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14 ❄︎

Un quejido de angustia se le escapó a YoonGi por tercera vez, mientras intentaba envolverse con su cobertor para pretender que tenía la capacidad de volver a dormir.

Definitivamente no podía, tan sólo imaginar a JiMin con su pose de espera en medio de la pista le generaba estragos dolorosos en el estómago.

—¡No soporto esta sensación de culpa! —Le gritó a la nada, levantándose y sentándose sobre sus tobillos.

Después de que JiMin tratara cuidadosamente sus pies a costa de su vergüenza YoonGi simplemente se marchó con la cara roja yendo a su recámara con la intención de seguir trabajando en la pista, rechazando secamente las invitaciones de su entrenador a tomar un baño en las aguas termales o su compañía para componer. Se con un portazo y podía recordar con una claridad no deseada la expresión confusa de JiMin antes de que la puerta se interpusiera en ese momento tan incómodo.

¿La cereza del pastel? Lo dejó plantado en la pista. Era un malagradecido o un cobarde, o amabas. Sí, estaba seguro de que era una mezcla repugnante de las dos.

El taconeo de unos zapatos sobre el piso de madera le anunció que alguien se acercaba. Ah, reconocería esos pasos certeros dónde fuera.

La puerta de su alcoba se abrió de golpe, era hombre muerto. Estaba listo para oír los insultos por lo malagradecido-cobarde que era.

—Buenos días, YoonGi —No esperó para nada el tono amable que usó JiMin en su voz. YoonGi se asustó volviendo la cabeza lentamente a la figura de JiMin, encontrando su sonrisa plena y suave, ¡eso no era para nada normal, era tétrico!—. Vayamos al mar.

—S-sí.

Apenas su voz salió del susto.

[⛸️...]

—No pensé que viajaríamos hasta Busán.

Comentó YoonGi después de un largo momento de viaje sin hablar. Intentando desabrochar un poco el cinturón de seguridad que llevaba ya un buen rato aplastando su estómago. Se movió inquieto sobre el asiento de copiloto porque al hablar JiMin le dio una largada mirada y tener su atención sin que desviarla era exhausto.

Holly sacaba el hocico por la ventana en los asientos traseros

—Dijiste que me llevarías. —Contestó JiMin en defensa, dándole un vistazo rápido al GPS y girando el volante. YoonGi apreció el esfuerzo que hacían sus manitas para hacer el movimiento y contuvo una sonrisa boba que amenazaba.

—Sí, pero... Con anticipación

Farfulló acomodando los lentes que se resbalaban despacio por su tabique nasal.

—Hoy parece ser un buen día.

Respiró muy hondo. Sus esfuerzos para ignorar y evitar a JiMin se derrumbaron con el mínimo esfuerzo. Si YoonGi no quería atraparse con sus múltiples encantos, debía mantenerse apartado o construir un muro reforzado, lo que acaba de calificar como imposible.

YoonGi solo era YoonGi. Entre más lo mirase JiMin, creía que más defectos encontraría en él. Después de todo, NamJoon parecía tener razón.

Y quería reclamarle a su madre por ser tan traidora. Por accidente escuchó su conversación dónde JiMin deseaba salir y el azabache estuvo a punto de convencerlo argumentando que no encontrarían boletos de tren en tampoco tiempo. Ahí entró la señora Min diciendo amablemente: "Puedo prestarles mi auto para que viajen a Busán." No quedaba lejos y el pequeño coche de su madre recibió mantenimiento recientemente gracias al dinero extra que ganó por los camarógrafos y fanáticos que JiMin trajo consigo.

Aunque YoonGi le hizo señas de negación en el tiempo en que JiMin le daba la espalda para prestarle atención a la mujer, ella le ignoro. Lo más probable era que ni si quiera le hubiese visto, el menor de los Min pensó que a esa mujer se olvidaba quién era su hijo.

—Lloverá.

No mentía, las nubes grises se volvían más espesas y negruzcas en cuánto más avanzaban a la ciudad costeña. Tanto que llegó a la conclusión que tendrían que abandonar el inesperado viaje sin antes llegar a respirar un poco del el aire marino.

Esa era otra contradicción, JiMin era estricto y controlador con los horarios de entrenamiento, le sorprendió rotundamente que abandonara la idea de regresar a la pista y remplazarla por ir a turistear. A menos que fuera parte de su entrenamiento.

Lo que hizo reflexionar a YoonGi, ¿por qué esperaba que saliera conmigo? En su cabeza había un enorme nudo de pensamientos negros y no sabía que hilo tirara para desatarlo y recuperar su preciada paz mental.

—La playa mojada es más interesante. —YoonGi no estaba de acuerdo pero supuso que JiMin no le dejaría ganar así que no intentó decir algo más. Dedicándose a observar discretamente el perfil del menor concentrado en la carretera, manejando con cautela y siendo guiado por la voz automática del GPS— Ah, creo el camino es nostálgico.

—¿Tienes recuerdos?

—Muy pocos, en realidad.

—Ah. —Golpeteó el cristal de la ventanilla con sus nudillos mirado el paisaje escaso de casas. Estaban por llegar.

—¿Tú tienes recuerdos con tu padre? —YoonGi meneó la cabeza, sin despegar la mirada de su costado.

—Tengo muchos, pero... Casi todos son... Desagradables, aunque yo no sabía eso.

—Eres un niño inocente. —Frunció el ceño un poco dándole una mirada prolongada, queriendo darle a entender que esa descripción no le agradaba, esperando que lo corrigiera. Pero en cambio, JiMin dejó de mirar a la carretera para observarlo de frente. Sonriéndole suavemente despegó una mano del manubrio y con ella le acarició con suavidad la el moretón que comenzaba hacerse presente como una mancha purpura redonda, en su mejilla— Lo eres.

—A-ah. —Apartó el rostro, intentando aflojar el seguro de su cinturón de seguridad ganándose una risita divertida del mayor.

—Por cierto, ¿buscarás un diseñador para tu traje?

—¿Eh? Ah, sí, tengo que hacerlo, ¿verdad? —Buscó los profundos ojos azules de JiMin, le sonrió en respuesta. Hizo un pucherito un poco desanimado, le hubiese gustado que JiMin le prestara otro de sus trajes con olor a ginebra y frutas.

—Deberías darte prisa y bocetar el traje —YoonGi estiró sus labios aún más. SungDeuk solía hacer casi todo eso por él, dándole la propuesta y preguntándole qué tal le parecía, en casi todas las ocasiones teniendo una respuesta afirmativamente. Su entrenador actual se estiró sobre su asiento para pellizcar su boca haciendo que diera un respingo—. A menos que quieras hacer un espectáculo nudista, muchos lo agradecerían.

Sonrió ladino.

—¡¿Quién se alegría de verme desnudo sobre el hielo?!— Medio gritó, volviendo sus labios una línea fina.

—Al menos —Se tocó el mentón fingiendo pensar—, yo sí.

—¿Eeeh? —Consumido por la vergüenza, prefirió no mirar a JiMin. Sabiendo que por su frase coqueta le estaría haciendo una expresión parecida y era lo que menos necesitaba en esos momentos.

El peligris miró por el espejo retrovisor a su mascota, hablando de otro tema trivial al que YoonGi no pudo poner atención porque no lograba bajar la sangre de sus mejillas.

—Parece que llegamos. ¡Ah, el mar de Busán! —Con el entusiasmo de JiMin, aparcó y después ambos bajaron del coche. YoonGi sacó de su bolsillo la llave del coche y Holly saltó del asiento entusiasmado, brincando sobre él y luego corriendo en círculos por la arena para finalmente acercarse a su amo en el mar— ¡Esta fría!

Exclamó JiMin y YoonGi después de cerrar todas las puertas se giró sobre sus talones para observarlo. Parecía que se había quitado los calcetines y zapatos y se arremangaba por debajo de las rodillas el pantalón.

Con contradicción a lo que había dicho se metió al mar, para mojarse los pies, Holly no tardó en seguirle.

El menor quiso sonreír pero como todas las veces anteriores se contuvo.

En cambio caminó hacia la arena y lo observó desde la lejanía, era lo que alguien como él debía hacer. Se encontró entre el suelo, las huellas frescas del pie de JiMin y dio un paso justo dónde estaban. Sus pies eran mucho más grandes que el de JiMin, lo sabía desde hacía tiempo cuando admiró todo su cuerpo.

Pero en ese instante, le pareció que con ninguno de sus pasos llenaría un zapato de JiMin.

Dando pasitos, caminó por las huellas del mayor hasta llegar a la última parte seca de la tierra arenosa. Lo estuvo reflexionando y creía que era lo correcto, sentarse a mirarlo desde las gradas, tal verlo en televisión con HyeJin.

Se sentó en la arena abrazando sus rodillas, el viento salado le golpeaba y se colaba entre su ropa produciéndole un escalofrió.

JiMin dejó de caminar y al verlo sentando, se dirigió hacia él, tomó asiento a su lado. Holly medio mojado y comenzando a tener frío no dudo en correr entre las piernas de su dueño para que le brindara caricias.

El graznido de las aves playeras de pluma blancas y negras rompió la calma de las olas rompiéndose sobre la orilla. Un canto agudo y no tan disimulado.

Significaba que todavía era temprano, el patinador menor ni si quiera era consciente de la hora que era.

—Vaya, gaviotas. —Comentó JiMin rompiendo el silencio.

—Gaviotas colinegras. —Agregó YoonGi sosteniendo más fuerte sus piernas dobladas contra el pecho.

—Es tan nostálgico, en Taebong siempre que levantó temprano también puedo oírlas, pero éstas son distintas. Me recuerdan a San Petersburgo, pensé que nunca dejaría ese lugar, después de la muerte de mi padre no consideré volver aquí, ni abandonar Rusia así que nunca presté atención al canto de las gaviotas. ¿A ti te pasa igual?

—En Detroit había una chica que siempre me hablaba insistentemente— Comenzó a relatar cerrando sus ojos abducido por el recuerdo—Una vez Hobi tuvo un accidente— Le picaron los ojos, no era algo que le gustara recordar, en lo absoluto. En esos momentos pudo jurar que el alma se le escapaba del susto, ver a su amigo tendiendo en la camilla le recordó a HyeJin y la sensación de perder otro amigo le ahogó— Yo estaba muy preocupado. Estaba en sala de espera del hospital con esa chica. Cuando me abrazó para consolarme —Suspiró con fuerza— la aparte instintivamente.

Wow, ¿por qué?

Preguntó sin dejar de observar el inmenso y agitado manto azul.

—No quería que pensara que estaba agitado. Sentí que estaba entrometiéndose en mis sentimientos algo que odiaba. Eso me hizo que las personas cercanas a mí nunca me trataron como un debilucho. Tenían fe en qué seguiría creciendo como persona y siempre me dieron mi espacio —Se mordisqueó el labio—. Aunque recientemente NamJoon...

Ese murmullo era una reflexión interna, pero sin poder evitarlo a causa de la poca distancia JiMin terminó escuchándolo.

—No eres débil y nadie lo piensa, ni si quiera NamJoon. Está demasiado apegado a ti y piensa que esto no te ayudará a crecer.

¿Esto? YoonGi palideció más de su blanca piel (si es que eso era posible) hasta perder cualquier rastro de color en la cara.

—¿C-cómo...? —¿JiMin tenía idea de eso? ¡Nadie lo advirtió! ¡¿Entonces NamJoon habló con JiMin también?! ¡Ese Donsaneg...!

—YoonGi, ¿qué quieres que yo sea para ti? —YoonGi lo observó confuso— ¿Una figura paterna?

—Uh, no. —Negó seguro, incluso la pregunta sonaba extraña.

—¿Un hermano? ¿Un amigo?

—Mmm...— Debería asentir antes esas opciones. Pero, del "debería" al querer una línea gruesa de diferencia se interponía. Titubeó, esperando a que JiMin tomara una de las dos. No sé sentía capaz de escoger y tampoco le gustaría hacerlo. No quería que JiMin dejara sus mimos, sus cuidados, sus coqueteos que lo tenían sin cuidados. Pero no era lo correcto y tampoco se merecía la opción de elegir.

—¿Tu novio, entonces? —YoonGi hizo un sonido con la boca, al tomarlo por sorpresa— Puedo intentarlo.

Agregó con un tono de esfuerzo. Bueno, eso fue muy repentino. Así que YoonGi hizo que lo sé le daba mejor en momentos de vergüenza aparte de sonrojarse, negar.

—¡No, no, no! —Brincó nervioso. JiMin lo miró seguro y asintió, aceptando la decisión de YoonGi. Min YoonGi desaprovechando excelentes oportunidades, parte uno —Quiero que sigas siendo el mismo— Se levantó por completo, empujándolo su mano en señal de seguridad—. Siempre te he admirado. Te estuve evitando porque no quería que vieras mis defectos— Agachó la cabeza avergonzado. No era todo la verdad pero eso no volvía una mentira, ¿verdad?— Te lo compensaré todo patinando.

—Bien. — JiMin también se puso de pie— Pero no te lo pondré fácil. Esa es mi forma de demostrar amor.

Extendiendo su mano en dirección a la de YoonGi. Asintió con el rubor picando ante la palabra amor y la estrechó con la de JiMin. Casi parecía que el sería capaz de envolverla por su tamaño, por la diferencia de pieles y la forma.

De pronto se encontró encantando con el contraste y la diferencia de ambas.

¿Por qué estaba tan mal quererlo? Si aquello se sentía tan bien.

—Se despejó. —Hizo ese comentario esperando que JiMin le soltara, sin embargo entrelazó sus dedos y le obligó a avanzar.

—Deberías quitarte los zapatos o se mojarán.

Más tarde JiMin le obligó entrar con el agua aunque todavía estaba fría, ignorando sus quejas. También, lo amenazó con que debía traerlo de nuevo a punto de hacer un berrinche y YoonGi accedió. Le gustaría visitar la ciudad, tomar una bebida y mirar el ocaso, algún día.

Algún día que YoonGi pudiera llenar uno de sus zapatos, sentía que sería capaz de tomarle la mano por su cuenta. Porqué comenzaba a creer que enamorarse de JiMin siendo él, no estaba tan mal.

[⛸️...]

JiMin se sostuvo de la valla, respirando pesadamente y YoonGi le observó, esperando a que se recompusiera en segundos. Pero su entrenador sostenía con sus dedos enguatados el muro para no derrumbarse hacia la pista.

Mientras no terminara de rehacer la canción, le pidió a su entrenador lo más seguro que pudo que le enseñara todos los saltos posibles. JiMin se sorprendió, por primera vez notó esa chispa de ambición en YoonGi y le pareció una idea maravillosa y un gran avance.

Miró la ventana con la luz de matutina y la regresó al hombre frente a él.

—Por favor, déjame hacer ese otra vez. —Le pidió limpiando el sudor que comenzaba a aparecer por su frente con el dorso de su mano cubierta por sus guantes para evitar lesionarse. A diferencia de JiMin, tenía el rostro ya húmedo y los cabellos del flequillo se le pegaban a la piel perlada.

Wow —Musitó sorprendido, buscando su mirada— van miles de veces.

—Solo es la decimotercera.

Aclaró, listo para iniciar el salto de nuevo. JiMin se agachó a atar limpiar los filos de sus cuchillas, tenían una diminuta basura, aprovechando para recomponerse.

—Llevo un tiempo pensándolo— tomó una bocanada grande aire— tienes mucho aguante.

—Al menos tengo eso.—Reconoció sin tono de soberbia, observándolo fijamente.

No podía comprender por qué no se levantaba. Él estaba tan dispuesto y lleno de energía y JiMin lucía sudoroso, respirar con pesadez y completamente agotado.

Igual a un simple mortal. Parpadeó confundido apretando la boca, era tan extraño verle desde esa posición, el ruso era un tramo más alto, jamás agachaba la mirada y oh, por todos los dioses, eso que veía en la cabeza de JiMin, justo en el nacimiento de cabello, era ¿Un punto calvo? ¿Era real? Alzó las cejas sin creerlo

—Dijiste que los nervios de una competencia te hacían dar hambre. No has sufrido ninguna lesión grave y eres más joven que yo...— Sin resistir su impulso su dedo índice de plantó con decisión en el cuero cabelludo, tocándolo con firmeza.

Cuando volvió en sí, tuvo que parpadear de nuevo y retirar su insolente mano. Abriendo los ojos, asustado por lo que acababa de hacer.

—¡Ah! Lo siento. No pude evitarlo...— Confesó abochornado. Ni si quiera estaba seguro si lo era, pero tan solo ver la cabeza de JiMin inclinando hacia abajo era tan escalofriante.

—¿Tanto peligro corro ya? —Preguntó JiMin ofendiendo, cubriendo instintivamente la zona que YoonGi tocó.

No, no, no! —Sacudió la cabeza y los brazos negando con ansiedad—Everything's okay!

El mayor gimió.

—Me muero. —Se deslizó lentamente hasta recostarse sobre el hielo, hablando con la voz apagada— No puedo recuperarme.

—¡Lo siento! —YoonGi pegó la rodillas al piso helado y comenzó reverenciarlo con desesperación— ¡Levántate, por favor!

—Tomemos un descanso. —Pidió JiMin mientras se levantaba arrastrando los pies, casi tenía una aura negra a su alrededor vislumbradle. Estuvo a punto de ir tras él, pero supuso que sería mejor darle tiempo disipando la ofensa.

Al parecer, JiMin si tenía un punto calvo. ¿Sería el estrés de entrenarle? Suspiró, secándose la frente con el dorso. Al mover su pupilas por el lugar visualizó a NamJoon con las manos entrelazadas sobre una de las vallas al otro extremo del hielo y le hizo una seña con los dedos indicándole que se acercaría, patinó hasta estar al frente.

—Hola, Hyung.

NamJoon parecía sereno, eso ánimo a YoonGi a observarlo de frente e intentar sonreírle.

—NamJoon, ah... La última vez que hablamos yo, me porté grosero. —Se rascó detrás de la oreja.

—No hay problema, Hyung. Fui un poco tosco. —Ser directo no era un problema, ambos lo eran. Desde niños siempre había surgido ese malentendido, NamJoon era reflexivo pero no sabía cómo abordar con suavidad el tema, YoonGi era sutil y no le interesaba mucho meterse en asuntos ajenos.

—Lo sé, sé que... Bueno...—Tenía que preguntarle, la intrigaba le estaba produciendo más insomnio del cotidiano—Y tú... ¿Hablaste con JiMin?

Preguntó y se escuchó sumamente inquieto.

—Sí, él me preguntó y yo no le mentí.

YoonGi abrió la boca sin saber que decir, con las palabras atoradas sobre el pecho y la adrenalina recorriendo cada centímetro de su cuerpo. Con esa sensación extraña en el pecho, se atrevió a preguntar:

— Y... ¿Q-qué te respondió?

JiMin dejó de observar la lluvia en la que YoonGi se perdió, se ocupó de JungWoong dejándole entretenido y se encaminó hacia NamJoon decidido. Estaba seguro de que el padre tenía la idea de lo que le sucedió.

— ¿Pasó algo con YoonGi?—No era tonto y YoonGi en definitiva alguien muy fácil de leer, para él, sobretodos.

—Sí, hablé con él. —El hombre frente a él por primera vez desde que lo conoció hizo un gesto de inquietud que llamó su atención.

—¿De qué?

NamJoon guardó un silencio que le hizo pensar a JiMin que no volvería a hablar.

—Le sugerí que no se enamorara de ti.

—Oh— Susurró sorprendido, pues eso lo tomó por sorpresa. Ni si quiera podía imaginar cómo lo había asimilado YoonGi— vaya, ¿por qué?

Retomó su mueca de tranquilidad, en esa sonrisa sin dentadura. Perfectamente lo sabía, todo mundo que le conociera podría deducirlo, eso no era lo importante. Quería saber las palabras exactas que usó con el pelinegro y la forma en lo que desalentaron.

La llovizna acompañó el ambiente tenso hasta que NamJoon habló.

—No es alguien que le guste... "Enredarse". —Sutilmente remarcó la última palabra —No te ofendas JiMin—ssi, no es algo contra ti, es algo de YoonGi Hyung. Es demasiado sentimental y no tiene malicia para leer malas intenciones.

—Puedo verlo y eso es lo que lo hace especial —aclaró echando su cabello hacia atrás y regresando toda su atención el amigo de su pupilo—. Hiciste bien en advertirles, soy una persona egoísta para tener una relación. Y por más que yo lo quiera, no creo que YoonGi quiera ser alguien de mis "enredos" y no lo será.

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