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15 ❄︎

YoonGi no estaba enfrentando un mal de amores, él no lo veía de esa manera. No era como si tuviera una atracción por JiMin, ni que sus acciones le confundieran al grado de pensar que los sentimientos que comenzaban a florecer eran ramilletes para ambos. Tampoco estaba confrontando el rechazo sin anestesia, para nada.

Echó la cabeza hacia atrás deteniendo la edición de la canción, bastante frustrado.

Absolutamente no.

¡Ah, todo era culpa de NamJoon y sus ideas extrañas! Pasó su mano por su cara libre de sus lentes, suspirando al evocar la imagen de su mejor amigo de la infancia.

Si tan sólo no le hubiera dicho aquello, ahora su vocecita de conciencia no dejaba de susurrarle ideas extrañas.

NamJoon siempre ha sido muy perceptivo. Reconoció sin querer y sus ojos se abrieron de par en par. El rubor le pintó la cara al tiempo que se recomponía sobre la silla.

No podía ser, él no se sentía atraído por JiMin. Sí, le gustaba el hombre sobre la pista; su cuerpo, su elegancia, el tono de su voz, sus ideas, su carisma, creatividad, ya lo conocía en persona y no había tenido una decepción. Park era aún más magnífico de lo que imaginó.

¿Eso era? Oh, por todos los. ¿Eso era amor? ¿No era admiración?

—Amor... —Murmuró mientras alzaba una de sus manos hacia el foco colgando del techo de madera, extendió los dedos hasta ocultarlo. Él amaba muchas cosas, amaba dormir, la música, el hielo, los videos de gatos cuando estaba de mal humor y...

JiMin.

Cómo su ídolo en el patinaje o bailarina, lo adoraba y era tan penosamente ridículo no haberlo notado, ni admitirlo. Era tan evidente que estaba ensimismado con la presencia del ruso desde, ¡siempre! ¿Cómo no hacerlo? Simplemente marcaba su vida con colores llegando de manera accidental.

Se removió sobre el asiento, volviendo a impulsarse hacia su computadora. Había encontrado la pieza faltante en su canción y por otra parte, comenzaba a creer que estaba jodido.

Horas más tarde, en el segundo piso de las aguas termales de la familia Min JiMin comenzaba a sentirse somnoliento, cerrando el libro de pasta gruesa sobre Hangul* que YoonGi le dio. Se deshizo de la ropa innecesaria solo para dormir en interior y se metió entre las cobijas junto a Holly, era nuevo que el perrito estuviera a su lado, normalmente prefería la cama de su pupilo, una pequeña pero compresible traición

Revisó la bandeja de mensajes de su teléfono, inflando las mejillas. Tenía un mensaje de Nina.
No espera que lo buscara en tan poco tiempo, sintiéndose confundido y en un leve conflicto interno.

"Вы скоро вернетесь в Россию? (¿Volverás a Rusia pronto?)"

Sus dedos se quedaron suspendidos sobre el teclado. Pensativo movió el rostro y estuvo a punto de escribir una respuesta bastante coqueta de no ser por...

—¡JiMin, escucha! —El grito levemente agudo de YoonGi, eso significaba que estaba lo suficiente entusiasmado para cuidar el tono indiferentemente grave.

El chico apareció con el pelo revuelvo y la ropa veraniega bastante vieja de tonos obscuros y maltratada que usaba para dormir, con sus pies descalzos. Sostenía sus auriculares en una mano y en la otra su laptop con algunos cables colgando que seguramente eran parte de su equipo. Le dio la impresión de no haber dormido absolutamente nada, aunque lucía animado.

La vista nocturna que a cualquiera le entibiaría el corazón dejándole en un dulce sueño.

JiMin le sonrió y YoonGi tomó eso como su respuesta (Ya acostumbrado a hacerlo) brincando hacia la cama del mayor, aterrizando con uno de sus pies en la esponjosa cola de Holly con fuerza. El poodle abrió sus ojos, gimió adolorido, sacando su lengua y mirando a YoonGi casi con resentimiento.

—A-ah, lo siento. —JiMin se estiró para encender una lámpara en el tocador a junto a la orilla de la cama—La música está lista.

Con su suavidad y las manos temblorosas, le colocó sus audífonos en cada oído a JiMin y pulsó el botón de reproducción en su computadora mientras se mordía la uña del pulgar con fuerza.

El de hebras grises, cerró sus ojos tranquilamente, dejando a YoonGi en la incertidumbre observando la espesa cortina de pestañas platinadas tirada hacia abajo en el tiempo de espera. Finalmente después de un rato que le pareció una eternidad, la mirada azul se posó sobre la de YoonGi, asintiendo con una enorme sonrisa.

Era el sí, su trabajo recibió la afirmación por parte de su entrenador e ídolo. Eso hizo tan feliz a YoonGi que sus mejillas se tornaron rosadas de la alegría y su sonrisa de gomita se mostró.

—Cuéntame de la pista. —Le pidió JiMin tocándole las arrugas formadas al sonreír, en la comisura de sus ojos. YoonGi habló un buen rato sobre aspectos técnicos y los momentos de clímax que le parecían una buena oportunidad que explotar sobre la pista. Charlaron un rato hasta que YoonGi comenzó a cabecear, quedándose repentinamente dormido sobre el hombro de JiMin. Se le había cobrado la factura de no dormir sus horas necesarios y el entrenamiento extra, la tranquilidad de terminar y el aroma de a alcohol y durazno le arrulló— Ah, un bebé.

Realmente YoonGi era como un niño bonito para JiMin. Le tocó el cabello, ganándose un suspiro del menor entre sueños y luego optó por dejarlo dormir en su propia habitación, un secreto de los dos. Con mucho cuidado tomó una de sus sábanas y rodeó el tronco de YoonGi, sonriendo al percibir que el chico no se inquietaba en la penumbra del sueño. Parecía que lo tenía pesado.

Se estiró con poco esfuerzo para apagar su lamparilla, pero la noche no era obscura. Se podía distinguir sin esfuerzo la luz lunar que alumbraba sus figuras rozándose por debajo de las mantas.

Hace tanto tiempo que no dormía en compañía de alguien, para JiMin compartir la cama a dormir en ella, eran dos términos totalmente distintos El segundo más delicado que el primero, nadie llegaba a dormir sin atascarse con sus sabanas. Sin embargo, ahí estaba YoonGi respirando con tranquilidad y manteniendo todas las prendas en su lugar.

Analizando la bizarra (Para Park eso era excesivamente extraño) situación, le tocó con la yema del pulgar las venas sobre el brazo del menor, acariciando cada centímetro de su lechosa piel. No fue necesario mucho tacto, JiMin también perdió la lucha contra sus propias reglas y solo por esa noche se yacer.

Entre el calor nocturno de YoonGi y sus gestos de felicidad, JiMin olvidó por completo responderle a Nina.

[⛸️...]

A la siguiente mañana, YoonGi tenía una energía mucho mayor que la que tenía cotidianamente y estaba seguro de que eso se reflejaba en sus ojos, pues JiMin no dejaba de mirarlo. ¿O sería sólo su percepción?

En realidad, sí. YoonGi estaba iniciando a proyectar una energía -muy- tenue, de seguridad.

Por quinta vez en todo el día tuvo que apartar su vista conectada a la de JiMin, para colocarla sobre la pista vacía iluminada por el común sol matutino. Movió el lápiz de puntilla con ansiedad sobre el blog de notas y los posibles saltos para el programa libre.

JiMin hizo un sonido antes de hablar.

—Si quieres más impacto —dejó de mover en lápiz, intentando no sentirse ansioso— ¿qué tal si el último salgo es un toe-loop cuádruple?

YoonGi movió su boca sorprendido.

—¿El último salto?

—Creo que podrás hacerlo con tu aguante. —Concluyó JiMin, inclinando su cuerpo hacia YoonGi, sonriendo galante— ¿No quieres?

—¡Lo haré! —Respondió sin dudar y con mucho esfuerzo para que su mirada no cayera sobre los carnosos labios de su entrenador, se ganó una risita burlona de JiMin

—Bien. —Caminó lejos desprendió una nube de perfume que intoxicó a YoonGi pero evitó inhalar por el riesgo de ser atrapado en ese gesto— Ah, sí. ¿Cambiaste el tema musical?

Se giró hacia él.

—Pues... —Agachó la cabeza, sintiendo el calor trepar hasta sus mejillas. Olvidó por completo que el tema de su programa era algo que debía hablar con JiMin con naturalidad y mucho más adelante, con todo el público.

—¿Cuál es?— Insistió JiMin.

—El tema es...—Levantó en mentón, enfrentándolo con su sonrojo pero con seguridad—Acerca de mi amor.

La pista permaneció en silencio y YoonGi temió entonces que sus palabras tomaran un sentido que no debía ser interpretado de esa forma, culpa de su cerebro que cualquier frase ahora se volvía más pesada y con un significado mucho más profundo.

Sin embargo, JiMin le regaló una sonrisa que curveó sus ojos.

—Es el mejor tema posible. —YoonGi dejó su postura tensa, pensando que JiMin no logró percibir su dilema internó y respiró aliviado— Perfecto. Entonces pondré la pieza— Anunció moviéndose hacia su grabadora, era algo que todavía intrigaba a YoonGi usaba eso y era bastante anticuado pero él no iba a quejarse, incluso quemó la canción en un CD que fuera compatible— No le pusiste nombre, ¿cómo será?

—Oh.

Preguntó, extendiéndole la caja con el CD y un plumón. YoonGi se acercó, tomó ambas cosas y se movió hasta la valla tomando una base para que las letras no salieran mal.

—Sí, perfecto. —Le premió JiMin con una sonrisa, con la vista fija en el título.

"YOONGI ON ICE"

[⛸️...]

¡Las asignaciones del Gran Prix fueron anunciadas! Ah, ya se podía oler la tensión de la competencia en el aire. Todo mundo lo sabía, incluso el pequeño JungWoong, hasta JungKook en Rusia.

Al menos en el hotel Min era un motivo de celebración. Serpentina de colores cayó sobre el cabello de YoonGi lanzando por todos sus seres queridos.

—¡Felicitaciones! —Dijeron al unísono junto con una animada ronda de aplausos en su nombre

—Gracias. —Murmuró con los ojos cerrados y los labios en línea, el entusiasmo que le rodeaba le era demasiado difícil de corresponder.

—Explicaré en qué eventos competirás. —Habló JiMin despegando uno brazo de su hombro para sacudirlo a su lado. NamJoon le vio con una energía tranquila, entre ellos ya no existía tensión.

Una pausa breve.
¿Qué es Figure Skate Gran Prix? Los patinadores que puntuaron bien el año pasado participarán en un máximo de dos competencias de seis en total de todo el mundo. Chicago (YoonGi amaba la pizza de Chicago y cruzaba los dedos para que tuviera que viajar de nuevo), Missisauga, Beining, Sapporo, París, Moscú eran alguna de las ciudades donde se darían los eventos para definir a los finalistas. ¡Solo los seis mejores llegarán al Gran Prix Final!

—Esta temporada YoonGi fue asignado al tercer evento, la copa de China. —Explicó para los presentes JiMin y para el mismo competidor.

—Tu excompañero de Tailandia también fue asignado allí. —Agregó NamJoon, que conocía a HoSeok de relatos de YoonGi, fotografías y un encuentro casual cuando viajó a Detroit.

—¡Ah, Hobi! —Exclamó con entusiasmo el pelinegro que no estaba enterado, JiMin le dio una mirada de reojo moviendo las cejas.

—Y tu segundo evento... Será el sexto, en Rusia.

Anunció con entusiasmo. Para YoonGi no pasó desapercibido el brillo en los ojos de JiMin al mencionarlo

—Te enfrentarás a tu gran rival, Hyung. —Le comentó con ironía su mejor amigo de la infancia.

—¿Quién? —Preguntó sin entender, lamiéndose los labios. NamJoon rodó los ojos.

—¡Nochu!

YoonGi desvaneció su sonrisa levemente.
Así que me enfrentaré a Nochu en Rusia. Apretó el labio superior e inferior con tensión, tenía una expresión casi neutral aunque en realidad sintió el pánico desde la boca del estómago.

Percibió movimiento a su derecha y escuchó los chillidos de Holly, esos que hacia cuando quería llamar la atención, tirando del pantalón de JiMin. Su entrenador se acuclilló a acariciarle la cabeza, sonriendo.

—Cuidarás la casa durante la temporada, Holly bebé. —En respuesta el perrito le lamió la cara y JiMin rió de la alegría, apartándose y recomponiéndose. YoonGi apartó la mirada.

Ya veo. Será mi primera competencia en el Grand Prix sin JiMin compitiendo. Esa frase en una situación pasada le habría llevado al borde de la locura, ahora le parecía inquietante.

—Cuando aparezcas con JiMin como entrenador pensarán que lo echaste de la competencia. — Vaya, NamJoon parecía estar haciendo comentarios totalmente acertados en un intento de ser bromista.

Eso logró que YoonGi abierta sus ojos y levantara ambas cejas del susto. Muy, muy bien, NamJoon.

—Puede que los fans del patinaje de todo el mundo te odien. —Agregó ByulYi y YoonGi sintió que se le escapaba el alma del susto, de tan sólo imaginarlo... Su maestra de ballet lo notó porque al instante intentó quitarle peso a su comentario con uno extra— Pero, estamos contigo. ¡Sí! Está temporada también iré a verte. —Le dijo bastante animada, apoyándose sobre la punta del pie derecho y deslizando la pierna izquierda hacia arriba mientras extendía el ya usado cartel con su nombre— ¡Primero viene la Copa de China!

—¿Eh? El año pasado...— Murmuró JungWoong sosteniendo su pequeña barbilla. NamJoon asintió conformando la sospecha de su hijo.

—En el nacional... —A completó el padre.

—Creo que terminé en undécimo por mala preparación. —Admitió con vergüenza y la cabeza gacha.

—Ya veo. Así que también competirás en el bloque. —Concluyó NamJoon.

JiMin levantó una ceja, rodeando con un brazo la cintura de YoonGi, sin comprenderlo y sintiéndose repentinamente excluido.

—¿Qué?

—Ah, hablamos de competencias locales. —Le explicó girando levemente su rostro, evitando dejar de respirar con el agarre gentil del mayor. Sus dedos parecían atravesar la ropa y acariciar directamente la piel, pero seguro era por el calor.

Otra breve pausa para otra explicación. YoonGi se hundió en el campeonato nacional del año pasado, así que ese año tiene que llegar desde las preliminares. El primer evento será en septiembre en el bloque de Seúl, Busán y Daegu.

Será su regreso.

—Sé que dominarás a nivel nacional. —NamJoon le dio una palmadita en el hombre y JiMin de manera instintiva apretó a YoonGi más fuerte contra su cuerpo.

—Pero participará YeonJun-ssi, de Seongnam.

ByulYi asintió pensativa.

—Ah, cierto, JungWoong. El que le ganó a YoonGi en el campeonato nacional —Choi YeonJun una sombra colorida que se tragó a YoonGi en el campeonato nacional y buscaba colocarse sobre los reflectores en su corta esas—Dicen que es el menor de los patinadores jóvenes.

Ya veo. El trago amargo del recuerdo en el Grand Prix Final fallido le asaltó de pronto y YoonGi mordió sus labios con ansiedad, memorando en el pasado en el que rechazó una fotografía de JiMin sintiéndose terriblemente humillado desapareciendo con sus maletas del estadio. Ya pasaron más de seis meses desde que creí que era historia.

JiMin le dio una última caricia cerca de sus costillas y le liberó, para ir a la mesa y tomar algo de beber.

—Qué bien —Su madre se escuchaba bastante animada— este año también te podré animar. Fighting.

La señora Min sonrió enseñando sus encías, la misma sonrisa que le de su hijo y alzando el puño en señal de apoyo. YoonGi le miró, sintiéndose conmovido.

—Mamá...— Susurró sensible, reprimiendo el temblor que empezaba en sus labios

—¡Aprovecharé para sacar más dinero! ¿Firmarías un cartel?

—¡Mamá!

Hasta ahora, creía que estaba luchando solo.

El cuarto con cinco persona,s importantes, le pareció que estaba completamente lleno y que no hacía falta nadie más en el mundo, quizás Hobi, pero el chico le esperaba un poco arriba antes de la cima.

Observó a JiMin hablar con JungWoong con algo de entusiasmo.
Pero ahora que apareció JiMin las cosas cambiaron. El niño avanzó hacia su padre de mirada serena Algunas cosas siguen igual. Y YoonGi recordó a HyeJin. Otras cosas cambiaron.

Todo le parecía tan nuevo a YoonGi y brillante, preguntándose si su vida siempre tuvo esos colores o JiMin llegó a traerlos.

Puede que no recupere nunca lo que he perdido, pero ahora veo claramente lo que tengo adelante.

Un rato después, ByulYi balbuceaba con el rostro rojo producto del alcohol charlaba animadamente con NamJoon, este cargaba a su hijo ya dormido entre sus brazos.

YoonGi sonrío sin saber la razón, moviéndose hacia el centro de la habitación dándose cuenta que JiMin desapareció.

¿A dónde fue? No tenía ni idea, desapareció mientras charlaba con su madre de los cuidados que le gustaban a Holly. Se movió por el hotel, husmeando entre los pasillos, ni en su habitación estaba. Abrió una ventana del segundo piso, confundido y fue ahí que divisó su figura en el pequeño tramo de césped frente a la entrada trasera.

Arrugó la nariz, yendo al exterior. La suave y tibia brisa nocturna le recibió y tuvo un escalofrío, pero en ese instante lo más importante no fue la temperatura, fue la vista.

JiMin estaba bailando, entre las florecillas de su jardín, en las que él mismo entrenó por muchos años. Se sacudía lento, los músculos de la espalda guardados dentro de su camiseta roja también seguía en baile, alzaba los brazos. Podía decir que tarareaba una canción, notando que estaba lo suficientemente cerca para escucharle.

Siempre era tan mágico que podía deshacerse de tan sólo mirarlo, ¿cómo no enamorarse de él? Era tan imposible que finalmente YoonGi pudo aceptarlo.

JiMin le atraía y podía decir que se estaba colando en su sistema con velocidad extraordinaria, una que no le aterraba. No se estaba oponiendo aun cuando sabía que no sería correspondido, el corazón le brincó dentro del pecho por el entusiasmo.

El peligris se detuvo, girándose con gracia para verle de frente.

—¿Bailarás? —Preguntó sin detener su vaivén.

—Prefiero dejarlo para la pista. —Comentó avergonzado al saber que fue descubierto espiándolo, subiendo sus lentes que casi se le resbalan del rostro.

—¿No te gustaría ser el centro de atención solo de uno? — Si ese único ser se trataba de JiMin, YoonGi no dudaría en aceptarlo. Por eso de acercó con un entusiasmo reprimido hacia el mayor, hipnotizado por su mera existencia— ¿Te sabes está coreografía?

JiMin se movió y YoonGi asintió orgulloso.

—Es tu solo, el del Grand Prix Final del año pasado.

—Muy listo —Le halagó, sonriendo—. Le hice una versión para parejas, ¿quieres probarla?

—¿Yo? —Supo que era muy tonto señalarse sin haber nadie más, pero tenía que hacerlo, eso sonaba demasiado irreal. El mayor le confirmó con gesto amigable— A-ah, sí.

Se acercó y JiMin le tomó con delicadeza para imponerle un ritmo suave, casi como un vals.

En un baile de claro de luna, uno de olas de mar en la mirada de YoonGi.

Aunque no le corresponda. Se repetía cada vez con más convicción. Adorando ese segundo para atesorarlo pues sabía que nada era para siempre.

—¿Cómo van las heridas de tus pies?

Los patinadores solo compiten por poco tiempo. Esta seguramente sea mi última temporada.

—Parecen no sanar, pero...— No sé cuánto se quedará JiMin, ni cuánto aguantará mi cuerpo— resistiré.

Por favor, Dios.

—Tienes serpentina en el cabello, te la quitaré, no te muevas.

Aunque sea solo por ahora, pero dame el tiempo de JiMin.

—En septiembre...— Murmuró, JiMin logró escucharlo.

—Sí, en septiembre.

Mi temporada y la de JiMin por fin comenzará.



*Hangul: Alfabeto nativo coreano.

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