera de los baños para acercársele con una pequeña sonrisa.

—El verde te sienta muy bien. —comentó JiMin observando sin discreción su suéter verde de cuello alto—. Es la primera vez que te veo vistiendo algo que no sea de un tono obscuro, ¿a qué se debe?

YoonGi abrió la boca, girando el rostro. El arete nuevo en su oreja izquierda tintineó llamando la atención de JiMin quién lo tocó entre sus dedos analizando al chico con una expresión cada vez más inquisitiva.

Maldijo internamente a JiMin por ser tan observador con sus cambios y él por tan poco discreto. Enrojeció enmudeciéndose y decidió desviar la atención del tema, por supuesto que no iba a decirle que quería lucir bonito aprovechando que ambos tendrían una cena, a solas.

—B-buscaré un restaurante en internet... ¿Está bien un buffet? —Le preguntó sacando con las manos agitadas su teléfono de su bolsillo en el pantalón.

JiMin ya no tuvo más oportunidad de preguntar y tampoco quiso hacerlo, parecía que YoonGi estallaría de la vergüenza en cualquier momento. Finalmente llegaron al deseado restaurante alumbrado por lámparas de papel rojas, mesas separadas por panales de metal que formaban figuras de flores. Con -bastante- ayuda del traductor lograron ordenar.

En el instante en que los platos fueron servidos a YoonGi se le quitó por completo el apetito y JiMin lo recuperó.

—¡Mira, YoonGi! ¡Cangrejo de Shanghái! ¡Camarón ebrio! ¡Sangre de pato! —Llevó sus dos palillos con seguridad para tomar un camarón medio cocido y saborearlo lentamente. Su acompañante se sintió nauseabundo y lo externó tanto que JiMin lo notó, limpiándose la comisura de la boca con una servilleta— ¿No vas a comer?

—Prefiero no comer nada crudo antes de una competencia.

JiMin sonrió volviendo la atención a su plato. Se preguntó si YoonGi tenía idea de lo dulce que lo siendo tan responsable y descuidado por no comer ni un poco. Tomó de un bol una pizca de arroz y lo dirigió con cuidado de no regar nada a la boca su aprendiz.

—Está muy bueno. —Le insistió, lo observó relamerse los labios, avergonzado y luego abrirlos cediendo y aceptando que le alimentara.

Cuando JiMin se apartó, YoonGi descanso su rostro sobre su mano media abierta.

—Me dejé llevar en la rueda de prensa. —Se quejó en voz alta. ¿Qué dirán si pierdo después de todo eso?

Las palabras de "Ahora sé lo que es el amor gracias a él" resonaron alto como si tuviesen bocinas en sus pensamientos.

Pegó la punta de su lengua a la parte interior de su mejilla. Definitivamente se le subió el anhelo a la cabeza, además de que casi le confesaba a JiMin sus sentimientos delante de millones de personas y quién sabe cuántos espectadores en las plataformas digitales.

Él dijo que no podía definir su amor como algo romántico porque así era, se sentía atraído por JiMin, tenía años de admiración y ahora, una eterna gratitud. Definitivamente era algo más perdurable y estable que una relación de amor. Y una forma maravillosa de plantar en JiMin la advertencia de una declaración y tantear el terreno.

Sin embargo, no le respondió nada y en las entrevistas se callaba del todo hasta perder interés en la conversación cuando alguien mencionaba la rueda de presan y el amor.

—Come más. —Volvió a pedirle, empinando el tazón hacia él. YoonGi iba a hablar hasta que una tercera voz los interrumpió.

—¿Eh? ¿YoonGi? —YoonGi se sobresaltó, moviendo todo su cuerpo en dirección a la voz tan conocida.

—¡Hobi! —Por inercia de la emoción se puso de pie y su amigo no tardó en rodearle con sus brazos completamente.

JiMin les admiró extrañado por un largo instante, a YoonGi por lo general no le gustaba el contacto físico o no era muy confianzudo para pedirlo, él era la excepción por supuesto y parecía que el tailandés también.

Ambos se separaron tras un largo minuto de contacto y finalmente el desconocido dejó ir a YoonGi.

—Así que aquí estabas, te vi en la pista. —YoonGi formó una "o" con su boquita regresando a tomar asiento y palmeando el lugar a su lado con toda la seguridad del mundo. HoSeok le sonrió en agradecimiento y luego se encontró con la mirada de JiMin.

Hi. —Le saludó el ruso. Sin dudas era el amigo del portarretratos, compañero de departamento, pista y si no fuera poco, carrera. El chico no era muy alto, ni musculoso, usaba una gorra negra y lo demás era de colores alegres, desprendía una energía que decía a gritos "¡Quiéreme, soy amigable!" por todos lados, hasta su sonrisa con forma de corazón y los dos hoyuelos sobre sus mejillas.

—Ah, hola. —Hizo una vaina para el mayor de melena grisácea.

—Qué coincidencia. —Esta vez se movió para tomar asiento al lado de YoonGi, volviendo a atraparlo entre sus brazos. El pelinegro sonrió devolviendo el abrazado mientras rehuía a la mirada de curiosidad de JiMin— ¿Puedo invitar a SungDeok? —HoSeok lo soltó, buscando su teléfono entre sus bolsillos. Hace bastante tiempo ya, SungDeok entrenaba a HoSeok. Sin YoonGi bajo su tutela tuvo el suficiente tiempo para dedicarse a él por competo y viajar a Tailandia. YoonGi se achicó sobre su asiento, comenzando una mueca incomoda sobre su boca— Quieres verlo, ¿no?

—No creas... —Murmuró bajito, creyendo que su opinión contó y huyendo al baño. Cuando regresó HoSeok le afirmó que estaba en camino y por muy poco consideró la idea de correr lejos para evitarse un momento con tensión extraña. Mas JiMin le sostuvo y obligó a sentarse esta vez a su lado, impéndale escapar.

En menos de diez minutos SungDeok ya estaba frente a su mesa saludando a todos alegremente.

JiMin lo reconoció por completo, conocía el hombre de vista por los pasillos y estaba seguro que tenía una leve rivalidad con SiHyuk. Ah, por eso hace mucho le pidió que dejara el luego de entrenar.

—Este, hola. —Saludó YoonGi intentando sonar tan casual como podía.

—¿Quieres camarón?

JiMin alzó sus palillos con el marisco sacudiéndose entre ellos. SiHyuk sintió repulsión.

—Esa comida no va conmigo...

—¡Esta rico!

—No, paso. —SiHyuk tomó asiento a un lado de HoSeok, observando al pelinegro— YoonGi, te ves saludable— YoonGi sonrió levemente llevando los dedos a sus mejillas para recordarse así mismo que allí no había grasa de más, JiMin lo notó sonriendo acercándose hacia él en una oportunidad en que los invitados extra charlaban entre ellos para darle un pequeño mordisco.

—Auch, JiMin. —Se talló la zona adolorida, bastante avergonzado de la actitud de su entrenador.

No pasó mucho pero en un momento ya los dos mayores compartían bebidas llenas de alcohol por la mesa, mientras que los competidores estaban siendo más cuidados con lo que ingerían. El estofado se acabó a la mitad de la velada.

—YoonGi, dos Donsaeng quieren venir. ¿Está bien? —Cuestinó HoSeok con el celular en la mano.

—Ah, sí.

—¿Donsaeng? —Rebatió JiMin confuso. HoSeok asintió, tomándole una foto a la botella de vino.

—YoonGi me enseñó un poco de vocabulario coreano —Soltó su comentario casual, regresando su atención sus chats abiertos—. Ah, vienen en camino.

El peligris arqueó una ceja. Se tambaleó lo más cerca que pudo de YoonGi y preguntó:

—¿Ahora le enseñas coreano a todo mundo? —Confundido, YoonGi se volvió hacia el rostro de JiMin dejándole que su aliento a alcohol le golpeara, sonrió negando. Al parecer alguien estaba ebrio— ¿Eso es un sí?

—También me enseñó tailandés.

—Yo puedo enseñarte ruso. —JiMin rió, igual a un niño travieso, dejando caer su cuerpo cerca de YoonGi y con torpeza tanteó hasta dar con su oído. Una vez que lo tuvo, llevó su boca y mordisqueó con sutiliza el lóbulo— Puedo enseñarte muchas cosas.

Peligrosamente, su mano se movió cerca de su muslo interno avanzando hacia la entrepierna y YoonGi cerró las piernas con tanta fuerza que atrapó los dedos de JiMin dolorosamente, conteniendo un escalofrío. Con los labios rectos de la tensión y los ojos bien abiertos tomó la mano de JiMin y la quitó de su cuerpo, después lo empujó lo suficiente para poder recomponerse acomodando sus prendas y esperando a que el rubor de todo su rostro bajara completamente.

—Hace calor —Medio gritó JiMin, deshaciéndose de su playera. YoonGi quedó boquiabierto pidiendo ayuda con la mirada a HoSeok o SungDeok. No fue de mucha ayuda, el primero estaba entretenido con el sufrimiento del segundo por quién sabe cosa que tomó o tal vez comió.

—¡JiMin! Estamos en un restaurante familiar —Le reclamó, buscando la ropa de JiMin para intentar ponérsela de nuevo— Úsalo, por favor.

JiMin negó, abrazándose a su cuello.

—¿No quieres que te enseñe cosas? —Preguntó con voz melosa meciendo a YoonGi.

—N-no, bueno, tú, aigoo. —Eso parecía un sí para el borracho de JiMin. Así que se lanzó a darle besitos amistosos al rostro de YoonGi, bastante feliz porque YoonGi no le rechazara.

—¿Quieres un besito mío, YoonGi? —Él en definitiva no esperaba eso, boqueó como un pez fuera del agua con el cuerpo tan tenso como un tablón- Podemos darnos besitos.

En blanco y al mismo tiempo un verdadero caos, YoonGi se removió pero cuanto más lo hacía más fuerte le tomaban los bien definidos brazos de JiMin y oh, dios, el no necesitaba tener ese tipo de pensamientos en ese instante, ni ilusionarse.

JiMin no tenía que darle esa clase de esperanzas cuando ya lo rechazó.

Dos chicos de cara aniñada pero de razas distintas aparecieron al pie de su mesa demasiado extrañados, YoonGi agradeció mucho su intromisión y al mismo tiempo se apenó por sus rostros sorprendidos.

—Ah, perdón. JiMin bebió de más.

—Vayamos a un balneario. —Dijo JiMin, totalmente pegado a YoonGi.

—¡SungDeok, resiste! —Le gritó HoSeok a SungDeok, no sin antes tomar una foto.

—¿Qué dices, JiMin? ¡Ah, basta!

—Esto, es para adultos... —Farfulló uno de ellos con terror, en el momento en que los pantalones de JiMin le golpearon el rostro.

[⛸️...]

YoonGi sostuvo con sus manos temblorosas el teléfono de HoSeok, abierto en una de sus redes sociales. La pantalla revelaba una fotografía de él intentando ser besado por JiMin, sin camisa. Como si el no quisiese borrar ese recuerdo tal su entrenador. ¿Y por qué parecía que no tenía resaca? Una ofensa del universo, eso debía ser.

—Hobi... —Lloriqueó con preocupación. Por eso las personas del estadio desde que llegó a prepararse lo miraban junto con JiMin, murmurando oraciones con palabras como "atrevidos" y "sensual".

HoSeok se tocó la boca sin estar sinceramente apenado.

—Lo siento. No pude evitar compartirla en internet. —YoonGi juntó sus labios en protesta, adoraba a ese chico pero su control con las redes sin ser exagerado, era mínimo.

Ahora creerán que estuve de fiesta antes de competir. Le entregó el celular, tomándose la frente libre de cabellos. Ya podía visualizar los títulos amarillistas.

Si meto la pata ahora...

Antes de que pudiera tener más pensamientos negativos, un cuerpo duro se estrelló con tanta fuerza contra el suyo y luego una mano grande bailó por sus caderas hasta llegar a su trasero y apretarle sin vergüenza una de sus nalgas.

¡Oh, por, dios! ¡Alguien lo estaba acosando! Y estaba totalmente seguro que no era JiMin.

Gimoteó asustado con los abiertos de par en par, hasta que el desconocido habló.

—YoonGi —voz tan profunda y gruesa que bien podía competir con la suya— ¿Por qué no me invitaste?

TaeHyung le soltó por fin dejando a YoonGi respirar.

—TaeHyung... —Habló más agudo de lo cotidiano, producto de la impresión.

—Te veo en forma. Parece que tu entrenador te da un entrenamiento intensivo. —TaeHyung, le guiñó uno de sus enormes y preciosos ojos verdes, propinándole una nalgadita que le causó un respingo a YoonGi.

TaeHyung, no era más que otro competidor representante de Europa. Estirado, la piel la tenía bronceada y bastante atractivo, con las puntas del cabello teñidas de amarillo Un contemporáneo de JiMin.

—¡Tae! ¿Qué tal estás? —JiMin apareció usando uno de sus tantos pulcros trajes y por un momento sus ojos vagaron por la mano que tocaba descaradamente a YoonGi. TaeHyung se apartó de él y avanzó hacia JiMin para tocarle el gafete que colgaba de su cuello y anunciaba su posición en la competencia.

—No estoy motivado sin ti.

JiMin le restó importancia.

—Siempre haces igual al inicio de la temporada.

—¡JiMin! —Un hombre clavo y regordete apareció sosteniendo una bebida en vaso. El entrenador de TaeHyung— Es verdad. TaeHyung no puede tomárselo en serio sin ti. Vuelve al circuito.

Del otro lado, dos mujeres bastante bonitas de cabello cuidado y olor a perfume costoso le vitorearon.

—¡JiMin!

—¿De verdad eres el entrenador?- Cuestionó una de ellas.

—El pecado de acaparar a JiMin es muy grave. —Dijo TaeHyung y solo YoonGi que observaba a su entrenador hablando con el par de mujeres le escuchó —El mundo entero desea su regreso.

YoonGi frunció la boca, sintiéndose impotente. No, él no era impotente, era la presentación central.

Algo muy grande cambió justo ahí.

Inició el programa corto masculino del primer grupo, HoSeok fue el primero en iniciar y le robó a YoonGi muchos abrazos excusándose que eran para la buena suerte y obligándole a verlo por las pantallas de transmisión.

Los estadios donde se celebraban concursos internacionales, eran muchísimo más grandes que cualquier otro; la cantidad de gente dentro de las gradas se multiplicaba junto con el número de camerinos y salas con pantallas para que gente externa pudiera visualizar la presentación grabada en vivo.

HoSeok entró bailando con un ritmo alegre y un traje rojo con decorados dorados. Su amigo de Detroit le observó atraes de una de las transmisiones, le energía desbordante y la persistencia incluso después de caer.

Hacía mucho tiempo que quería patinar con esta canción. Recordó mientras hacia sus estiramientos.

Hobi lo está dando todo en esta temporada. Observó su secuencia de pasos y le brillaron los ojos del entusiasmo. Está haciendo suya la canción.

YoonGi asintió para sí mismo, moviéndose por los pasillos para iniciar a trotar de un lado a otro. Escuchaba el bullicio de la gente por el espectáculo y aumentó sus movimientos.

Tras ver a Hobi, ya no tengo dudas.
Nunca podré satisfacer a quienes quieren ver a JiMin en la pista.

JiMin se llevó el dedo a su mentón, observando los movimientos cada vez con más fuerza de YoonGi, podía decir que comenzaría a sudar.

Tampoco he podido satisfacer a quienes me han apoyado.

TaeHyung que estaba tocando las puntas de sus pies en la misma área, le miró trotar con esa energía.

En ese caso...

¡Quiero que me odien por ser quien le arrebató a JiMin al mundo entero!

TaeHyung se acercó hacia JiMin, con disimulo.

—JiMin, ¿está bien? —Preguntó refiriéndose al chico de cabellos carbón.

—Shh —Le calló rápidamente, volviendo a su tarea de observarlo con una sonrisita pintada—. Nunca lo había visto así.

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